Lo que las madres no pueden decir

¿Puede alguien arrepentirse de ser madre?
Es un tabú, pero existe: mujeres que aseguran haber errado en su decisión de tener hijos. Sin embargo, los aman... ¿o no? Claves para lidiar con un sentimiento complejo.
Eva Carnero
10 SEPT 2016 - El País
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¿Antes muerta que reconocer en público y sin tapujos que la maternidad no es el sumun de la autorrealización, que tener descendencia lejos de ser el estado ideal con el que toda mujer sueña (y debe soñar), se le ha revelado como algo odioso y frustrante? Si es así, no crea que es la única "manzana podrida" del cesto. Sepa que ese sentimiento, tabú donde los haya, lo comparte con muchas otras mujeres que solo se atreven a mencionarlo con la boca pequeña y en petit comité.

Sabemos, por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que el año pasado nacieron en España 419.109 niños, llegando con ello la maternidad al hogar de algo más de 400.000 mujeres. Sin embargo, lo que desconocemos es si todas ellas son más felices desde entonces. Y si no lo son, si reniegan del papel de madre. ¿Cómo saber y entender lo que sienten? La socióloga israelí Orna Donath ha tratado de averiguarlo sacando a la luz esta controvertida realidad protagonizada por aquellas mujeres que si pudieran dar marcha atrás, en lo que a la maternidad se refiere, no lo dudarían. Y para hacerlo, la experta no hizo otra cosa que darles voz.

Así, Donath entrevistó a 23 mujeres que aseguraban haberse arrepentido de ser madres y recopiló sus testimonios en el estudio Regretting Motherhood: A Sociopolitical Analysis, publicado en Signs Journal of Women in Culture and Society (diciembre, 2015). Son 23 historias en las que sus narradoras hicieron especial hincapié en que a pesar de que odiaban la experiencia de la maternidad, eso no les impedía amar profundamente a sus hijos.

Miedo al rechazo social
Una de las conclusiones que se desprenden de la lectura de este estudio es que existe un sentimiento que la sociedad castiga todavía con más dureza que el deseo de no ser madre, y este es el de arrepentirse de serlo. Así lo experimentó Sky, madre de tres hijos y uno de los testimonios que recoge Donath en su recién publicado libro, Madres Arrepentidas (Reservoir Books, 2016): "Me resultaba duro decir que tener hijos había sido un error. Tardé mucho tiempo en poder pronunciar esas palabras. Pensaba, 'uy', si digo algo así, la gente pensará que estoy loca. El caso es que, si hoy pudiera volver atrás, estoy segura de que no traería niños a este mundo. Lo tengo clarísimo".

Reconocer que su vida sería mejor sin hijos no es un drama. No hay marcha atrás, pero ayuda romper el silencio: "Amo a mis hijos, pero no los tendría que haber tenido". ¿Qué problema hay? El silencio y la culpa enquistada conducen al odio a los menores y a su propia enfermedad

Lo cierto es que, al margen de si comparte la visión de estas mujeres sobre la maternidad o si cree que es una posición aberrante, lo que parece es que se trata de una reflexión profunda y valiente, aunque no novedosa. La psicóloga clínica Laura García Agustín, directora del Grupo Clavesalud, asegura que a lo largo de sus veinte años de ejercicio profesional ha recibido en su consulta a muchas féminas con este tipo de sentimiento que jamás habían compartido con nadie. "Ellas mismas se consideran un monstruo por sentir ese arrepentimiento aun adorando a sus hijos y siendo madres excelentes y abnegadas. Así que callan por miedo al rechazo social, a ser juzgadas y a no ser entendidas", sostiene la experta.

Sacrificios, renuncias, preocupaciones...
El único pecado de estas madres arrepentidas fue tomar la decisión equivocada. Así lo ve la psicóloga sanitaria Carlota Boyer, especialista en Psicoterapia por la Federación Europea de Asociaciones de Psicología: "Siempre que escogemos un camino dejamos otro sin recorrer y podemos pasarnos la vida arrepintiéndonos de no haber tomado ese otro". Cuando no hay marcha atrás, toca lidiar con tus decisiones.

