Lo que las madres no pueden decir

Me siento bastante identificada contigo. Que seamos las fuertes no quiere decir que no necesitemos de vez en cuando una palmadita de enhorabuena. Pero mi reflexión es que como todo en esta vida es aprendizaje, que la adversidad por lo menos nos haga imbatibles.

Cuando se es fuerte, o pareces serlo, o bien los demás te perciben como tal, se generan no pocas envidias y recelos. Nunca falla.
 
Las malas relaciones entre hermanos, con frecuencia, vienen dadas por culpa de los padres: las malditas comparaciones y las críticas negativas al comportamiento de unos en presencia del resto hacen su trabajo.

Estoy de acuerdo contigo. Pero también hay un punto a tener en cuenta. La personalidad del hermano "endiosado". Me explico: en el caso de mi tía es que es una manipuladora tremenda. Ella desde pequeñita vio lo que tenía que hacer delante de sus padres para que pensaran que ella era cojonuda, y como dejar mal a su hermana. Su hermana, mi madre, que será muchas cosas pero de retorcida no tiene nada, pues se las comía todas sin saber de dónde venían. Entre esa manipulación y la poca vergüenza de mis abuelos de tratar a una hija descaradamente por encima de la otra, así se forjó todo. Y ha sido muy duro, porque esa desigualdad la heredamos los nietos. Yo me he tenido que tragar cada situación que me hervía la sangre, pero por no perjudicar a mi madre, callaba. Aprendí pronto que levantarse contra mi tía era como un frontón: la pelota te volvía con la misma fuerza con la que la lanzabas, y además en el ojo. Cuando murió mi abuelo todo empeoró, manipular a mi abuela era todavía más fácil. Consigió quitarle la herencia a mi madre, dejarla muy mal, ponerle fama de "prost*t*ta" (porque se divorció y empezó una nueva relación) delante de sus padres (estamos hablando de que mi madre tiene 65 años, flipad!) y al final, con mi abuela en una residencia, la única que va a verla y se preocupa si no va dos días seguidos es mi madre. La otra, mí tía, pasa olimpicamente: tiene la herencia y mi abuela está senil, así que para que molestarse en aparentar e inventarse mentiras.

Bueno, y lo mejor de todo es de donde viene el problema: mi madre ha sido siempre una mujer muy guapa (penita que yo no haya heredado su belleza) y mi tía es fea y peludeta. Siendo ella una insegura de coj*nes, y viendo a su hermana que llamaba la atención...pues de ese complejo vino todo. Tremendo.

Puedes querer a un hijo más que a otro, tener más afinidad con uno que con otro. Pero joder!! que no se note coxx! que no es tan difícil. Los dos son tus hijos, y ya de adultos haz lo que quieras, pero de críos....cuando son unos niños...por favor! ahí es cuando se forjan esos odios.
 
Las malas relaciones entre hermanos, con frecuencia, vienen dadas por culpa de los padres: las malditas comparaciones y las críticas negativas al comportamiento de unos en presencia del resto hacen su trabajo.


This.

Si encima los padres, en mi caso mi madre, defienden al malo en presencia del mismo, agárrate y no te menees.
 
Mi hermana de pequeña era monilla y yo feucha, pero la adolescencia nos cambió las tornas; yo me convertí en un bombonazo y ella se llevó toodo lo malo: baja estatura, dientes torcidos, granos en la cara, exceso de vello, gafas de aumento......Para compensarlo, mi madre recurrió a todo lo que estaba en su mano para embellecer a mi hermana (ropa cara, peluquería, cosméticos) y afearme a mí (ropa de mercadillo desconjuntada).
Lo que me hicieron sufrir entre las dos no está escrito.
 
Si se tomó la píldora del día después ni siquiera estaba embarazada. Las probabilidades de que hubiera embarazo, aún siendo el día más fértil del mes, teniendo 18 años y con todos los astros alineados cantando la traviata para animarte, es del 18-20%. Y aún así, 24 horas después de tener relaciones las posibilidades de que haya concepción son de 0.00000 y paro de poner ceros. La píldora del día después, por mucho que le pese a mucha gente, inhibe la concepción a base de chutazo de hormonas, basicamente.
Hasta que no pasan 4-5 días la célula no empieza a dividirse (creo que a los 4 días deben ser como un agregado de 4 0 5 células). Si a eso lo queréis considerar un vida r, ahí no me meto. Pero que al día después de tener relaciones ya queráis encasquetar un ser humano...va a ser que no.
 
