Libros, libros, libros

El primer libro me ha gustado muchísimo , para mi de los mejores de Murakami , empiezo con el segundo volumen , deseando descubrir todas las incógnitas.


La muerte del comendador (Libro 2)

Haruki Murakami
Editorial: Tusquets Editores S.A.
Temática:

Novela literaria | General narrativa literaria
Colección: Andanzas | Serie Volumen independiente


Número de páginas: 496
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Rústica con solapas
eBook (Epub 2)


El trepidante y esperado desenlace de la novela más reciente de Haruki Murakami.

Lee un fragmento
Sinopsis de La muerte del comendador (Libro 2):
En el primer volumen, dejamos al protagonista deseoso de saber qué se oculta detrás del cuadro titulado La muerte del comendador. También ha aprendido a convivir con los extraños personajes y objetos que lo envuelven desde que se instaló en la casa en las montañas. Y, a petición de su vecino, ha empezado a esbozar el retrato de una peculiar adolescente, Marie Akikawa. Pero cuando ésta, una tarde en que regresaba del colegio, desaparece misteriosamente, el protagonista se lanzará en su busca. Y para encontrarla no dudará en enfrentarse a lo desconocido, y tampoco a los terribles dilemas a los que su aventura va a conducirle. ¿Qué le ocurrió en el pasado al autor del cuadro La muerte del
comendador? ¿Quién es el hombre sin rostro?... En este segundo libro, de ritmo acelerado y lleno de suspense, las incógnitas sembradas en el anterior volumen van desvelándose, y encajan en el lugar que deben ocupar, como en un puzzle, para que el lienzo entero cobre

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https://www.planetadelibros.com/libro-la-muerte-del-comendador-libro-2/287131
 
Hola! :) vengo en busca de ayuda! No sabía muy bien en qué tema dejarla, creo que este es el mejor.
Os cuento, el otro día me encontré con un libro que según su resumen, iba de una ingeniera alemana que se había cansado de su vida, así que cogió y se marchó a África a vivir la aventura y a ayudar. El caso es que me llamó mucho la atención, porque me gustan mucho las historias de personajes que hacen cambios drásticos en su vida cuando no les gusta, o que se mudan t se van a vivir aventuras..ya me entendéis.
Cual fue mi sorpresa cuando lo abrí para echarle una ojeada antes de comprarlo y vi que estaba en formato como de auto-ayuda, como explicándote qué es lo que tienes que hacer. El caso es que a mi me gustan las narrativas, con personajes, sus historias...

¿Qué libros me recomendaríais de ese estilo? :)
 
Clara Campoamor en el exilio, rescatados por la Fundación Banco Santander

  • 17 ENE. 2019



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Clara Campoamor (1888



La artífice del voto femenino en España publicó en Argentina una serie de artículos sobre el amor que suponen una "radiografía emocional".

Mientras que su vida en Madrid se centró en la política con logros como el voto femenino o la ley del divorcio, durante su exilio argentino Clara Campoamordejó aflorar su pasión literaria en forma de ensayos que por primera vez se recogen en el volumen 'Del amor y otras pasiones'.

Publicado por Fundación Banco Santander dentro de su Colección 'Cuadernos de Obra Fundamental', este libro es producto del trabajo de casi dos años de la investigadora y doctora en letras hispánicas por la Universidad Autónoma de Madrid Beatriz Ledesma, que ha rescatado estas reflexiones literarias que suponen "una radiografía emocional" de la activista.

Muestran "una Clara Campoamor nueva, casi secreta" a través de artículos literarios desconocidos hasta ahora por el público español que publicó entre 1943 y 1945 en la revista mensual femenina 'Chabela', de la editorial Sopena, a modo de breves ensayos, reflexiones y comentarios de texto sobre poesía del Siglo de Oro, el Romanticismo y finales del siglo XIX.

Con el amor como tema transversal, Campoamor intentó dirigir la mirada de sus lectores hacia lo femenino y los estereotipos de grandes poetas españoles y latinoamericanos con un afán divulgativo y reflejando "su visión muy personal", ha explicado este jueves durante la presentación Ledesma.

"'Chabela' era una revista popular, dirigida a amplias capas de la sociedad porque entonces se da en Argentina un apogeo de la cultura de masas, y eso explica que sean unos ensayos de divulgación que pretenden despertar un fervor, contagiar una pasión por esos poetas que admiraba", ha apostillado.

