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Coliflor gratinada al horno con queso, receta sencilla para enamorarte de esta saludable verdura


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23 Junio 2021



La pobre coliflor se suele asociar con dietas de adelgazamiento y sigue teniendo fama de sosa, cuando puede ser tan suculenta y sabrosa como muchos otros vegetales. Gratinándola al horno con un buen queso fundente conseguimos potenciar su sabor reduciendo el olor típico de la col cocida, disfrutando además de una exquisita mezcla de texturas.

Lo más laborioso, por decir algo, es preparar la verdura, pero siguiendo este paso a paso que compartimos hace un tiempo no tardaremos nada en tener los ramilletes listos y perfectos. Es un plato con pocos ingredientes y que puedes utilizar tanto como acompañamiento o simplemente primer plato.



Ingredientes​


Para 4 personas

  • Coliflor 1
  • Leche 125 ml
  • Huevo 2
  • Queso emmental o similar, rallado 100 g
  • Pimienta negra molida al gusto
  • Orégano seco al gusto
  • Sal al gusto

Cómo hacer coliflor gratinada al horno con queso​


Dificultad: Fácil

  • Tiempo total 40 m
  • Elaboración 10 m
  • Cocción 30 m

Primero partimos la coliflor en ramilletes pequeños y la ponemos a cocer en un cazo con poca agua y una pizca de sal. Dejándola hervir de 10 a 15 minutos, procurando que quede firme. Precalentamos el horno a 180ºC.
Mientras se cuece, batimos la leche junto con los huevos. Cuando tengamos una mezcla homogénea y fluida, le añadimos la mitad del queso emmental, y el resto lo dejamos para ponerlo rallado por encima.

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Luego, retiramos la coliflor del fuego y la escurrimos bien, la ponemos en la cazuela de barro y la bañamos con la mezcla anterior, cubriéndola con el queso que nos quedaba y una pizca de pimienta negra.
Horneamos durante unos 20 minutos, hasta que se dore, la apartamos y servimos muy caliente, junto con una pizca de orégano y pimienta negra.



Con qué acompañar la coliflor al horno​

Este plato de coliflor al horno es ideal como plato vegetariano único o si nos importa que lleve algo de "chicha", añadiéndole unos taquitos de jamón serrano o beicon a la mezcla antes de hornearla. También en menor cantidad es una perfecta guarnición para una carne a la plancha o un pescado también cocinado al horno, aprovechando que encendemos el electrodoméstico.

 

Por qué no deberías lavar nunca los arándanos después de comprarlos


Materia prima​


Los frutos rojos son muy delicados, pero hay modos de evitar que se deterioren antes​

Arándanos sumergidos en agua

Los arándanos son uno de los alimentos con más antioxidantes
Getty Images



Hada Macià

Barcelona

28/04/2022 07:00Actualizado a 28/04/2022 12:39




Hasta no hace mucho a pocos les interesaba conocer cuál es el modo más adecuado de manipular los arándanos u otros frutos rojos como las frambuesas o las grosellas. Eran alimentos poco habituales en la dieta de los españoles, y quienes los consumían muchas veces no los compraban frescos, a excepción de la fresa.

Hoy, la cosa ha cambiado. En la última década estas delicadas y sabrosas frutas rojizas y moradas han vivido un auténtico boom. Muchos productores nacionales que ya las cultivaban desde hacía años han visto cómo crecía su consumo y, por ende, sus ventas. En Asturias, por ejemplo, se planta mucho arándano; mientras que en Andalucía, y sobre todo en Huelva, han pasado de cultivar solamente fresas a también trabajar con frambuesa, mora, y los ya citados frutillos azules, entre otras variedades.

Los frutos rojos son ricos en antioxidantes y vitamina C​

Hay tanta disponibilidad de estos alimentos de proximidad que consumirlos es muy sencillo, además de recomendable para la salud, ya que se ha observado que presentan muchos beneficios: destaca su contenido en antioxidantes, que ayudan a combatir el envejecimiento celular producido por los radicales libres; y, además, presentan una gran cantidad de vitamina C.
Su consumo también se ha asociado en varios estudios con una reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular y con el incremento de la tasa de natalidad de las células cerebrales.

Frutos rojos

Frutos rojos
Getty Images/iStockphoto

Quizás su única pega es que al ser tan delicados pueden dañarse con facilidad, de modo que es clave saber cómo tratarlos, no solo durante su cultivo y transporte, sino también en casa. Por tanto, es importante no darles muchas vueltas antes de guardarlos en nuestras cocinas y, sobre todo, no lavarlos bajo el grifo si no los vamos a consumir en el momento.

Una vez se deteriora esta capa, las frutas están más expuestas a posibles daños y se estropean más rápido​



Miguel Ángel LurueñaTecnólogo de alimentos

Lo explica a Comer el tecnólogo de alimentos Miguel Ángel Lurueña, autor de Que no te líen con la comida, quien destaca que los frutos rojos, como los arándanos, presentan una capa blanquecina que les sirve de protección. "Las ciruelas y las uvas también la tienen. Se trata de una cera que producen en la piel de forma natural y que, por ejemplo, las expone menos a la luz", aclara. Cuando las lavamos, esta desaparece.
"Una vez se deteriora esta capa, las frutas están más expuestas a posibles daños y se estropean más rápido. Por ello, es clave que se manipulen con cuidado", añade. Esto explica porque no es aconsejable lavarlas con agua al llegar a casa. "Las despojamos de esta protección, y presentan más agua y gases que las dañan".

Arándanos frescos

La capa blanquecina que presentan los arándanos los protege de la luz
Getty Images

Pasa lo mismo con las fresas y fresones, como bien explicaba en este artículo la periodista Marijo Jordan. "Después de lavarlas con agua, es importante escurrirlas bien o secarlas enseguida con papel absorbente, porque la humedad las perjudica", afirma en el citado reportaje Eric Ortuño, propietario de la pastelería L'Atelier de Barcelona; señalando que si las vamos a usar en un jarabe o un vinagre no pasa nada si se humedecen mucho.
Cuando se trata de frutos rojos (arándanos, frambuesas, fresas, fresones, cerezas, madroños, grosellas y moras), lo aconsejable es guardarlos en la nevera una vez hemos vuelto de la compra, preferiblemente, sacándolos del recipiente donde se venden y colocándolos en otro hermético, sin amontonarlos. Este método ayudará a que duren más, aunque hay quienes prefieren dejarlos fuera y no refrigerarlos, porque el frío podría afectar a su sabor.

Si queremos que los frutos rojos nos duren más, se aconseja guardarlos en la nevera​

Cuando los vayamos a consumir, entonces sí es el momento de lavarlos bien y añadirlos a nuestras recetas. En este canal hemos compartido algunos ejemplos, como esta panna cotta con coulis de arándanos o esta mousse de requesón con frutas del bosque.
Aunque ya lo dicen los nutricionistas: el mejor modo de tomar fruta y aprovechar todas sus propiedades es comerla entera, ya que es cuando evitamos que se desprendan los azúcares libres, y la fibra se aprovecha mejor.


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