Mauricio Macri, Presidente Electo de Argentina

Estado
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Puede ser. No sé, yo siento otra cosa. No puedo entender cómo eligió a Aníbal Fernández como candidato a gobernador teniendo tanta imagen negativa en contra. Y la tenía desde antes del informe de Lanata...y lo bancó igual...

Me consta de gente cercana a Scioli que le dijeron a Cristina que por favor cesara con las cadenas nacionales porque le hacían daño a Scioli y aumentaban el cansancio en mucha gente, y Cristina no solo no las paró, sino que hizo más...

Tal vez considera que es mejor un gobierno de otro signo político, con suerte y algunas jugadas le vaya mal, y la veamos dentro de 4 años como la salvadora. O sea...tampoco es muy difícil de observar esa posible hipótesis tan remanida este tiempo atendiendo a las razones que exponés aqui. Lo único que arriesga es que Macri sea muy fuerte y le vaya bien.
 
para saber un poco más de la familia Awada:p nadie aqui esta impoluto:D
La historia oculta de la familia política de Mauricio Macri
Domingo 09 de Marzo de 2014 | 04:07

Graciela Pérez
Los Awada, dueños de un emporio textil que incluye las marcas Awada y Cheeky, gambetean las acusaciones de explotación laboral debido a sus aceitados contactos con el poder, que vienen desde tiempos del menemismo.
72 compartidos 27
531c15409bc39.jpg

Editada -
Nota de Miradas al Sur

Elsa Esther Baker, alias Pomy, nació en el seno de una familia humilde de origen sirio, que apenas tenía dinero para vivir. De adolescente, supo tomar clases de corte y confección que le dieron una especialidad ante la imposibilidad de poder hacer el secundario. Pero su vida cambiaría a partir de la década del ’50 cuando conoció a Abraham Awada, un soltero libanés y musulmán de 30 años. En septiembre de 1953 se casaron. Pomy tenía diecisiete años.

La reciente pareja compró un local en la calle Almirante Brown, en Villa Ballester, que tenía en el fondo un lugar para vivir. Así comenzaron tanto su vida matrimonial como comercial. Al local lo llamaron “La Reinita” y pusieron allí un comercio de prendas para chicos. Al poco tiempo lanzaron una marca de ropa femenina, la cual recibió el nombre de Awada. Las cosas fueron bastante bien y Abraham llegó hasta venderle una casa y una calesita de 180 mil dólares al sindicalista gastronómico Luis Barrionuevo.

Hoy en día, en la familia Awada, tres de sus cinco hijos y dos de sus nietas trabajan en el redituable rubro de la vestimenta. Junto a sus hijas Zoraida y Juliana, esposa del jefe porteño Mauricio Macri, Pomy comparte la glamorosa marca que lleva el apellido familiar. En tanto Daniel, su hijo mayor, está a cargo de la marca Cheeky, gigante del rubro, que se queda nada más y nada menos que con el 45% del mercado de ropa infantil.

Daniel Awada, cuñado de Mauricio Macri, quedó imputado en una causa por “reducción a la servidumbre de costureros bolivianos con documentación irregular”.
Ya en los ’90, Pomy pasaría a ser “Madame Awada” y a tener una cadena de locales en los principales puntos comerciales del país. Sus buenos vínculos con el entonces presidente Carlos Menem, harían que su hijo Alejandro –reconocido actor de cine y televisión– se distanciase ideológicamente.

El sobrino de Abraham y Pomy, Alejandro Tfeli, fue el histórico médico de cabecera de Menem. Además, Alberto Artemio Rossi, esposo de Zoraida, fue el arquitecto que ideó la mansión del ex presidente en Anillaco, denominada “La Rosadita”. Las sospechas de que Rossi fuera testaferro de Menem crecieron en la misma proporción que su fortuna personal. La casa riojana estaba a nombre del arquitecto, mientras que los Awada poblaban de tiendas a los shoppings más exclusivos del país.

