Madres con hijos “especiales”

Por otra parte te refieres exclusivamente a los que tienen síndrome de Down, sin embargo la discapacidad abarca muchísimo más, es un mundo muy complejo, interesante y sobre el que habría que educar al ciudadano para que llegue a ver con ojos normales, igual que ve a un cojo, un manco, un ciego.

Ahí es adonde hay que llegar y desde ahí podremos hablar con un mínimo conocimiento y espíritu de colaboración con el tema que tratamos.

Quizás sea porque he tenido un familiar down y conozco el tema mejor que con otros tipos de discapacidad.

En nuestro caso lo más importante era la aceptación primero, la normalización y conseguir la máxima autonomía posible.

Se consiguió porque se pagó. Pero no me gusta la mitificación del SdD. Porque cada caso es único y hay algunas personas que tienen una dependencia muchísimo más grande que otras.

Por eso no entiendo la cuenta chupiguapi de Pepita, porque no es ni un mono de feria, ni mejor ni peor que sus hermanos.

Y si tienes dinero es más fácil (estimulación temprana, extraescolares con monitores especialistas, etc). Luego ya lo de ir a centros educativos ordinarios o educación especial se tiene que valorar con la familia y los profes.

Pero si un hijo es una responsabilidad muy grande, un hijo con discapacidad mental es algo muy muy muy complicado para una familia de clase media. Y no “mola”.

He tenido alumnos con discapacidades físicas (invidentes, sordos, parapléjicos...) y ahí sí veo integración al 100% (trabajo en educación pública con adolescentes). Salen y realizan las actividades que les apetece (deportes, idiomas, música...) y de ocio con compañeros. Pero los chavales con discapacidad mental, sobre los 14 años, se “descuelgan” de las actividades de ocio. Es muy triste pero es así de duro. Y tienen tres opciones: salir con adultos, salir con los hermanos (con tooooodo lo que limita eso a los hermanos jovencitos) o con gente con discapacidad similar.

Es cierto que la gente con SdD tiene unas virtudes maravillosas, una capacidad de amar infinita que hace que te plantees muchas cosas, una empatía hacia la gente que sufre inimaginable... pero vuelvo a repetir que depende del grado de dependencia y de la capacidad de tiempo y dinero de la familia.

No quiero que se me malinterprete. Pero es como cuando se hace marketing chupiguapi con los lacitos rosa del cáncer de mama. Cuando estás enferma no quieres luchas ni batallas: sigues un tratamiento y no estás feliz ni nada de eso. Es una mierda. Que hay que tirar p’alante, CLARO QUE SÍ, pero hacer de todo eso una estantería de merchandising del señor guonderful me repatea.
 
Quizás sea porque he tenido un familiar down y conozco el tema mejor que con otros tipos de discapacidad.

En nuestro caso lo más importante era la aceptación primero, la normalización y conseguir la máxima autonomía posible.

Se consiguió porque se pagó. Pero no me gusta la mitificación del SdD. Porque cada caso es único y hay algunas personas que tienen una dependencia muchísimo más grande que otras.

Por eso no entiendo la cuenta chupiguapi de Pepita, porque no es ni un mono de feria, ni mejor ni peor que sus hermanos.

Y si tienes dinero es más fácil (estimulación temprana, extraescolares con monitores especialistas, etc). Luego ya lo de ir a centros educativos ordinarios o educación especial se tiene que valorar con la familia y los profes.

Pero si un hijo es una responsabilidad muy grande, un hijo con discapacidad mental es algo muy muy muy complicado para una familia de clase media. Y no “mola”.

He tenido alumnos con discapacidades físicas (invidentes, sordos, parapléjicos...) y ahí sí veo integración al 100% (trabajo en educación pública con adolescentes). Salen y realizan las actividades que les apetece (deportes, idiomas, música...) y de ocio con compañeros. Pero los chavales con discapacidad mental, sobre los 14 años, se “descuelgan” de las actividades de ocio. Es muy triste pero es así de duro. Y tienen tres opciones: salir con adultos, salir con los hermanos (con tooooodo lo que limita eso a los hermanos jovencitos) o con gente con discapacidad similar.

