MEDIO AMBIENTE

Cómo puedes lidiar con un verano plagado de mosquitos

Han llegado antes de hora y las plagas de algunas especies son mayores de lo habitual, así que urge conocer sus efectos y protegernos
¿Es posible evitar que te piquen los mosquitos mientras duermes?
Por qué debes intentar golpear a un mosquito cuando quiera picarte


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La llegada del verano nos obliga a convivir y defendernos del ataque de diversos insectos (Getty Images/iStockphoto)

GABRIELA MAESTRE
23/07/2020 06:00

Estamos acostumbrados a que la llegada del verano signifique enfrentarnos a mosquitos y otros insectos prácticamente siempre que salimos al exterior. Pero este año está siendo especialmente complicado. El calor, las lluvias y (hasta cierto punto) la escasa actividad humana de los últimos meses han influido en que las plagas de algunas especies sean más grandes de lo habitual.
La época de los mosquitos se ha adelantado un mes, hay muchas más incidencias y las poblaciones casi han doblado su tamaño desde el año pasado. Esto ha ocurrido sobre todo en el Levante y las Baleares, por las lluvias que se han sucedido a lo largo de mayo y junio.
El clima tiene mucha importancia dentro de este fenómeno. Prueba de ello es que ha ocurrido justo lo contrario en regiones como Aragón, donde las temperaturas han bajado estas semanas y las molestias están siendo mucho más puntuales.
El mosquito tigre es especialmente  temido por las enfermedades que puede transmitir

El mosquito tigre es especialmente temido por las enfermedades que puede transmitir (Getty Images/iStockphoto)
Y no solo nos encontramos con que abundan los mosquitos comunes. El mosquito tigre, más peligroso por las enfermedades que puede transmitir, también se está expandiendo a buen ritmo.
Por su parte, en zonas de interior, y especialmente en Madrid, es la mosca negra la que está creando más problemas, ya que su picadura puede provocar que una persona necesite incluso hospitalización.

Los efectos

“Mientras las molestias de un mosquito común suelen ser leves, la picadura del tigre y la mosca negra es más peligrosa, por los tóxicos de su saliva”

Mientras que las molestias que origina un mosquito son bastante leves y dependen de la persona, hay que llevar más cuidado con estas y otras clases de simúlidos, como explica Javier Lucientes, profesor de veterinaria en la Universidad de Zaragoza y experto en enfermedades parasitarias.
“Estamos más expuestos a estas especies porque son de vuelo diurno; nuestras costumbres coinciden con su actividad.” Y además de una picadura peligrosa, por los tóxicos en la saliva, el mosquito tigre puede transmitir enfermedades de las llamadas tropicales.
Sin embargo, los contagios de dengue o zika, entre otras, han bajado mucho, por las restricciones de movimiento. Este sería uno de los escasos beneficios del confinamiento ya que, como comenta Lucientes, es posible que la falta de actividad humana también haya facilitado el aumento de las plagas.

¿A quién pican más?

“Las moscas negras, diurnas, se sienten atraídas por el movimiento; a los mosquitos les gusta el calor y el sudor”

JAVIER LUCIENTES Experto en enfermedades parasitarias

“En general, durante el confinamiento ha habido una mayor actividad animal en zonas donde no es tan habitual. Y es posible que al minimizar trabajos como la poda o fumigación de áreas vegetales, algunas poblaciones de insectos se hayan descontrolado”, afirma.
Pero con la recuperación de ciertas actividades en el exterior, la exposición a las picaduras ha regresado también. Y que te piquen o no, en la mayoría de los casos, no depende de ningún factor que se pueda controlar. “No hay relación probada entre la atracción a los mosquitos y el tipo sanguíneo de la persona, ni otros mitos de ese estilo”, señala Lucientes.
“Las moscas negras, de actividad diurna, son atraídas por el movimiento, mientras que los mosquitos detectan el calor y los metabolitos.” Es decir, les atraen sustancias como el sudor o los gases que se exhalan.
La mosca negra es de actividad diurna, lo que nos hace estar más expuestos a ella

La mosca negra es de actividad diurna, lo que nos hace estar más expuestos a ella (Getty Images/iStockphoto)
Eso no excluye que se estén desarrollando investigaciones por ver si otros factores, normalmente químicos, pueden influir de alguna forma. “Ya hay algunos estudios en los Estados Unidos que han concluido que con un consumo de bebidas alcohólicas mayor, crece el número de picaduras. Aunque aún no está claro del todo por qué esto atrae a los mosquitos.”
Las sustancias químicas son muy importantes dentro del proceso de alimentación de las especies de insectos que se alimentan de sangre. Pero no solo en la localización de cuerpos que atacar. Cuando los mosquitos o las moscas negras pican, utilizan su saliva para conseguir el alimento. Y esta saliva tiene numerosos componentes, como anestésicos, vasodilatadores o anticoagulantes.

