Los Duques de Sussex dejan de ser SAR's pero mantienen el Ducado. Devolverán dinero invertido en Frogmore. La nueva vida en Canadá

¿Quien ha ganado el Megxit?

  • La Reina Isabel

    Votos: 271 43,5%
  • Los Duques de Sussex

    Votos: 156 25,0%
  • Nadie

    Votos: 130 20,9%
  • Otros miembros de la Familia Real

    Votos: 66 10,6%

  • Total voters
    623
Dolida Meghan . .?
@Talita Si Meghan tuviera dos dedos de frente, la madures que debieran darle sus 40 años , no fuera tan acomplejada y practicara algo de ética hubiera hecho lo posible por ganarse con una buena actitud a largo plazo la confianza y admiración de todos los que dudaron , es lógico y normal que Wiillian estuviera aprensivo ,

Bajo mucha más presión entre Kate a la FRB Kate fue críticada. puesta en tela de juicio, lapidada por los periódicos , perseguida por fotógrafos y hasta Willian dudo que podía adaptarse y no sólo ha demostrado que estaba a la altura si no que superó espectativas .
No es lo que dijo Willian es como el espíritu de Meghan lo tomo y reaccionó ante un comentario ,realista y coherente, Meghan en su reacción ha demostrado ser persona oscura llena de odio y solo puede ser destructiva , improductiva , tóxica , acomplejada , desune, avariciosa .... Pondré a este Ej. mientras Kate bajo peores comentarios reaccionó de manera elevada, construye , produce , alivia ánimos ,es emprendedora , trabaja a largo plazo ....... Cada vez que leo estas defensas a Meghan me pregunto ¿cómo pueden defender a alguien que como detalló @Rayen ha hecho tanto daño ? Me gustaría me explicarás , para mí es absurdo , quisiera saber que las mueve con tanta pasión a defender a alguien tan desviado de lo justo, noble y productivo .
Y aparte querida @Malex Kate fue rechazada y discriminada por la misma aristocracia en privado. Apoyo tu enfoque sobre MeMA, para mí no hay evidencia más obvia de la mala leche de Meghan que la situación que estan viviendo en la FRB. Dónde esta su abrigo en la familia? dondé esta su yoga y veganismo y eso, cuando guisa pollo? Ella misma lo dijo. Ha despedido gente por su propia ineptitud. No se deja guiar... es ella, ella y al final ella.
 
https://www.revistavanityfair.es/re...ta-editor-jefe-vogue-uk-edward-enninful/43401

Meghan Markle, más sonriente (y natural) que nunca en una foto inédita junto al editor jefe de 'Vogue UK'

El pasado septiembre, la 'royal' tuvo el honor de editar el 'September Issue' de la edición británica de la revista, que llamó #ForcesForChange.

Por Alexandra Lores 14 de febrero de 2020 · 14:46


202050.jpg


Meghan Markle con un vestido de Banana Republic. Getty Images

Edward Enninful, editor jefe de la edición británica de Vogue, ha querido recordar un momento, que ya se puede calificar como histórico: el pasado septiembre, la revista que él dirige contó con la presencia de Meghan Markle para editar un número que se llamó #ForcesForChange.
Entonces, Enninful anunció que la duquesa de Sussex escogería las 15 mujeres que aparecerían en la portada en blanco y negro firmada por el fallecido fotógrafo Peter Lindbergh. Entre ellas, Greta Thunberg, Adwoa Aboah, Jacinda Ardern, Salma Hayek, Christy Turlington Burns, Jameela Jamil, Jane Fonda, Sinead Burke o Chimamanda Ngozi Adichie.

175804.jpg


La portada del número de Septiembre de Vogue UK. GTRES

Una serie de referentes femeninos, símbolos de empoderamiento, activismo y compromiso, que fueron fotografiadas de la manera más natural posible. De hecho, Markle ya había sido la protagonista del foco de Lindbergh, al que le pidió naturalidad y “pecas”.
Así que esta vez, la duquesa también deseaba que se reflejase la diversidad y las distintas teces de las protagonistas de este 'September Issue', el número más importante del año para la revista Vogue.
Ahora, Enninful ha querido compartir con sus seguidores de Instagram un vídeo inédito con Markle y una foto en la que aparecen bromeando, con dos sombreritos diminutos, y muriéndose de risa. Y después del 'Megxit', es el mejor homenaje que el periodista le podría hacer a la duquesa.
 
Última edición:
Un serio analisis de la situación.


Drama en la Casa Real Inglesa: los secretos del 'Megxit'
La Casa Real británica se ha resistido durante siglos a los intentos de modernización promovidos desde el exterior. Por eso, el ‘megxit’ –la decisión del príncipe Enrique y de Meghan Markle de alejarse de la familia real e instalarse en Canadá– ha adquirido las dimensiones de una tragedia griega. Los Windsor son como el Vaticano y un culebrón de sobremesa al mismo tiempo. Por P. Dreyer y L. Gorris / Ilustración: Der Spiegel / Fotos: Getty Images / Adobe Stock