Otro de los emprendimientos de Rossi era TeleTV, plataforma de juegos telefónicos para televisión. Tal fue su vinculación con el otrora mandatario, que Rossi quedó involucrado en un expediente por la causa del tráfico ilegal de armas a Ecuador y Croacia, aunque logró salir ileso. En tanto, en el entorno menemista, circulaba la versión de que Abraham Awada sería pariente de Monzer Al Kassar, por línea materna.

El 20 de agosto de 2002, el empresario textil y jefe del clan fue secuestrado al salir del Golf Club San Andrés donde había ido a jugar a las cartas. Cinco días después, tras el pago de 300 mil pesos, Abraham fue liberado. Uno de los partícipes del secuestro fue Carlos Gabriel Caccia, caddie del golf club. Caccia también trabajó con Menem.

La era de Juliana. “Yo me siento muy orgullosa de la familia que tengo. Ellos nos transmitieron algo muy importante que es el amor por el trabajo, el valor del esfuerzo”, declaró la señora de Macri en una entrevista al diario La Nación. Juliana tuvo una infancia y una adolescencia formadas con las costumbres de una clase media muy acomodada. Fue a un colegio inglés de Belgrano que ya no existe, el Chester College. Allí jugó al hockey, pero mucho más al golf en el Club San Andrés. Siendo adolescente, viajó mucho acompañando a su madre a los desfiles prêt-à-porter que se celebraban en Nueva York, París y Londres.

La relación con Macri se dio porque se conocieron en el gimnasio (residían en el mismo barrio). Incluso Juliana vivió en una casa frente a Franco Macri. Pero apenas el nuevo romance del jefe de gobierno salió a la luz, comenzaron a hacerse públicas varias denuncias por trabajo esclavo en los talleres de la empresa Awada. Desde octubre de 2006, la ONG La Alameda, que denuncia con perseverancia la existencia de talleres textiles con trabajadores en condiciones infrahumanas, había asegurado que la esposa de Macri tenía trabajando en su taller del barrio porteño de Villa Crespo a inmigrantes indocumentados de Bolivia, en paupérrima situación.

Así, Awada y también Cheeky quedaron vinculadas en una megacausa de empresas textiles que “tercerizan” la elaboración de sus prendas y reducen a la servidumbre a sus empleados. En 2007, Daniel fue sobreseído nada menos que por el actual ministro de Seguridad y Justicia de la Ciudad, Guillermo Montenegro, poco antes de que dejara su puesto como juez federal. Paralelamente, el ex presidente de Boca siguió fomentando la empresa de su mujer. Tanto fue así que inauguró el “paseo de compras” sobre la calle Aguirre –en donde uno de los locales principales es el de Juliana– repavimentando las calles y colocando faroles. Además, el jefe porteño defendió los talleres textiles por ser ser “la principal fuente de trabajo” en Buenos Aires.

Pocos meses antes de iniciar su relación con Juliana, Macri envió a la Legislatura un proyecto de ley para declarar “la Emergencia Laboral y de Infraestructura en la micro y pequeña empresa de las industrias de la indumentaria, calzado y afines emplazadas en la Ciudad de Buenos Aires” y, al mismo tiempo, crear el Programa de Regularización Buenos Aires produce. El proyecto ponía en evidencia que “una gran cantidad de familias –en su mayoría de nacionalidad boliviana– obtiene su sustento prestando su fuerza laboral en este subsector, que opera en condiciones de suma precariedad”. El proyecto se aprobó y la ley fue firmada por el jefe porteño el 7 de abril del 2009. Sin embargo, hasta la fecha no fue reglamentada.