La reacción, distinta en cada persona

Depende del sistema inmunológico

Son estas sustancias las que provocan el picor y la hinchazón. La reacción a una picadura es completamente distinta en cada persona, ya que depende de cómo lo reciba el sistema inmune de cada persona. Es decir, “si alguien es alérgico a alguno de los químicos en la saliva, la reacción puede ser muy llamativa. Pero otras personas no notarán nada”, aclara el experto en parasitología.
Las sustancias contenidas en la saliva del insecto son las que causan picor e hinchazón

Las sustancias contenidas en la saliva del insecto son las que causan picor e hinchazón (globalmoments / Getty Images/iStockphoto)

La mejor protección

Repelentes, no remedios caseros

Y como forma de protección más efectiva, recomienda optar por repelentes, en lugar de buscar trucos y remedios caseros. “No todos los repelentes funcionan igual, esto depende del principio activo de cada uno. Pero, por lo general, lo que provocan es que la piel humana pierda el atractivo, y también se pueden alterar sus sistemas de detección”.
Sin embargo, no hay que olvidar que el funcionamiento de estos protectores es muy similar al de la crema solar: aguanta un número limitado de horas y pierde efectividad con el roce y el sudor. Por eso, en caso de salidas a zonas húmedas o con vegetación, lo mejor es llevar un bote encima por si hace falta repetir la aplicación.

 
Medio Ambiente trabaja en una guía de buenas prácticas para el sector de la construcción

Esta iniciativa se centra en desarrollar una labor de pedagogía para acabar con el problema del vertido de residuos y escombros, según explican desde la consejería que dirige Paloma Martín


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Escombros procedentes de obras depositados en el Parque Regional del Curso Medio del Guadarrama
- De San Bernardo

Ignacio S. Calleja
Actualizado:27/07/2020 00:26

El problema de los residuos en ríos y zonas protegidas es un mal endémico en la Comunidad de Madrid. El estado del Parque Regional del Curso Medio del Guadarrama en estos cinco municipios es similar al del Parque Regional del Sureste en Getafe, desbordados de escombros de obras, todo tipo de basuras y electrodomésticos. Tal es la situación, que la consejería de Medio Ambiente trabaja en una guía de buenas prácticas para el sector de la construcción.


Medio Ambiente, a través de la Dirección General de Economía Circular, mantiene desde hace meses reuniones con los ayuntamientos más afectados para cuantificar la magnitud de la situación y asesorarles en la gestión de los vertidos, así como definir las actuaciones y coordinar los recursos según las competencias.

Esta iniciativa, explican desde la consejería que dirige Paloma Martín, se centra especialmente en desarrollar una labor de pedagogía con el sector de la construcción para acabar con este problema.

También en este caso se mantienen contactos con las empresas, los gestores de Residuos de Construcción y Demolición, el sector del reciclaje y la Guardia Civil para perseguir las infracciones de «piratas» que vuelcan chatarra, cascotes y residuos de tipo eléctrico y electrónico. « Estos vertidos incontrolados representan un comportamiento insolidario, que deteriora el entorno y que el Gobierno regional quiere eliminar», explican en la consejería, que igualmente prevé poner en marcha diversas campañas de concienciación sobre el reciclado, tanto para las entidades implicadas como para los ciudadanos.

A la situación de abandono en el Parque Regional del Sureste en Getafe, competencia del ayuntamiento de la localidad, hay que sumar los vertidos de aguas fecales sin tratar que se arrojan al río Manzanares desde hace décadas, todavía sin solucionar. Como ha informado ABC el caso está judicializado y están imputados la alcaldesa Sara Hernández (PSOE) y otros cuatro concejales por un delito contra el medio ambiente.

 
Contrarreloj en isla Mauricio para evitar otras 3.000 toneladas de «marea negra»
Los buzos localizan nuevas grietas en el carguero, mientras las autoridades advierten del riesgo real de que el buque se fracture

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Vertido en las aguas de isla Mauricio

ABC - Agencias -
Actualizado:11/08/2020 00:59h


Con unas mil toneladas de petróleo contaminando ya las paradisíacas aguas de Mauricio, el país inició este lunes una carrera contrarreloj para evitar una nueva fuga del carguero que encalló el mes pasado frente a la isla y en el que aún aguardaban 3.000 toneladas de combustible. Según las autoridades, citadas por AFP, el buque está en serio riesgo de fracturarse.

Ayer lunes las imágenes aéreas mostraban una mancha de petróleo extendiéndose por las aguas turquesas que rodean la isla, playas ennegrecidas y vida marina muerta. Una grieta en el casco ha provocado la fuga de petróleo, que ha contaminado arrecifes de coral, lagunas y manglares, en lo que constituye un desastre ambiental sin precedentes para esta isla del Índico.

Vertido en isla Mauricio

Vertido en isla Mauricio - Efe

Debido a la imposibilidad de reflotar el navío por las malas condiciones del mar, las autoridades plantearon el domingo la posibilidad de recoger la mayor cantidad de combustible posible con la ayuda de un equipo de expertos japoneses, que ya se han desplazado hasta la zona. Según la empresa nipona dueña del barco, Nagashiki Shipping, dos buques cisterna y varios helicópteros fueron desplegados ayer para frenar el vertido.