El mensaje es claro: en una casa real no se entra y se sale como en un gimnasio. Al menos no en la Casa Real británica. El aviso tiene la forma de una losa de piedra caliza y resulta prácticamente imposible de pasar por alto. Es un recordatorio plantado en el cementerio privado de los Windsor. Junto a su esposo y a una discreta distancia de los demás, descansa «Wallis, duchess of Windsor». Eso es todo, el nombre y la mención de su título de duquesa, nada más, ni adornos ni flores.
La sepultura se encuentra en un extremo del cementerio, como antes se enterraba a los suicidas y a los ateos. Y es que esta Wallis Simpson tuvo entre los Windsor una fama que en otros tiempos le habría valido la hoguera. Una mujer divorciada que, con su sensualidad, su seguridad en sí misma y su acento norteamericano, debió de trastornar al por entonces rey Eduardo VIII de tal manera que en 1936 acabó renunciando por ella a un trono que todavía era imperial.
Fue el escándalo de la década. En la más que milenaria historia de la monarquía británica nadie había renunciado nunca a la Corona.
Wallis Simpson fue la primera de una serie de mujeres que han intentado llevar un poco de presente al otro lado de los muros de la casa de Windsor y que pagaron un alto precio por ello. Vistos los precedentes, Meghan Markle podría haberse imaginado lo que le esperaba.

Y Hollywood se infiltró en palacio

Meghan Markle es una criatura de Hollywood, tanto geográfica como profesionalmente. Nació en 1981 cerca de los grandes estudios de la meca del cine, hija de Thomas Markle y su segunda esposa, Doria Ragland. Ambos trabajaban en el sector, se habían conocido durante el rodaje de una serie de televisión. Su padre era técnico de iluminación; su madre, maquilladora. Aquí seguía viviendo cuando, ya a los veintipocos, apareció como azafata sexy en el concurso televisivo Deal or no deal; aquí se casó por primera vez con un productor de Hollywood; aquí intentó abrirse paso como influencer. Fue en su instituto, durante una clase de Ética, donde una Meghan de 16 años vio por primera vez el vídeo del funeral de Lady Di, con el príncipe Enrique caminando con la cabeza gacha detrás del ataúd de su madre. Acto seguido, Markle empezó a leer la biografía de Diana y se convirtió para la joven en un modelo y una inspiración. «Quiere ser una Diana 2.0», dijo sobre ella hace tiempo una amiga de la infancia.
“Meghan quiere ser una Diana 2.0”, ha dicho una amiga de la infancia de Markle
En cierto sentido, al casarse con esta Diana 2.0 lo que ha hecho el príncipe Enrique ha sido casarse con su madre.
La información en la prensa sobre Thomas Markle, el padre de Meghan, no lo deja en muy buen lugar. Antes de la boda de su hija pactó unas supuestas fotos robadas. También pidió dinero por conceder unas entrevistas en las que comparaba a la familia real británica con una secta. E hizo llegar a la prensa pasajes de una carta manuscrita de la propia Meghan en la que le reprochaba su comportamiento. Oficialmente, Thomas Markle no acudió a la boda de su hija por culpa de un presunto ataque al corazón.
Los hermanastros de Meghan, Thomas Jr. y Samantha –hijos del primer matrimonio de su padre–, ni siquiera fueron invitados al enlace. Solo Doria, su madre, que se había divorciado de Thomas Markle en 1987, estuvo a su lado en tan señalada ocasión.
El arte real del ‘rebranding’
Estamos en el año 1917, en plena Primera Guerra Mundial, y el rey Jorge V se da cuenta de que quizá no sea buena idea seguir conservando su nombre familiar, Sajonia-Coburgo y Gotha, más alemán que el famoso casco con pincho de los soldados prusianos. Así que lo borra de un plumazo y se inventa la Casa de Windsor.
El nombre lo tomó de la pequeña ciudad donde se encontraba el castillo familiar, en el condado de Berkshire. La rama británica de la casa de Hannover camuflaba así sus orígenes alemanes.
Drama en la Casa Real Inglesa: los secretos del 'Megxit' 1

Jorge V, en 1917, ya se dio cuenta de la importancia de la imagen para la monarquía y decidió cambiar el apellido alemán de la familia por el de Windsor, un invento conveniente durante la Primera Guerra Mundial
Aquella decisión supuso el nacimiento de una de las marcas de mayor éxito del siglo XX. En realidad fue un ejercicio de rebranding, un cambio de nombre. Jorge V había entendido lo importante que era contar con la aprobación de sus súbditos para conservar el poder a largo plazo.
Desde entonces, los Windsor han ido perfeccionando la forma en la que se venden a sus súbditos. Pero, en esencia, la clave es siempre la misma: mantener un núcleo conservador. Su gancho es que la monarquía británica es tan fiable como la salida del sol cada mañana. Esa es la fascinación que ejerce la Casa de Windsor.

Incluso los republicanos acérrimos tienen que admitirlo: la monarquía británica conserva algo de atávico o como lo expresó el naturalista David Attenborough: «La institución entera descansa sobre la mística y sobre la figura del jefe de la tribu dentro de su cabaña. Si un miembro del clan se asoma a esa cabaña y ve lo que hay dentro, todo el sistema que sostiene al jefe queda destruido y la tribu se descompone».
«Tenemos que estar a plena vista todo el tiempo», dice la reina en uno de los episodios de The Crown. «¿Y qué podemos hacer? Lo mejor que hemos encontrado por ahora es ritual y misterio, porque nos mantiene ocultos aun estando a plena vista. El humo y los espejos, el misterio y el protocolo no están ahí para mantenernos separados, sino para mantenernos con vida».
No hay nada más subversivo que la desmitificación, que acabar con esa magia. La mística es tan frágil y fugaz como la felicidad y cuesta mucho rehacerla.
El duelo entre hermanos
El príncipe Enrique, como un héroe clásico impulsado por el destino, se ha precipitado de cabeza en el conflicto que hoy está viviendo. De todos los royals, él es quien más sufrió la pérdida de Lady Di. Tenía 12 años cuando murió su madre; era un chico temperamental, muy diferente de su hermano Guillermo, dos años mayor. En el internado de Eton donde estudió, se lo consideraba irascible y agresivo. Y empezó a beber pronto.
Drama en la Casa Real Inglesa: los secretos del 'Megxit' 3

