Le tengo cierta envidia a Marta Chávarri, no solo por lo bien que siempre le han sentado los pantalones y su estilo personal, -me río de las seudo-proclamadas it-girls que invaden nuestras vidas; sino que además admiro su agilidad mezclando negocios y placer, por seis meros años de pasión carnal con Alberto Cortina y ningún deber que sepamos, se ha hecho funcionaria vitalicia del mangante, al igual que él hiciera anteriormente con una Koplowitz.
a marta le tocó la loteria del marido rico, y por dos veces (ya es dificil que toque una, pero dos... hay que ser buen jugador).
las chavarri de profesión casarse bien han hecho buenos negocios: su hermana maria trabajó aristocracia añeja y chavarri fondos koplowitzs, primero fue beneficiaria del fondo koplo a través del lelo cortina, y luego su primer marido se desposó con la hermana morena para gloria y buenas partidas de su hijo alvaro.
eso si, cortina cedió un divorcio rapido y costoso a cambio de silencio, y en venganza se encargó bien de cerrar todas las puertas sociales a la alpinista, que tuvo que desahogarse bajando escalones (empleados, pintores sin chequera, etc, etc).