Mientras los residentes se esfuerzan por eliminar el combustible derramado, el Gobierno de Mauricio ha pedido ayuda a Francia y Naciones Unidas para hacer frente al desastre. Según el primer ministro de Mauricio, Pravind Jugnauth, el riesgo de que el barco se fracture es real. Los buzos han detectado nuevas grietas en el casco y se están escuchando «crujidos» desde la orilla.

 
DESHIELO ACELERADO DE GROENLANDIA Y ANTÁRTIDA
El aumento del nivel del mar es mayor de lo calculado (y es muy peligroso)
Los investigadores creen que hay que cambiar los modelos predictivos para poder hacer frente al mayor deshielo


Foto: Varios pingüinos saltan a un iceberg en la Antártida. Foto: EFE Felipe Trueba


Varios pingüinos saltan a un iceberg en la Antártida. Foto: EFE Felipe Trueba



AUTOR
EL CONFIDENCIAL
01/09/2020



Las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida están sufriendo un deshielo acorde a los peores escenarios planteados por las Naciones Unidas respecto al aumento del nivel del mar.
Estas dos zonas de hielo en el planeta, que si sufrieran un deshielo total elevarían el nivel de los océanos en 65 metros, se han derretido masivamente entre 2007 y 2017, cumpliendo las peores estimaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, que prevé que los mares del globo sumen 40 centímetros en 2100.

Este aumento no es para tomárselo a broma, pues tendría un impacto devastador en todo el mundo, aumentando el poder destructivo de las mareas y exponiendo las regiones costeras donde viven cientos de millones de personas a constantes y graves inundaciones.


Actualizar los cálculos
En un estudio publicado en la revista científica 'Nature Climate Change', se señala que esta predicción es casi tres veces más que las proyecciones de rango medio del último Informe de Evaluación de los Expertos sobre el Cambio Climático, fechado en 2014.

"Las proyecciones del nivel del mar son fundamentales para ayudar a los gobiernos a planificar la política climática y las estrategias de mitigación y adaptación"

Según publica Science Alert, en ese informe se sostenía que, para 2100, se produciría un incremento del nivel del mar de 70 centímetros, aunque se incluían también, aparte del deshielo de Groenlandia y la Antártida, el deshielo de los glaciares de montaña y la expansión del agua del océano a medida que ésta se calienta.

Los investigadores han alertado de que hay que realizar nuevos modelos predictivos del aumento del nivel del mar, ya que hay una notable diferencia entre la realidad y las estimaciones hechas hasta la fecha.



Vista desde el satélite de Groelandia. Foto:EFE EPA NASA


Vista desde el satélite de Groelandia. Foto:EFE EPA NASA




"Tenemos que idear un nuevo y peor escenario para las capas de hielo porque ya se están derritiendo a un ritmo similar al que hemos calculado", explica el autor principal Thomas Slater, investigador del Centro de Observación y Modelización Polar de la Universidad de Leeds (Reino Unido).

"Las proyecciones del nivel del mar son fundamentales para ayudar a los gobiernos a planificar la política climática y las estrategias de mitigación y adaptación", añade. "Si subestimamos el futuro aumento del nivel del mar, entonces estas medidas pueden ser inadecuadas y pueden dejar vulnerables a las comunidades costeras".


50 millones de afectados
Y es que estas pérdidas de la capa de hielo, en el peor escenario vislumbrado por los expertos, expondrían a unos 50 millones de personas a inundaciones costeras anuales en todo el mundo para mediados de siglo.

Las masas de hielo de la Tierra perdieron casi 28 billones de toneladas de masa entre 1994 y 2017

Un aumento total del nivel del mar de al menos un metro requeriría gastar más de 70.000 millones de dólares al año en diques y otras defensas contra las inundaciones

Los autores de este nuevo estudio creen que las proyecciones de las Naciones Unidas sobre el nivel del mar podrían haber restado importancia a las capas de hielo, ya que no han tenido en cuenta las fluctuaciones a corto plazo de los patrones meteorológicos que, en sí mismos, están profundamente influenciados por el cambio climático.

"Para Groenlandia, gran parte de la pérdida de hielo está siendo impulsada por eventos de derretimiento de la superficie durante los veranos calurosos, algo que no se ha tenido en cuenta en las simulaciones del informe de Evaluación de los Expertos sobre el Cambio Climático de 2014. Necesitamos entender esto mejor para mejorar nuestras predicciones de aumento del nivel del mar".



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Hasta principios del siglo XXI, las capas de hielo de la Antártida Occidental y Groenlandia generalmente acumulaban tanta masa como la que desprendían. Pero en las últimas dos décadas, el creciente ritmo del calentamiento global ha alterado este equilibrio.

En otro estudio publicado a principios de este mes, Slater y sus colegas calcularon que las masas de hielo de la Tierra, incluyendo los glaciares de montaña, la capa de hielo del Ártico y las citadas capas de hielo de Groenlandia y la Antártida, perdieron casi 28 billones de toneladas de masa entre 1994 y 2017.