Enrique solo tenía 12 años cuando murió su madre. Meghan, en muchos aspectos, se parece a Diana y, cuando llegó, también parecía llevarse bien con la reina.
Mientras Guillermo se entregaba a su carrera de futuro rey, Enrique descubrió los porros. Para los paparazis, este Windsor era la presa perfecta. ¿Quién salía tambaleándose de locales nocturnos y acabó desnudo después de una partida de strip-billar en Las Vegas? Enrique. ¿De quién fue la idea de ponerse un uniforme nazi en una fiesta? Su alteza real Enrique de Inglaterra.
Mientras que Guillermo estudió Historia del Arte y Geografía en Escocia, Enrique soñaba con una carrera como piloto de helicópteros de combate. No quería hacerse adulto, contó el propio Enrique años más tarde. Los dos hijos de Diana difícilmente podían ser más distintos entre sí.
Drama en la Casa Real Inglesa: los secretos del 'Megxit' 2

Guillermo y Catalina son, a ojos de los Windsor, la pareja perfecta. Y eso que al principio ella no era todo lo distinguida que hubiera querido la reina. La fortuna de la familia de su nuera provenía de la venta de artículos para fiestas.
Mientras que Guillermo solo tuvo una novia antes de empezar su relación con Kate Middleton, Enrique disfrutaba de la atención de las chicas. A los 23 años, fue, además, destinado a Afganistán. «Es bonito poder ser por fin una persona normal», dijo. En comparación con la realidad opresiva que conocía de casa y con las expectativas de su familia, ir a Afganistán fue como irse de vacaciones.
Drama en la Casa Real Inglesa: los secretos del 'Megxit' 4

A los 23 años Enrique fue destinado a Afganistán. «Es bonito ser una persona normal», dijo. Al igual que Diana, cuando mejor se sentía era cuando se encontraba lo más lejos de la corte. Luego pasó muchos meses en África.
Guillermo se casó en 2011 con Kate, convertida en Catalina de Cambridge y que no tardaría mucho en quedarse embarazada. Eran una pareja como sacada de un cuento: a los ojos de palacio, Kate era la mujer ideal.
Enrique y Meghan, por su parte, se conocieron en julio de 2016 a través de una amiga común. Desde el punto de vista de los Windsor, Meghan era una catástrofe. Tres años mayor que el príncipe, actriz de seriales televisivos, feminista, divorciada. Y, por si fuera poco, estadounidense. Ese perfil ya lo habían visto antes. Era el regreso de Wallis Simpson.
Drama en la Casa Real Inglesa: los secretos del 'Megxit' 7

Meghan Markle
Para Enrique, en cambio, Meghan era un regalo: una mujer multicultural, económicamente independiente, libre y fuerte. Pero enseguida tuvo que contemplar cómo Meghan se asfixiaba cuando intentaban hacerla entrar a presión en el corsé de la corte. La prensa sensacionalista empezaba a hablar de desavenencias entre Meghan y Kate. La americana se ganó en palacio el título de Duchess Difficult. Se cuenta que, poco antes de la boda, Enrique le gritó a alguien del personal de servicio que los deseos de su mujer había que cumplirlos al instante: «What Meghan wants, she GETS!». Algunos de los empleados que trabajaban para la pareja abandonaron el palacio, desquiciados por la situación.
El perverso juego con la prensa
El acoso de la prensa a la Casa Real británica coincidió con el momento en el que Rupert Murdoch –empresario de origen australiano y antimonárquico reconocido– compró The Sun, un diario británico de enorme popularidad, en los años noventa. Murdoch se dio cuenta enseguida de que se podía ganar mucho dinero con los detalles íntimos de los royals. Lo que siguió fue una competencia cada vez más feroz entre los tabloides. El intento de imponer reglas a los medios fracasó estrepitosamente una vez tras otra.
Por otro lado, aunque a Diana se la suele presentar como una víctima de los medios de comunicación, buscaba el foco público y se servía de él, abrió de par en par las puertas de su vida privada. A veces era ella misma quien surtía de detalles a biógrafos y periodistas. Esa era su venganza. Y su liberación.
Drama en la Casa Real Inglesa: los secretos del 'Megxit' 9

Diana se enfrentó a la prensa sensacionalista, pero también la utilizó. Al parecer, ella misma filtró su relación con James Hewitt, de quien se especuló que podía ser el padre de Enrique.
Después de la muerte de su madre, la opinión del príncipe Enrique sobre los medios de comunicación se fue haciendo cada vez más negativa, hasta rozar la obsesión. No solo responsabilizaba a los paparazis de la muerte de su madre, sino también del fracaso de dos relaciones sentimentales.
Cuando apareció Meghan, Enrique no se mostró dispuesto a jugar su juego. En una declaración oficial, algo inédito hasta ese momento, acusó a los medios de «sexismo y racismo». La pareja respondió a los ataques a su vida privada con la amenaza de emprender medidas legales.
La serie ‘The Crown’ no podrá superar la ‘trama real’ de los Windsor cuando llegue a cubrir a la familia actual. Si llega. Porque Enrique ya ha iniciado acciones legales para evitar que lo conviertan en personaje de ficción
¿Funcionará? ¿Se saldrán con la suya? Piers Morgan, antigua estrella de The Sun, en tiempos de Murdoch, escribió: «Ni Vladímir Putin montaría semejante espectáculo para controlar a los medios». Afortunadamente, añadía, había «cero posibilidades» de que alguien se doblegara al dictado de «estos dos payasos alejados de la realidad».