Por ello la investigadora pide que el lector "no se quede sólo con la valoración estrictamente literaria, porque ella habla de sentimientos y, si leemos atentamente, encontraremos una radiografía emocional de Clara Campoamor".

Como en el artículo que dedica a los poemas de sor Juana Inés de la Cruz, su "décima musa", de la que destaca que "ve la inconsecuencia de los hombres al juzgar la conducta de las mujeres" y lanza "como un grito del alma, rebozado en burla donosa, al azotar esa dualidad entre el anhelo íntimo y el juicio social varonil".

La intelectual madrileña escribió también sobre Quevedo, Góngora, Garcilaso, Fray Luis de León, Juan de Mena, Espronceda, Bécquer y Zorrilla, pero también de trovadores de coplas y autores más próximos a su tiempo como el mexicano Amado Nervo o Manuel Machado.

Obligada al exilio tras la Guerra Civil, tras vivir a caballo entre Suiza y París recaló en Argentina, donde viviría entre 1938 y 1955 su etapa "más fructífera, desconocida y feliz".

Dejar en un segundo plano su activismo político y, al comienzo de esta etapa de destierro, incluso su carrera como abogada permitió que "saliese a flote su pasión un poco dormida por la literatura, que se despertase una vocación dormida de la que 'El amor y otras pasiones' es su máximo exponente", ha destacado Ledesma.

Ha trabajado en colecciones "desperdigadas" de la revista, que nunca llegó a España, hasta conseguir salvar la treintena de artículos literarios, salvo "un pequeño fragmento de uno".

'Del amor y otras pasiones' incluye además entrevistas en los que la pensadora abordó asuntos como el lenguaje inclusivo, algo que reconoció que no le iba a quitar "ni media hora de sueño", ha destacado durante su presentación junto con Carmen Posadas la periodista Marta Robles, "enorme fan de Campoamor desde pequeña y feminista desde los tiempos en que no existía la palabra sororidad".

Declaraciones como la referida del lenguaje le parecen a la periodista "importantísimas" porque permiten "esclarecer algunos aspectos del feminismo que ahora están un poco confusos". "Ella es luz y guía y su discurso debe ser parte del nuestro", ha reivindicado.


https://www.elmundo.es/cultura/literatura/2019/01/17/5c407eb1fc6c8331178b4627.html
 
El hombre que petrificaba cadáveres
Un libro recupera las historias de investigadores que traspasaron los límites de lo políticamente correcto


NUÑO DOMÍNGUEZ
20 ENE 2019


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Uno de los cadáveres petrificados por Paolo Gorini en el siglo XIX. CARLO VANNINI



Francia, verano de 1885. Jean-Baptiste Vincent Laborde espera ansioso a las puertas de un cementerio. La ley obliga a que antes de que un cadáver sea donado a la ciencia se escenifique un enterramiento cristiano. Para Laborde es crucial ahorrar tiempo. Ha creado un laboratorio portátil montado en un carromato en el que hay una camilla, linternas, material quirúrgico. En el país que vio nacer la guillotina, este médico llevaba un año intentando demostrar que los ajusticiados seguían conscientes después de la decapitación. En cuanto llegan los restos del condenado a muerte, cedido por las autoridades, Laborde toma su cabeza, salta al carro, perfora el cráneo y aplica corrientes eléctricas al cerebro. La cara comienza a gesticular y, por fin, abre un ojo.

Varias décadas más tarde, Gabriel Beaurieux, otro médico francés, asistió a un guillotinamiento. Segundos después el doctor levantó la cabeza de la cesta y gritó el nombre del ajusticiado. Los ojos se abrieron y volvieron a cerrarse. El médico llamó una segunda vez. Y de nuevo el muerto abrió los ojos.

Laborde y Beaurieux explicaron sus experimentos en publicaciones de la época, pero nunca consiguieron demostrar su hipótesis. La guillotina se dejó de usar en 1977. La historia de ambos médicos ha sido recogida ahora en El científico loco. Una historia de la investigación en los límites (Alianza), que se publica el 30 de enero. Se trata de un compendio de investigadores reales que persiguiendo una fuerte convicción y movidos por el ansia de conocimiento se enfrentaron al pensamiento dominante de la época e incluso realizaron experimentos que en la actualidad podrían haberles llevado a la cárcel.

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Cadáver de un niño embalsamado por Gorini. C. V.