En 2013 hubo 5.498 inspecciones a talleres textiles, pero sólo se clausuraron 20 de todos ellos, es decir el 0,36%. Edgardo Castro, delegado general de la Subsecretaría de Trabajo, Industria y Comercio, que depende del Ministerio de Desarrollo Económico de la Ciudad afirma que “intiman al empresario con la acusación de los trabajadores, cuando la subsecretaría debe proteger al empleado, y lo notifican para que sepa que van a ir a inspeccionar. Así, el empresario echa a los trabajadores en negro y se regulariza la situación laboral”. Un dato llamativo: en el acta de inspección de la Subsecretaría de Trabajo porteña no figuran ni el procedimiento ni la marca Awada. “Hicieron desaparecer las pruebas ante la no actuación de la Justicia y la demora de la inspección. Así borraron todo lo que comprometía a Awada”, afirmó el funcionario.

Osvaldo Martín García trabajó como costurero en el taller de Villa Crespo que producía para Awada y Cheeky. “Han ido inspectores a los que no se los dejaba entrar o bien terminaban arreglando con el tallerista (el encargado), nunca llegaban al fondo del taller. Ahí no tenemos un baño como la gente. En el verano es insoportable”, testimonió García, oriundo de Bolivia.

El circuito comienza con avisos en las calles de varias ciudades de Bolivia. Desde allí llega el 90% de los costureros esclavizados en Buenos Aires, el resto proviene –según el mismo método de reclutamiento– desde Perú. “Los colectivos que traen a esos trabajadores son los mismos que negocian con los tratantes de blancas, porque cargan personas sin documentos y arreglan en las fronteras el paso”, describió con crudeza pero realismo Ezequiel Conde, referente de la Unión de Trabajadores Costureros de La Alameda.

Si para Macri “la ciudad de Buenos Aires se tiene que hacer cargo de cierta realidad propia de los países limítrofes porque todos los días llegan entre “100 y 200 personas” de la mano “del narcotráfico y la delincuencia”, bien se puede inferir quiénes son los que los alojan para enriquecerse con su trabajo precarizado y trato inhumano.

De visita

Una marca tierna y exitosa

En una esquina céntrica de la Ciudad, bebotes de plástico y maniquíes vestidos como pequeños adultos, con calzas, jeans diminutos y camisas cuadrillé, ocupan la vidriera de uno de los tantos coquetos locales de Cheeky, una de las marcas favoritas de la clase media para vestir a sus niños.

Adentro, chicas jóvenes con pantalones de gabardina y remeras rojas atienden a padres modernos que eligen entre las prendas colgadas en las perchas, cuyos precios no son nada populares. Inaugurada la colección de otoño, pocas cosas bajan de los 170 pesos. Un pantalón para un nene de dos años ronda los 369 pesos y si se le agrega un cinto hay que sumar otros 100. “Hay un 20% de descuento con tarjetas de crédito”, asegura una de las vendedoras incentivando la compra de quienes comparan precios y calidades.

En tanto, los hijos de los futuros compradores están más interesados en correr por el local. Todos impecables y bien vestidos, prefieren jugar con sus barbies o muñequitos articulados y tirarse de sopetón en los sillones del local.

Según figura en su página web, Cheeky “es la marca líder del segmento infantil; con más de 150 locales en Buenos Aires, el interior del país, América y Europa. Cuenta con una planta de producción de 35.000 metros cuadrados, convirtiéndose así en la fábrica de indumentaria textil más importante del mercado argentino”. Todos estos datos serían una excelente noticia para la industria nacional si no fuera porque su dueño, Daniel Awada, hermano mayor de Juliana y cuñado de Mauricio Macri, quedó imputado en una causa por “reducción a la servidumbre de costureros bolivianos con documentación irregular”.

