Ludwig van Beethoven: aniversario heroico, Año Beethoven

Uno de los mejores pianistas en activo, Kristian Zimmerman, se dedicará este año a ofrecer integrales , sí con los cinco, de la conciertos para piano de Beethoven.

De momento he visto que está programado en :Montecarlo, Estrasburgo, Verona y Amsterdam.

Yo tengo entrada para Amsterdam el 11 de octubre, con la Orquesta Concertgebouw, director el valenciano Gustavo Gimeno. A las 13h empieza con los conciertos 1 y 2. Descanso. Concierto 3. Descanso. 17'30 números 4 y 5.

Ya no quedan entradas.
 
Ludwig van Beethoven, psicoanalizado por el mejor de sus biógrafos
A 250 años de su nacimiento, el genio de la música sigue dando que hablar, incluso en un mundo paralizado por la cuarentena. En esta nota, un recorrido didáctico por la biografía de referencia del compositor alemán, escrita por el norteamericano Maynard Solomon: un estudio que conjuga la musicología y el psicoanálisis aplicado

Por Rodolfo Biscia
19 de abril de 2020



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Ian Hart como Beethoven en "Eroica" (2003), film para la BBC dirigido por Simon Cellan-Jones

Aunque este año festejamos el aniversario del nacimiento de Ludwig van Beethoven, no sabemos con certeza cuándo vino al mundo. El 16 de diciembre de 1770 es la fecha probable, pero no apodíctica, de su nacimiento, que tal vez haya tenido lugar el 15. No sin coquetería, el propio compositor puso en duda algunos datos de su partida de nacimiento: durante gran parte de su vida creyó –o quiso creer– que había nacido en diciembre de 1772.

El joven Ludwig nunca dejó de honrar a su abuelo homónimo, competente Kapellmeister (N. de la R. : maestro de capilla, músico prestigioso y compositor que conduce al grupo de cantores e instrumentistas responsable de la música sacra en iglesias y lmúsica profana en las fiestas cortesana) en la corte del electorado de Colonia. Pero desfiguró la relación con Johann, el tenor mediocre y borracho que le tocó por padre. Mintiéndose a sí mismo por segunda vez, Beethoven dejó difundir una leyenda acerca de su origen noble. Así, durante mucho tiempo pareció dar fe a la fábula que lo hacía hijo ilegítimo del rey de Prusia: según el caso, osciló entre referirse a Federico el Grande y a Federico Guillermo II. (Como toda teoría que se origina en una fantasía, tenía un inconveniente: el “van” de su apellido, de origen flamenco, no es signo cierto de nobleza en los Países Bajos, como sí ocurre con el “von” alemán.)

Profundizando una idea de Otto Ranke, Sigmund Freud llamó “novela familiar del neurótico” a la tentación de enaltecer nuestro origen inventándonos un linaje aristocrático. Fue mediante esa clave que Maynard Solomon (Nueva York, 1930) comenzó a escribir la biografía más atractiva y polémica que, hasta la fecha, tenemos de Beethoven. Con discutible bagaje freudiano reconsideró la vida de ese genio que alguna vez fue un niño retraído y que pronto se volvió un adulto extravagante e irascible. Su libro puede leerse como una novela familiar psicoanalítica en la que no falta la neurosis pero tampoco el melodrama, y que no es incompatible con formas sutiles del análisis musical.


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El "Beethoven" de Maynard Solomon, en su segunda edición revisada de 1998



En 1977, el estudioso norteamericano publicó la primera versión de su estudio, que poco después estuvo disponible en traducción española. Preparó una nueva edición revisada en 1998, luego de encender la mecha de la polémica sobre la probable homosexualidad de Franz Schubert y de escribir otra influyente biografía de Mozart. Entretanto, había trabajado en estrecha colaboración con los eruditos que clasificaron y editaron el acervo documental de Beethoven.