“La época dorada de los científicos locos va, típicamente, de los primeros años del [siglo] XIX a mediados del siguiente”, escriben el químico de la Universidad de Pavía Luigi Garlaschelli y la diseñadora gráfica Alessandra Carrer, autores del volumen.

El doctor Victor Frankenstein creado por Mary Shelley es un ejemplo universal de científico loco de ficción. Según los autores, su inspiración pudo ser el físico italiano Giovanni Aldini. En una de sus demostraciones públicas, Aldini presentó el cadáver de George Foster, que a los 26 años fue condenado a muerte por matar a su mujer y a su hijo, cuenta el libro. Aldini conectó un electrodo en la boca y otro en el ano del difunto y consiguió que abriese los ojos y se moviera. “Aunque para sus contemporáneos estas investigaciones hicieron que Aldini pareciese un nuevo doctor Fausto que quería dominar las fuerzas que gobiernan la vida, su finalidad era [...] demostrar que el galvanismo (o sea la estimulación eléctrica) podía ser un útil instrumento en varios procedimientos de reanimación”, escriben los autores. En esas ideas puede verse el germen de los actuales desfibriladores capaces de reanimar un corazón que ha dejado de latir.

El libro también habla de la fórmula de Paolo Gorini para petrificar cadáveres. Este investigador fue uno de los que mejor supo aplicar diferentes productos químicos para preservar tejidos humanos, desde órganos internos a cuerpos completos de adultos y niños. Muchos de ellos se exponen hoy en el Hospital Viejo de Lodi (Italia) y han sido retratadas por Carlo Vannini e Ivan Cenzi en el libro Il Petrificatore (Logos Edizioni).

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Cabeza de hombre petrificado por Gorini. C. V.


Gorini trabajaba en una iglesia desacralizada. “En su laboratorio poseía una mesita cuyas patas eran piernas humanas de verdad, y cuando quería gastar una broma a quien iba a visitarlo, parece ser que ataba un cadáver petrificado a un sistema de cuerdecitas que le permitía acercarse cuando abría la puerta”, escriben los autores. Gorini fue el encargado de embalsamar a Giuseppe Mazzini, uno de los padres de la independencia de Italia. El petrificador nunca reveló su fórmula secreta. En 2005, Garlaschelli y la química de la Universidad del País Vasco Soiartze Zabaleta Artetxe encontraron la mezcla que posiblemente ayudó a Gorini a embalsamar y la usaron en varios animales. “La colección goriniana no debe entenderse como un museo del horror, sino más bien como una colección científica de primera importancia y un bien histórico”, destacan los autores.

Menos loable fue el trabajo de los científicos del proyecto MK Ultra de la CIA, que arrancó en 1953. Uno de sus objetivos era usar LSD para dominar mentalmente a los individuos. Participaron 40 universidades, farmacéuticas como Sandoz y Eli Lilly y tres centros penitenciarios. El químico Sydney Gottlieb capitaneaba el proyecto en la sombra, escriben los autores. “El LSD fue experimentado principalmente en sujetos socialmente débiles: enfermos mentales, prost*tutas, drogadictos, presos, etc. A un enfermo mental se le suministró durante 174 días. Se utilizaron también empleados y subordinados de la propia CIA, casi siempre sin ponerlos al corriente o pedir su consentimiento. [...] La CIA utilizó asimismo varios burdeles de San Francisco, suministrando a escondidas LSD a los clientes y observando su comportamiento a través de espejos monodireccionales. [...] Un científico del Ejército, Frank Olson, cayó en una depresión después de un “viaje con sorpresa”. Más tarde murió al caer (quizá empujado) desde el piso 13 de un edificio. La muerte de Olson provocó una larga batalla legal entre sus herederos y el Gobierno de EE UU, que resarció a la familia con 750.000 dólares por haberle suministrado LSD sin consentimiento”, explica el libro.

El trabajo también destaca patinazos de investigadores de gran prestigio que, a la vez, muestran algo de las personas reales que hay detrás de las asépticas publicaciones en las revistas científicas. Entre ellos destaca Kary Mullis, que recibió el Nobel de Química en 1983 por desarrollar la reacción de cadena de la polimerasa, esencial para leer el ADN. Mullis fue derivando a opiniones cada vez más excéntricas, llegando a decir que el VIH no es la causa del sida y cuestionando el cambio climático. En 1995 usó la PCR para extraer y amplificar ADN de Elvis Presley, engastarlo en joyas y venderlo junto al de otros famosos. “Mullis considera que el LSD puede amplificar la percepción sensorial, permitiéndole no solo aumentar sus capacidades cognitivas, sino, también, comunicarse telepáticamente. En su libro, describe cómo él y su asistente de laboratorio consiguieron comunicarse telepáticamente, pero solo “bajo el efecto del LSD”, explica el libro.