 
RETOS Y SOLUCIONES

Acabar con los microplásticos: el ambicioso reto al que se enfrentan las depuradoras
Las EDAR reducen más de un 90% la concentración de estas partículas en el proceso de limpieza de los residuos urbanos, pero se sigue filtrando una pequeña parte. Ahora investigan para reducir al máximo esos vertidos y conseguir que ese 10% restante también se elimine



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Paula Pérez, gerente de Transformación Digital en Acciona Agua


GORKA ALONSO GIL


Fue la palabra del año 2018, según la Fundación para el Español Urgente (Fundéu), y aunque este 2020 parece haber quedado destronada por otras como pandemia, coronavirus o COVID-19, la palabra microplásticos sigue estando muy presente en nuestro día a día. Los microplásticos inundan mares y océanos, alcanzan las cumbres más altas de Pirineos... pero su presencia está aumentando también en lo que comemos… y en lo que bebemos.

Los microplásticos forman parte de los ‘contaminantes emergentes’, uno de los motivos que más preocupa a los expertos. Estas sustancias suponen un riesgo importante para la salud, persisten en el medio, se acumulan en el organismo y resultan tóxicas. En animales como moluscos o peces pueden causar obstrucción del tracto digestivo, daños en distintos órganos e incluso la muerte. En seres humanos se está estudiando el nivel de toxicidad y las cantidades en las que se pueden acumular en el organismo.


El reto, liberar el agua
Estas partículas ínfimas –no llegan a los cinco milímetros- se dispersan mayoritariamente a través del agua: ríos, mares, estuarios, lagos, hielo ártico. Es por tanto en los ecosistemas acuáticos donde se focalizan la mayoría de estudios que buscan detectarlos, cuantificarlos, analizarlos. Y aunque no existe una solución infalible que los atrape en su totalidad, sí hay algunas que les ponen límite: las depuradoras de aguas residuales.

“Las estaciones depuradoras reciben diariamente en sus instalaciones millones de estos microcontaminantes” explica Paula Pérez, gerente de Transformación Digital Acciona Agua. Residuos de empresas y fábricas, pero también los de millones de hogares. Actividades cotidianas como lavar la ropa o ducharse generan miles de microplásticos que van a parar al alcantarillado. “Aunque en las plantas se alcanzan eficacias de eliminación de microplásticos en el agua tratada superiores al 90%, la cantidad no retenida y vertida al medioambiente sigue siendo muy elevada”, puntualiza Paula Pérez.





En Madrid, por ejemplo, se estima que a pesar de que la EDAR es capaz de reducir la concentración de estas partículas hasta en un 93,4%, cada día se vierten al río Henares en torno a 300 millones de microplásticos, según el estudio Fate of microplastics in wastewater treatment plants and their environmental dispersion with effluent and sludge (Destino de los microplásticos en plantas de tratamiento de aguas residuales y su dispersión ambiental con efluentes y lodos), publicado este 2020. “Las estaciones depuradoras son la última etapa en la emisión de estos micro-contaminantes a ríos y océanos” apunta Pérez, quien añade que “gran parte del agua regenerada dentro de estas estaciones se utiliza como riego, así como el fango producido en el proceso, como abono en agricultura”.

Investigación e innovación, la solución conjunta
La importancia de centralizar el punto de ataque en el último eslabón de la cadena es fundamental: la investigación debe empezar en las depuradoras. ACCIONA ya está en ello. Ha iniciado un proceso de investigación junto a la Universidad de Oviedo para encontrar un “sistema, proceso o tratamiento que permita eliminar microplásticos dentro las instalaciones que operamos”, explica Paula Pérez.

No obstante, “no existe una metodología de análisis de microplásticos, sobre todo para los tamaños más pequeños”, por lo que, de la mano de la universidad, se está trabajando en la estandarización de una metodología de análisis previa a su eliminación. “Hacemos especial hincapié en los aspectos relacionados con la toma de muestra de microplásticos en estaciones depuradoras de aguas residuales urbanas y las distintas variantes existentes para la extracción de microplásticos de las muestras en agua y fango”, detalla. Una vez definido el tamaño y el porcentaje de cada microplástico, se podrá buscar “la solución que mejor se adapte a implementar en nuestras plantas”, avanza.

Todavía queda un largo camino por recorrer, pero esta investigación es un paso previo para lograr “proteger el ciclo del agua de manera integral de la acumulación de sustancias nocivas, siguiendo nuestra cultura de sostenibilidadhacia el medio apoyada en pilares de economía circular, dado que devolvemos el agua tratada al medio en condiciones excelentes para poder ser reutilizada protegiendo la salud humana y la de los seres vivos en general”, sentencia Paula Pérez.

Y su convencimiento es pleno. El proyecto surgió de un grupo de empleados de distintas áreas de la compañía en un programa de intraemprendimiento. “En el programa se trabaja en la definición de retos que interesan a la compañía, en los que prevalece la inversión en proyectos sostenibles para alcanzar un modelo de economía circular”, concluye.


 
“La sociedad española debe ser consciente del desastre ecológico del Mar Menor"

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Pablo Rodríguez, junto a un lobo marino antártico

En su libro Argonauta. Peripecias modernas entre el océano y el cambio climático, el investigador cartagenero recoge sus experiencias personales en las campañas oceanográficas y reflexiona sobre la crisis climática.

