Después està el tema de los robos en residencias, que es otra historia. En la residencia que trabajé como enfermera recuerdo que había muchos robos. Como yo sólo hacía una suplencia de verano tampoco le di mucha importància hasta q me tocó de lleno. Yo siempre llevaba un anillo de oro y uno de plata en mi mochila, q dejaba en un armario del despacho, pues hasta eso se atrevieron a robar. Recuerdo q estuve revolviendo la bolsa y nada, pero cuando ya flipé fue cuando fui a pagar en una tienda y vi q mi tarjeta de crèdito había desapareci do. Llamé corriendo para anularla y por suerte no sacaron nada pero aluciné. Nunca supe quien era, pero es que se llevaba hasta el papel de water.