En esa planta de producción trabajan incansablemente familias enteras cuyos hijos juegan con retazos de tela en medio del hacinamiento. No visten Cheeky ni juegan con barbies. “Descarado”, según la traducción del nombre de la firma al castellano, aportaba los moldes de las prendas a los talleres clandestinos. Preocupados con poder alimentar a sus chicos, los inmigrantes trabajan jornadas extensas para ganar apenas 1800 pesos. El equivalente a casi cinco jeans de la marca. En la puerta del local, una madre sale con un cochecito colmado de bolsas. Los muñecos del escaparate callados, petrificados, con sus ropas cancheras, sonríen. ¿Con el mismo descaro?
 
para saber un poco más de la familia Awada:p nadie aqui esta impoluto:D
La historia oculta de la familia política de Mauricio Macri
Domingo 09 de Marzo de 2014 | 04:07

Graciela Pérez
Los Awada, dueños de un emporio textil que incluye las marcas Awada y Cheeky, gambetean las acusaciones de explotación laboral debido a sus aceitados contactos con el poder, que vienen desde tiempos del menemismo.
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Nota de Miradas al Sur

Elsa Esther Baker, alias Pomy, nació en el seno de una familia humilde de origen sirio, que apenas tenía dinero para vivir. De adolescente, supo tomar clases de corte y confección que le dieron una especialidad ante la imposibilidad de poder hacer el secundario. Pero su vida cambiaría a partir de la década del ’50 cuando conoció a Abraham Awada, un soltero libanés y musulmán de 30 años. En septiembre de 1953 se casaron. Pomy tenía diecisiete años.

La reciente pareja compró un local en la calle Almirante Brown, en Villa Ballester, que tenía en el fondo un lugar para vivir. Así comenzaron tanto su vida matrimonial como comercial. Al local lo llamaron “La Reinita” y pusieron allí un comercio de prendas para chicos. Al poco tiempo lanzaron una marca de ropa femenina, la cual recibió el nombre de Awada. Las cosas fueron bastante bien y Abraham llegó hasta venderle una casa y una calesita de 180 mil dólares al sindicalista gastronómico Luis Barrionuevo.

Hoy en día, en la familia Awada, tres de sus cinco hijos y dos de sus nietas trabajan en el redituable rubro de la vestimenta. Junto a sus hijas Zoraida y Juliana, esposa del jefe porteño Mauricio Macri, Pomy comparte la glamorosa marca que lleva el apellido familiar. En tanto Daniel, su hijo mayor, está a cargo de la marca Cheeky, gigante del rubro, que se queda nada más y nada menos que con el 45% del mercado de ropa infantil.

Daniel Awada, cuñado de Mauricio Macri, quedó imputado en una causa por “reducción a la servidumbre de costureros bolivianos con documentación irregular”.
Ya en los ’90, Pomy pasaría a ser “Madame Awada” y a tener una cadena de locales en los principales puntos comerciales del país. Sus buenos vínculos con el entonces presidente Carlos Menem, harían que su hijo Alejandro –reconocido actor de cine y televisión– se distanciase ideológicamente.

El sobrino de Abraham y Pomy, Alejandro Tfeli, fue el histórico médico de cabecera de Menem. Además, Alberto Artemio Rossi, esposo de Zoraida, fue el arquitecto que ideó la mansión del ex presidente en Anillaco, denominada “La Rosadita”. Las sospechas de que Rossi fuera testaferro de Menem crecieron en la misma proporción que su fortuna personal. La casa riojana estaba a nombre del arquitecto, mientras que los Awada poblaban de tiendas a los shoppings más exclusivos del país.

Otro de los emprendimientos de Rossi era TeleTV, plataforma de juegos telefónicos para televisión. Tal fue su vinculación con el otrora mandatario, que Rossi quedó involucrado en un expediente por la causa del tráfico ilegal de armas a Ecuador y Croacia, aunque logró salir ileso. En tanto, en el entorno menemista, circulaba la versión de que Abraham Awada sería pariente de Monzer Al Kassar, por línea materna.

El 20 de agosto de 2002, el empresario textil y jefe del clan fue secuestrado al salir del Golf Club San Andrés donde había ido a jugar a las cartas. Cinco días después, tras el pago de 300 mil pesos, Abraham fue liberado. Uno de los partícipes del secuestro fue Carlos Gabriel Caccia, caddie del golf club. Caccia también trabajó con Menem.

