LUIS II DE BAVIERA - Otro monarca perturbado

Registrado
22 Oct 2017
Mensajes
6.043
Calificaciones
12.279
Luis II de Baviera
ludwig_and_younger_brother_otto.jpg

Luis y su hermano Otto.
Luis II de Baviera (1845-1886) fue el primogénito de Maximiliano II y María de Prusia. Tuvo una infancia dura debido a la encorsetada educación que le encomendaron sus padres. Era admirador de la poesía, la hípica, la natación y de Wagner. Solo se conocen dos amigos en su vida, Isabel de Baviera, más conocida como la emperatriz Sissi y Paul de Thurn y Taxis, con el cual se rumorea que también tuvo una especie de romance o amor platónico hasta que éste se empezó a interesar más por las mujeres. Más tarde tuvo un posible romance con su caballerizo mayor, pero la información sobre estos hechos es bastante difusa.

A los 19 años heredaría el trono y se convertiría en una de las piezas fundamentales de los estados alemanes, de cuyo sueño era ser el unificador. Sin embargo, quería gobernar como un rey absolutista a la vieja usanza, algo que le costaba bastantes problemas. Además, conforme tenía reveses en la política exterior por culpa de Prusia, iba cansándose de esa vida, para la que no se veía destinado, así que se fue refugiando en las obras de Wagner y en su pasión por construir palacios. Por desgracia, tuvo que desterrar al músico porque la aristocracia decía que influía demasiado en él, así que finalmente acabó refugiándose en su mundo ideal construyendo palacios allá por donde pasaba, algo que le arruinó económicamente pero que ciertamente ayudó mucho económicamente a su reino, ya que todo lo hacía con materia prima bávara.

Buena fe de ellos son los idílicos palacios y castillos de Neuschwanstein, Herremchiemsee y Linderhof




¿Estaba realmente loco Luis II? Pues no se sabe a ciencia cierta si estaba loco o su familia quería quitárselo de en medio. Lo que estaba claro es que su figura es la del romántico del XIX, con una marcada angustia existencial y esa búsqueda de la belleza a través de pasajes bucólicos y casi fantásticos.

De todas formas, la familia consiguió apartarlo del poder y su psicólogo le diagnosticó esquizofrenia, basándose en testimonios de sus sirvientes y no examinando directamente a Luis II. Como conclusión sacaron que el monarca escuchaba y oía voces y además soñaba con lugares fantásticos que realmente no existían.

El doctor Gudden se encargó de tratarlo y realmente pensaba que era esquizofrénico, pero pronto trabaron una cierta amistad entre el paciente y el médico, razón por la que salían a dar largos paseos por el lago Stamberg. Un día, al ver que su enfermedad mejoraba a pasos agigantados, Gudden dio orden de no necesitar ningún tipo de guardia para el paseo diario. Sin embargo, al día siguiente les encontraron a ambos muertos en la orilla con signos de ahogamiento. ¿Quizás no le interesaba a alguien que el monarca mostrara signos de mejoría? Juzgad vosotros.

245px-ludwig_ii_of_bavaria.jpg
 
Back