Los beneficios del libro se destinarán al proyecto de recuperación de las Salinas de Marchamalo, en Murcia.

Por José Luis Zafra
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Miércoles 16 de septiembre de 2020, 16:29h

Desde cualquier punto del planeta, Pablo Rodríguez Ros (Cartagena, 1990) ha estado pendiente de la actualidad de la Región de Murcia y, especialmente, de la crítica situación del Mar Menor, lugar en el que comenzó su carrera científica y al que seguirá vinculado siempre. Tal es así, que uno de los primeros capítulos de Argonauta. Peripecias modernas entre el océano y el cambio climático (Raspabook), que habla de esta albufera de agua salada, tuvo que reescribirlo hasta cuatro veces: “Esto refleja que es un sistema tensionado, cambiante y con una complejidad que hay que explicarla bien”.

Argonauta, su primer libro, es una narración personal de sus expediciones científicas por los océanos Atlántico, Pacífico, Índico y Antártico, y sus estancias de investigación en instituciones de Reino Unido, Suiza, Canadá y Estados Unidos. El recién doctorado no tiene intención publicar un libro de divulgación al uso, sino que se apoya en sus experiencias para reflexionar sobre la crisis climática y desmitificar la investigación oceanográfica.

Ha definido Argonauta como un “viaje literario”, a medio camino entre narración y divulgación. ¿Con qué intención lo escribiste?

Cuando empecé el proyecto tenía claro que no quería hacer un libro de divulgación científica al uso. Lo más obvio para mí era escribir sobre ciencias del mar con una editorial dedicada a ello, explicar cómo funcionan las corrientes marinas, la interacción entre el clima, el tiempo meteorológico y el océano o el impacto de los plásticos en el mar. Pero, desde mi punto de vista, esa información es accesible en muchísimos sitios y hay gente que ya ha escrito sobre ello. Lo que pretendo es usar mi experiencia personal con aquellos temas en los que he trabajado para divulgar ciencia, incluso si estos temas no son mainstream.

¿Me puede dar algún ejemplo?

Un tema que los medios de ciencia están hartos de escribir es sobre plásticos marinos. ¿Cómo vas a escribir un libro de ciencias del mar en 2020 sin hablar de ellos? Pues yo lo he hecho. No porque no sea importante, sino porque lo que pretendo es hacer ver que la ciencia es mucho más que los artículos científicos. Hay aspectos negativos o reflexivos sobre la ciencia. Cosas que, a priori, parecen bastante épicas, en la realidad son mucho más cutres.

¿Qué sentido tiene hacer una expedición científica en el siglo XXI, con todas las tecnologías satelitales y de comunicaciones que existen?

El libro va precisamente de cómo son las expediciones en el siglo XXI, que han cambiado mucho. Lo que más destaco son las comunicaciones. En la Antártida, por ejemplo, teníamos WIFI y me podía meter en Twitter desde allí, incluso en el océano. Hace 50 años, si querías saber la temperatura del Atlántico, mandabas un barco. Ahora podemos hacerlo, no solo con seres humanos jugándose la vida, sino con satélites, planeadores submarinos u otros sistemas de exploración remota. La oceanografía manual está decayendo y la operacional la está superando. Las expediciones científicas siguen y seguirán existiendo, pero cada vez van a ir más enfocadas más a mantener estas infraestructuras que a describir sitios que ya están descubiertos.

¿Acabarán yendo más técnicos que investigadores a las expediciones?

Es una cosa que ya se está notando en bastantes países. Yo he participado en estudios en los que los grupos de investigación enviaban a técnicos, no a estudiantes de doctorado ni investigadores posdoctorales. Mandan a gente que sepa manejar un aparato para tirar al agua y empezar a medir. Profesiones como la ingeniería se están metiendo muy fuerte en las ciencias del mar y la oceanografía debido a esto.

En la sinopsis del libro declara que aún estamos a tiempo de cambiar las cosas respecto a la crisis climática. ¿No es una postura muy optimista?

Creo que sí se está a tiempo. Es como si fuera un camino por el que cada vez se va haciendo más estrecho y difícil caminar. Los efectos del calentamiento global, a día de hoy y si cesaran todas las emisiones de CO2 y gases de efecto invernadero, seguirían su curso. Por eso también hay que hablar de mitigación y adaptación. Es un cambio inevitable, lo que es evitable son los efectos más nocivos. Entre estas dos cuestiones, desde un punto de vista comunicativo, hay un poco de lío, como si el calentamiento global fuese evitable haciéndolo todo bien al 100 % para volver al curso natural, y muy entrecomillado esto último, porque habría que definir qué es natural. Luego tienes a gente que, bajo un punto de vista catastrofista, comenta que no se puede hacer nada. Este es un tipo más de negacionismo. Estamos acostumbrados al de Trump y otros políticos, que niegan la crisis climática, sus efectos o que el ser humano tenga un papel. Pero también existen científicos o lobbies que defienden esta vía, que no merece la pena el esfuerzo.