La era de Juliana. “Yo me siento muy orgullosa de la familia que tengo. Ellos nos transmitieron algo muy importante que es el amor por el trabajo, el valor del esfuerzo”, declaró la señora de Macri en una entrevista al diario La Nación. Juliana tuvo una infancia y una adolescencia formadas con las costumbres de una clase media muy acomodada. Fue a un colegio inglés de Belgrano que ya no existe, el Chester College. Allí jugó al hockey, pero mucho más al golf en el Club San Andrés. Siendo adolescente, viajó mucho acompañando a su madre a los desfiles prêt-à-porter que se celebraban en Nueva York, París y Londres.

La relación con Macri se dio porque se conocieron en el gimnasio (residían en el mismo barrio). Incluso Juliana vivió en una casa frente a Franco Macri. Pero apenas el nuevo romance del jefe de gobierno salió a la luz, comenzaron a hacerse públicas varias denuncias por trabajo esclavo en los talleres de la empresa Awada. Desde octubre de 2006, la ONG La Alameda, que denuncia con perseverancia la existencia de talleres textiles con trabajadores en condiciones infrahumanas, había asegurado que la esposa de Macri tenía trabajando en su taller del barrio porteño de Villa Crespo a inmigrantes indocumentados de Bolivia, en paupérrima situación.

Así, Awada y también Cheeky quedaron vinculadas en una megacausa de empresas textiles que “tercerizan” la elaboración de sus prendas y reducen a la servidumbre a sus empleados. En 2007, Daniel fue sobreseído nada menos que por el actual ministro de Seguridad y Justicia de la Ciudad, Guillermo Montenegro, poco antes de que dejara su puesto como juez federal. Paralelamente, el ex presidente de Boca siguió fomentando la empresa de su mujer. Tanto fue así que inauguró el “paseo de compras” sobre la calle Aguirre –en donde uno de los locales principales es el de Juliana– repavimentando las calles y colocando faroles. Además, el jefe porteño defendió los talleres textiles por ser ser “la principal fuente de trabajo” en Buenos Aires.

Pocos meses antes de iniciar su relación con Juliana, Macri envió a la Legislatura un proyecto de ley para declarar “la Emergencia Laboral y de Infraestructura en la micro y pequeña empresa de las industrias de la indumentaria, calzado y afines emplazadas en la Ciudad de Buenos Aires” y, al mismo tiempo, crear el Programa de Regularización Buenos Aires produce. El proyecto ponía en evidencia que “una gran cantidad de familias –en su mayoría de nacionalidad boliviana– obtiene su sustento prestando su fuerza laboral en este subsector, que opera en condiciones de suma precariedad”. El proyecto se aprobó y la ley fue firmada por el jefe porteño el 7 de abril del 2009. Sin embargo, hasta la fecha no fue reglamentada.

En 2013 hubo 5.498 inspecciones a talleres textiles, pero sólo se clausuraron 20 de todos ellos, es decir el 0,36%. Edgardo Castro, delegado general de la Subsecretaría de Trabajo, Industria y Comercio, que depende del Ministerio de Desarrollo Económico de la Ciudad afirma que “intiman al empresario con la acusación de los trabajadores, cuando la subsecretaría debe proteger al empleado, y lo notifican para que sepa que van a ir a inspeccionar. Así, el empresario echa a los trabajadores en negro y se regulariza la situación laboral”. Un dato llamativo: en el acta de inspección de la Subsecretaría de Trabajo porteña no figuran ni el procedimiento ni la marca Awada. “Hicieron desaparecer las pruebas ante la no actuación de la Justicia y la demora de la inspección. Así borraron todo lo que comprometía a Awada”, afirmó el funcionario.

Osvaldo Martín García trabajó como costurero en el taller de Villa Crespo que producía para Awada y Cheeky. “Han ido inspectores a los que no se los dejaba entrar o bien terminaban arreglando con el tallerista (el encargado), nunca llegaban al fondo del taller. Ahí no tenemos un baño como la gente. En el verano es insoportable”, testimonió García, oriundo de Bolivia.