Las malas relaciones entre hermanos, con frecuencia, vienen dadas por culpa de los padres: las malditas comparaciones y las críticas negativas al comportamiento de unos en presencia del resto hacen su trabajo.
Ese esquema pronto se va a romper, ahora vienen un par de generaciones repletas de hijos únicos, en nuevas unidades familiares y con escasos miembros de lo que llamamos familia tradicional.
A quién se va a culpabilizar ahora?
En realidad, lo que falta es mucha comunicación y ahora con los smartphones se ha creado un muro que vamos a pagar muy caro.
Para mí, no tiene el mismo valor que alguien tenga interés en quedar conmigo y hablar cara a cara de temas personales que hacerlo por escrito.

Observo con pasmo, que muchos padres adoran a sus niños en la etapa infantil porque los tienen controlados pero al llegar a la adolescencia y a la etapa adulta , no les gusta ver que sus hijos crecen y tienen opiniones y formas de ver la vida, muy distintas a lo que piensan ellos.
Además se juntan dos factores explosivos: el tema económico y el cultural.

Mucho se critica la imperfección de los padres pero poco se habla de la tiranía de los hijos.
Hay una colección de hijos exigentes, chantajistas , pusilánimes , que se creen que por haber nacido tienen derecho a todo lo que los padres han conseguido con esfuerzo y ahorro.
Hay padres tóxicos e hijos también tóxicos.
Hay pánico a afrontar la realidad y a decir las cosas por su nombre.
 
Si, vienen generaciones de hijos únicos, peeero con medio hermanos de otra relación que a veces es peor. Ni que decir de las familias recompuestas en el que cada miembro de la pareja aporta hijos de otras parejas. Que no nos olvidemos que hoy en día hay mucha custodia compartida, no es como antes que el hombre tenía a sus hijos dos fines de semana al mes. Los casos que he conocido han terminado como el rosario de la Aurora. Todavía suele haber más follón.

Yo no tengo hijos y siempre he tenido muy claro que no los tendría. Tengo un hermano que nació cuando yo tenía 16 años y se muy bien lo que hay ya que he vivido todas sus etapas y no he querido volver a pasar por lo mismo. Mi madre siempre me ha aconsejado que no los tuviera y eso que ha tenido familia numerosa. Ella los tuvo porque no se podía abortar en España, sino dice que hubiera tenido la primera pero ninguno más, la pobre quedó muy harta de criar hijos y la comprendo ya que a mi también me ha tocado aguantar y ayudar aunque fuera una niña. Mi padre es de las mentalidades de antes y nunca se ocupó de nada que tuviera que ver con las tareas de la casa e hijos. Él siempre nos ha dicho que somos hijos no deseados, no me molesta en absoluto, me gusta la sinceridad y saber lo que piensan de verdad.

Hay padres que dicen que quieren a todos sus hijos por igual, pero yo pienso que aunque no lo digan tienen su preferido, suele ser el hijo mayor por eso de que es el primero o el pequeño por el hecho de ser el pequeño aunque sean de edad similar.

A veces he escuchado a mujeres mayores hablando sobre estos temas, y decían que los padres suelen querer más al hijo más débil, o al hijo que siempre está malo.
 
Si, vienen generaciones de hijos únicos, peeero con medio hermanos de otra relación que a veces es peor. Ni que decir de las familias recompuestas en el que cada miembro de la pareja aporta hijos de otras parejas. Que no nos olvidemos que hoy en día hay mucha custodia compartida, no es como antes que el hombre tenía a sus hijos dos fines de semana al mes. Los casos que he conocido han terminado como el rosario de la Aurora. Todavía suele haber más follón.