En busca del “estilo heroico”

La primera parte del libro de Solomon reconstruye la infancia del compositor en un entorno hogareño arruinado por un padre alcohólico. Luego prosigue con la adolescencia de Beethoven en Bonn, describiendo sus primeros avances musicales bajo la guía del compositor, organista y director Christian Gottlob Neefe. De esa etapa inicial, en la que intimó con los círculos iluministas de su ciudad natal, el biógrafo destaca la importancia de una obra extraordinaria, aunque poco conocida: la Cantata fúnebre por la muerte del emperador Joseph II (1790).

En 1792, Beethoven partió para Viena; su padre moriría siete semanas más tarde. La capital del Imperio fue hospitalaria con este pianista virtuoso –y gran improvisador– que allí encontraría maestros ilustres como Joseph Haydn y Antonio Salieri. Pronto lo rodeó una serie de protectores de la nobleza como el príncipe Lobkowitz, el conde Razumovsky, el barón van Swieten y el príncipe Lichnowsky. (Una década más tarde, se sumó a esta cofradía uno de sus alumnos de piano: el archiduque Rodolfo de Austria.)

Este primer período vienés llega hasta 1802: en esa época, Beethoven saldó la deuda con los espectros de Mozart y Haydn. No sin aventurarse bastante más allá, como lo atestiguan sus Tríos, op. 1, los Cuartetos, op. 18, los tres primeros conciertos para piano y sus dos primeras sinfonías. O también sonatas para piano como la “Patética” y la denominada “Claro de luna”.


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Gary Oldman en "Amada inmortal" (1994), fantasía biográfica dirigida por Bernard Rose

El hallazgo del “estilo heroico”

La segunda etapa vienesa es más conocida como el “período heroico”. En esta fase coincidieron una crisis dramática y la irrupción de un estilo nuevo. Testimonio de esa crisis es el célebre Testamento de Heiligenstadt, fechado el 6 y el 10 de octubre de 1802 y dirigido a los dos hermanos de Beethoven que habían sobrevivido. Allí un compositor abatido declaró que sólo el arte lo había salvado del su***dio y expresó su dolor por la sordera que había comenzado a entristecer su vida.

(Los problemas auditivos de Beethoven databan quizás de 1796, pero los primeros síntomas molestos aparecieron recién en 1798 o 1799. Esta dolencia, que se volvería muy grave durante la última década de su vida, se revela con acento desgarrador –pero también algo retórico– en el Testamento que comentamos.)


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Facsímil del "Testamento de Heiligenstadt" de 1802

“El comienzo de su sordera fue la dolorosa crisálida en la que su estilo heroico maduró”, resume Solomon. Obra clave que señala el umbral de esta fase, la Tercera Sinfonía, “Eroica” marca la orientación del compositor hacia obras de una ambición inédita: desde la ópera Leonore (luego rebautizada Fidelio*) hasta las siguientes cinco sinfonías, cada una se repliega como un mundo con leyes propias, creado al parecer de la nada.

Algo similar ocurre con los Cuartetos “Razumosvksy”, la Sonata a Kreutzer para violín y piano, los otros dos conciertos para piano, el concierto para violín y, entre muchas otras obras, las sonatas “Walstein” y “Appassionata”. Sin embargo, esta inflexión no se explica como mera expansión del estilo clásico vienés ni como el progreso autónomo de un idioma personal. Por el contrario, evidencia la inteligentísima asimilación de la música francesa de la época revolucionaria (me refiero a autores como Cherubini, Méhul, Gossec o Grétry, a quienes el propio Beethoven ensombreció y casi relegó al olvido).

No faltó la nota política. En un gesto de orgullo personal y decepción republicana, el compositor destruyó la inscripción del nombre “Bonaparte” en la carátula de su Tercera Sinfonía. Este episodio famoso ocurrió en mayo de 1804, ni bien se enteró de que su homenajeado se había autoproclamado emperador. (En lo sucesivo, Beethoven se volvería más bien francófobo. En 1815, por ejemplo, escribiría una cantata –El momento glorioso, op. 136– para celebrar el Congreso de Viena y el fin de las guerras napoléonicas.)

