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La madre de Felipe VI repite cada año en la misa de Pascua en Marivent un collar. Descubrimos la historia que hay detrás
La Reina emérita Doña Sofía no suele llevar joyas importantes en su vida cotidiana. Es más de utilizar alhajas menores que tengan un componente afectivo. Le gusta utilizar abalorios contra el mal de ojo como las pulseras con cuentas, que representan el llamado 'ojo griego'y que luce habitualmente. Algo típico de Grecia y Turquía para espantar la mala suerte y que la emérita lleva a diario.
Doña Sofía con collar y pulsera de ojos de la suerte. (Gtres)
Sus hijas y nieta, también fans
En cambio en su joyero hay otra pieza importante. En este caso se trata de valor sentimental más que económico. Se trata de un collar con pequeños huevos Fabergé colgados que siempre elige para lucir en Semana Santa y, sobre todo, el Domingo de Resurreción. Unas veces más visible como este año y otras tapadas con la solapa del abrigo o con un pañuelo.
El collar tiene una historia entroncada con la tradición ortodoxa donde la Pascua es una de las celebraciones más importantes en el calendario religioso y familiar. Dependiendo del poder adquisitivo se regalan huevos pintados símbolo de eternidad y amor y deseos de larga vida o joyas en materiales preciosos como los de la reina.
En el caso de Doña Sofia empezó a coleccionar los colgantes hace más de cinco décadas. Forman parte de un collar de varias vueltas que se puede dividir en pulseras que a veces han lucido las infantas Elena y Cristina. Aunque las hijas prefieren un solo adorno colgado de una cadena de oro y que también han lucido en Semana Santa.
Cada colgante del collar de la Reina tiene su propia identidad y referencia. Incluso algunos huevos de Fabergé fueron encargos de Don Juan Carlos en la joyería Ansorena.
Todos los huevos engarzados en la cadena son obsequios que le han ido regalando a lo largo de los años. Algunos de estos minúsculos Fabergé son piezas compradas en anticuarios. Otros se han fabricado en exclusiva en joyerías griegas y diseñados por familiares de la Reina en materiales semipreciosos, por lo que su precio es más elevado.
Sirven como regalo en Pascua y aunque la tradición sea en fechas señaladas como hace Doña Sofia, las infantas y otros parientes reales los eligen para su vida cotidiana. La tradición dice que estos colgantes traen suerte.
El orfebre ruso
Y para los amantes de la joyería histórica contarles que Fabergé fue nombrado orfebre y joyero de la corte imperial rusa y de otras monarquías europeas. La Revolución rusa acabó con su joyería y le hizo refugiarse en Suiza hasta su fallecimiento.
De los 54 huevos imperiales de Fabergé solo se conoce el paradero de 47. Además de los imperiales, fabricó otros huevos conocidos por el nombre de los huevos no imperiales para diversas personalidades de la época como Alfred Nobel, los duques de Marlborough o los banqueros Rothschild.
La realización de huevos de Pascua decorados es un oficio muy antiguo en Rusia, pero fue Fabergé quien los transformó en un trabajo de orfebrería excepcional convirtiéndolos en joyas intemporales. Y Doña se ha sumado con acierto a esta tradición.
https://www.vanitatis.elconfidencia...-18/los-huevos-faberge-de-dona-sofia_1368464/
La Reina emérita Doña Sofía no suele llevar joyas importantes en su vida cotidiana. Es más de utilizar alhajas menores que tengan un componente afectivo. Le gusta utilizar abalorios contra el mal de ojo como las pulseras con cuentas, que representan el llamado 'ojo griego'y que luce habitualmente. Algo típico de Grecia y Turquía para espantar la mala suerte y que la emérita lleva a diario.
Doña Sofía con collar y pulsera de ojos de la suerte. (Gtres)
Sus hijas y nieta, también fans
En cambio en su joyero hay otra pieza importante. En este caso se trata de valor sentimental más que económico. Se trata de un collar con pequeños huevos Fabergé colgados que siempre elige para lucir en Semana Santa y, sobre todo, el Domingo de Resurreción. Unas veces más visible como este año y otras tapadas con la solapa del abrigo o con un pañuelo.
El collar tiene una historia entroncada con la tradición ortodoxa donde la Pascua es una de las celebraciones más importantes en el calendario religioso y familiar. Dependiendo del poder adquisitivo se regalan huevos pintados símbolo de eternidad y amor y deseos de larga vida o joyas en materiales preciosos como los de la reina.
En el caso de Doña Sofia empezó a coleccionar los colgantes hace más de cinco décadas. Forman parte de un collar de varias vueltas que se puede dividir en pulseras que a veces han lucido las infantas Elena y Cristina. Aunque las hijas prefieren un solo adorno colgado de una cadena de oro y que también han lucido en Semana Santa.
Cada colgante del collar de la Reina tiene su propia identidad y referencia. Incluso algunos huevos de Fabergé fueron encargos de Don Juan Carlos en la joyería Ansorena.
Todos los huevos engarzados en la cadena son obsequios que le han ido regalando a lo largo de los años. Algunos de estos minúsculos Fabergé son piezas compradas en anticuarios. Otros se han fabricado en exclusiva en joyerías griegas y diseñados por familiares de la Reina en materiales semipreciosos, por lo que su precio es más elevado.
Sirven como regalo en Pascua y aunque la tradición sea en fechas señaladas como hace Doña Sofia, las infantas y otros parientes reales los eligen para su vida cotidiana. La tradición dice que estos colgantes traen suerte.
El orfebre ruso
Y para los amantes de la joyería histórica contarles que Fabergé fue nombrado orfebre y joyero de la corte imperial rusa y de otras monarquías europeas. La Revolución rusa acabó con su joyería y le hizo refugiarse en Suiza hasta su fallecimiento.
De los 54 huevos imperiales de Fabergé solo se conoce el paradero de 47. Además de los imperiales, fabricó otros huevos conocidos por el nombre de los huevos no imperiales para diversas personalidades de la época como Alfred Nobel, los duques de Marlborough o los banqueros Rothschild.
La realización de huevos de Pascua decorados es un oficio muy antiguo en Rusia, pero fue Fabergé quien los transformó en un trabajo de orfebrería excepcional convirtiéndolos en joyas intemporales. Y Doña se ha sumado con acierto a esta tradición.
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