Es cierto que la gente con SdD tiene unas virtudes maravillosas, una capacidad de amar infinita que hace que te plantees muchas cosas, una empatía hacia la gente que sufre inimaginable... pero vuelvo a repetir que depende del grado de dependencia y de la capacidad de tiempo y dinero de la familia.

No quiero que se me malinterprete. Pero es como cuando se hace marketing chupiguapi con los lacitos rosa del cáncer de mama. Cuando estás enferma no quieres luchas ni batallas: sigues un tratamiento y no estás feliz ni nada de eso. Es una mierda. Que hay que tirar p’alante, CLARO QUE SÍ, pero hacer de todo eso una estantería de merchandising del señor guonderful me repatea.

A mí eso que cuentas me parece normal. En el edificio donde vivo hay una zona común con parque para los vecinos, justo donde da la ventana de mi cocina, así que a menudo lo veo mientras hago algo. Hay una vecina con dos hijas, la mayor tiene alguna discapacidad, no sé cuál. Cuando yo empecé a vivir allí unos meses antes de casarme la mayor tendría unos nueve años y jugaba con otras niñas de la finca de la misma edad en los columpios, ahora, casi cuatro años después, o está con la hermana pequeña y las amigas o sino sentada con la madre. Las demás niñas ya salen por ahí a dar una vuelta, ayer las vi en el cine, por ejemplo, pero esa niña no va porque yo entiendo que llegada la adolescencia sus intereses y su nivel de desarrollo son completamente diferentes. No sé qué pasará cuando la hermana, que debe tener tres o cuatro años menos, empiece a salir, pero a día de hoy esta niña no está integrada en la pandilla de las de su edad.
 
Quizás sea porque he tenido un familiar down y conozco el tema mejor que con otros tipos de discapacidad.

En nuestro caso lo más importante era la aceptación primero, la normalización y conseguir la máxima autonomía posible.

Se consiguió porque se pagó. Pero no me gusta la mitificación del SdD. Porque cada caso es único y hay algunas personas que tienen una dependencia muchísimo más grande que otras.

Por eso no entiendo la cuenta chupiguapi de Pepita, porque no es ni un mono de feria, ni mejor ni peor que sus hermanos.

Y si tienes dinero es más fácil (estimulación temprana, extraescolares con monitores especialistas, etc). Luego ya lo de ir a centros educativos ordinarios o educación especial se tiene que valorar con la familia y los profes.

Pero si un hijo es una responsabilidad muy grande, un hijo con discapacidad mental es algo muy muy muy complicado para una familia de clase media. Y no “mola”.

He tenido alumnos con discapacidades físicas (invidentes, sordos, parapléjicos...) y ahí sí veo integración al 100% (trabajo en educación pública con adolescentes). Salen y realizan las actividades que les apetece (deportes, idiomas, música...) y de ocio con compañeros. Pero los chavales con discapacidad mental, sobre los 14 años, se “descuelgan” de las actividades de ocio. Es muy triste pero es así de duro. Y tienen tres opciones: salir con adultos, salir con los hermanos (con tooooodo lo que limita eso a los hermanos jovencitos) o con gente con discapacidad similar.

Es cierto que la gente con SdD tiene unas virtudes maravillosas, una capacidad de amar infinita que hace que te plantees muchas cosas, una empatía hacia la gente que sufre inimaginable... pero vuelvo a repetir que depende del grado de dependencia y de la capacidad de tiempo y dinero de la familia.

No quiero que se me malinterprete. Pero es como cuando se hace marketing chupiguapi con los lacitos rosa del cáncer de mama. Cuando estás enferma no quieres luchas ni batallas: sigues un tratamiento y no estás feliz ni nada de eso. Es una mierda. Que hay que tirar p’alante, CLARO QUE SÍ, pero hacer de todo eso una estantería de merchandising del señor guonderful me repatea.

Tu post es amplio, no puedo mezclar. Por eso voy a referirme, en lo que pueda y como pueda, a lo que reseño en negrita.