No esforzarse en mitigar o reducir efectos de la crisis climática, sino dejar que sigan su curso.

Esta gente manifiesta que el cambio climático antropogénico es una realidad, ya no cuela decir lo contrario, pero comenta que no se puede hacer nada. Después está otro tipo un poco más subversivo, que es el que propugna, por ejemplo, el escritor Bjørn Lomborg, que defiende que hay cuestiones ambientales más importantes, desviando la atención. Pero estas personas están involucradas en escándalos y lobbies negacionistas.

Los beneficios del autor de Argonauta irán destinados a proyectos de recuperación del Mar Menor. ¿Qué le ha motivado a hacer este gesto?

Los destinaré a una iniciativa que se llama Proyecto de recuperación de las Salinas de Marchamalo coordinada por la Asociación de Naturalistas del Sureste, que es una organización icónica del sureste español y de Cartagena. Soy de la Región de Murcia y me fui de allí hace ocho o nueve años, pero siempre he estado muy vinculado a ella. Toda mi familia vive allí y yo empecé a hacer ciencia en el Mar Menor y en la Universidad de Murcia, que es donde he estudiado la licenciatura. De hecho el libro parte de esta albufera, es el inicio de todo el recorrido de mi carrera. Al fin y al cabo, como la editorial es de allí, quería basarme un poco en la experiencia y que repercutiera positivamente sobre la propia sociedad murciana y su medio. Por eso decidí destinarlo a esta asociación.

Sobre el Mar Menor, precisamente, ¿cree que es posible haber comunicado mejor su situación crítica?

Sí, totalmente. Desde un punto de vista de concienciación, es el mayor desastre ecológico que hay activo en España, no se me ocurre otro más grande. La sociedad española debe ser consciente de ello, se está haciendo una comunicación pésima. Esto deriva también de la cultura científica. A escala regional se ha entendido, y algunos políticos siguen fomentando esta creencia, que si el agua está transparente, el Mar Menor ya está sano y su salud sistémica es perfecta. No se entiende su complejidad. Ha habido mucho sensacionalismo.

Parece que hace falta episodios, como la DANA del año pasado, para abordar periodísticamente una situación que ya de por sí es crítica.

Es crítica, compleja y cambiante. Cuando un sistema está sometido a tales tensiones, cualquier perturbación lo lleva a un punto distinto. Yo tuve que reescribir el primer capítulo cuatro veces. La primera vez no había sucedido la DANA. Esto refleja que es un sistema tensionado y cambiante. Existe un vacío histórico en la divulgación científica de esta albufera que han llenado asociaciones ecologistas y ambientalistas. Eso tiene un problema, cuando dejas un vacío se pueden meter instituciones como estas, que lo han hecho muy bien desde mi punto de vista en la última década, pero también oportunistas y 'opinólogos' a crear ruido.

 
Operación de rescate para salvar a 180 de las 275 ballenas varadas en Australia


AFP
Sídney
Martes, 22 septiembre 2020 - 09:26

Las autoridades del país oceánico han iniciado un dispositivo de salvamento de los cetáceos en la isla de Tasmania



Unas 90 ballenas piloto (también conocidas como calderones) han muerto y otras 180 siguen varadas en una bahía de Tasmania, en el sur de Australia, anunciaron las autoridades, que han lanzado una difícil operación de rescate.

Los científicos precisaron que dos grupos de esta especie de cetáceos dentados de la familia de los delfínidos encallaron en bancos de arena en Macquarie Harbour, una bahía cerrada por un paso estrecho en la costa oeste, salvaje y poco poblada de Tasmania.

En los vídeos se ve a los mamíferos esforzándose por escapar de estas aguas poco profundas. Las lanchas y embarcaciones semirrígidas de los socorristas navegan alrededor para tratar de ayudarles a salir a flote. En algunas fotografías se ve a socorristas con trajes de neopreno de pie, sumergidos en el agua hasta la cintura, a pocos metros de los cetáceos varados.

Kris Carlyon, biólogo empleado por el gobierno, dijo que alrededor de "un tercio" de los animales murieron el lunes por la noche, y que salvar a las ballenas piloto vivas constituye un "desafío" que podría llevar días, sobre todo porque para acercarse a ellas hay que usar un barco.

Mamíferos marinos varados son relativamente frecuentes en Tasmania, pero este es preocupante por la cantidad de animales afectados.

Unas 60 personas, incluidos empleados de granjas acuícolas aledañas, participan en esta operación de rescate, muy complicada por el frío, la humedad y un régimen de mareas irregular.

Carlyon afirmó que la mayoría de las ballenas piloto, que están parcialmente bajo el agua, deberían poder sobrevivir varios días y que este clima, desagradable para los seres humanos, juega a favor de estos mamíferos marinos.

"Hace mal tiempo para las personas, pero para los cetáceos es ideal, por la humedad y por el frescor", explicó a los periodistas en la localidad cercana de Strahan, en el norte de la bahía.

Los socorristas tendrán que seleccionar a los animales que salvan y centrarse en aquellos que son más accesibles y los que parecen más sanos.

