tienes momentos de felicidad extrema y de desesperación total.
O sea, que es como la vida, no???
Si, pero mucho más intensos.
Es decir, la felicidad que sentí al ver a mis hijos recién nacidos es algo que nunca he sentido de nuevo con ninguna otra cosa, al igual que la desesperación que he sentido cuando se enfermaban tampoco la he sentido con nada más.