Pareces ver como negativo que los discapacitados intelectuales llegada determinada edad, catorce años, tienen tres opciones para salir en compañía porque las opciones de ocio las dejan. No sé a que lugar o lugares te refieres, pero no suele ser así. Hay múltiples actividades, talleres y demás formas de llenar ese ocio, te lo aseguro, sin necesidad de recurrir a hermanos o adultos ni disponer de extras económicas. Supongo depende de las salidas programadas según la riqueza de elección en el lugar donde vives o conozcas.

Pero creo que insistes en el asunto principal que es, por lo que dices, no vayamos de adornos ni contemplaciones baratas para edulcorar la vida de este sector de población.
Hace años la discapacidad intelectual no estaba contemplada en ningun sentido, en este pais era asunto feo, apartado, hasta que allá por los años sesenta hubo unas familias que empezaron a hacer notar el tema. Todo, desde entonces, ha cambiado, no en su totalidad ni lo que significaría ponernos a nivel de los paises nórdicos, pero ya no estamos en la época cavernaria.

Te recuerdo todo ésto porque, y por lo que me dices, pareces hablar de unos ámbitos tirando a cerrados, con pocas posibilidades de salida y te aseguro que eso ha cambiado aunque parece ser que no en todos los sitios es igual. El cambiar las mentalidades con respecto a la discapacidad es primordial, veremos las cosas de otra manera, pero exactamente no sé en que apartado lo tienes tu.

Me gustaría conocerlo por el hecho de que quizá podríamos ampliarlo.

Gracias.
 
Tu post es amplio, no puedo mezclar. Por eso voy a referirme, en lo que pueda y como pueda, a lo que reseño en negrita.

Pareces ver como negativo que los discapacitados intelectuales llegada determinada edad, catorce años, tienen tres opciones para salir en compañía porque las opciones de ocio las dejan. No sé a que lugar o lugares te refieres, pero no suele ser así. Hay múltiples actividades, talleres y demás formas de llenar ese ocio, te lo aseguro, sin necesidad de recurrir a hermanos o adultos ni disponer de extras económicas. Supongo depende de las salidas programadas según la riqueza de elección en el lugar donde vives o conozcas.

Pero creo que insistes en el asunto principal que es, por lo que dices, no vayamos de adornos ni contemplaciones baratas para edulcorar la vida de este sector de población.
Hace años la discapacidad intelectual no estaba contemplada en ningun sentido, en este pais era asunto feo, apartado, hasta que allá por los años sesenta hubo unas familias que empezaron a hacer notar el tema. Todo, desde entonces, ha cambiado, no en su totalidad ni lo que significaría ponernos a nivel de los paises nórdicos, pero ya no estamos en la época cavernaria.

Te recuerdo todo ésto porque, y por lo que me dices, pareces hablar de unos ámbitos tirando a cerrados, con pocas posibilidades de salida y te aseguro que eso ha cambiado aunque parece ser que no en todos los sitios es igual. El cambiar las mentalidades con respecto a la discapacidad es primordial, veremos las cosas de otra manera, pero exactamente no sé en que apartado lo tienes tu.

Me gustaría conocerlo por el hecho de que quizá podríamos ampliarlo.

Gracias.

¡Hola!

Justamente mi familia se esforzó muchísimo en que hubiera opciones para la gente con discapacidad mental. Con pasta, claro.

A lo que me refería es a la interacción en el ocio adolescente con chavales sin discapacidad. Perdona si no me he explicado bien. Claro que hay actividades para ell@s: deporte, teatro... tooodo perfecto.

Quería resaltar el momento clave en la que los padres se dan cuenta de que sus hij@s no van a llevar una vida como los demás jóvenes de su edad: la adolescencia. Durante la niñez, los cumples, las salidas al cine, a la playa, al campo, son totalmente realizables con niñ@s de todos tipos. Pero irte de botellón o de discoteca a ligar... pues no. Ahí los chavales con down dejan de poder hacer lo mismo que los chavales sin down. Te repito que a veces es incluso por exceso de madurez: son incapaces de, por ejemplo, mentir a los padres (algo inevitable en los adolescentes).

Me da pena porque cuando llegas a ese punto, hay que ayudarles a encontrar “su lugar” y, desgraciadamente, no es el mismo que los quinceañeros. Los chavales con discapacidad física sí salen con sus compis... y se integran al 100%. Lo que sí he visto es más facilidad de los invidentes que los sordos, que tienden a tener dos muy mejores amigos... pero me lo explicaron las educadoras (está dentro de lo normal).

