Todo sobre Corinna y el Rey Juan Carlos

De Vargas Llosa a Victoria Camps: el libro que alaba a Juan Carlos I y se olvida de Corinna

El tomo se llama 'Rey de la democracia' y dice no ser una hagiografía, pero sí un libro "para la autoestima, no la autoflagelación". Diez profesionales haciendo memoria que, sin embargo, pasan por alto los episodios más críticos del monarca emérito.

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El rey emérito, Juan Carlos I.

LORENA G. MALDONADO @lorenagm7
04.05.2017 19:00 h.

  1. BÁRBARA REY
  2. CORINNA ZU SAYN-WITTGENSTEIN
  3. ABDICACIÓN JUAN CARLOS I
  4. JUAN CARLOS I
  5. CATALUÑA
  6. 23-F
  7. ADOLFO SUÁREZ
“Es un acto de justicia, como hacen los autores de este libro, recordar los grandes servicios que Juan Carlos I ha prestado a la democratización pacífica y a la modernización de España”, resopla Mario Vargas Llosa en el epílogo de Rey de la democracia (Galaxia Gutenberg). “Gracias a su destreza política, simpatía, talante y cercanía con la gente común, recobró para la Monarquía española un apoyo popular entusiasta que se había diluido considerablemente en los años de la dictadura franquista”.

De nuevo, el inquebrantable campechanismo del monarca emérito le convierte en el paladín de sangre azul de esta España nuestra -diamante a Bárbara Rey incluido-, en el artífice único de esta flamante democracia -y de Botsuana al cielo-, en referente carnal -con yate en Mallorca- de la dignidad, la generosidad y la inteligencia. Casi nada. Beato Juan Carlos I, un artículo más en esta reunión de ensayos y no cabe en los altares.

En la presentación del libro no se opera en la revisión crítica de la Transición, no se cuestiona el 23-F, no se habla del petróleo saudí, no se estudia la perpetuación del poder de las familias más importantes del franquismo, no se menta el Caso Nóos

En la presentación del libro no se opera en la revisión crítica de la Transición, no se cuestiona el 23-F, no se habla del petróleo saudí, no se estudia la perpetuación del poder de las familias más importantes del franquismo, no se menta el Caso Nóos. Ni el episodio Corinna, cuando la imagen del monarca empezó a resquebrajarse muy en serio. Ni el largo etcétera que sería correspondiente. Esos asuntos los llevan los maridos.

NOVELAS PARA ALABAR A JUAN CARLOS I
Dice el padre de La ciudad y los perros que confía en que poco a poco “terminará por reconocerse que los treinta y nueve años de su reinado habrán sido, en gran parte gracias a su tino y astucia, los más libres, democráticos y prósperos de la larga historia de España”. Sin Juan Carlos, sostiene, no habría habido democracia en este país. Llega a instar a algún novelista español “de aliento cervantino o tolstoiano” a contar “esta formidable historia”. La del Rey mágico, estratega.

Vargas Llosa llega a instar a algún novelista español “de aliento cervantino o tolstoiano” a contar “esta formidable historia”. La del Rey mágico, estratega

¿Por qué si no los herederos de Franco no consiguieron rebelarse “contra esta democratización de España que los condenaría a la extinción” [bueno, extinción, extinción…]? “Porque, con una habilidad extraordinaria, guardando siempre las formas más exquisitas, pero sin dar jamás un paso en falso, el joven Monarca los fue embarcando del tal modo en el proceso de transformación que, cuando advertían que ya habían cedido demasiado, confundidos y desconcertamos, en vez de reaccionar estaban ya haciendo una nueva concesión”.

Vargas Llosa le quita importancia a la figura de Adolfo Suárez, que no estuvo mal, claro, pero “hay que recordar que fue el rey Juan Carlos quien, con olfato infalible, le eligió para que fuese su colaborador en esta audaz operación”. Todo lo que tenemos entre las manos en 2017 se lo debemos “al Monarca que, de manera espontánea y generosa, se retiró para que lo sustituyera su heredero”. ¿Nuestra gran herida? El separatismo. Y ahí está, y estará la monarquía como garantía de cinta adhesiva, de fixo moral de todo esto -sostiene el escritor-.