Al final, el dinero: de las hectáreas a los clics
La empresa real, los Windsor, se financia a partir de numerosas fuentes. Las propiedades de la Corona, administradas por una institución creada a tal efecto y llamada The Crown State, tienen un valor actual neto de 14.300 millones de libras (17.000 millones de euros). Entre los bienes reales se cuentan inmuebles en el distrito de St. James’s, al oeste de Londres, fincas y también palacios y castillos, a lo que hay que sumar en torno a la mitad de la costa británica y todo el fondo del mar hasta la línea de las 12 millas. Es cierto que la reina no puede vender nada de todo esto, ni cobrar alquileres o usufructos. A cambio, sí puede percibir subvenciones de la Unión Europea por sus tierras; solo las fincas que rodean el castillo de Sandringham le reportan más de medio millón de libras al año. Al menos hasta que se termine de formalizar el brexit.
Drama en la Casa Real Inglesa: los secretos del 'Megxit' 5

El nacimiento de Archie, el hijo de Enrique y Meghan, el año pasado pareció suavizar las relaciones con la familia real, pero duró poco
La cartera de la reina está administrada por una organización independiente que transfiere cada año los beneficios al Estado. En el año fiscal 2018-2019, los ingresos fueron de 343,5 millones de libras, una cuarta parte de los cuales fueron destinados al Sovereign Grant, esto es, directamente a la Casa Real, para que la reina pueda llevar a cabo sus tareas oficiales. La revista Forbes calcula que la fortuna personal de Isabel II se sitúa en torno a los 385 millones de libras (468 millones de euros).
Según ‘The economist’, el Megxit es un ataque al corazón feudal de la monarquía
Además, existe otra cartera más pequeña de tierras e inmuebles. Son ingresos que revierten directamente a los bolsillos de la reina y del heredero. Solo al Privy Purse, el peculio personal del príncipe Carlos, fueron a parar 21,6 millones de libras durante el pasado año fiscal, dinero con el que también financia las actividades de sus dos hijos.
Enrique y Meghan han sido forzados a renunciar al dinero del Sovereign Grant, pero no al que reciben del príncipe Carlos, un detalle que relativiza un tanto el heroísmo de su reciente anuncio de que aspiran a ser «económicamente independientes».
Solo en subvenciones por sus tierras, la Reina recibe de la Unión Europea más de medio millón de libras al año
Guillermo y Enrique heredaron 15,5 millones de euros de Diana, su madre, y otros 16,5 millones de su bisabuela Isabel. Enrique y Meghan han registrado la marca Sussex Royal para una serie de productos que van desde sudaderas con capucha y libros de consejos hasta zapatos. Hace unos días, un experto calculó que el valor de mercado de los duques de Sussex asciende hasta los 500 millones de libras, equivalentes a 583 millones de euros. Pero no está nada claro que Enrique y Meghan puedan utilizar esta marca para negocios privados sin el permiso de la Casa Real.
Drama en la Casa Real Inglesa: los secretos del 'Megxit' 6

Enrique habla con el presidente de Disney, Bob Iger, mientras Meghan saluda a Beyoncé. La pareja habría firmado un contrato con Disney del que se desconocen los términos
Hace tiempo que Enrique y Meghan también se han desvinculado del palacio en el plano de la comunicación. Su cuenta de Instagram, @sussexroyal, ha reunido en solo nueve meses más de 11 millones de followers. Es una buena posición de salida para su salto a la economía digital.
En realidad, estamos ni más ni menos que ante un ataque al sistema feudal. Al fin y al cabo, este se basa en la propiedad de la tierra. Y Meghan y Enrique lo que están haciendo es apostar por el capitalismo en su forma más moderna, la que se basa en el número de seguidores en las redes sociales, y no en cuántas hectáreas de pastos para ovejas se tienen en propiedad. Como afirma The Economist, también es un ataque al corazón feudal de la monarquía.

Expediente de regulación de empleo
Ver la última fotografía oficial de Año Nuevo de los Windsor, revela claramente cómo el príncipe Carlos quiere empezar la nueva década, su década. Solo la reina, Carlos, Guillermo y el pequeño Jorge. Carlos se alza majestuoso sobre todos ellos, ya casi coronado como Carlos III.
Todos los demás se han quedado fuera. El anciano príncipe Felipe y los hermanos del rey, Andrés, -cuya relación con el empresario Jeff Epstein y el presunto abuso de menores lo ha alejado definitivamente de la actividad oficial de la familia real- y Eduardo, y su hermana Ana y los dos rebeldes Sussex
El mensaje de la foto es claro: Carlos ha hecho un expediente de reducción de empleo. Ya ha tenido bastante ocupándose de Andrés, un hermano que no es capaz de mantener los pantalones subidos y de un hijo que juega al strip-billar. La opinión pública solo debe percibir como verdaderos royals a los herederos directos al trono. Por eso ha pasado los últimos meses reorganizando el clan. A sus 71 años, es un príncipe Lear al que el ascenso al trono le llega a una edad tan avanzada que no tiene más remedio que ir preparando ya su propia sucesión. La muerte de la madre como condición para empezar a hacer su trabajo… eso también forma parte de la monarquía.