Por eso no me gusta la cuenta de Pepita. Dar visibilidad a la discapacidad es muy necesario, pero no lo vistamos de “molón” (el verbo que utiliza su madre), porque no es así. Es muy duro para los padres, sobre todo en casos en que no se asegura la autonomía en pisos tutelados porque el grado de discapacidad es alto. Eso para los padres es un mazazo brutal.

Pero no quería dar una imagen negativa de ell@s.
Puedes releer mi mensaje para ver que su aportación a las familias es insustituíble. En mi caso se me caen las lagrimitas al pensar en momentos de discusión normal en los que ella se ponía a llorar porque no podía soportar los malos rollos y teníamos que pedirnos todos perdón abrazándonos. Era un bálsamo, una cura al odio. Y sus prioridades. Te ponía la vida del revés porque detectaba el sufrimiento oculto de los débiles a quilómetros. Hasta de los animalitos. “Veía” cuando alguien sufría y tenía que ponerle remedio con besos y abrazos.

También es cierto que hablo de una persona con Down con autonomía y resposabilidad altísima rodeada de todas las posibilidades afectivas, socioeconómicas y culturales posibles. Eso no lo tienen todos. Y el estado no lo garantiza, por desgracia.

Saludos de todo corazón.
 
QUOTE="Camille, post: 8803065, member: 18257"]
¡Hola!

Justamente mi familia se esforzó muchísimo en que hubiera opciones para la gente con discapacidad mental. Con pasta, claro.

A lo que me refería es a la interacción en el ocio adolescente con chavales sin discapacidad. Perdona si no me he explicado bien. Claro que hay actividades para ell@s: deporte, teatro... tooodo perfecto.

Quería resaltar el momento clave en la que los padres se dan cuenta de que sus hij@s no van a llevar una vida como los demás jóvenes de su edad: la adolescencia. Durante la niñez, los cumples, las salidas al cine, a la playa, al campo, son totalmente realizables con niñ@s de todos tipos. Pero irte de botellón o de discoteca a ligar... pues no. Ahí los chavales con down dejan de poder hacer lo mismo que los chavales sin down. Te repito que a veces es incluso por exceso de madurez: son incapaces de, por ejemplo, mentir a los padres (algo inevitable en los adolescentes).

Me da pena porque cuando llegas a ese punto, hay que ayudarles a encontrar “su lugar” y, desgraciadamente, no es el mismo que los quinceañeros. Los chavales con discapacidad física sí salen con sus compis... y se integran al 100%. Lo que sí he visto es más facilidad de los invidentes que los sordos, que tienden a tener dos muy mejores amigos... pero me lo explicaron las educadoras (está dentro de lo normal).

Por eso no me gusta la cuenta de Pepita. Dar visibilidad a la discapacidad es muy necesario, pero no lo vistamos de “molón” (el verbo que utiliza su madre), porque no es así. Es muy duro para los padres, sobre todo en casos en que no se asegura la autonomía en pisos tutelados porque el grado de discapacidad es alto. Eso para los padres es un mazazo brutal.

Pero no quería dar una imagen negativa de ell@s.
Puedes releer mi mensaje para ver que su aportación a las familias es insustituíble. En mi caso se me caen las lagrimitas al pensar en momentos de discusión normal en los que ella se ponía a llorar porque no podía soportar los malos rollos y teníamos que pedirnos todos perdón abrazándonos. Era un bálsamo, una cura al odio. Y sus prioridades. Te ponía la vida del revés porque detectaba el sufrimiento oculto de los débiles a quilómetros. Hasta de los animalitos. “Veía” cuando alguien sufría y tenía que ponerle remedio con besos y abrazos.

También es cierto que hablo de una persona con Down con autonomía y resposabilidad altísima rodeada de todas las posibilidades afectivas, socioeconómicas y culturales posibles. Eso no lo tienen todos. Y el estado no lo garantiza, por desgracia.