“No es cierto que, mientras haya democracia, importe poco si un régimen es republicano o monárquico. No cuando el problema de la unidad de un país es tan grave como hoy día en España. La Monarquía es una de las pocas instituciones que garantiza esa unidad en la diversidad sin la cual podría sobrevenir la desintegración de una de las mas antiguas e influyentes civilizaciones del mundo”. De plebiscito ni hablemos.

'NO ES UNA HAGIOGRAFÍA'
A este epílogo le preceden los trabajos de Juan Francisco Fuentes -que sitúa al personaje en el marco de su generación-, de Santos Juliá -que dibuja el accidentado itinerario histórico que conduce al encuentro de Monarquía y democracia-, de Francesc de Carreras -que analiza los pasos que consiguen superar las barreras levantadas por la dictadura hasta desembocar en la Constitución-, de Fernando Puell de la Villa -que completa esta aproximación-, de Charles Powell -en cuanto a las relaciones diplomáticas-, de José-Carlos Mainer -que se refiere a la creación cultural- y de Victoria Camps -en el reconocimiento de derechos y libertades-; con ensayo de Javier Gomá interpretando, ya de cierre, la historia de la modernización española en clave europea.

El editor aclara que, aunque no es una hagiografía, se trata de un libro “para la autoestima, no para la autoflagelación”. Está clarísimo

El editor, José Luis García Delgado, quiere dejar claro que esto no es “una hagiografía”, pero cualquiera lo diría. “Estamos alejados de las versiones autorizadas de los tiempos y los personajes, somos profesionales y a estas alturas de la vida no es planteable, no voy a insistir en el tema”. Subraya que su oficio es insistir en la memoria, practicarla, y que precisamente gracias a esa generación suya que recuerda, “la Transición fue posible”. Eso sí: sostiene que este es un libro “para la autoestima, no para la autoflagelación”. Está clarísimo.

¿SU PAPEL? HASTA 1977
Dice Francesc de Carreras que Juan Carlos I es un rey “muy particular”, porque contiene en una misma persona “un príncipe, tres reyes y el ahora llamado rey emérito”. Todos parecen estar de acuerdo en esta división: “Está el Juan Carlos joven que en los 50 no sabe qué papel interpretar, está el de los 60, que ya lo sabe pero lo hace un poco en el entorno de Franco, y está el del 69, cuando se le nombra príncipe de España y sucesor a título de rey. Ahí el primero. El segundo sería el constitucional y el tercero el de la última fase, hasta la abdicación”. Es irónico que se le llame rey de la democracia a un hombre que, según De Carreras, sólo tuvo “un gran papel democrático hasta el 15 de junio de 1977”, ya que “a partir de ahí son los partidos políticos los que obran”.

Se habla de él como el tipo que “redefinió a España en el mundo” gracias a sus relaciones internacionales, el genio que neutralizó al ejército -”no se atrevieron a saltarse su autoridad porque desde las fuerzas armadas era visto como uno más de ellos”, apunta Puell-, como el caballero andante que visitó en su lecho de muerte a Vicente Alexaindre, a Francisco Ayala, a Camilo José Cela o a Salvador Dalí -aquí otra vez con ese don suyo de las relaciones públicas que tanto se nos insta a aplaudir-.

Se habla de Juan Carlos I como el intelectual “que trajo a España el legado Thyssen y el Guernica, que impulsó la RAE y el Instituto Cervantes, que siempre tenía a tiempo la llamada telefónica o la intervención personal

Como el intelectual “que trajo a España el legado Thyssen y el Guernica, que impulsó la RAE y el Instituto Cervantes, que siempre tenía a tiempo la llamada telefónica o la intervención personal, y un sinfín de gestiones poco conocidas pero de importancia decisiva” apunta Mainer. En definitiva: un gustazo de ser, un poliedro de talento, un visionario de todas las capas de la vida.