Un documento enigmático: la “Carta a la amada inmortal”

Casi tan importante como el Testamento de Heiligenstadt es la vehemente Carta a la amada inmortal, redactada el 6 y 7 de julio de un año no precisado. Para desesperación de los historiadores, el documento tampoco registra el lugar donde fue escrito ni el nombre de la destinataria. Así como desconocemos la causa exacta de la muerte de Mozart, parece que debemos resignarnos a ignorar la identidad de esta “amada inmortal”.

En este punto, casi no hay historiador que no se rebaje a detective sentimental. Pero Solomon propone una respuesta categórica sobre la identidad de la mujer en cuestión y sobre el año en que fue escrita la carta: parece razonable concluir que estuvo dirigida a Antonie Brentano, de soltera Antonie von Birkenstock (1780-1869), y que puede fecharse a principios de julio de 1812. ¿Por qué sería importante confirmarlo? Porque se trata, tal vez, de la única pasión correspondida en una serie alarmante de rechazos amorosos. Sobre este tópico, sin embargo, el consenso sigue siendo frágil.


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Amelie Brentano, según el retrato de Joseph Karl Stieler de 1808 (detalle)

La fase final

A lo largo de su carrera, Beethoven logró independizarse en parte del patronazgo cortesano y aristocrático. Se perfilaban nuevas formas contractuales, ligadas a la novedad de los conciertos públicos, el ascenso de las editoriales y la participación de los miembros de la nobleza financiera o los grupos de conocedores en el ámbito musical. Cotejando ofertas y negociando honorarios, el compositor asumió a menudo el poco grato papel de empresario. Entretanto, asistimos a la disolución del período heroico, que Solomon sincroniza con la muerte de su hermano Caspar Carl en 1815.


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Paul Rhys como el compositor alemán en la miniserie "Beethoven" (BBC, 2005)

Al morir, Caspar Carl dejó a una viuda, Johanna y a un hijo de 9 años, Karl. De inmediato, Beethoven pretendió asumir la tutoría exclusiva de su sobrino, dando inicio a un conflicto con su madre que se prolongó más de una década. (En 1826, Karl intentaría suicidarse sin éxito.) Dado que pasó por los tribunales del Landrecht, esta historia tortuosa quedó profusamente documentada. Al reconsiderar esta cuestión, Solomon discute y matiza un ensayo anterior: Beethoven y su sobrino. Un estudio psicoanalítico de su relación (1954), de Richard y Edita Sterba.

El “estilo tardío”, que inaugura en 1817 la SonataHammerklavier, abarca obras prodigiosas como los últimos cuartetos y sonatas para piano, las 33 Variaciones sobre un vals de Diabelli y la vasta Missa Solemnis. Esta fase de la música de Beethoven coincidió en los hechos con su lucha con Johanna por la custodia de Karl: lucha que, tras una fachada hostil, quizás escondía alguna forma oscura del amor (tal es, al menos, la interpretación que habilita el concepto freudiano de “ambivalencia”).


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"Beethoven compone la Pastoral" (grabado al aguatinta a partir de un dibujo de Franz Hegi, circa 1839)

El compositor dirigió la mirada hacia los antiguos modos eclesiásticos y acentuó su interés –su obsesión, se diría– por el contrapunto y la polifonía, en particular por la forma de la fuga. Pero la composición más célebre de esta época, la Novena Sinfonía, esconde una paradoja: según Solomon debe considerarse la obra culminante del estilo heroico, sólo que escrita a contratiempo, a la manera de un anacronismo genial.

La muerte de Beethoven el 26 de marzo de 1827 pone fin a esta biografía: el autor no se asoma a explorar la recepción póstuma de una obra que cambió para siempre las reglas del juego musical del siglo XIX. Con todo, cuesta despedirse de este libro que, con sus aciertos y osadías, logró transformarse en un clásico: tal vez porque el diálogo de Solomon con las fuentes documentales exhibe las dosis justas de compromiso y reserva escéptica, y así se vuelve más ejemplar que el valor intrínseco de sus interpretaciones.

 
¿Qué único compositor retrató Klimt en su homenaje a Beethoven?