Saludos de todo corazón.
[/QUOTE]


Tocas varios puntos, señal de que el tema es amplísimo.
Pero evitemos confusiones, un ciego, que citas y un sordo, que tambien citas, nada que ver con la discapacidad de un síndrome de Down, un Asperger, un autista, un paralítico cerebral con incapacitacion intelectual.
Si nos referimos al discapacitado intelectual son los padres los primeros que han de situarse en la cuestión, con claridad, sin reservas. Sin contemplaciones ni disimulos. De ahí partirá la futura vida del discapacitado intelectual. El esperar a etapas determinadas como si fueran obligatorias es un error inconscientemente, retrasar la evidente realidad, una pena. Y una pena tambien para el propio discapacitado, del grado que sea.

Los diagnósticos están bien, son necesarios aunque no siempre exactos, pero los padres han de hacerse una higiene mental y no pensar nunca más en lo que pudo haber sido y no fue, aceptar las cosas como son pero desde dentro, desde el corazón y la cabeza. Tarea no facil, pero absolutamente necesaria para la mejor progresión del discapacitado y el entorno, de todo. Y nada de penas ni de lástimas, eso no ayuda a nadie empezando por el discapacitado y siguiendo por la familia.

Por lo que dices son personas pudientes económicamente, los recursos económicos son un buen puntal, como no, pero naturalmente ignoro la edad de este chico o chica para tener idea de su posible salida al mundo que llamamos normal, porque a él acabará integrándose a juzgar por lo que dices.

Hasta cuando quiera tambien de todo corazón
 
No sé qué palabra se puede usar, pero por mucho que adornemos el lenguaje, la realidad es la que es.
No es adornar el lenguaje, es tenerles un respeto y no referirse a ellos de forma despectiva.
No sé cómo eres físicamente, pero si te sobrasen unos kilos, te gustaría que la gente te llamase la vacaburra? Aaah, la realidad es la que es. Pues no! Pues claro que no.
En mi trabajo veo a niños con TEA, con SD, entre otros. Es un gran palo que tu niño "no sea normal", pero qué es la normalidad? También veo niños que eran "normales" y debido a un accidente... Pues eso, la vida a veces es una mierda.
No son un regalo, pero son una lección. Los niños con los que trabajo son MUY felices y las familias se merecen todos mis respetos, por la lucha y por aprender a relativizar.
Con todo esto no lo quiero edulcorar. Es duro y un gran palo, quien diga que lo quiere para su hijo que se lo haga mirar.
Eso sí, esos niños son lo más bueno y puro de este mundo de mierda.
Ah, lo del IG de la madre esa me parece vomitivo, igual que el de la Balenchana, creo que va más allá de la exposición infantil (que me parece grave). Pero me censuro mi opinión.
 
Si, por ejemplo Bertin Osborne creó también una fundación para el problema de su hijo y durante un tiempo vendió la idea de que si a esos niños se les daba muuucha terapia, muy avanzada, podían llegar a curarse. Con el tiempo se ha demostrado que no es así, se han gastado en su hijo un chorro de dinero que otras familias no tienen.
Yo creo que antes los deficientes vivían más felices con menos tratamientos y menos exigencias que ahora. El empeño de que los deficientes alcancen ciertos objetivos los está sometiendo a aprendizajes y programas duros, mucha disciplina y poca libertad.
Ignorando tus faltas de respeto, te diré que depende de la patología del niño, con diferentes terapias se pueden lograr muchas cosas. Por ponerte un ejemplo, un niño SD que no tenga terapia puede llegar a no hablar y con terapia sí que llegaría a hacerlo, u otro ejemplo, niños que se alteran mucho aprenden a relajarse más y no tener esos comportamientos o tenerlos con menos frecuencia. Se suelen trabajar aspectos comunicativos y conductuales. Además, hay otras actividades sin base científica pero que les encanta y les hace muy felices, como musicoterapia o natación.
creer que eran más felices encerrados en casa, pues en fin.
Pd: el tonto del Bertín Osborno es lo único bueno que debe haber aportado a la sociedad.
 