No hay menciones a la última fase de su reinado. A sus quiebros, a sus errores, a la decadencia de su imagen. Tampoco se analiza ese tema tabú que es su abdicación. Ah, sí. Sólo un guiño por parte de Vargas-Llosa en cuanto al discurso de despedida: “Impecable. No es exagerado decir que conmovió a todos quienes lo escucharon o leyeron”. Y amén.

De Vargas Llosa a Victoria Camps: el libro que alaba a Juan Carlos I y se olvida de Corinna http://www.elespanol.com/cultura/libros/20170504/213479209_0.html vía @elespanolcom
 
“Es un acto de justicia, como hacen los autores de este libro, recordar los grandes servicios que Juan Carlos I ha prestado a la democratización pacífica y a la modernización de España”, resopla Mario Vargas Llosa en el epílogo de Rey de la democracia (Galaxia Gutenberg). “Gracias a su destreza política, simpatía, talante y cercanía con la gente común, recobró para la Monarquía española un apoyo popular entusiasta que se había diluido considerablemente en los años de la dictadura franquista”.
Se nota que viagritas vivió la transición. Es que no da una, pochabel le tiene derretido el cerebro con tanto helicoptero filipino.
 
El Mundo Orbyt.

17/06/2017


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“COMPARTIMOS UNA CONFIANZA MUTUA que requiere discreción”. Con estas palabras, la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, de 52 años, explicó esta semana a la revista francesa Point de Vue su relación con Alberto de Mónaco (59). La alemana ha salido del ostracismo mediático después de dos años en silencio. Un tiempo en el que ha seguido hablando con periodistas, pero sin pronunciarse on the record. En el semanario francés, Corinna desvela por primera vez lo que le supuso a nivel personal la atención mediática recibida tras hacerse pública su amistad con Don Juan Carlos y explica su trabajo como asesora en el Principado de Mónaco. Es en ese momento cuando asegura que con el príncipe Alberto su relación es muy cómplice: “Compartimos una confianza mutua que requiere discreción”, afirma.

La estrecha amistad entre su alteza serenísima y la princesa alemana quedó patente cuando Corinna acompañó a Alberto y Charlène a un viaje de Estado a Rusia. Sin embargo, la colaboración entre esta intermediaria y el hijo de Raniero de Mónaco comenzó hace una década y se hizo patente, precisamente, en Madrid. Así lo atestigua el reportaje fotográfico al que ha tenido acceso La Otra Crónica. Son las primeras fotografías de Corinna en Madrid. Las que prueban por primera vez de manera visual los viajes de la princesa a la capital. Corresponden al año 2008, aunque se sabe que la relación de la alemana con Don Juan Carlos comenzó en un viaje de caza en 2003 y se afianzó al año siguiente, cuando Corinna se encargó de organizar el viaje de novios de los Príncipes de Asturias tras su boda, en mayo de 2004, como aseguró Vanity Fair.



SU PASO POR LA CAPITAL

Madrid, 25 de junio de 2008. Siete de la tarde. Un Mercedes Benz Clase S 350 negro estaciona en la puerta del hotel Ritz de Madrid, situado en la plaza de la Lealtad. De él descienden tres ocupantes: un conductor con traje gris y corbata roja, un copiloto con traje, camisa y corbata en tonos azules y una mujer rubia con vestido blanco de plumeti. Lleva un bolso blanco con documentos oficiales de un ministerio, como se puede ver en los folios que asoman de su bolso. También carga con una bolsa de la marca de zapatos Manolo Blahnik.

Una hora después, la misma rubia abandona el hotel. Lo hace acompañada por Alberto de Mónaco, quien está en Madrid debido a que esa mañana ha acudido a un almuerzo en Zarzuela con los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía y los entonces Príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, como consta en la agenda de Casa Real. Su visita a España se debe al Día Nacional del Principado de Mónaco en la Exposición Internacional Zaragoza 2008. Al alojarse en el Ritz, un paparazzo hace guardia para seguir los pasos del soberano monegasco.