Nadie habla de los padres
Aunque parece estar de moda hablar de lo femenino, también hay hombres que también se arrepienten de su paternidad. Sin embargo, su calvario no es, ni mucho menos, tan penoso como el de las mujeres. "A un hombre no se le juzga de la misma manera por replantearse la paternidad. No se considera tan reprobable, ni tan aberrante, ni tan antinatura como en el caso de una mujer. Además, si un hombre lo comparte en su entorno, suele ser entendido y raramente es criticado", sostiene Laura García Agustín, directora del Grupo Clavesalud.

En general, "para las mujeres, tener hijos significa un gran trabajo, muchas renuncias, sacrificios, preocupaciones, cambios de prioridades e incontables horas dedicadas a ellos, y esto no es fácil. El problema es que no siempre se piensa en todas estas cosas antes de tenerlos y esto hace que a veces en esta ardua tarea pueda aparecer el arrepentimiento", asevera Boyer. En otros casos, es la presión social la que empuja a un camino que uno ya sabe que no es el suyo.

Pero por si el peso de la culpa no fuera suficiente, el rechazo social se suma a la batalla. Para la psicóloga Carla Boyer, la penalización social es un hecho irrefutable que explica señalando, por un lado, "el disfrute de muchas personas cuando castigan al 'pecador' y, por otro, el hecho de que mucha gente calla o critica ante el temor que les produce ser objeto del qué dirán de los demás si consienten y aprueban en público ese sentimiento".

Comparte esta opinión Laura García Agustín, quien defiende la idea de que "vivimos en una sociedad que se mueve aplicando una doble moral: puedes sentir algo fuera de lo normal, pero mejor no lo digas. Esto es lo que nos enseñan desde la infancia".

Si me pasa a mí, ¿qué hago?
Romper el silencio es, según los expertos, el quid de la cuestión. "Los sentimientos no expresados, no compartidos, se enquistan y provocan serios trastornos emocionales y una gran insatisfacción personal. Es más, muchas mujeres somatizan esta culpa, esta vergüenza o frustración por sentirse arrepentidas y acaban enfermando físicamente", asegura.

También Boyer defiende la verbalización pública de este sentimiento, ya que "comprobar que no eres la única que manifiesta estas reflexiones que muchos califican de antinaturales y que son criticadas por la sociedad, no solo es reconfortante, también es la prueba de que se ha asumido ese sentimiento. Mientras una persona no verbaliza lo que siente, el proceso de admisión no se inicia".

Si la culpa y el sentimiento de ser juzgados se enquistan, las consecuencias pueden ser nefastas, para la madre y los menores. La psicóloga reconoce que no aceptar esa idea que le corroe, puede culminar en una reacción de odio hacia los más débiles, los pequeños. "La evolución de ese sentimiento puede tomar diferentes grados y trayectorias, apuntando normalmente altos y bajos. No se odia con la misma intensidad un año tras otro. Pero se puede llegar a casos extremos, como madres que se desentienden de sus hijos a medida que estos crecen, o al incluso infanticidio", advierte la experta. Para estos terribles casos en los que una madre mata a su descendiente, no existe un perfil psicológico fijo, pero se sabe que implican una complejidad tremenda, donde no solo basta "encontrarse perdida y al borde del precipicio".

Finalmente, reconocer que su vida podría ser mejor sin hijos no tiene por qué ser un drama. ¿Y si prueba a tomárselo con humor? Más allá de las razones que le empujaron a tomar una decisión que ahora considera errónea, queda claro que ya no hay marcha atrás. Y la mayoría de las madres lo aceptan: "No debería haber tenido hijos, pero ahora los amo con locura". No hay nada de malo en ello. "Identificar emociones, permitirse experimentarlas, sean las que sean, aun pareciendo incompatibles, ayuda a gestionar la realidad, sin coste emocional ni vergüenza", asegura Laura García Agustín, psicóloga clínica y directora del Grupo Clavesalud, quien, además, aporta claves para salir del armario. (...)
 
Para mi madre solo han existidos sus hijos varones,a mi no se me dio oportunidad de nada,ni estudiar,ni trabajar fuera del negocio familiar,y ahora que ya es mayor,pues aqui esta la "niña" que es la que tiene la obligacion de cuidarla,y los varones, ni llaman para preguntar por ella.
No te dejes. Eres hija, no esclava. Vive tu vida. Y si no les gusta, que se apañen.
 