El circuito comienza con avisos en las calles de varias ciudades de Bolivia. Desde allí llega el 90% de los costureros esclavizados en Buenos Aires, el resto proviene –según el mismo método de reclutamiento– desde Perú. “Los colectivos que traen a esos trabajadores son los mismos que negocian con los tratantes de blancas, porque cargan personas sin documentos y arreglan en las fronteras el paso”, describió con crudeza pero realismo Ezequiel Conde, referente de la Unión de Trabajadores Costureros de La Alameda.

Si para Macri “la ciudad de Buenos Aires se tiene que hacer cargo de cierta realidad propia de los países limítrofes porque todos los días llegan entre “100 y 200 personas” de la mano “del narcotráfico y la delincuencia”, bien se puede inferir quiénes son los que los alojan para enriquecerse con su trabajo precarizado y trato inhumano.

De visita

Una marca tierna y exitosa

En una esquina céntrica de la Ciudad, bebotes de plástico y maniquíes vestidos como pequeños adultos, con calzas, jeans diminutos y camisas cuadrillé, ocupan la vidriera de uno de los tantos coquetos locales de Cheeky, una de las marcas favoritas de la clase media para vestir a sus niños.

Adentro, chicas jóvenes con pantalones de gabardina y remeras rojas atienden a padres modernos que eligen entre las prendas colgadas en las perchas, cuyos precios no son nada populares. Inaugurada la colección de otoño, pocas cosas bajan de los 170 pesos. Un pantalón para un nene de dos años ronda los 369 pesos y si se le agrega un cinto hay que sumar otros 100. “Hay un 20% de descuento con tarjetas de crédito”, asegura una de las vendedoras incentivando la compra de quienes comparan precios y calidades.

En tanto, los hijos de los futuros compradores están más interesados en correr por el local. Todos impecables y bien vestidos, prefieren jugar con sus barbies o muñequitos articulados y tirarse de sopetón en los sillones del local.

Según figura en su página web, Cheeky “es la marca líder del segmento infantil; con más de 150 locales en Buenos Aires, el interior del país, América y Europa. Cuenta con una planta de producción de 35.000 metros cuadrados, convirtiéndose así en la fábrica de indumentaria textil más importante del mercado argentino”. Todos estos datos serían una excelente noticia para la industria nacional si no fuera porque su dueño, Daniel Awada, hermano mayor de Juliana y cuñado de Mauricio Macri, quedó imputado en una causa por “reducción a la servidumbre de costureros bolivianos con documentación irregular”.

En esa planta de producción trabajan incansablemente familias enteras cuyos hijos juegan con retazos de tela en medio del hacinamiento. No visten Cheeky ni juegan con barbies. “Descarado”, según la traducción del nombre de la firma al castellano, aportaba los moldes de las prendas a los talleres clandestinos. Preocupados con poder alimentar a sus chicos, los inmigrantes trabajan jornadas extensas para ganar apenas 1800 pesos. El equivalente a casi cinco jeans de la marca. En la puerta del local, una madre sale con un cochecito colmado de bolsas. Los muñecos del escaparate callados, petrificados, con sus ropas cancheras, sonríen. ¿Con el mismo descaro?

Exactamente! ya lo habíamos posteado en el post de Primeras Damas.
La empresa familiar de Juliana tiene esa denuncia que también afectó a Macri en una epoca de la campaña.
La marca "Awada" está señalada al igual que Nike y Adidas con su manufactura en Indonesia.
Igual no veo a nadie en la calle que le haga un boicot ni a "Awada" ni a Nike y a Adidas.
Así somos!
Yo no compro ni Awada ni Cheeky, por lo menos.
Pero Adidas sí he comprado, me hago cargo :sick:
 