Yo no tengo hijos y siempre he tenido muy claro que no los tendría. Tengo un hermano que nació cuando yo tenía 16 años y se muy bien lo que hay ya que he vivido todas sus etapas y no he querido volver a pasar por lo mismo. Mi madre siempre me ha aconsejado que no los tuviera y eso que ha tenido familia numerosa. Ella los tuvo porque no se podía abortar en España, sino dice que hubiera tenido la primera pero ninguno más, la pobre quedó muy harta de criar hijos y la comprendo ya que a mi también me ha tocado aguantar y ayudar aunque fuera una niña. Mi padre es de las mentalidades de antes y nunca se ocupó de nada que tuviera que ver con las tareas de la casa e hijos. Él siempre nos ha dicho que somos hijos no deseados, no me molesta en absoluto, me gusta la sinceridad y saber lo que piensan de verdad.

Hay padres que dicen que quieren a todos sus hijos por igual, pero yo pienso que aunque no lo digan tienen su preferido, suele ser el hijo mayor por eso de que es el primero o el pequeño por el hecho de ser el pequeño aunque sean de edad similar.

A veces he escuchado a mujeres mayores hablando sobre estos temas, y decían que los padres suelen querer más al hijo más débil, o al hijo que siempre está malo.
Por lo que veo en mi entorno, los hombres cuando encuentran una nueva pareja , casualmente más joven, se olvidan bastante o mucho de sus hijos/as, se creen que pasando la pensión es suficiente, no hacen seguimiento escolar, ni tienen una relación estrecha,eso si son los buenos porque siempre les compran las cosas mas caras, el móvil,el pc...
La custodia compartida es fantástica en la teoría , en la práctica es ruinosa y muy poco práctica para los progenitores.
 
A ver, no tiene nada que ver que la nueva pareja sean más joven, el padre que es irresponsable lo será aunque tuviera una nueva pareja de edad similar.

Por poner un ejemplo, mi padre que no es un hombre separado tampoco ha hecho ningún seguimiento escolar, nunca ha ido a una reunión, cambiado un pañal, preparado un biberón, etc... Como la mayoría de hombres de su generación, pero parece que esto no lo vean igual. Lo que pasa que para muchas personas está mal visto que una persona separada vuelva ha rehacer su vida.

En cuanto a la custodia compartida ese sería otro tema, están los casos en los que cada progenitor tiene a los hijos durante 15 días, aunque otros se turnan cada semana. En estos casos cuando se juntan los hijos anteriores de ellos con los de ella, los padres suelen defender a los suyos aunque no tengan razón, y por ahí vienen muchos problemas. Es muy complicado..., hay que tener en cuenta que cada uno tiene unas costumbres y manías ya que se han criado en otro hogar.

La otra modalidad es en la que se cambian los padres cada 15 días, los hijos no se mueven del piso, son los padres los que se van turnando. De esta manera afecta a los nuevos hijos que tengan y a su nueva pareja.

Vamos, que me separo y me sale un padre con hijos pequeños o con custodia compartida y salgo por patas.
 
Mi hermana de pequeña era monilla y yo feucha, pero la adolescencia nos cambió las tornas; yo me convertí en un bombonazo y ella se llevó toodo lo malo: baja estatura, dientes torcidos, granos en la cara, exceso de vello, gafas de aumento......Para compensarlo, mi madre recurrió a todo lo que estaba en su mano para embellecer a mi hermana (ropa cara, peluquería, cosméticos) y afearme a mí (ropa de mercadillo desconjuntada).
Lo que me hicieron sufrir entre las dos no está escrito.


Una amiga mía pasó de ser una chica bastante fea a convertirse en serio pivón que llamaba muchísimo la atención. Bueno, tiene una hermana psicópata totalmente que encima es obesa, aunque baje de peso éste regresa.
La madre otra gorda de manual que siempre se queja de lo gorda que está, pero te puedo asegurar que esa mujer es la cosa más cerda que he visto a la hora de comer. No he visto comer así de cerda y guarramente ni a hombres, en maneras, modales y cantidades; hablar con la boca llena. Bueno, no parecen ni mujeres.
Mi amiga, que es bastante fina, y elegante en formas, me cuenta como toooodos los días en casa de su madre hay pasteles, bollos, la madre se ha vuelto junto con la hermana en una loca de las recentas grasientas.
Todo, para que mi amiga se ponga como una foca, la comida ellas no la prueban.
 
