A mí la idea de juntarme con Cela me produce un asco tremendo!Camilo José Cela Conde puede estar muy orgullosos de su padre y su madre. Ese Nobel es gracias a los dos. Se ha hecho justicia.
Me cito a mí misma también. Eran tiempos de la posguerra y el régimen franquista. Si "La Colmena" lo hubiera firmado una mujer, no hubiera triunfado, quizá ni se hubiera publicado. El papel de la mujer era el papel católico tradicional de ama de casa, esposa devota y madre de sus hijos.
Este rumor lo comentan los entendidos en literatura española. Hay diferencias, entre la literatura de Cela, de la etapa de Rosario, al Cela de después del divorcio. Rosario Conde era una mujer culta y resuelta. Le mecanografiaba sus textos y le solventaba mil trámites del escritor. No sólo lo salvó del fuego, sino que colaboró en la creación y la redacción del manuscrito.
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Rosario Conde, la mujer que durante más de cuarenta años fue la esposa, compañera y hasta mecanógrafa de Camilo José Cela, falleció en Palma de Mallorca, un año después de que el Nobel muriera, sin haber restablecido las relaciones con su primera familia. Nacida en Gijón en 1914, Rosario Conde, maestra de formación, conoció a Camilo José Cela, que entonces ya estaba escribiendo La familia de Pascual Duarte, en un guateque en Madrid en 1940, cuando ella trabajaba como mecanógrafa en el Sindicato del Metal y él era un joven escritor. (Me suena al argumento de "La Colmena", el Madrid de la posguerra española).
Yo estuve viviendo con él 43 años, que son toda una vida. Estando conmigo, escribió más de 60 libros, que yo pasé a máquina. Le ayudé mucho, pero no me siento esclava, sino que lo hice por gusto. Luego no me valió de gran cosa, pero, bueno,... decía, en alguna entrevista, esta mujer que hizo legible la difícil letra del Nobel. En una declaración dijo que, en realidad, nunca había estado enamorada de él, y que su verdadero amor había sido el escritor José Manuel Caballero Bonald.
La primera mujer de Cela también se encargó de resolver los trámites y papeleos de la publicación de sus obras, y hasta en alguna ocasión salvó sus manuscritos que hoy forman parte de la mejor literatura en lengua castellana. «La Colmena la escribió cinco veces desde el principio hasta el final. Cuando la terminó me dijo que le parecía una mierda, con perdón. La chimenea estaba encendida y la tiró al fuego. Menos mal que los pliegos de papel amontonados arden mal y me dió tiempo a sacarlos, porque no había copia y se hubiera perdido para siempre...», recordó esta mujer conocida por su carácter reservado.
El matrimonio se rompió oficialmente en 1990, un año después de que el creador recibiera la mayor condecoración a la que puede aspirar un escritor, el Premio Nobel, y una ceremonia en Estocolmo a la que el autor de La Colmena acudió ya con la que sería después su segunda esposa, Marina Castaño. «Sin mí no hubiera sido nadie; si me oyera me mataba», decía Rosario Conde, a la que, según sus amigos, no le gustaban demasiado los saraos sociales y literarios'' a los que el Nobel era tan aficionado.