The Firm, como llaman a la Casa Real, es una empresa poco común. Nadie quiere trabajar en su cúspide directiva

The Firm, como también se conoce a la Casa Real británica, es una empresa bastante extraña. Nadie quiere trabajar en su cúspide directiva. Todo el mundo puede imaginarse una opción mejor de vida. Incluso la propia reina lo veía así en su día. Pero exactamente de eso va la monarquía: es la encarnación de un todo en una sola persona que, al asumir su condición, deja de ser ella misma.
Irónicamente, puede suceder justo al revés. Porque la reina Isabel se ha fundido plenamente con su papel, se ha convertido en la propia institución, mientras el resto de la empresa parece un clan de personajes malditos, resplandecientes de cara al exterior, pero fríos y centrados en navegar las revueltas aguas del poder.
Der Spiegel / con información de T. Hüetlin, G. Mingels, C. Scheuermann, J. Schindler, J. Smirnowa, A. Smoltczyk y M. Wolf
 
Última edición:

La nueva vida de Meghan Markle
El Megxit ha supuesto un desafío (y un desplante) a la Casa Real británica y su statu quo. Apoyados por Justin Trudeau y los Obama, los duques de Sussex huyen de la disciplina Windsor y prefieren convertirse en una lucrativa marca. ¿Era esta la consecuencia lógica de la creciente celebritización de las monarquías?
En el balcón de Buckingham la reina Isabel II (93 años) junto a Meghan Markle.  Por el momento, la monarca ha apaciguado las aguas mediáticas con un comunicado donde dice que “apoya por completo el deseo de Harry y Meghan de crear una nueva vida como una familia joven” y se inicia un “período de transición”.

pinit
En el balcón de Buckingham la reina Isabel II (93 años) junto a Meghan Markle. Por el momento, la monarca ha apaciguado las aguas mediáticas con un comunicado donde dice que “apoya por completo el deseo de Harry y Meghan de crear una nueva vida como una familia joven” y se inicia un “período de transición”. getty
por Lola Fernández 25 ene 2020


El 5 de enero, Beyoncé y Jay Z llegaron a la gala de entrega de los Globos de Oro una hora tarde y se fueron 20 minutos antes de que acabara, justo mientras Joaquin Phoenix agradecía el premio al mejor actor. No solo no se plegaron al obligado paseíllo por la alfombra roja, sino que se hicieron acompañar por un guardaespaldas que llevaba dos botellas de Ace of Spades, el champán propiedad del rapero. Como era de esperar, no hubo escándalo alguno ni por la descortesía de sus destiempos ni por el desaire a Moët & Chandon, la marca que pagaba barra libre y espectáculo. Al contrario. El análisis viral fue unánime: ahí quedaba otra demostración de poder de los intocables Carter-Knowles.

La huida de Meghan Markle a Canadá, una declaración de independencia vía Instagram cuyos términos negocia el príncipe Harry en Londres, no ha sido recibida con tanta concordancia. De un lado, claman los que constatan que el papel de princesa le ha venido grande a la actriz, “culpable” del “inexplicable” deseo del nieto favorito de Isabel II de abandonar The Firm, apodo de una casa real británica que se entiende, ante todo, como marca. Del otro lado, la espantada se justifica por el racismo, el clasismo y el acoso al que los tabloides y algunos sectores de la alta sociedad han sometido a Markle y que recuerda a una versión 2.0 del que sufrió en su momento Diana Spencer. Recordemos: en la BBC, un comentarista comparó al primer hijo de la pareja con un chimpancé. En su comunicado viral, los duques de Sussex también le echaron toda la culpa de sus males a la prensa. Entonces, ¿por qué esta estampida de Harry y Meghan suena tan parecida a la displicencia de los Carter?

Los duques de Sussex, en actitud cariñosa con su hijo Archie, en una visita al arzobispo Desmond Tutu, Nobel de la Paz e icónico luchador anti-apartheid. Un periodista de la BBC, Danny Baker, fue despedido por comparar al bebé con un mono, una de las muestras de racismo que la pareja ha tenido que soportar.

Los duques de Sussex, en actitud cariñosa con su hijo Archie, en una visita al arzobispo Desmond Tutu, Nobel de la Paz e icónico luchador anti-apartheid. Un periodista de la BBC, Danny Baker, fue despedido por comparar al bebé con un mono, una de las muestras de racismo que la pareja ha tenido que soportar.
pinit

“Amigos, esto es poder”, tuiteó la actriz Jameela Jamil sobre la fuga de Meghan. Efectivamente, el real desplante habla más de una mujer empoderada que de una víctima amilanada. El mensaje de la pareja a sus mayores es: “No os necesitamos”. Nótese el cambio de paradigma: estamos ante una nueva generación de royals que, en la estela de las todopoderosas celebrities de nuestro tiempo, ya no requieren de la institución que los cobija para ser relevantes. Ni, por descontado, de sus reglas. Un ejército global de followers permitieron a los Carter-Knowles desembarazarse de la industria discográfica y mediática, y controlar ellos mismos qué, cuándo y cómo.