Brian Josephson ganó el Nobel de Física en 1973 por describir el efecto túnel de la mecánica cuántica, también conocido como efecto Josephson. El físico ha llegado a defender “la memoria del agua (presunta explicación de la homeopatía) y la fusión fría”, escriben los autores, quienes añaden que Josephson se embarcó junto a otros científicos renegados a criticar “la ciencia oficial”.

Los dos autores han dejado fuera a los científicos nazis que, más allá de la locura, se zambulleron en el horror, porque en realidad creen que los personajes que sí recogen en el libro tienen algo aprovechable. “Al final, los locos experimentos de nuestros científicos dementes son, siempre, acciones profundamente humanas”, resaltan.

https://elpais.com/elpais/2019/01/18/ciencia/1547838981_535861.html

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Adonis: “El gran monstruo de la historia es el ser humano”
El escritor sirio reflexiona sobre la violencia y el tiempo en ‘El libro II’


JUAN CRUZ
Madrid 25 ENE 2019



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El escritor sirio Adonis posa en Casa Árabe, en Madrid. INMA FLORES EL PAÍS


Adonis nació en una casa modesta de Qasabin, Siria, en 1930, se exilió en 1956 en Líbano, país que abandonó por París en 1986 huyendo de la guerra civil. Tiene la piel suave, como hecha por la intemperie. A él le gustaría volver a aquella casa vieja.

Poeta con ambición de abrazar el tiempo y el mundo, suena con recurrencia asociado a las candidaturas al premio Nobel. Es autor de un título enorme con el que viaja ahora a España, El libro II (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo), segunda parte de uno del mismo título en el que, a la manera del Cortázar de Rayuela, al que él admira, combina textos de la antigüedad de su lengua, el árabe, con reflexiones poéticas en las que la violencia y el tiempo se comportan como metáfora de la memoria. Es un hombre apuesto, sonriente. Hace brillar sus ojos con el estímulo infantil de la curiosidad. Al fin y al cabo, dice, “la vejez es otro tipo de infancia”. Hablamos en la espaciosa Casa Árabe. A veces sostiene en sus manos suaves el volumen, más de 600 páginas de gran formato. Podría ser un pentagrama o un misal laico. Nos traduce su sobrino nieto Yafaar Aluni.

Pregunta. ¿De dónde le viene el eco de su primera poesía?


Respuesta. De una pregunta sin respuesta: ¿quién soy yo? Tras medio siglo escribiendo todavía no la sé.

P. En los poemas está el tiempo antiguo.


R. Este tiempo vive dentro de mí pero no como residente, no como una persona que se aloja en mi interior sino como una preocupación pasajera. Quizá ahora escribiría un libro que trate del futuro, sobre cómo seré en el futuro de mi imaginación.

P. Usted se burla muchas veces del futuro.


R. Ahora estamos viviendo en el futuro, el momento actual es el futuro, lo que estamos diciendo hoy existe en el mañana. Cada momento del presente ya ha pasado, el presente absoluto es lo que llamamos futuro.

P. ¿De qué color es el futuro?


R. La reina Balkis le preguntó al profeta Suleiman: “¿De qué color es Dios?” Es lo mismo. En un verso me pregunto: “¿Quién es Adonis?, ¿quién le dirá a Adonis quién es Adonis?”. La poesía me contestó, más bien me susurró: “Tu pregunta es en sí misma una respuesta”.

P. Si ponemos sus palabras juntas estaremos haciendo un cuadro de Siria: Alepo, la guerra y la muerte son metáforas suyas. ¿Cómo le afecta?


R. A dos niveles, en el emocional y en el cultural. Estoy en contra de la violencia, no puedo aceptar ningún acto violento. A nivel cultural, el tiempo, el exilio, la sangre, son partes de la vida diaria y de la realidad de cualquier ser humano contemporáneo. El gran monstruo de la historia es el ser humano.