La mayoría de los cetáceos de un grupo de unos 30 encallados en una playa murieron el lunes. Y se estima que desde entonces han muerto alrededor de 60 varados en bancos de arena.

CARRERA CONTRA EL RELOJ

Cuando estos cetáceos (animales muy sociales) salgan a flote, el otro desafío será ayudarles a evitar los bancos de arena de Macquarie Harbour para que lleguen a alta mar.

Los científicos no se explican el motivo de que tantos animales queden varados. Es posible que el grupo se haya perdido al acercarse demasiado a la costa para cazar o que haya seguido a uno o dos cetáceos que encallaron.

Karen Stockin, especialista en mamíferos marinos de la universidad de Massey, en Nueva Zelanda, afirma que Tasmania es un lugar frecuente para las ballenas piloto queden varadas, una especie que no se considera amenazada.

"Parece ser una trampa conocida para las ballenas. Hay varamientos frecuentes en este sector", declaró.

Aunque las ballenas piloto se consideran cetáceos resistentes, los socorristas libran una carrera contra el reloj, agregó. Entre los riesgos para los mamíferos destaca que no puedan enfriar su cuerpo, que los músculos se deterioren o que algunos de sus órganos se aplasten por el contacto prolongado con el fondo.

Su naturaleza social también puede ser perjudicial, porque algunos animales liberados pueden intentan quedarse con el grupo y volver a encallar.

El tiempo tampoco es un elemento favorable. "Cuanto más rápida sea la operación de rescate, mayores serán las posibilidades de supervivencia", concluye.

 
Muere Georgina Mace, artífice de la "lista roja" de especies amenazadas
CARLOS FRESNEDA
Corresponsal ambiental
@cfresneda1
Londres
Martes, 22 septiembre 2020 - 11:39

"Somos parte de la naturaleza y nuestro bienestar depende de una relación saludable con ella", argumentaba esta experta en enfermedades infecciosas, galardonada con el Premio Fronteras FBBVA

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La zoóloga británica Georgina Mace

Georgina Mace, artífice de la "lista roja" de especies amenazadas que sirvió para perfilar las políticas de conservación de los últimos 15 años en todo el mundo, ha fallecido a los 67 años de edad. La zoóloga británica fue galardonada con el Premio Fronteras del Conocimiento 2018 de la Fundación BBVA en la categoría de Ecología y Biología de la Conservación, por "su contribución a documentar la pérdida de biodiversidad".

Mace concedió una de sus últimas entrevistas con El Mundo, el pasado mes de junio, durante el confinamiento por el coronavirus. "Somos parte de la naturaleza y nuestro bienestar depende de una relación saludable con ella", aseguró la científica, que advirtió que la pandemia obligará a "resetear nuestra relación con el mundo natural".

Nacida en Londres en 1953, Georgina Mace se licenció en Zoología por la Universidad de Liverpool y se doctoró en Ecología Evolutiva por la Universidad de Sussex. Se inició como investigadora en el Instituto Smithsonian de Estados Unidos y volvió a la capital británica para dirigir el Departamento de Ciencia de la Sociedad Zoológica.

Fue también directora del Centro de Biología de la Población del Imperial College y en el 2012 se incorporó al University College de Londres (UCL), donde ejerció hasta sus últimos días como catedrática de Biodiversidad y Ecosistema. Durante toda su vida alternó la docencia con la investigación. Ella misma consideraba como su mayor aportación la definición de los criterios científicos para la inclusión de una especie (90.000 hasta la fecha) en la Lista Roja de la Unión Internacional de Conservación para la Naturaleza (UICN).

"La variedad de la vida en la Tierra es crucial para nuestra salud física y mental", recalcaba en su reciente entrevista con El Mundo. "La biodiversidad nos aporta mucho directa e indirectamente. De ella dependemos para el alimento y el agua que nos nutre, para regular el clima y protegernos de todo tipo de riesgos".

AUGE DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS

"Las enfermedades infecciosas están emergiendo a una velocidad cada vez mayor, y la mayoría están causadas por patógenos que saltar desde los animales", añadía la zoóloga, que destacaba la deforestación, la agricultura y la ganadería intensivas y factores como el aumento de la población, el "mundo urbanizado" y el "comercio global" como eslabones de una cadena que nos hacen más vulnerables a las pandemias.

Mace hablaba también de la necesidad de establecer vínculos entre la biodiversidad y el cambio climático y rompía una lanza por el concepto de "servicios ecosistémicos", uno de sus últimos campos de investigación. "Mostrar el valor económico de la naturaleza es una gran idea para validar los esfuerzos de conservación", advertía.

Mace hablaba de la polinización o el control natural de plagas como dos de los "servicios" más evidentes, aunque reivindicaba también "el valor de la naturaleza en sentido amplio, por sus contribuciones fundamentales al bienestar humano: de la salud física y mental, al valor estético y cultural".