Para mi madre solo han existidos sus hijos varones,a mi no se me dio oportunidad de nada,ni estudiar,ni trabajar fuera del negocio familiar,y ahora que ya es mayor,pues aqui esta la "niña" que es la que tiene la obligacion de cuidarla,y los varones, ni llaman para preguntar por ella.

Pues si para tu madre sólo han existido sus hijos varones, que la cuiden ellos. Rebélate.
 
Para mi madre solo han existidos sus hijos varones,a mi no se me dio oportunidad de nada,ni estudiar,ni trabajar fuera del negocio familiar,y ahora que ya es mayor,pues aqui esta la "niña" que es la que tiene la obligacion de cuidarla,y los varones, ni llaman para preguntar por ella.

Pues "los coj*nes", así de claro. No merece la pena que cargues con ese peso mientras tus hermanos no. Eso te puede amargar la vida hasta límites que no te imaginas.
 
http://www.espaipertu.com/es/blog/9...-mundo-empieza-en-el-vientre-de-la-madre.html

Evania Reichert La paz en el mundo empieza en el vientre de la madre

¿Qué es un niño?

Una persona con todas las posibilidades por desplegar, que podrá ser todo lo que quiera.

Fabuloso.
Si los adultos no lo impiden.

¿Boicoteamos a los hijos?
Los machacamos, les inyectamos complejos de inferioridad, les traspasamos neuras, les cortamos alas, segamos sus talentos, les impedimos desplegar todas sus posibilidades.

Quizá educar sea eso...
¡Discrepo! Educar es guiar, es formar sin castrar las potencias del niño.

¿Dejándole a su aire?
No. Contención, que no represión. Hay que fomentar en el niño su autorregulación: que aprenda a regular sus acciones en cada fase.

Poniendo límites, ¿no?
Las paredes del vientre materno son un cálido límite para el embrión. Los brazos paternos que le mecen son para el bebé un amoroso límite... Por tanto, hay contenciones, ¡pero con afecto y calidez y ánimo formativo!

¿Maltratamos a nuestros hijos?
¿Quién no ha abroncado a su hijo sólo porque en ese momento se sentía irritado, malhumorado? Nos vengamos en ellos de nuestros malos rollos, los humillamos, ¡y hasta llegamos a insultarlos!

Mujer…
Sí, sí: ¡los adultos somos muy cobardes! Lo que no osaríamos decirle o hacerle a un adulto en la calle o en el trabajo, ¡se lo decimos o hacemos a nuestros niños!

¿Tanto?
Los hogares albergan las mayores violencias consentidas.

¿Con qué consecuencias?
Fraguamos niños más inseguros, que no se valorarán, que tenderán a maltratarse o maltratar, a ser agresivos...

¿Cómo evitar eso?
Con conciencia: ayudarlos a autorregularse, evitando fustigarlos con nuestros brotes de rabia y fragilidades. Todo lo que hagamos o digamos debe tener propósito educativo. Pero claro, como es más fácil conducir a un niño reprimido que a un niño sano y libre... ¡tendemos a modelar a niños reprimidos!

¿Y cómo modelar a un niño sano?
Con la vacuna que la neurociencia nos confirma: cariño, afecto, amor.

¿Qué dice la neurociencia al respecto?
Que el afecto estimula la sinapsis, las interconexiones entre neuronas.

¿Sí?
¡Sí! De 0 a 1 año se establece en el cerebro humano el mayor número de interconexiones neuronales de toda su vida. Y se ha constatado que el amor de los padres y cuidadores, el cariño, el afecto expresado en caricias, besos, cosquillas, abrazos, pedorretas, achuchones... ¡fomenta las sinapsis, multiplica las redes neuronales!

O sea, que ese cerebro será más rico.
Tendrá mejores cimientos sobre los que levantar ulteriores capacidades. Haber sido mecido, acunado, besado, acariciado, amado, respetado... ¡te hará más inteligente! A más amor recibido, más inteligencia futura.

¿Qué se entiende por respeto al niño?
Tratarlo según lo que pueda esperarse de él en cada franja de edad.

Ponga un ejemplo.
De los 1,5 a los tres años, el neocórtex infantil es incapaz de procesar más de dos o tres prohibiciones. Si dirigimos 30 ¡noes! al niño... nos parecerá que nos desobedece 27 veces. ¡Y no es eso!