La marca Cheeky de Juliana Awada filmada y denunciada por trabajo esclavo

taller-esclavo-cheeky1.jpg


Hace pocos días un costurero ingresó con cámara oculta a un taller clandestino con cama adentro donde 13 personas eran sometidas a la servidumbre y el hacinamiento. El taller clandestino, ubicado en la calle Hubac 5673 en el barrio de Mataderos hace tres años que trabaja exclusivamente para la firma Cheeky que actualmente dirige Juliana Awada, confeccionando pantalones para chicos, de esos que salen $220 para arriba cada uno. En ese taller son superexplotados 13 costureros de origen boliviano, varios de ellos en situación migratoria irregular o sea sin documentación, en extenuantes jornadas de 7 a 22 hs por la miserable suma de $ 1800.
Los costureros están encerrados y para ir a hacer un simple mandado a la calle y traspasar la puerta de hierro, deben dejar siempre sus pertenencias como garantía de que no se escaparán. El propio costurero que hizo la cámara oculta, tuvo que dejar su bolso para poder salir con la excusa de buscar una farmacia. Los costureros están hacinados en cuartos muy pequeños con cama cuchetas. Y en esas mismas camas cuchetas deben comer, ya que carecen de mesas y sillas como puede verse claramente en la cámara oculta. Los niños de varios de esos costureros también están sometidos al encierro. Todos comparten un baño muy precario.

La instalación eléctrica es precaria y entraña riesgo de incendio y los costureros aspiran polvillo de la tela todo el tiempo, exponiendose a enfermedades pulmonares como la tuberculosis.
Como puede observarse en el videoinforme, hubo que realizar varias maniobras y buscar falsas referencias para poder entrar al taller ya que quien lo regentea es conciente de los delitos que está cometiendo y de la marca a quién responde.

Cheeky ya había sido denunciada penalmente por el Gobierno de la Ciudad en el período de Jorge Telerman, la Defensoría del Pueblo y la Alameda en enero de 2007.En aquella oportunidad, se habían logrado inspeccionar varios talleres con costureros sometidos a la servidumbre. Lamentablemente un escandaloso fallo del ex Juez Federal Guillermo Montenegro, actualmente ministro de Seguridad de Mauricio Macri, sobreseyó a la firma que por la ley de trabajo a domicilio es solidariamente responsable de los talleres donde manda a confeccionar sus prendas.
Otros talleres de Juliana Awada ya habían sido filmados y denunciados por la Alameda en setiembre de 2006 y en marzo de 2010. A pesar de los testigos y las inapelables imágenes de las cámaras ocultas, también la justicia hizo la vista gorda con estas denuncias.

Ni las inspecciones del GCBA en época de Telerman, ni las denuncias de la Defensoría, ni los videoinformes y denuncias de la Alameda alcanzaron para que la justicia castigue la impunidad de Daniel y Juliana Awada que siguieron todos estos años maximizando ganancias en base a la explotación más abyecta de costureros migrantes en talleres clandestinos con trabajo esclavo.
Segura de que su actual marido y Jefe de Gobierno de la Ciudad Mauricio Macri la protegerá del cumplimiento de la ley, Juliana Awada que ahora dirige Cheeky ni siquiera se tomó el trabajo de mudarse de distrito y sigue basando su producción en talleres esclavos en el propio ámbito de la Capital Federal a sabiendas que los cuerpos inspectivos que dirige su marido seguirán haciendo la vista gorda.
Una vez más la Alameda se presenta ante la justicia para denunciar a estos esclavistas y además mostrarle a toda la sociedad de qué talleres estamos hablando cuando hablamos de Cheeky y de Juliana Awada.
 