Los duques de Sussex, sometidos hasta ahora a la agenda y narrativa oficial, amenazan con abandonar la disciplina de la casa real y convertirse en libérrima marca. Es la primera power couple de la realeza, acaso más poderosa que los Clooney, los Beckham y hasta los Obama (de los que dicen que, además de ser sus amigos, les han asesorado a la hora de dar sus pasos). Y una evolución lógica tras el largo proceso de celebritización de la monarquía británica desde que la reina Isabel II decidió retransmitir su boda por televisión, la primera de la historia.

Dramas reales
Neil Blain y Hugh O’Donnell, autores del ensayo Media, monarchy and power [Medios, monarquía y poder], comparan la monarquía española, aún sustentada en parte en su contribución política al establecimiento de la democracia, con la británica, ligada a lo que denominan “una lealtad de consumo”. En esta postmonarquía, los ciudadanos no conectan ya con el privilegio de los apellidos, sino con un consumo continuado de imágenes y relatos protagonizados por los miembros de la familia real. Pasamos de súbditos a fans. “Incluso los discursos más irrespetuosos ayudan a vender la realeza como producto mediático”, afirman los autores.

Además, los relatos reales se parecen cada vez más a los de los culebrones o los reality shows: su objetivo es el desborde emocional. El foco ilumina lo personal y desdibuja lo político. “La celebritización de la monarquía británica tiene el efecto de oscurecer el poder religioso y racial que la legitima”, escribe Holly Randell-Moon, desde la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, de la relación de la casa real británica con sus colonias.

El resultado de esta conversión de los royals en celebrities es fácilmente detectable en la moda, el espacio donde las princesas se disputan el favor mediático y ciudadano. Hay un abismo entre los cautelosos y uniformados looks de Isabel II o de la reina Sofía y los alardes estilísticos de la duquesa de Cambridge o de la reina Letizia. Pilar Pasamontes, historiadora y directora científica de moda del IED Barcelona, explica esa renovada relación con las tendencias en el origen plebeyo de las nuevas princesas. “Ellas buscan otro tipo de legitimidad, que tiene más que ver con el favor de la ciudadanía gracias a una imagen fresca y renovada que, además, aligera y moderniza la imagen de la monarquía”. “La moda siempre ha funcionado a través de la influencia –tercia Teresa Sábada, directora de ISEM Fashion Business School de la Universidad de Navarra–. Poder y moda refuerzan mutuamente su legitimidad, en una relación que se ha explicado históricamente con el efecto derrame, en la que la monarquía está en la cúspide de la pirámide”.

Kate Middleton junto a Meghan Markle.

Kate Middleton junto a Meghan Markle.
pinit

Con todo este potencial a su alcance, ¿quién querría someterse al limitado papel de representación que distribuye Buckingham Palace? ¿Cómo admitir el silencio si tu proyecto de vida gira alrededor del activismo de alta gama y de ser portavoz de causas benéficas? Ashley Pearson, comentarista de la realeza británica durante dos décadas, opina que la duquesa de Sussex preferiría ser una celebrity a una royal. “No tenía ni idea del escaso glamour que conlleva la realeza y se ve en la obligación de ejercer el servicio público, pero con tiara”, ha explicado al Wall Street Journal. Solo bajo el estatus de celebrity podría florecer la marca duques de Sussex, lista para despegar gracias a una web muy parecida a la de los Obama (sussexroyals.com) y una licencia que les permitirá vender bajo la marca Sussex Royal más de un centenar de productos y hasta editar publicaciones impresas.
Sussex Incorporated
Meghan y Harry podrían seguir los pasos de Michelle y Barack, cuya empresa Higher Ground Productions producirá contenidos sensibles con la justicia social para Netflix, gracias a un acuerdo de 100 millones de dólares. Además, ambos han editado libros y memorias previo pago de más de 60 millones de dólares, venden merchandising en su web y facturan entre 200.000 y 400.000 dólares por conferencias y apariciones públicas. De hecho, los duques de Sussex contrataron hace unos meses a Sara Latham, la asesora que ayudó al matrimonio presidencial en el escándalo de Monica Lewinsky y que les está acompañando en cada uno de sus pasos.
De momento, Markle ya ha cerrado un acuerdo con Disney: cederá su voz a cambio de una donación a la protectora de elefantes Elephants Without Borders. Fue el príncipe Harry quien se lo sugirió a un ejecutivo de Disney, aprovechando un encuentro en el estreno del remake de El rey león en Londres, el pasado julio. Lo que se viralizó de aquella cita fue, sin embargo, el primer encuentro entre Beyoncé y Meghan. Unidas por la causa del antirracismo, la cantante llamó a la duquesa de Sussex “mi princesa”.

En la première de El rey león. El abrazo de Beyoncé y Markle se hizo viral; las conversaciones de Harry con los directivos de Disney para cerrar un contrato para su mujer pasaron desapercibidas.