¿Y qué es?
Que no es capaz de grabar las órdenes. Y que decirnos ellos no es un primer paso de su autonomía personal, de perfilar su identidad: es, pues, algo saludable.

¿Y cuándo estará el niño en condiciones de entender los “noes”?
A partir de los 3,5 o cuatro años graban bien cualquier orden. Entonces sí hay que estar vigilante para evitar filiarcados.

¿Qué es eso?
Hay patriarcado (hegemonía del padre), matriarcado (de la madre) y filiarcado (del hijo): ¡busquemos mejor la heterarquía, es decir, que cada cual tenga un lugar!

¿A qué edad aparece en el niño la conciencia de género?
De los tres a los seis años se desarrolla la pulsión sexual a la par que la epistemofílica.

¿Qué pulsión es esa?
Curiosidad de saber, de conocer, de explorar: si reprimes la pulsión sexual de un niño, ¡reprimes su impulso de saber!

¿Qué hicieron mal sus papás?
Vivíamos en el campo y, por ignorancia, me pusieron a trabajar de muy niña, cargaron sobre mí altas responsabilidades familiares... Eso me ha hecho emprendedora, pero también sentirme imprescindible para el bienestar de los demás, cosa muy dañina...

El Gobierno español propone escolarizar a los niños desde su nacimiento...
Eso puede comprometer esa primera fase de formación de la persona, en la que el principal alimento es el afecto. ¡Alerta: la OMS anticipa que en 20 años la primera dolencia de la humanidad será la depresión!

Dígame que es optimista y que pronto mejorará la educación de los niños.
Seremos cada día más conscientes de la importancia de las primeras edades de la vida... o estaremos jugándonos el futuro de la humanidad. Nunca antes supimos tanto sobre la infancia: ¡si lo aplicamos, daremos lugar a la única gran revolución de verdad!

¿Sí?
Sí, la paz sobre la Tierra empieza en el vientre de la madre.

Evânia Reichert, psicoterapeuta familiar. La Contra de La Vanguardia. Víctor Amela

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Categoría: La Contra
Temas relacionados: Evania Reichert La paz en el mundo empieza en el vientre de la madre
 
Igual no va en relación directa con el título del hilo, pero el artículo representa de forma muy clara el rol de la madre (sano/tóxico) en la familia, y lo que explica hace referencia a algunos comentarios que se han ido desgranando en el hilo...


http://www.recursosdeautoayuda.com/la-ovejita-negra-de-la-familia/

Ser la oveja negra de la familia
POR JASMINE MURGA


El termino “paciente identificado” hace referencia a un miembro de la familia que es señalado por los demás miembros como el causante o responsable de la mayoría de las desgracias familiares. Desde la Psicología Sistémica, se considera que el paciente identificado es la manifestación sintomática de una disfunción en toda la familia. Así, el paciente identificado, a través de su conducta problemática, da salida y hace visible problemas latentes y reprimidos en la familia. A menudo, lo que ocurre es que ese hijo actúa como distractor del verdadero problema familiar.

Algunos ejemplos de problemas que un paciente identificado está inconscientemente comunicando son: padres narcisistas con un “Yo” demasiado frágil para asumir sus propias responsabilidades; abuso físico, emocional o sexual; traumas no resueltos; problemas maritales en los padres o problemas entre otros adultos de la familia (el hijo es triangulizado).

El paciente identificado no solamente representa una metáfora de la atmósfera dañina que existe en la familia, sino que además está expresando a gritos la urgente necesidad de un cambio en la dinámica familiar. Sin embargo, el cambio resulta muy difícil sin ayuda profesional porque por lo general, los demás miembros encuentran esta situación muy cómoda, pues ellos salen exentos de cualquier responsabilidad y no tienen que replantearse nada. De hecho es común que los demás hermanos adopten una posición más periférica y sin darse cuenta, hacen lo posible para mantener el statu quo de esta distribución de roles, tratando de reforzar la etiqueta de “problemático” en el paciente identificado cada vez que se presenta la oportunidad. La situación se torna aún más grave cuando los padres buscan aliados en el subsistema de los hermanos, traspasando límites generacionales, con el fin de reconirmar el rol del paciente identificado y así evitar tener que confrontar su parte de responsabilidad en el problema. Esto desespera y aísla todavía más al paciente identificado, quien en el mejor de los casos tratará de buscar apoyo fuera del núcleo familiar. Esta tentativas de buscar ayuda en otro lugar, sin embargo, serán mal vistas por la familia ya que supone una amenaza a la homeostasis o equilibrio familiar, por más disfuncional que sea. Muchas personas prefieren permanecer en lo conocido porque cambiar significa lanzarse en lo desconocido, y eso asusta.