Alberto y Corinna salen del hotel. La alemana ha cambiado su modelo y ahora lleva un vestido con escote barco asimétrico rojo, clutch del mismo tono y zapatos dorados, a juego con la pulsera de oro amarillo de su muñeca derecha. Una joya que ya llevaba al llegar al Ritz. La pareja camina mientras mantiene una distendida conversación. Se montan en un coche también con conductor y diferente al que ha llevado a Corinna al hotel.

Según el testimonio del fotógrafo, que les siguió motivado por la curiosidad de saber quién era la rubia que acompañaba a Alberto, la pareja viajó en coche oficial hasta el palacio de El Pardo, donde acudieron a una cena. Fuentes de Palacio confirman que esa noche hubo una cena en la residencia donde vivió Franco. La estancia en El Pardo del príncipe y de Corinna no está registrada en la agenda oficial, por lo que se trataría de un encuentro privado en palacio. Se desconoce si a la cena acudió algún miembro de la Familia Real.

Como atestigua el paparazzo, el tándem Corinna–Alberto volvió al Ritz a pernoctar y en el hotel pasaron una noche más. Las fotografías de Corinna en Madrid que publica LOC en exclusiva son las primeras de la princesa en la capital. Corresponden al tiempo en que Corinna llevaba una vida tranquila y anónima cerca de Don Juan Carlos. Dos años antes de ese viaje, en 2006, Patrimonio Nacional comenzó las obras de rehabilitación de La Angorrilla, el pabellón de caza de El Pardo en el que desde 2007 Corinna pasaba largas temporadas, según afirmó la periodista Ana Romero.

La relación de “amistad entrañable” entre Corinna y Don Juan Carlos fue confirmada por la princesa en una entrevista con EL MUNDO. En ella explicó su papel como intermediaria en reuniones de alto nivel del Gobierno español. Sus palabras incentivaron las filtraciones y el secretario general del Sindicato Unificado de la Policía desveló en su cuenta de Twitter que el CNI, la Policía Nacional y la Guardia Civil se referían a la alemana como Ingrid. Además de los negocios que Corinna aseguró haber realizado para España, se informó de que gozaba de protección oficial. El huracán Corinna provocó que el jefe del CNI, Félix Sanz Roldán, compareciera en el Congreso de los Diputados. El coronel negó que la princesa hubiera trabajado para el CNI aunque matizó que desconocía si había prestado algún servicio de Estado. Los papeles que llevaba en su bolso cuando llegó al Ritz aquel 25 de junio para cambiarse y recoger al príncipe Alberto confirman que, al menos, tuvo alguna relación con el Gobierno. Están encabezados con el escudo del Reino de España. Aunque es imposible descifrar las palabras que acompañan al sello, no es el blasón de Casa Real, que está timbrado por una corona.

El accidente de Botswana de 2012 obligó a Corinna a abandonar España de manera precipitada. Tras volar con Don Juan Carlos de vuelta a nuestro país, quiso quedarse mientras operaban al Emérito de la cadera. Sin embargo, viajó al aeropuerto forzada a abandonar España y escoltada por miembros del CNI, quienes pensaron que su alejamiento ayudaría a frenar las informaciones que iban a surgir tras el tropiezo del Rey Juan Carlos, en abril de ese año. Esta semana ha reflexionado sobre ese escándalo: “Es obvio que yo no quería que ocurriese todo lo que finalmente ha ocurrido. Por eso, he decido quedarme con la parte positiva de todo esto y enfocarlo hacia la filantropía”

Denostada en España, Corinna fichó entonces por el Principado de Mónaco, donde se instaló en un apartamento en la avenida principal de Montecarlo. En esa misma calle tiene sus oficinas. En octubre de 2013 la alemana reapareció en un viaje a Rusia con los príncipes de Mónaco. Esa vuelta a la actualidad demostró que contaba con el apoyo de Alberto y comenzó a normalizar su imagen. Desde ese año, la princesa ha sido fotografiada detrás de Charlène en varias ocasiones y también ha acudido a eventos públicos, como front rows de desfiles.