El reto de mañana: ¿Con qué filósofo sus conciudadanos sabían siempre qué hora era?

¿Qué único compositor retrató Klimt en su homenaje a Beethoven?

El caballero de la armadura de oro del friso de Klimt dedicado a Beethoven (Heritage Images / Getty)



Sílvia Colomé
03/05/2020 06:00 | Actualizado a 03/05/2020 11:40


La crisis sanitaria por el coronavirus ha deslucido las celebraciones dedicadas al 250 aniversario del nacimiento de Ludwig van Beethoven . Pero a lo largo de estos dos siglos y medio ha habido más de una ocasión para homenajear al genial compositor de Bonn. Por ejemplo, 80 años después de que empezara a escribir los primeros compases de la Novena Sinfonía , un grupo de artistas austríacos decidió dedicarle una exposición colectiva en el edificio de la Secesión en Viena.
Una estatua monumental de Beethoven, obra de Max Klinger, presidía el espacio, donde armónicamente se articulaba una veintena más de obras. Entre ellas, el friso que Klimt pintó siguiendo el ritmo y la temática de los cuatro movimientos de la Novena, con su sorprendente himno final basado en la Oda a la Alegría de Friedrich Schiller.

Esta obra de Klimt, una de sus creaciones más relevantes, resulta especialmente indicada para estos días. Representa el viaje del ser humano a través de un mundo de sufrimiento para alcanzar la felicidad, que llega, y que el artista representa, con una pareja fundida en un beso, tal y como sugieren los versos de Schiller: “¡Abrazaos, criaturas innumerables! ¡Que ese beso alcance al mundo entero!”.

Pero nada es gratuito. Y para llegar a ese punto, la humanidad ha debido luchar contra monstruos externos e internos, enfermedades incluidas. En su mural, Klimt no pinta a un sanitario con mascarilla, como haríamos hoy, sino a un caballero medieval con armadura de oro y piedras semipreciosas en la empuñadura de la espada para hacer frente a los males que nos rodean. Aparece amparado por la ambición, que sostiene una corona de laurel en las manos, y la compasión, que las une en señal de plegaria.
Un detalle del friso de Klimt dedicado a Beethoven en el que aparece el caballero de la armadura, un supuesto retrato de Gustave Mahler
Un detalle del friso de Klimt dedicado a Beethoven en el que aparece el caballero de la armadura, un supuesto retrato de Gustave Mahler (Heritage Images / Getty)
El creador del famoso Beso quiso dar a este héroe un rostro determinado. Y aunque todo llevaría a pensar que se trate del propio Beethoven, el artista se inspiró en alguien más cercano, en espacio y tiempo.
La tradición señala que el perfil serio y concentrado corresponde al de su contemporáneo Gustav Mahler, con quien no sólo compartía devoción por Beethoven, sino también por la fascinante Alma, mujer del compositor y a quien el pintor le dio su primer beso cuando él ya era un hombre maduro y ella tenía 16 años. Un beso que, según apuntan algunas fuentes, le habría motivado a pintar su célebre cuadro.

La maldición de la novena sinfonía

Pero aquí no terminan las coincidencias. La biografía de Mahler y la de Beethoven guardan una fatal casualidad. El gran innovador del clasicismo murió dejando inconclusa una décima sinfonía. La Novena fue la última que estrenó bajo su propia batuta y aquejado ya de sordera total. Tras él, otros compositores, como los románticos Schubert o Dvorák, fallecieron tras escribir también su novena sinfonía.

Una supuesta maldición estaba servida y Mahler, que empezó una décima, no escapó a ella. Para muchos, su novena es como un réquiem instrumental. Ya enfermo, había sufrido la pérdida de su hija mayor, la separación de su amada Alma, la forzada dimisión de la Ópera de Viena… No vivió suficiente para escuchar la primera representación a cargo de la Filarmónica de Viena, con su agónico final y el último compás en que anotó literalmente “muriéndose”.
