Exactamente! ya lo habíamos posteado en el post de Primeras Damas.
La empresa familiar de Juliana tiene esa denuncia que también afectó a Macri en una epoca de la campaña.
La marca "Awada" está señalada al igual que Nike y Adidas con su manufactura en Indonesia.
Igual no veo a nadie en la calle que le haga un boicot ni a "Awada" ni a Nike y a Adidas.
Así somos!
Yo no compro ni Awada ni Cheeky, por lo menos.
Pero Adidas sí he comprado, me hago cargo :sick:
y por que lanata no denuncio esto? es bien raro, por no decir otra cosa:rolleyes::rolleyes::rolleyes: como tambien por que no busco algo de menem o de scioli? del primero tiene a raudales, del segundo creo que nada, por eso no hablo, eso si de Cristina K se ve que todo.....:D
 
Las promesas de este señor:

1. apertura de la economía = y el efecto que produce es RUINA DE LA INDUSTRIA NACIONAL (y en consecuencia, DESPIDOS MASIVOS)

2.eliminar el cepo cambiario = y el efecto que produce es INFLACIÓN (principalmente de los alimentos) sumado a que le permite a un evasor de impuestos comprar dolares.

3. terminar con las paritarias = y el efecto que produce es ESTANCAMIENTO DE LOS SALARIOS Y ABUSO DE LOS PATRONES.

4. INVERTIR EN INDUSTRIA ES UN DESPILFARRO DE DINERO, si, eso dijo, o sea, NUESTROS CIENTÍFICOS, respetados en todo el mundo volverán a lavar los platos (como lo dijo su maestro Cavallo), con la consecuente DISMINUCIÓN DE DESARROLLO EN TECNOLOGÍA (no hace falta explicar que tan necesario es trabajar en este campo)

5. HACER LO QUE LOS FONDOS BUITRES DIGAN, SI QUIEREN TODO DE CONTADO, YA MISMO LE PAGAMOS. (demás está decir que el accionar de estas lacras del mercado financiero es totalmente ilegal, pero no solo quieren dinero, quieren recursos naturales argentinos, VACA MUERTA, LES SUENA?????????

6. ESTUVO EN CONTRA DE TODAS LAS ESTATIZACIONES DE EMPRESAS VITALES DE ARGENTINA (YPF, AEROLINEAS ARGENTINAS, ETC) Ahora entiendo porque lo saluda Rajoy y el presi de México, vuelve Repsol???????????????' (sabían como administraba Repsol nuestros yacimientos????)

7. LOS ECONOMISTAS DE MACRI SON SOCIOS DE BANCOS DE INVERSIÓN DE EEUU, YA SE VIENEN SUS PRÉSTAMOS (CON UNA COMISIÓN PARA DICHOS ECONOMISTAS Y A TASAS IMPOSIBLES DE PAGAR)

8. Y así seguimos hasta la noche................



Lo expuesto es fácil de comprobar en la era de internet, nada es invento mio.
Como ya dijeron es fácil ganar con el 99% de los medios de comunicación a tu favor (Grupo Clarín), y con políticos deseosos de un poco de poder que de otra forma nunca lo tendrían (Lilita), pero va a tener al parlamento argentino casi en contra, y la mitad de la población en contra..............y ahora lo voy a querer ver.
Suerte que somos un país que se pone de pie cada vez que caemos.
Nada más para agregar.
 
Pues depende como uno lo interprete. Hay mucha gente que considera que un movivmiento como el de Macri, nuevo, sin referentes històricos, haya ganado por 3 puntos ( màs la campaña del miedo que orquestaron desde el FPLV) es una hazaña. No sé.
Las lecturas a un resultado electoral son múltiples. Yo considero que ganrle una elección al bastión peronista sin ser UCR o PDP ( partidos con tradición en Argentina...es por lo menos un dato novedoso y rarísimo.
Cuando fue el tema de la Alianza, todos asumíamos que De la Rúa era la UCR que ya habia gobernado con Alfonsin

En cambio ahora por Tw circula el siguiente fotomontaje con una famosa frase de Cristina

CUNxL5xWEAABBSb.jpg
Pero es que no ganó el movimiento de Macri, ganó una coalición de partidos. De la Rua era de la UCR obvio, pero la Alianza no era la UCR. Quiénes "asumían" eso?
 
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