Última edición por un moderador:
No es adornar el lenguaje, es tenerles un respeto y no referirse a ellos de forma despectiva.
No sé cómo eres físicamente, pero si te sobrasen unos kilos, te gustaría que la gente te llamase la vacaburra? Aaah, la realidad es la que es. Pues no! Pues claro que no.
En mi trabajo veo a niños con TEA, con SD, entre otros. Es un gran palo que tu niño "no sea normal", pero qué es la normalidad? También veo niños que eran "normales" y debido a un accidente... Pues eso, la vida a veces es una mierda.
No son un regalo, pero son una lección. Los niños con los que trabajo son MUY felices y las familias se merecen todos mis respetos, por la lucha y por aprender a relativizar.
Con todo esto no lo quiero edulcorar. Es duro y un gran palo, quien diga que lo quiere para su hijo que se lo haga mirar.
Eso sí, esos niños son lo más bueno y puro de este mundo de mierda.
Ah, lo del IG de la madre esa me parece vomitivo, igual que el de la Balenchana, creo que va más allá de la exposición infantil (que me parece grave). Pero me censuro mi opinión.
Me sobran kilos y no me importa que me llamen gorda y a lo mejor me llaman vacaburra cuando no estoy presente. Pero el problema no es cómo me llamen, sino los kilos que me sobran y eso, aunque me lamasen "curvi", sigue siendo un problema de salud. Así que el vocabulario no mejora ni empeora los problemas.
 
Si, por ejemplo Bertin Osborne creó también una fundación para el problema de su hijo y durante un tiempo vendió la idea de que si a esos niños se les daba muuucha terapia, muy avanzada, podían llegar a curarse. Con el tiempo se ha demostrado que no es así, se han gastado en su hijo un chorro de dinero que otras familias no tienen.
Yo creo que antes los deficientes vivían más felices con menos tratamientos y menos exigencias que ahora. El empeño de que los deficientes alcancen ciertos objetivos los está sometiendo a aprendizajes y programas duros, mucha disciplina y poca libertad.

A causa del post siguiente cito al que contesta la forera, vale la pena citar el anterior, hay pensamientos similares en esta sociedad donde prima lo aparentemente correcto.
Ignorando tus faltas de respeto, te diré que depende de la patología del niño, con diferentes terapias se pueden lograr muchas cosas. Por ponerte un ejemplo, un niño SD que no tenga terapia puede llegar a no hablar y con terapia sí que llegaría a hacerlo, u otro ejemplo, niños que se alteran mucho aprenden a relajarse más y no tener esos comportamientos o tenerlos con menos frecuencia. Se suelen trabajar aspectos comunicativos y conductuales. Además, hay otras actividades sin base científica pero que les encanta y les hace muy felices, como musicoterapia o natación.
creer que eran más felices encerrados en casa, pues en fin.
Pd: el tonto del Bertín Osborno es lo único bueno que debe haber aportado a la sociedad.


Verdadero gusto en leerte, los primitivismos y ancestros resucitados dan verdadero horror cuando se trata de estos temas, dan verdadero horror cuando se afirma que la libertad consiste en ser una hoja al viento y a merced del primer vendaval que la maneje. Da verdadero horror cuando al ser humano se le condena a no salirse de sus dificultades sensoriales.

Ya no voy a referirme al caso de Bertin Osborne, que parece ser el descubridor de las discapacidades lo que muestra el nulo saber acerca de ellas. Quiero pensar causa de las atrevidas y deshumanizadas ignorancias.

Dejar al discapacitado intelectual como algo sin remedio, inservible y a su aire, supone un pensamiento previo totalmente alejado de lo que llamamos humanidad, HUMANIDAD, y podemos acercarnos a la consagración de la raza perfecta sin la que nada sea factible de tener una vida normal. Asusta ver y comprobar como dentro de tanta progresía, que nos creemos, de tanta civilización, que nos creemos, de tanta prosperidad que tambien nos creemos, haya estos lamentables cabos que parecen ser sacados de las más angostas cavernas.

Cierto que este pais, España, no es ningún avanzado en el tema, cierto, pero una vez allá por los años sesenta se sacó a la luz por medio de movimientos asociativos, la justa preocupación de las familias se salió del cerrado marco del ocultamiento. Ese que de leer ahora da hasta escalofrios. Ignorar una o varias deficiencias es como intentar ocultarlas, dejar en el abandono a seres humanos con posibilidades de mejora, entendimiento, calidad de vida.

