G
get real
Guest
Le tengo cierta envidia a Marta Chávarri, no solo por lo bien que siempre le han sentado los pantalones y su estilo personal, -me río de las seudo-proclamadas it-girls que invaden nuestras vidas; sino que además admiro su agilidad mezclando negocios y placer, por seis meros años de pasión carnal con Alberto Cortina y ningún deber que sepamos, se ha hecho funcionaria vitalicia del mangante, al igual que él hiciera anteriormente con una Koplowitz.
Uno de los casos más sonados fue el de las hermanas Koplowitz, Esther y Alicia, que en 1989 rompieron sus matrimonios con Alberto Alcocer y Alberto Cortina, respectivamente. A pesar de que tenían régimen matrimonial de separación de bienes, Cortina y Alcocer pidieron la mitad de la fortuna de sus mujeres. Las negociaciones fueron tensas y al final renunciaron a su cargo en Construcciones y Contratas (CC). Recibieron 2.000 millones de pesetas por “su buena gestión empresarial” y, además, se quedaron con el 30% de las acciones que CC poseía en el Banco Zaragozano, el 10% de Cofir, el 5% de Canal+, valoradas en 11.000 millones de pesetas, y el 100% de la compañía Uniseguros. Parte de este dinero lo empleó más tarde Alberto Cortina para divorciarse de Marta Chávarri. La sobrina de Natalia Figueroa se embolsó nada menos que 1.500 millones de las antiguas pesetas y una pensión mensual de millón y medio.
http://www.tiempodehoy.com/sociedad/amor-a-golpe-de-talonario