“Conozco al príncipe Alberto desde 1984. Fue gracias a Ira von Füstenberg, que se llevaba muy bien tanto con mis padres como con Raniero. Cuando le conocí yo era muy joven. Luego le he acompañado a él y a su pareja en sus movimientos”, ha asegurado en Point de Vue. Las fotografías del príncipe y Corinna saliendo del Ritz en 2008 prueban su buena sintonía y que Alberto fue el primer royal en la vida de la alemana antes de Don Juan Carlos, al que envía un mensaje velado en la publicación: “Para mí la cualidad más importante en la vida es la lealtad sin titubeos”.


Mañana el artículo con fotos.
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Los primeros pasos de Corinna por
17 JUN. 2017 03:39
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Corinna y Alberto de Mónaco abandonando el hotel Ritz de Madrid el 25 de junio de 2008 CARLOS SÁNCHEZ

El 25 de junio de 2008 recogió a Alberto de Mónaco en el hotel Ritz para acudir a una cena en el palacio de El Pardo. El reportaje, en LOC.

"Compartimos una confianza mutua que requiere discreción". Con estas palabras, la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, de 52 años, explicó esta semana a la revista francesa Point de Vue su relación con Alberto de Mónaco (59). La alemana ha salido del ostracismo mediático después de dos años en silencio. Un tiempo en el que ha seguido hablando con periodistas, pero sin pronunciarse on the record. En el semanario francés, Corinna desvela por primera vez lo que le supuso a nivel personal la atención mediática recibida tras hacerse pública su amistad con Don Juan Carlos y explica su trabajo como asesora en el Principado de Mónaco. Es en ese momento cuando asegura que con el príncipe Alberto su relación es muy cómplice: "Compartimos una confianza mutua que requiere discreción", afirma.

La estrecha amistad entre su alteza serenísima y la princesa alemana quedó patente cuando Corinna acompañó a Alberto y Charlène a un viaje de Estado a Rusia. Sin embargo, la colaboración entre esta intermediaria y el hijo de Raniero de Mónaco comenzó hace una década y se hizo patente, precisamente, en Madrid. Así lo atestigua el reportaje fotográfico al que ha tenido acceso La Otra Crónica. Son las primeras fotografías de Corinna en Madrid. Las que prueban por primera vez de manera visual los viajes de la princesa a la capital. Corresponden al año 2008, aunque se sabe que la relación de la alemana con Don Juan Carlos comenzó en un viaje de caza en 2003 y se afianzó al año siguiente, cuando Corinna se encargó de organizar el viaje de novios de los Príncipes de Asturias tras su boda, en mayo de 2004, como aseguró Vanity Fair.

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Su paso por la capital

Madrid, 25 de junio de 2008. Siete de la tarde. Un Mercedes Benz Clase S 350 negro estaciona en la puerta del hotel Ritz de Madrid, situado en la plaza de la Lealtad. De él descienden tres ocupantes: un conductor con traje gris y corbata roja, un copiloto con traje, camisa y corbata en tonos azules y una mujer rubia con vestido blanco de plumeti. Lleva un bolso blanco con documentos oficiales de un ministerio, como se puede ver en los folios que asoman de su bolso. También carga con una bolsa de la marca de zapatos Manolo Blahnik.

r Alberto de Mónaco, quien está en Madrid debido a que esa mañana ha acudido a un almuerzo en Zarzuela con los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía y los entonces Príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, como consta en la agenda de Casa Real. Su visita a España se debe al Día Nacional del Principado de Mónaco en la Exposición Internacional Zaragoza 2008. Al alojarse en el Ritz, un paparazzo hace guardia para seguir los pasos del soberano monegasco.

Alberto y Corinna salen del hotel. La alemana ha cambiado su modelo y ahora lleva un vestido con escote barco asimétrico rojo, clutch del mismo tono y zapatos dorados, a juego con la pulsera de oro amarillo de su muñeca derecha. Una joya que ya llevaba al llegar al Ritz. La pareja camina mientras mantiene una distendida conversación. Se montan en un coche también con conductor y diferente al que ha llevado a Corinna al hotel.