¿Cómo es elegido el chivo expiatorio?

Pensar que porque dos hijos han nacido y crecido en la misma familia, necesariamente han gozado de las mismas oportunidades y han debido de pasar por las mismas dificultades, es una afirmación totalmente ilusoria. Cada hijo ocupa un rol diferente en el sistema familiar y mantiene relaciones distintas con cada miembro. No es lo mismo ser el primer hijo que el segundo porque las circunstancias de una familia son cambiantes, no son estáticas. Generalmente el miembro elegido como chivo expiatorio es un hijo o hija sensible, empático, y con un gran sentido de honestidad y justicia ya que se niega a callarse y seguir perpetrando las incoherencias de su familia. Tiende a mostrarse más vulnerable o más rebelde que los demás hijos. En algunos casos la razón por la que la madre o el padre se ensaña especialmente con él o ella es porque ese hijo en particular le recuerda o bien aspectos de sí mismo que no le gustan o bien a otro familiar con el que existen conflictos no resueltos.

El tipo y alcance de los comportamientos exhibidos por el paciente identificado varía de una persona a otra. Puede ser visto como una persona difícil, con problemas de comportamiento o de manejo de las emociones. En otros casos, el paciente identificado desarrolla un trastorno depresivo, adicción a drogas u alcohol. Y la falta de validación incluso puede llegar a precipitar un trastorno de la personalidad.

Una vez convertido en adulto, el paciente identificado presenta una inseguridad crónica en sus relaciones debido a la sensación de traición que ha experimentado en sus familias. También tiene problemas para manejar sus emociones y tiende a mostrarse extremadamente crítico consigo mismo. Por otra parte, suele tener la idea de que no merece ser querido ya que los mensajes que ha recibido de su familia a lo largo de los años es que es sólo trae problemas, sólo hace daño, que sus reacciones son inadecuadas, que está exagerando, etc.
Vaya..., lo he leído y veo aquí reflejada un poco la historia de mi madre. Era la hija mayor y en cuanto nació su hermana, cuando ella tenía seis años, comenzaron los malos tratos.
 
Vaya..., lo he leído y veo aquí reflejada un poco la historia de mi madre. Era la hija mayor y en cuanto nació su hermana, cuando ella tenía seis años, comenzaron los malos tratos.

Sí. Es la historia de muchas familias tóxicas que llevan cargas no resueltas. Suele haber un miembro, uno de los hermanos, que carga con ella. Es el chivo expiatorio. Esas personas de buen corazón, sensibles... que dices cómo puede ser que ocurra esto, en ella? Parecen débiles, pero en el fondo son muy fuertes y valientes. Se convierten en luchadoras. Son hérores. Corredores de fondo... Suelen tener una gran riqueza interior. Si lo manejan bien, llegan a tener unos valores muy sólidos y admirables. Se vuelven personas muy bellas como ser humano.
 
A un precio muy alto y con un sufrimiento feroz durante su vida.
Con ayuda especializada y alejándose física y psiquicamente de ellos.
Cuanto antes se aborde mejor. Las secuelas serán menores.
Y fuera la culpa.
Son los menos culpables. Y los que más culpa sienten.
Han sido entrenados en ello durante su vida.
Lo mas difícil es identificarse como hijo diana porque han sido tratados así desde siempre y no pueden verlo desde fuera.
Se sienten muy mal y se echan la culpa.
Tienen que identificarse como la VICTIMA. Mecanismo parecido al de cualquier abuso (sexual, emocional familiar, etc.). Además, en este caso se trata de los referentes más próximos y afectivos. Muy dificil ver claramente que se es la víctima. Tal vez de personas que también haya sido víctimas de otras situaciones y personas. A pesar de ver eso, es necesario, VITAL colocar el puzle, cada miembro de la familia en el papel que desempeña y buscar ayuda profesional
Sin decirles nada porque lo usarán como arma arrojadiza. OJO a ésto.
Poner distancia física cueste lo que cueste porque se resistirá hasta el familiar que menos te imaginas porque forma parte de esa homeostasis que ninguno quiere perder.
Fuera de su espacio y ellos fuera de tu mente.
No purdes considerar PERDER TU VIDA a cambio de un amor que NO SON CAPACES DE DARTE. Ni siquiera por maldad. No son capaces, así que no lo esperes ni lo fuerces a base de sacrificarte a trozos y regarles con tu sangre.
No lo entenderán no lo apreciarán. Ni siquiera lo verán y encima pensarán que es una de tus rarezas. Co lo que alimentan la sensación de inadecuación
 