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Por el coronavirus, el año Beethoven durará 250 días más

Ludwig van Beethoven fue bautizado un 17 de diciembre, por lo que ese día de 2020 se celebraría la culminación de los festejos por su 250 aniversario, pero ahora, debido a la pandemia, se extenderán hasta 2021


Ludwig van Beethoven fue bautizado un 17 de diciembre, por lo que ese día de 2020 se celebraría la culminación de los festejos por su 250 aniversario, pero ahora, debido a la pandemia, se extenderán hasta 2021 Crédito: Shutterstock



13 de mayo de 2020 • 11:36

El año Beethoven en Alemania no terminará como estaba previsto el 17 de diciembre de 2020, fecha en la que se cumple el 250 aniversario del bautismo del compositor alemán Ludwig van Beethoven , sino que se prolongará otros 250 días, anunciaron hoy sus organizadores.

Debido a la pandemia por coronavirus , hasta ahora solo una pequeña parte del programa festivo destinado a celebrar el 250 aniversario del nacimiento de Beethoven (1770-1827) pudo llevarse a cabo. Proyectos importantes, como un "carguero musical" que iba a navegar de Bonn a Viena tuvieron que ser cancelados.

Pero para salvar la mayor cantidad de las alrededor de 300 iniciativas, entre ellas conciertos, eventos de danza, nuevas composiciones, el año dedicado al aniversario del compositor nacido en Bonn se extenderá. "El Año Beethoven se prolongará en 250 días hasta mediados de septiembre de 2021", dijo Günter Winands, presidente del consejo de supervisión de la sociedad de responsabilidad limitada Beethoven Jubiläums GmbH.

Para los festejos de este aniversario de Beethoven ya hay a disposición unos 30 millones de euros (más de 32,5 millones de dólares), a los que se suman otros 27 millones provenientes del gobierno alemán. Según Winands, el consejo de supervisión estuvo de acuerdo en utilizar estos medios hasta el año que viene.

De los alrededor de 300 eventos previstos hasta ahora se celebró solo una pequeña parte. En el verano (boreal) había anunciados muchos conciertos que tuvieron que ser cancelados. El festival dedicado a Beethoven en Bonn también se suspendió.

Una gran exposición biográfica en la Bundeskunsthalle de esa ciudad tuvo que cerrar antes de lo previsto debido a la pandemia de coronavirus. También un concierto en simultáneo previsto para este viernes, con la Orquesta Beethoven de Bonn y la Sinfónica de Viena, fue cancelado.

La sociedad que gestiona el aniversario se encuentra actualmente trabajando a tiempo completo con los organizadores de los eventos para establecer nuevas fechas. "Se trata de analizar qué se puede postergar, qué se puede llevar a cabo de forma digital y qué cosas lamentablemente no se pueden recuperar", dijo Winands, que representa al Gobierno alemán en el consejo de supervisión en su calidad de mayor aportante.

Añadió que existe la esperanza de que se puedan celebrar algunos eventos en el otoño (boreal), si bien habrá que ver cuál es la situación de la pandemia.

Pero incluso con el cambio de planes, el día del 250 aniversario del bautismo de Beethoven, el 17 de diciembre de 2020, Daniel Barenboim y la orquesta West-Eastern Divan celebrarán un concierto en Bonn. Claro que no será para el final de los festejos, como estaba previsto, sino como momento culminante del programa modificado.

Agencia DPA

 
El Vaticano prepara una moneda para conmemorar los 250 años del nacimiento de Ludwig van Beethoven, el genio sordo de la música
La ciudad estado europea celebrará el “talento precoz”y la defensa encendida de la libertad que realizó el compositor alemán en vida, en el marco de una serie de homenajes en todo el mundo que se han visto afectados por la pandemia de coronavirus
28 de Mayo de 2020


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La moneda bimetálica de 5 euros preparada por el Vaticano




El próximo 16 de diciembre se cumplirán 250 años desde el nacimiento del alemán Ludwig van Beethoven, uno de los compositores más influyentes en la historia de la música, y el Vaticano prepara una moneda conmemorativa en su honor.