Según el testimonio del fotógrafo, que les siguió motivado por la curiosidad de saber quién era la rubia que acompañaba a Alberto, la pareja viajó en coche oficial hasta el palacio de El Pardo, donde acudieron a una cena. Fuentes de Palacio confirman que esa noche hubo una cena en la residencia donde vivió Franco. La estancia en El Pardo del príncipe y de Corinna no está registrada en la agenda oficial, por lo que se trataría de un encuentro privado en palacio. Se desconoce si a la cena acudió algún miembro de la Familia Real.

Como atestigua el paparazzo, el tándem Corinna-Alberto volvió al Ritz a pernoctar y en el hotel pasaron una noche más. Las fotografías de Corinna en Madrid que publica LOC en exclusiva son las primeras de la princesa en la capital. Corresponden al tiempo en que Corinna llevaba una vida tranquila y anónima cerca de Don Juan Carlos. Dos años antes de ese viaje, en 2006, Patrimonio Nacional comenzó las obras de rehabilitación de La Angorrilla, el pabellón de caza de El Pardo en el que desde 2007 Corinna pasaba largas temporadas, según afirmó la periodista Ana Romero.

en una entrevista con EL MUNDO. En ella explicó su papel como intermediaria en reuniones de alto nivel del Gobierno español. Sus palabras incentivaron las filtraciones y el secretario general del Sindicato Unificado de la Policía desveló en su cuenta de Twitter que el CNI, la Policía Nacional y la Guardia Civil se referían a la alemana como Ingrid. Además de los negocios que Corinna aseguró haber realizado para España, se informó de que gozaba de protección oficial. El huracán Corinna provocó que el jefe del CNI, Félix Sanz Roldán, compareciera en el Congreso de los Diputados. El coronel negó que la princesa hubiera trabajado para el CNI aunque matizó que desconocía si había prestado algún servicio de Estado. Los papeles que llevaba en su bolso cuando llegó al Ritz aquel 25 de junio para cambiarse y recoger al príncipe Alberto confirman que, al menos, tuvo alguna relación con el Gobierno. Están encabezados con el escudo del Reino de España.Aunque es imposible descifrar las palabras que acompañan al sello, no es el blasón de Casa Real, que está timbrado por una corona.

El accidente de Botswana de 2012 obligó a Corinna a abandonar España de manera precipitada. Tras volar con Don Juan Carlos de vuelta a nuestro país, quiso quedarse mientras operaban al Emérito de la cadera. Sin embargo, viajó al aeropuerto forzada a abandonar España y escoltada por miembros del CNI, quienes pensaron que su alejamiento ayudaría a frenar las informaciones que iban a surgir tras el tropiezo del Rey Juan Carlos, en abril de ese año. Esta semana ha reflexionado sobre ese escándalo: "Es obvio que yo no quería que ocurriese todo lo que finalmente ha ocurrido. Por eso, he decido quedarme con la parte positiva de todo esto y enfocarlo hacia la filantropía".

Denostada en España, Corinna fichó entonces por el Principado de Mónaco, donde se instaló en un apartamento en la avenida principal de Montecarlo. En esa misma calle tiene sus oficinas. En octubre de 2013 la alemana reapareció en un viaje a Rusia con los príncipes de Mónaco. Esa vuelta a la actualidad demostró que contaba con el apoyo de Alberto y comenzó a normalizar su imagen. Desde ese año, la princesa ha sido fotografiada detrás de Charlène en varias ocasiones y también ha acudido a eventos públicos, como front rows de desfiles.

"Conozco al príncipe Alberto desde 1984. Fue gracias a Ira von Füstenberg, que se llevaba muy bien tanto con mis padres como con Raniero. Cuando le conocí yo era muy joven. Luego le he acompañado a él y a su pareja en sus movimientos", ha asegurado en Point de Vue. Las fotografías del príncipe y Corinna saliendo del Ritz en 2008 prueban su buena sintonía y que Alberto fue el primer royal en la vida de la alemana antes de Don Juan Carlos, al que envía un mensaje velado en la publicación: "Para mí la cualidad más importante en la vida es la lealtad sin titubeos".

http://www.elmundo.es/loc/2017/06/17/59441359ca4741be528b4576.html
 
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