...sigo:
Inadecuacion, culpa y vuelta al redil. Asi cierra el círculo dándoles la razón.
Esto puede seguir hasta la destrucción de la persona por fuera y por dentro.
ALEJARSE.
Se puede, de hecho se sobrevive mejor sin ellos. Han procurado que pienses lo contrario y se rebelarán.
Pero sólo tienes vida lejos de ellos.
Alejarse es vital.
Nadie tiene derecho a comerse la vida de otro. Ni aunque lo haya traído al mundo.
La vida es la dueña de otras vidas. Es el regalo, nunca la cárcel o el dolor por los caprichos ajenos.
Largate. Siempre estas a tiempo.
Ahí fuera hay muchas personas, con unas te irá mejor que con otras. Igual que a ellos contigo.
Pero vivirás y NADIE tendrá el poder de hacerte tanto daño y tan profundo como tu propia familia.
A nadie le afectas tanto, nadie te afecta tanto (en este caso, para mal), nadie está tan en tus entrañas como tu familia. Por eso nadie tendrá ese alcance dañino. Por mucho que lo dudes.
Nadie de fuera te hará tanto daño como una familia DISFUNCIONAL. No digamos si eres el DIANA o chivo expiatorio. Y sabemos cuando lo somos aunque intentemos engañarnos (porque es durisimo ver ésto en los tuyos). El temor es la pérdida de anclaje vital. Eso no es un ancla, es un dogal que te asfixia. Te dejará en una cáscara de lo que pudiste ser.
Sal al mundo.
Nunca, por mucho miedo que te hayan inoculado -y son maestros en eso- sufrirás tanto fuera de su ámbito como quedándote. Además no valorarán tu sacrificio. Ni siquiera lo verán y pensarán que se lo debes.
Escapa. Huye de esa gente. Pueden llevar tu sangre, tal vez porque te la están chupando.
No solamente por los genes.
Seguiría aquí escribiendo y escribiendo como si no hubiera un mañana.
Escribo ppr eso: porque hay un mañana fuera de esa trampa mortal que es una familia tóxica. Y hay tantas.....
Tantas.....
Y destrozan personas tan valiosas, tan sensibles y generosas...
que habréis notado que he escrito con la tabla que me produce este tema.
En fin.
Si alguien se reconoce de alguna manera en esta situación: TIENE SALIDA. Coge tu vida y la ayuda que precises y ESCAPA.
No hay otra.
Ellos no van a cambiar.
En cuanto lo intentes se revolverán para defender su status quo cómodo y no tener que enfrentarse a lo que no funciona en ellos como personas y como grupo.
ESA ES LA SEÑAL.
Escapa y no mires atrás.
No mires atrás.
Recuerda a la mujer de Lot que, al escapar del desastre, volvió la cabeza y se convirtió en estatua de sal.
Fuera te espera el mundo: tu verdadero destino.
 
