En honor a @cebollo
¡Ah, David Addison!
No hay hombres como David Addison, tan polifacético que marea de puro inverosimil: brillante, encantador, divertido, sensible, romántico y un golferas impresentable, pero paradójicamente enamorado hasta las trancas de una arpía estirada. Ah, y sexy, muy muy sexy...
Y aquí estoy yo, casi tres décadas después preguntándome por qué me engañaron así. Ni los había entonces, ni los hay ahora. David Addison pertenece a una raza exclusiva y unitaria que se extinguió con el fin de la quinta temporada de Luz de luna en 1989. Bruce Willis le imita de cuando en cuando, pero en ocasiones resulta grotesco y/o vergonzante y sólo consigue recordarme hasta que punto David esta muerto y bien enterrado. Ya no hay golfos como los clásicos.
¿Y que decir de Maddie? Histérica perfeccionista que le volvia loco al pobre. Qué digna y irrisoria al mismo tiempo. Las chicas como ella sólo se acostaban con el chico a partir de la tercera temporada. Eso sí era tensión sexual no resuelta de calidad. Todos confiábamos en la máxima seguridad del cinturón de castidad de la Shepherd. No se me ocurre mejor combinación. A la altura de las grandes comedias del Hollywood de los treinta y cuarenta. Estoy segura de que si nunca se hubiesen acostado (sus personajes, porque ¡que desilusión fué saber que en la vida real no se soportaban) la serie hubiese durado otros tres o cuatro años más.
Siempre estaban riñendo porque estaban locos el uno por el otro.
El momento esperado fué glorioso, con Maddie dando calabazas nada menos que a Mark Harmon "Sam", otro bollazo, por David ¡pero sin intención de estar con David!... o eso creia ella...
Pero el público se moria al final por que lo hicieran y pronto los guionistas se dieron cuenta de que la tensión sexual se habia esfumado, y eso que los primeros capítulos tras el acontecimiento estuvieron muy logrados con Maddie intentando que David se conformase con volver a estar a dos velas.
¡David, ella estaba loca!
Por no casarlos, los guionistas aprovecharon el embarazo de Cybill para poner a David en el brete de que ella no quiera casarse con él porque igual el niño no era suyo sino de Sam y ¡en vez de casarse con él, porque a él le daba igual ser el padre del niño o no, ella intenta casarse con un tercero! Vamos, todo por estirar una tensión sexual ya imposible y se cargaron la serie.
En cambio, su versión fea, los ayudantes, tenian muy claro que se gustaban...
¡Fue una gran serie! Muy chic, muy en plan Historias de Filadelfia, como en las comedias clásicas, con muchísima originalidad. Remington Steele fué una versión descafeinada de Luz de Luna.
¡Ah, David Addison!
No hay hombres como David Addison, tan polifacético que marea de puro inverosimil: brillante, encantador, divertido, sensible, romántico y un golferas impresentable, pero paradójicamente enamorado hasta las trancas de una arpía estirada. Ah, y sexy, muy muy sexy...
Y aquí estoy yo, casi tres décadas después preguntándome por qué me engañaron así. Ni los había entonces, ni los hay ahora. David Addison pertenece a una raza exclusiva y unitaria que se extinguió con el fin de la quinta temporada de Luz de luna en 1989. Bruce Willis le imita de cuando en cuando, pero en ocasiones resulta grotesco y/o vergonzante y sólo consigue recordarme hasta que punto David esta muerto y bien enterrado. Ya no hay golfos como los clásicos.
¿Y que decir de Maddie? Histérica perfeccionista que le volvia loco al pobre. Qué digna y irrisoria al mismo tiempo. Las chicas como ella sólo se acostaban con el chico a partir de la tercera temporada. Eso sí era tensión sexual no resuelta de calidad. Todos confiábamos en la máxima seguridad del cinturón de castidad de la Shepherd. No se me ocurre mejor combinación. A la altura de las grandes comedias del Hollywood de los treinta y cuarenta. Estoy segura de que si nunca se hubiesen acostado (sus personajes, porque ¡que desilusión fué saber que en la vida real no se soportaban) la serie hubiese durado otros tres o cuatro años más.
Siempre estaban riñendo porque estaban locos el uno por el otro.
El momento esperado fué glorioso, con Maddie dando calabazas nada menos que a Mark Harmon "Sam", otro bollazo, por David ¡pero sin intención de estar con David!... o eso creia ella...
Pero el público se moria al final por que lo hicieran y pronto los guionistas se dieron cuenta de que la tensión sexual se habia esfumado, y eso que los primeros capítulos tras el acontecimiento estuvieron muy logrados con Maddie intentando que David se conformase con volver a estar a dos velas.
¡David, ella estaba loca!
Por no casarlos, los guionistas aprovecharon el embarazo de Cybill para poner a David en el brete de que ella no quiera casarse con él porque igual el niño no era suyo sino de Sam y ¡en vez de casarse con él, porque a él le daba igual ser el padre del niño o no, ella intenta casarse con un tercero! Vamos, todo por estirar una tensión sexual ya imposible y se cargaron la serie.
En cambio, su versión fea, los ayudantes, tenian muy claro que se gustaban...
¡Fue una gran serie! Muy chic, muy en plan Historias de Filadelfia, como en las comedias clásicas, con muchísima originalidad. Remington Steele fué una versión descafeinada de Luz de Luna.