Preocúpate de tu propio útero
Publicado: 05/07/2016 07:12 CEST Actualizado: 05/07/2016 07:12 CEST
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En alguna parte hay una mujer de 30 años y sin hijos. La gente le pregunta: "¿Sigues sin tener hijos?" y su respuesta varía de un día a otro, pero suele incluir sonrisas forzadas y censura.

"No, aún no", contesta entre risas, intentando ahogar la frustración.

"Bueno, no esperes mucho más. El tiempo corre, ya lo sabes", le aconseja la erudita de turno antes de marcharse, satisfecha consigo misma por haber compartido tal sabiduría. La erudita se va. La mujer aguanta la sonrisa. A solas, llora...

Llora porque se ha quedado embarazada cuatro veces y porque ha abortado las cuatro.

Llora porque lleva intentando quedarse embarazada desde la noche de bodas, y eso fue hace cinco años.

Llora porque su marido tiene una exmujer que sí le ha dado hijos.

Llora porque quiere probar la fecundación in vitro desesperadamente, pero no se lo puede permitir.

Llora porque ya ha probado la fecundación in vitro (en varias ocasiones) y sigue sin tener hijos.

Llora porque su mejor amiga no quiere ser su vientre de alquiler. Como ya le ha dicho, "sería muy raro".

Llora porque la medicación que está tomando impide que se quede embarazada.

Llora porque este tema es motivo de conflicto en su matrimonio.

Llora porque el médico le ha dicho que ella está bien, pero en el fondo sigue pensando que la culpa es suya.

Llora porque su marido se echa la culpa, y esa culpa hace que sea difícil vivir con él.

Llora porque sus hermanas tienen hijos.

Llora porque una de sus hermanas ni siquiera quería tener niños.

Llora porque su mejor amiga está embarazada.

Llora porque su madre le sigue preguntando que a qué está esperando.

Llora porque sus suegros quieren ser abuelos.

Llora porque sus vecinos tienen gemelos y los tratan fatal.

Llora porque hay chicas de 16 años que se quedan embarazadas sin querer.

Llora porque es una tía genial.

Llora porque ya había pensado nombres.

Llora porque en su casa hay una habitación vacía. Llora porque dentro de su cuerpo hay un vacío.

Llora porque tiene mucho que ofrecer.

Llora porque su pareja sería un gran padre.

Llora porque podría ser una gran madre, pero no lo es.

El algún lugar hay una mujer de 34 años con 5 hijos. La gente le dice: "¿Cinco? ¡Por Dios, espero que ya hayas acabado!" y se ríe... porque ese tipo de comentarios hacen gracia. La mujer también se ríe, pero no es una risa sincera. Ella cambia de tema, como hace siempre, y hace la vista gorda ante esa falta de respeto. Otro día igual. A solas, llora...

Llora porque está embarazada otra vez y siente que tiene que esconder la alegría.

Llora porque siempre quiso tener una familia numerosa y no entiende por qué a la gente parece molestarle.

Llora porque no tiene hermanos y se sintió muy sola cuando era niña.

Llora porque su abuela tuvo 12 hijos y le encantaría ser como ella.

Llora porque no puede imaginarse la vida sin sus hijos, pero la gente los concibe como un castigo.

Llora porque no quiere compasión.

Llora porque la gente asume que esto no es lo que quería.

Llora porque la gente asume que es una irresponsable.

Llora porque la gente piensa que no tiene ni voz ni voto.

Llora porque se siente incomprendida.

Llora porque está harta de tener que defender sus decisiones privadas.

Llora porque ella y su marido son perfectamente capaces de mantener a la familia, pero eso parece dar igual.

Llora porque está harta de los comentarios graciosos.

Llora porque no mete las narices en la vida de los demás.

Llora porque le gustaría que los demás no metieran las narices en su vida.

Llora porque a veces duda de sí misma y se pregunta si debería haber parado cuando tenía tres hijos.