Sí. Es la historia de muchas familias tóxicas que llevan cargas no resueltas. Suele haber un miembro, uno de los hermanos, que carga con ella. Es el chivo expiatorio. Esas personas de buen corazón, sensibles... que dices cómo puede ser que ocurra esto, en ella? Parecen débiles, pero en el fondo son muy fuertes y valientes. Se convierten en luchadoras. Son hérores. Corredores de fondo... Suelen tener una gran riqueza interior. Si lo manejan bien, llegan a tener unos valores muy sólidos y admirables. Se vuelven personas muy bellas como ser humano.
Siento decir que mi madre no lo manejó bien. Casi casi repite el mismo esquema (bueno, casi no, de hecho se convirtió en una madre tóxica). Tenía un carácter demasiado explosivo, y yo de pequeña le tenía miedo. Ahora con la edad se ha templado mucho. Lo pintas muy bonito, pero la realidad es mucho más prosaica.
Yo creo que si hubiera visto a su padre con los mismos ojos que yo, como un hombre injusto y maltratador, tendría más paz, pero eso es imposible de decir en voz alta en mi familia. Mi madre lo tiene en un altar (aunque admite que le pegaba y que la otra era la favorita, pero es que vivió siempre esforzándose en ser buena hija y tenerlo contento), mi tía lo mismo, y el marido de mi tía pues igual, para ellos fue excelente padre, suegro y abuelo. Pero hasta yo, de pequeña, era consciente de los favoritismos.
Por suerte, yo tuve un padre excelente y maravilloso, que me sirvió de modelo para discernir quién es buen padre y quién no.
 
Siento decir que mi madre no lo manejó bien. Casi casi repite el mismo esquema (bueno, casi no, de hecho se convirtió en una madre tóxica). Tenía un carácter demasiado explosivo, y yo de pequeña le tenía miedo. Ahora con la edad se ha templado mucho. Lo pintas muy bonito, pero la realidad es mucho más prosaica.
Yo creo que si hubiera visto a su padre con los mismos ojos que yo, como un hombre injusto y maltratador, tendría más paz, pero eso es imposible de decir en voz alta en mi familia. Mi madre lo tiene en un altar (aunque admite que le pegaba y que la otra era la favorita, pero es que vivió siempre esforzándose en ser buena hija y tenerlo contento), mi tía lo mismo, y el marido de mi tía pues igual, para ellos fue excelente padre, suegro y abuelo. Pero hasta yo, de pequeña, era consciente de los favoritismos.
Por suerte, yo tuve un padre excelente y maravilloso, que me sirvió de modelo para discernir quién es buen padre y quién no.

No puedes hacerle ver lo que fue su padre, porque admitirlo sería tanto como admitir que perdió toda su energía y sacrificio para intentar que la aceptase y la quisiera.
No puede renunciar a la "utilidad" (ninguna) de todo lo que hizo para conseguirlo. Seria declarar sus sufrimientos y renuncias VANOS y se volvería contra ella.
Se culparia de haber perdido tanto en el intento. De haberse perdido ELLA MISMA.
Eso es demoledor.
Si sus esfuerzos fueron vanos ¿entonces por qué los siguió haciendo sin ningún resultado?
¿te das cuenta de que tendría que volver esa supuesta decisión libre -mentira- a su tejado?
No puede y no admitirá tal cosa. Son sus cimientos.
Te lo digo porque ni lo intentes ni lo esperes.
Admitela como es sin dejar que eso modifique tu vida. Otra cosa difícil. Lo sé.
Necesitaría terapeuta especializado (no se acierta a la primera y es carisimo y largo el proceso) y una voluntad de cambio, de resolverlo.
Nada de ésto se da prácticamente nunca. Lo viven como un ataque directo y se "defienden" atacando, por mucho que te quiera. No conoce otro mecanismo. No es su culpa. Aquí no hablamos de culpables. Hablamos de hechos producidos por personas con sus circunstancias.
Los años asientan todo y mover eso seria como producir un cataclismo familiar a todos los niveles.
Y ahora ¿qué se ganaría con eso?
Vive tu vida como mejor creas. Tratala con respeto y cariño porque es tu madre, no ha sabido hacerlo de otra forma y ha sufrido mucho.
Gracias a que has tenido un padre como explicas. Mira, una cosa buena que la vida le dio a tu madre tras ese tormento.
Y deja que el pasado entierre su pasado.
Lo importante, lo que realmente está en tu mano tras comprender lo que hubo, es que tu vida y la de tu posible familia (si has creado una, cosa libre de emprender o no, es decisión personal legítima) la intentes vivir de la forma que consideres adecuada y puedas ser FIEL A TI MISMA. Sin dejarte influenciar por lo que puedan pensar o no esas personas. Esa es TU tarea. Lo demás no lo puedes cambiar a estas alturas y tampoco está para que lo cambies (estarías repitiendo el error de tu madre y tal vez condenando a "tus siguientes" a lo mismo). Tu tarea eres TU de aquí en adelante.
Para eso has venido.
 
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