 
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Zigor Aldama
Guiyang 29 SEP 2020 - 08:32 CEST

 
Y UN MILLÓN DE SANDÍAS SIN RECOGER EN MURCIA
Cuatro millones de melones abandonados o cómo se despilfarra el agua en España
El derroche que se ha vivido en Yecla equivale, en términos cotidianos, al grifo de una casa abierto 24 horas al día durante 200 años





Foto: Foto: Plataforma Ciudadana Salvemos el Arabí y Comarca


Foto: Plataforma Ciudadana Salvemos el Arabí y Comarca




Por
Fran Sánchez Becerril
02/10/2020

Comienza la ‘nueva temporada’ de despilfarro de recursos hídricos procedentes de acuíferos sobreexplotados. En dos fincas de Yecla (Murcia) dedicadas a la producción agrointensiva –conocidas ya por abandonar cosechas y destruir parte de sus cultivos en años anteriores– se ha producido el abandono masivo de millones de melones y de sandías, según denuncia la Plataforma Ciudadana Salvemos el Arabí.

Una de las fincas, que el año pasado ya abandonó millones de lechugas y de melones, ha estado cultivando esta temporada unas 130 hectáreas de melón amarillo y galia. La plataforma señala que tan solo se ha recogido parte de la producción, dejando unos cuatro millones de melones abandonados. Traducido a recursos hídricos: un despilfarro aproximado de 300 millones de litros de agua, procedente del acuífero sobreexplotado Cingla, que abastece de agua a Yecla. Un acuífero del que se extrae dos veces más agua de la que se recarga de forma natural.




Foto: Plataforma Ciudadana Salvemos el Arabí y Comarca


Foto: Plataforma Ciudadana Salvemos el Arabí y Comarca




La otra finca ha cultivado el mismo número de hectáreas de sandías, llevando el cultivo a término, pero dejando parte de la producción en perfecto estado sin recoger, pasando a destruirlas apresuradamente. La plataforma denunciante calcula que se ha abandonado un millón de sandías con un gasto de unos 300 millones de litros de agua, esta vez del también sobreexplotado acuífero Jumilla-Villena, del que se extrae cinco veces más agua de la que se recarga.





Foto: Plataforma Ciudadana Salvemos el Arabí y Comarca


Foto: Plataforma Ciudadana Salvemos el Arabí y Comarca





Una forma mucho mejor de entenderlo en términos cotidianos: el despilfarro equivale a dejarse el grifo de una casa abierto 24 horas al día durante 200 años seguidos.

La organización denuncia estas prácticas “irresponsables” por parte de las empresas de agricultura intensiva instaladas en Yecla y se pregunta por qué las autoridades competentes no atajan de raíz este problema. “Es un auténtico disparate tal y como están los acuíferos; aumentan la sobreexplotación y luego abandonan los cultivos, algo que ocurre una y otra vez”, apunta el portavoz de la plataforma, Alejandro Ortuño.


Sobreexplotación de los acuíferos
Desde el Ayuntamiento de Yecla rechazan la sobreexplotación de los acuíferos de la zona por la agricultura intensiva. El concejal de Medio Ambiente, Jesús Verdú, señala a El Confidencial que “en esta situación en la que el agua es un bien escasísimo, ya que estamos gastando más de la que tenemos capacidad de reponer, esta práctica aquí no encaja”.

El edil explica que están moviendo todos los hilos que tienen a su alcance paraimpedir o acotar al máximo la instalación de este tipo de agricultura intensiva en el término municipal mediante el Plan General de Ordenación Urbana. “También hemos requerido a la Consejería de Agricultura de la Región de Murcia para que haga unas directrices del suelo regional en las que no autorice cultivos intensivos en aquellos sitios que no hay abastecimiento de agua suficiente”, apunta Verdú.

Asimismo miran hacia la Confederación Hidrográfica del Segura, que tiene la competencia directa en materia de agua en la zona. “Con ellos nos hemos reunidos en varias ocasiones y el pleno municipal ha aprobado resoluciones instando a la Confederación a que tome las medidas necesarias para terminar con la sobreexplotación de los acuíferos y no comprometer el futuro del abatimiento del municipio. Tanto en Yecla como Jumilla, que somos los únicos municipios de la comarca que no estamos conectados a ningún otro abastecimiento y dependemos exclusivamente de los acuíferos que tenemos bajo nuestro pies”, explica el concejal de Medio Ambiente.





Foto: Plataforma Ciudadana Salvemos el Arabí y Comarca


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Respecto al abandono frutícola, Verdú, que ha tenido contacto directo con la agricultura, no apunta a la dejación: “No siempre son abandonos de cultivos. En el mercado lo que se comercializa es de la primera floración que tiene un tamaño y sabor determinado. Aunque todos seamos muy medioambientales y queramos proteger el medio ambiente, a la hora de comprar queremos que sea barato que esté transformado y manipulado; por ello lo que sale al mercado es la primera floración, que es más dulce”. “Pero, aunque dejes de regar la planta, sigue creciendo hasta que las tritures dando unos melones de un calibre menor, que no son dulces y que el mercado no acepta. Y lo que se hace con esta fruta es recogerse para pienso para animales o triturar esos desechos de cosechas para apartarlo de abono al suelo y no tener que meter abono químico”, concluye el edil.


 
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