Llora porque a la gente le falta tiempo para criticar, pero no para ofrecer ayuda.

Llora porque está harta de las miradas escudriñadoras.

Llora porque no es un mono de feria.

Llora porque la gente es maleducada.

Llora porque la gente se cree con derecho a opinar de su vida privada.

Llora porque lo único que quiere es vivir en paz.

En otro lugar hay una mujer de 40 años que tiene un hijo. Y la gente le dice: "¿Solo uno? ¿Nunca has querido tener más?"

"Estoy contenta con mi hijo", contesta, repitiendo la respuesta ensayada que ha tenido que dar tantas veces que ya ha perdido la cuenta. Suena bastante creíble. Nadie sospecharía que, a solas, llora...

Llora porque su único embarazo fue un milagro.

Llora porque su hijo le pide un hermanito.

Llora porque siempre quiso tener por lo menos tres.

Llora porque su segundo embarazo tuvo que ser interrumpido para no arriesgar su propia vida.

Llora porque el médico le advierte de que otro embarazo sería "de alto riesgo".

Llora porque ya le cuesta cuidar del único hijo que tiene.

Llora porque a veces uno pesa como dos.

Llora porque a su marido ni se le ha pasado por la cabeza tener otro.

Llora porque su marido murió y no ha vuelto a encontrar el amor.

Llora porque su familia piensa que con uno es suficiente.

Llora porque está centrada en su carrera y no puede permitirse quedarse rezagada.

Llora porque se siente egoísta.

Llora porque aún no ha perdido el peso que ganó durante el primer embarazo.

Llora porque la depresión posparto fue muy intensa.

Llora porque no quiere ni pensar en tener que volver a pasar por eso.

Llora porque tiene problemas físicos y el embarazo solo los acentúa.

Llora porque aún lucha contra la bulimia.

Llora porque tuvo que someterse a una histerectomía.

Llora porque quiere tener otro hijo, pero no puede.

Estas mujeres están por todas partes. Son nuestras vecinas, nuestras amigas, nuestras hermanas, nuestras compañeras de trabajo, nuestras primas. Nuestros consejos u opiniones no les sirven para nada. Sus úteros son solo suyos. Respetémoslos.
NadirahAngail.com.

Este post fue publicado con anterioridad en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.

Seguir a Nadirah Angail en Twitter: www.twitter.com/nadirahangail
 
"Odio estar embarazada y la propaganda que me dice que debo estar feliz por ello"
El sincero testimonio de una mujer embarazada que lucha contra lo socialmente aceptado

Por: PlayGround , miércoles 11 de mayo de 2016

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embarazada
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Continuamente conocemos historias de embarazadas felices, que cuentan que los nueve meses de gestación fueron los mejores de su vida. Pocas veces se relata la cara B, los aspectos oscuros que rodean el embarazo. Los cambios en el cuerpo, en el humor, las hormonas locas y los problemas físicos que acarrea el embarazo, la ansiedad y la angustia sobre cómo será el futuro bebé, si nacerá sano o si seremos capaces de quererlo.

Recientemente, una madre se ha atrevido a rebelarse contra la socialmente aceptado y cuenta su experiencia traumática como embarazada a través de esta carta abierta en Vagenda Magazine.

La protagonista de la carta descubrió en noviembre que estaba embarazada.Con casi 32 años, llevaba con su marido 5 años y ninguno sentía ninguna urgencia en ser padres. Por primera vez, disfrutaban de la vida adulta y de una buena situación económica.



“ Había noches caprichosas de s*x* sin protección en las que, obviamente, sabíamos que podrían llevar a un bebé. En mi mente la idea era así: los dos teníamos empleo, éramos dueños de una casa, tener un hijo no sería un desastre. Desde luego, preferiría tener un accidente feliz a obsesionarme con saber cuándo estaba ovulando”.


Y llegó el día. Una cruel casualidad quiso que el día que esta mujer se enteró de su embarazo fuera el mismo del fallecimiento de su abuela tras una prolongada batalla contra el cáncer.