En la première de El rey león. El abrazo de Beyoncé y Markle se hizo viral; las conversaciones de Harry con los directivos de Disney para cerrar un contrato para su mujer pasaron desapercibidas.
pinit
Y es que en el planeta de las celebrities todo son ventajas. Beyoncé las explicaba así en una reciente entrevista: “Cuanto más maduro, más entiendo mi valor. He tenido que recuperar el control de mi trabajo y de mi legado para comunicarme directa y honestamente con mis fans. Porque he hecho cosas en mi carrera solo porque no sabía que podía decir no. Todos tenemos más poder del que creemos”. Marionetas de nadie, las famosas globales ya solo rinden cuentas ante sus followers, suavemente hipnotizados por un flujo constante de imágenes perfectamente bellas. Libres de la evaluación moral, Meghan y Harry no tendrían que explicar cómo pueden defender la causa climática sin dejar de volar en jet privado.

El legado de Diana
Lena Partzsch, investigadora de la Universidad de Friburgo (Alemania), ha analizado el poder de las celebrities en la política global, y concluye que se mueven en una oportuna ambivalencia. “Los medios suelen retratarles como benefactores, pero sus fotos movilizan al gran público desde posiciones muy simplistas –explica–. Todo el mundo apoya la lucha contra la pobreza, pero mientras no interrumpa los negocios. Al ocultar la complejidad política y económica que explica la pobreza, las celebrities ejercen un poder invisible contra los que aseguran defender, pues tal opacidad contribuye a reproducir un sistema injusto y su propia posición de privilegio en él”.

Desde que se anunció el compromiso entre Meghan y Harry, la vocación activista de la futura novia provocó dudas acerca de su adaptación al protocolario silencio que la casa real impone al respecto de causas políticas. De hecho, John Lloyd, del Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo, predijo tensiones entre la visión conservadora de la monarquía que defienden el príncipe de Gales y el duque de Cambridge y el impulso modernizador que encarnó Diana, figura clave en la prohibición global de las minas antipersona.

“La realeza en el Reino Unido ha jugado la carta del tradicionalismo durante décadas. Ahora, 20 años después de la muerte de Diana, debe asumir su legado, la celebritización de la familia real, de una manera más radical en la figura de Meghan –escribió este periodista en el Financial Times, poco después de la boda de los duques de Sussex–. Estas dos visiones de la monarquía deberán encontrar la manera de convivir sin poner en peligro la supervivencia de la casa de Windsor”.
La pelota está ahora en el tejado de Isabel II, voz conciliadora en una serie de reuniones que tendrán que despejar la fórmula que permita a Meghan y Harry seguir en el área de influencia de la corona sin cortarles del todo las alas. La discusión es económica: la pareja quiere su libertad sin prescindir de la asignación (más de 2.700.000 € al año) que reciben del Ducado de Cornualles y que supone el 95% de sus ingresos; pero, sobre todo, es simbólica. Tom Bradby, periodista y amigo de la pareja, ha declarado a la prensa que, en el fondo de este asunto, está la intención de Carlos y Guillermo, el heredero y su primogénito, de “adelgazar la monarquía”, hasta dejar a la pareja sin prácticamente atribuciones. La serie The Crown narra a la perfección las terribles consecuencias que tiene este apartamiento de los royals, en la figura de la princesa Margarita, la hermana pequeña de la reina.
La pesadilla se repite para los Windsor, incapaces de cerrar la grieta que abrió Lady Di y por la que ahora trata de escaparse, de nuevo, una princesa. Una princesa por sorpresa: actriz, americana, de origen interracial y que, lejos de la corona, tiene más que ganar que perder.

El estatus de una fashion queen
En la estela de la metamorfosis de Diana Spencer como icono de estilo tras su sonado divorcio, Meghan Markle ha sabido atrincherarse en lo indumentario como un espacio de poder. La duquesa de Sussex cuenta con un margen mucho mayor que el de la futura reina, Kate Middleton, para abrazar las tendencias y ha sabido aprovecharlo bien: Meghan ha logrado que su valor en el mercado de las marcas suba como la espuma. En 2018, el periódico The New York Times valoró en más de 150 millones de dólares la contribución de la duquesa de Sussex al negocio de la moda británico.
Un año después, Lyst la coronó como la influencer con más poder prescriptor del mundo: las búsquedas on line de las marcas que ella respalda han aumentado un 216%.
 
Y aparte querida @Malex Kate fue rechazada y discriminada por la misma aristocracia en privado. Apoyo tu enfoque sobre MeMA, para mí no hay evidencia más obvia de la mala leche de Meghan que la situación que estan viviendo en la FRB. Dónde esta su abrigo en la familia? dondé esta su yoga y veganismo y eso, cuando guisa pollo? Ella misma lo dijo. Ha despedido gente por su propia ineptitud. No se deja guiar... es ella, ella y al final ella.
Eso es lo que yo también pensaba, querida @Magia en la Princesa, hasta los últimos desarrollos de la situación.
Me convencí de que hay mucha complicidad (en el peor sentido del término) entre estos dos.
Seguramente MM manipula H, pero si fuera solo la culpa de Markle, significa que Harry es incapaz de comprender y desear, y que la Familia Real ha dejado ir a una persona que debía ser vigilada, como una posible víctima de personas sin escrúpulos.

En definitiva, una historia en la que la palabra "fin" no se ha escrito, pero hasta ahora es muy mala para la Familia Real inglesa.
Solo espero que los duques de Sussex pronto se conviertan en los señores Mountbatten-Windsor y permanezcan en los EE. UU.
 
