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Ahora qu e releía páginas anteriores me ha gustado mucho una cosa que escribiste sobre centrarse en aceptar la realidad que te ha tocado vivir en casa más que darle continuamente vueltas a todo. Yo no sé cuantos años y cuanta energía habré perdido analizando a mi madre y su comportamiento, dándome cabezazos contra la pared porque las madres de otras amigas no eran como la mía, la de mecanismos de defensa que pones en marcha creyendo que así la situación mejorará un día....pero no. No cambia. Es una batalla perdida de antemano pero darte cuenta lleva muchos años y renunciar a la esperanza de que te quieran como te merecías es jodidísimo. Pero es una guerra que sí merece la pena abandonar para centrarse en las personas y en las experiencias que pueden darnos vida.Yo lo que he decidido es que siento compasión por el maltrato que vivieron de niños, pero no por quienes son ahora (agresores).
Mi expareja también fue un niño maltratado, de hecho todos sus hermanos han salido "mal" de alguna forma. Eso no cambia que él sea una mala persona que disfruta haciendo daños a otros.