“No pensé bieeeen, no pensé ¡Sí! mientras alzaba los brazos. Mi primer pensamiento fue 'Joder'. Mi segundo: ¿sería capaz de mantener el secreto si abortara? La reacción de mi marido fue impasible pese a verme entrar en pánico. Ninguno de los dos pensaba que eso pudiera llegar a suceder”.


Mi marido me dijo 'es tu decisión, te voy a apoyar de cualquier manera'. Me respaldaba pero era inútil. Yo quería que dijera 'por favor tengamos al bebé, lo significa todo para mí', o 'por favor no tengamos al bebé, no estamos listos'. Pero no lo hizo. Mis hormonas empezaron a actuar y la imaginación se volvió loca. Me imaginaba la vida del bebé. Me sentía culpable por su existencia. Contemplaba una pequeña versión de mi marido corriendo y fue algo bonito. Racionalicé que si terminaba con la vida de este bebé y no me pudiera quedar embarazada de nuevo, nada podría consolarme, así que decidí seguir adelante con el embarazo.



Toda la familia y amigos de la pareja estaban ridículamente felices. Los futuros padres también vivieron días increíbles, como cuando vieron por primera vez el rostro de su hijo en una ecografía, o los momentos previos de preparación para que todo estuviera perfecto cuando el bebé llegara.

Supuestamente, todos los días debían ser felices e increíbles. Sin embargo, para la futura mamá no siempre era así.



En su conjunto —y tal vez es porque yo no soy una de esas mujeres que han soñado con ser madre durante toda su vida— he encontrado el embarazo física y emocionalmente en el punto que va entre muy difícil y experiencia totalmente traumática. No puedo hacer todas las cosas que más me gustan como hacer surf y correr. He sido muy anémica desde el principio y, aunque he conseguido evitar las enfermedades y los antojos, me siento completamente agotada y necesitada. Mi piel, que siempre ha sufrido psoriasis, ha llegado al punto más bajo de todos los tiempos .

Mis pechos están cubiertos por una protuberancia roja, en forma de escamas brillantes de ira. El peso extra que he adquirido —que de por sí ya no me gusta— está ejerciendo una enorme presión sobre las arterias del muslo provocando dolores muy agudos y una gran cantidad de calambres en las pantorrillas y la espalda baja, especialmente en la noche. Odio orinar tres veces por noche y no me gusta el hecho de que no puedo subir una cuesta sin estar a punto de desmayarme .

La gente a mi alrededor, con muchos de los cuales no había hablado antes, sentían la necesidad de decirme lo bien que me veo, lo bonita que es mi barriga, lo maravilloso que es estar embarazada, lo emocionada que debía estar y lo bien que estaba afrontando arrastrarme al trabajo pese a sentirme mal la mayor parte del tiempo. Cuando les cuento cómo estoy realmente, me miran con cariño y me dicen 'Tranquila, al final todo vale la pena ' .

Mientras, me bombardean en los medios con mensajes sobre lo agradable que es estar embarazada: 'radiante', 'natural', 'feliz ' .

(...)

Pero, a diferencia de los mensajes que percibo, solo siento que soy 'vulnerable', 'necesitada' y estoy 'aterrorizada'. No me siento a gusto con la forma en que mi cuerpo ha cambiado y estoy resentida porque no me siento bien y llena de energía como antes. Odio a la gente que me dice que al final todo merecerá la pena porque no siempre me las creo. ¿Cómo pueden saber esto? ”.

En unas semanas, mi cuerpo maltrecho y desfigurado será desgarrado durante horas por un dolor insoportable. Y en lugar de tener tiempo para recuperarme física y mentalmente de esta experiencia traumática, se esperará de mí que sea una especie de vaca lechera de la que mi bebé se alimente cada dos horas. Mi vagina y abdomen se habrán trasformado hasta ser irreconocibles y se supone que debo estar bien porque la llegada del bebé me proporcionará 4 semanas de sangrado intenso y de dolor al orinar .

Me aterra pensar que, a diferencia de todos los mensajes que recibo de los medios de comunicación, no me llegue de repente el amor que se supone que tengo que tener hacia mi bebé .

¿Y si al final no es un 'todo vale la pena'? ”.
 
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