¿Somos realmente seres humanamente civilizados? O ¿lo son quienes así piensan?
 
Me sobran kilos y no me importa que me llamen gorda y a lo mejor me llaman vacaburra cuando no estoy presente. Pero el problema no es cómo me llamen, sino los kilos que me sobran y eso, aunque me lamasen "curvi", sigue siendo un problema de salud. Así que el vocabulario no mejora ni empeora los problemas.

Vayamos pues al problema. De salud según dices.

¿No se le toma en serio? ¿No merece una atención?
 
Ignorando tus faltas de respeto, te diré que depende de la patología del niño, con diferentes terapias se pueden lograr muchas cosas. Por ponerte un ejemplo, un niño SD que no tenga terapia puede llegar a no hablar y con terapia sí que llegaría a hacerlo, u otro ejemplo, niños que se alteran mucho aprenden a relajarse más y no tener esos comportamientos o tenerlos con menos frecuencia. Se suelen trabajar aspectos comunicativos y conductuales. Además, hay otras actividades sin base científica pero que les encanta y les hace muy felices, como musicoterapia o natación.
creer que eran más felices encerrados en casa, pues en fin.
Pd: el tonto del Bertín Osborno es lo único bueno que debe haber aportado a la sociedad.
Yo no falto al respeto a nadie, simplemente no tengo la culpa de que la vida no sea perfecta.
 
A causa del post siguiente cito al que contesta la forera, vale la pena citar el anterior, hay pensamientos similares en esta sociedad donde prima lo aparentemente correcto.



Verdadero gusto en leerte, los primitivismos y ancestros resucitados dan verdadero horror cuando se trata de estos temas, dan verdadero horror cuando se afirma que la libertad consiste en ser una hoja al viento y a merced del primer vendaval que la maneje. Da verdadero horror cuando al ser humano se le condena a no salirse de sus dificultades sensoriales.

Ya no voy a referirme al caso de Bertin Osborne, que parece ser el descubridor de las discapacidades lo que muestra el nulo saber acerca de ellas. Quiero pensar causa de las atrevidas y deshumanizadas ignorancias.

Dejar al discapacitado intelectual como algo sin remedio, inservible y a su aire, supone un pensamiento previo totalmente alejado de lo que llamamos humanidad, HUMANIDAD, y podemos acercarnos a la consagración de la raza perfecta sin la que nada sea factible de tener una vida normal. Asusta ver y comprobar como dentro de tanta progresía, que nos creemos, de tanta civilización, que nos creemos, de tanta prosperidad que tambien nos creemos, haya estos lamentables cabos que parecen ser sacados de las más angostas cavernas.

Cierto que este pais, España, no es ningún avanzado en el tema, cierto, pero una vez allá por los años sesenta se sacó a la luz por medio de movimientos asociativos, la justa preocupación de las familias se salió del cerrado marco del ocultamiento. Ese que de leer ahora da hasta escalofrios. Ignorar una o varias deficiencias es como intentar ocultarlas, dejar en el abandono a seres humanos con posibilidades de mejora, entendimiento, calidad de vida.

¿Somos realmente seres humanamente civilizados? O ¿lo son quienes así piensan?
Yo no sé dónde viven algunas personas que dicen que antes los deficientes vivían ocultos. Donde yo vivo no vivían ocultos, al contrario, vivían mucho más visibles y más libres que ahora. Es ahora cuando viven encerrados en asociaciones, hogares, centros de terapia, acompañados de monitores que los llevan a pasear en grupos y actividades exclusivas para ellos. Antes andaban por la calle, la gente los conocía, podían entrar en una tienda del barrio y si compraban algo y lo dejaban a deber, pues al día siguiente bajaba la madre y lo pagaba, se juntaban con los chavales del barrio o un vecino los invitaba a merendar en su casa. Así era al menos como vivían los deficientes que yo conocía en mi mundo. Creo que eran libres y felices. Ahora se les somete a tratamientos y aprendizajes que a veces solo sirven para hacerles sufrir y se les aparta del mundo real con la excusa de protegerles.
 

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