A mi me sigue pareciendo muy surrealista. No digo que no, pero es que sería muy telenovelero (y para ingresarla en el psiquiátrico). Lo digo desde el respeto a vuestras opiniones por supuesto.
Meghan es una sobreviviente de la guerra de Hollywood, no voy a entrar en detalle ni traer historias como ejemplos por que como sabes en Hollywood todo es valido para sobrevivir, jamás jamás debes poner en sus zapatos, ni creer que ella tiene tu mentalidad , por que estoy segura de que tu jamás habrías hecho muchas cosas que ella relato de su puño y letra en su blog Working actress o como se llame , dando consejos a otros que buscaban trabajo, tampoco recién conociendo al viejito que tiene Rosebud en su firma , te le habrías sentado en las piernas , ella no eres tu .


Ella es otra cosa, es de una generacion californiana materialista contemporánea de las Kardashian , de París Hilton , seguramente las envidiaba / admiraba , no debes pensar dentro de tu criterio debes ser objetiva , y verla desde su atmósfera. ..mientras la veas como tu pensarias o actuaras y con tus príncipios no estarás siendo objetiva .

Introducela en su contexto, en su atmósfera, amalgamala a su curriculun de parejas .

Una vez que la aísles a su entorno y la ubiques . Pregúntate si piensas que podría hacerlo o no . Luego nos dices con cabeza fría que crees.
 
Perdió la querella, no me había enterado. No sabía que era relacionado con un elefante, como a nuestro Rey senior,


El príncipe Harry pierde la querella contra el 'Mail on Sunday'
Se desestima la querella que el príncipe Harry interpuso contra el 'Mail on Sunday' por un artículo que consideró ofensivo. El nieto de la reina Isabel recibe un nuevo revés.

El príncipe Harry pierde la primera de sus batallas contra la prensa británica.

pinit
El príncipe Harry pierde la primera de sus batallas contra la prensa británica. gtres.
por Hoy Corazón

31 ene 2020

Prensa 1, Harry de Inglaterra 0. El nieto de Isabel II ha perdido la querella que interpuso contra el 'Mail on Sunday' dentro de esa guerra que ha emprendido, en defensa de su mujer, Meghan Markle, y de la suya propia, contra la prensa británica. En este caso, se trataba de una foto de uno de sus viajes, publicada en redes y utilizada, según Harry, para echar por tierra su imagen.

En la instantánea se podía ver al príncipe junto a un elefante que, como indicaba el diario, no solo estaba atado, sino también drogado. De hecho, así empezaba el titular de ese artículo por el que Harry interpuso la querella: "Drogado y atado... lo que Harry no contó sobre estas fotos de vida salvaje".

El regulador de la prensa británica ha concluido que la información no viola el artículo 1 del código profesional en el que se advierte a la prensa para que se cuide el "no publicar información o imágenes inexactas o distorsionadas". Justamente en lo que se había amparado Harry a la hora de acudir a la Justicia.
Esta es tan solo la primera batalla dentro de la guerra que Harry y Meghan han emprendido contra la prensa, a la que consideran culpable de una campaña en su contra, y a la que acusan de hacerles vivir bajo una presión insoportable. Hasta el punto que han puesto tierra de por medio y se han mudado a vivir a Canadá.
 
https://www.revistavanityfair.es/re...ta-editor-jefe-vogue-uk-edward-enninful/43401

Meghan Markle, más sonriente (y natural) que nunca en una foto inédita junto al editor jefe de 'Vogue UK'

El pasado septiembre, la 'royal' tuvo el honor de editar el 'September Issue' de la edición británica de la revista, que llamó #ForcesForChange.

Por Alexandra Lores 14 de febrero de 2020 · 14:46


202050.jpg


Meghan Markle con un vestido de Banana Republic. Getty Images

Edward Enninful, editor jefe de la edición británica de Vogue, ha querido recordar un momento, que ya se puede calificar como histórico: el pasado septiembre, la revista que él dirige contó con la presencia de Meghan Markle para editar un número que se llamó #ForcesForChange.
Entonces, Enninful anunció que la duquesa de Sussex escogería las 15 mujeres que aparecerían en la portada en blanco y negro firmada por el fallecido fotógrafo Peter Lindbergh. Entre ellas, Greta Thunberg, Adwoa Aboah, Jacinda Ardern, Salma Hayek, Christy Turlington Burns, Jameela Jamil, Jane Fonda, Sinead Burke o Chimamanda Ngozi Adichie.

175804.jpg


La portada del número de Septiembre de Vogue UK. GTRES

Una serie de referentes femeninos, símbolos de empoderamiento, activismo y compromiso, que fueron fotografiadas de la manera más natural posible. De hecho, Markle ya había sido la protagonista del foco de Lindbergh, al que le pidió naturalidad y “pecas”.
Así que esta vez, la duquesa también deseaba que se reflejase la diversidad y las distintas teces de las protagonistas de este 'September Issue', el número más importante del año para la revista Vogue.
Ahora, Enninful ha querido compartir con sus seguidores de Instagram un vídeo inédito con Markle y una foto en la que aparecen bromeando, con dos sombreritos diminutos, y muriéndose de risa. Y después del 'Megxit', es el mejor homenaje que el periodista le podría hacer a la duquesa.

Siempre sonriente y natural aunque en ese entonces solo sobrevivía porque en la FRB nadie le preguntaba si estaba bien o_O
 
Back