El acuñamiento se suma a una larga serie de homenajes y conciertos, el “Año Beethoven 2020” que están siendo preparados en todo el mundo, pero que hasta el momento se han visto pospuestos o cancelados por la pandemia de coronavirus y el confinamiento social impuesto, en menor o mayor medida, en casi todos los países.

“Un talento precoz como el suyo, desgraciadamente no apreciado por un padre malvado que lo obligaba a pruebas extenuantes con el fin de venderlo como ‘niño prodigio’, y sin embargo, la pasión y el ardor con el que el joven Ludwig hablaba y defendía los ideales de libertad y de justicia surgidos de la Revolución Francesa no fueron nunca apagados, ni siquiera por las monstruosidades de la existencia, ni por la hipoacusia que le afectó a los treinta años”, describe la Oficina de Numismática del Vaticano, asiento de la Iglesia Católica, de acuerdo a la agencia AICA.


Se trata de una moneda bimétalica conmemorativa de 5 euros, diseñada por Orietta Rossi. De un lado muestra una representación del rostro de Beethoven basado en una pintura de 1829 de Joseph Karl Stieler, y en el fondo de la partitura de la bagatela “Para Elisa”, una de las piezas más conocidas del compositor.

Del otro lado puede verse el sello oficial del Vaticano.

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Una representación clásica de Beethoven, atribulado y dando un paseo en soledad

Beethoven nació el 16 de diciembre de 1770 en Bonn, entonces capital del Electorado de Colonia, en la actual Alemania. Hijo de un director de orquesta, Beethoven mostró un gran talento para la música desde niño, y viajó a estudiar a la ciudad de Viena, por entonces centro de la música culta europea.

Allí conoció al compositor austríaco Wolgang Amadeus Mozart, ícono de su época, y a Jospeh Haydn, entre otros, que lo influenciaron e incentivaron para construir una carrera propia.

Así lo hizo hasta su muerte el 26 de marzo de 1827 en Viena, a los 56 años de edad y con una creciente sordera, ironía máxima para un músico, que le generó enormes sufrimientos en vida y marcó a fuego la leyenda romántica que se generó luego en torno a su figura.

Beethoven fue un gran admirador de los valores de la Revolución Francesa y se encandiló con la figura de Napoleón Bonaparte, quien pareció ser, al menos por un momento, el principal defensor de la libertad, la igualdad y la fraternidad que amenazaban al viejo orden europeo.

Su tercera sinfonía, popularmente llamada “La heróica", a iba llevar una dedicatoria al general francés, pero Beethoven, furioso, la retiró luego de que Napoleón se proclamara emperador y luego invadiera y ocupara a gran parte de los estados alemanes.

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Un murald e Beethoven pintado en 2019 en Bonn, en preparación para la conmemoración del 250 aniversario de su nacimiento (REUTERS/Leon Kuegeler)

Su obra, que abarcó conciertos para piano y violín, sinfonías, sonatas para piano, cuartetos de cuerda y una ópera, entre otros géneros, es comúnmente dividida en tres etapas.

En un primer periodo compuso en el molde de Haydn y Mozart, dando también marcadas señales de un estilo propio.

Mientras que en una segunda etapa, con la sordera empeorando, encontró un sonido característicamente beethoviano, que en definitiva marcaría al período musical conocido como romanticismo. Su famosa “quinta sinfonía”, cuyos primeros compases resultan universalmente conocidos, la ópera Fidelio y las sonatas para piano “Claro de Luna”, “Waldstein” y “Appasionata” son algunas de sus obras más famosas.

En su última etapa ahondó en la experimentación, las innovaciones y la música pura, adoptando un estilo mucho más complejo y cerebral que fue difícil de digerir en su época, pero que en gran parte marcó el futuro de la música académica europea.

Además de la quinta sinfonía, las obras “Para Elisa” y “Claro de Luna” son mundialmente famosas, estudiadas por generaciones de pianistas y utilizados en un sinnúmero de películas y series.

Mientras que novena sinfonía, para orquesta y coro, sigue siendo probablemente su obra más amada, y es el actual himno de facto de la Unión Europea.

 
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