P. ¿Cómo ve el momento actual de la guerra en Siria?


R. Como europeo que es usted, le pregunto: ¿cómo se puede aceptar que Occidente, y concretamente Estados Unidos, financie, apoye y reclute a gente de 80 nacionalidades con armas, con dinero, y los mande a Siria, a Irak y a otros países para matar y violar a mujeres? Esa es la pregunta… Estoy hablando de hechos reales. ¿Cómo es posible que Occidente lo acepte?

P. ¿Cómo combatirlo?


R. Se puede combatir. Pero, ¿se puede curar? Aquí reside el problema, entre el ser humano y lo que piensa o cree que es su creador, porque Dios, que es el salvador, como el monoteísmo en general, manda matar. El Dios de los judíos manda matar, el Dios de los musulmanes también, solamente el Dios de los cristianos murió defendiendo al ser humano. ¿Por qué Dios manda matar en el judaísmo y en el Islam y sin embargo en el cristianismo salva o muere por el ser humano?

P. Pero los cristianos matan.


R. Digo Dios, no lo cristianos… ¿Por qué la Iglesia rechazó a Jesús? Por perversión, por maldad, sí. Pero esa perversión, esa maldad es la que gobierna y controla el mundo de hoy en día. En el mundo de hoy se mata en nombre de Dios.

P. También en los países musulmanes.


R. Por supuesto.

P. Entonces, ¿por qué el hombre de cualquier religión o ideología se muestra solidario o amoroso y sin embargo mata?


R. Creo que todavía está por descubrir quién es el ser humano. Yo no creo en Dios, creo en el ser humano, pero sigo preguntándome cómo el ser humano es capaz de matar a otro en nombre de Dios. Eso significa que el ser humano inventó a Dios y no al contrario. Un invento para dominar al resto de los humanos.

P. ¿La poesía le ha ayudado a comprender esa desolación?


R. Muchísimo, pero sobre todo me ha ayudado a hacer un viaje dentro de mí mismo para conocerme mejor, para saber quién soy. En ese sentido me ha ayudado crear una imaginación poniendo al margen todos los demás problemas.

P. ¿Dónde vive ahora, dónde le gustaría vivir?


R. Vivo en Francia, pero me habría gustado vivir en la casa en la que nací; era una casa de barro, muy pobre, que formaba parte de la naturaleza.

P. ¿Qué pasó con la casa?

R. La misma naturaleza la destruyó.


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https://elpais.com/cultura/2019/01/24/actualidad/1548349719_456861.html
 
'MI AÑO DE DESCANSO Y RELAJACIÓN'
La mujer que durmió todo un año: piénsatelo antes de no volver a levantarte del sofá
Ottessa Moshfeg firma una novela existencial que regresa al Manhattan del año 2000 con una protagonista que se pasa los meses inflándose a narcóticos y viendo pelis de Harrison Ford


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'Mi año de descanso y relajación' (Alfaguara)


PAULA CANTÓ
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26/01/2019


"Me voy a tomar un tiempo libre. Voy a dormir un año". No tiene nombre, pero sí muchos sedantes con los que permitirse hibernar. Con 26 años, la protagonista de ‘Mi año de descanso y relajación’, de Ottesa Moshfegh, decide enclaustrarse en su lujoso apartamento en el Nueva York pre-11S, heredado de sus padres fallecidos. El nuevo milenio en la ciudad que nunca duerme la ha pillado tirada en el sofá entre restos de comida china y Orfidal mientras Whoopi Goldberg mira desde la pantalla. Así va a estar durante meses, con los botes de pastillas nunca demasiado lejos de la mano. O sobrevive, o se mata. Y no se sabe muy bien qué prefiere.


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'Mi año de descanso y relajación' (Alfaguara)


Entre cintas -recordemos que aún imperaba el VHS- de Harrison Ford y narcóticos, se suceden visitas de su amiga Reva con un bolso cargado de alcohol o recuerdos de exnovios destructores y padres moribundos. Duerme más de lo que puede. El mundo sigue su curso, animado con el nuevo siglo, pero a ella no le afecta. Durante su hibernación, se permite dar unos pocos pasos para ir a comprar tarrinas de helado que ni necesita ni después recuerda. A veces lee los titulares: el nuevo presidente iba a ser muy duro con los terroristas. Una adolescente de Harlem había tirado a su bebé recién nacido a una alcantarilla. Un superviviente del Titanic había muerto en un accidente de tráfico. “Si nos hubiesen invadido los extraterrestres o un enjambre de langostas, lo habría notado, pero no me habría importado”.

‘Mi año de descanso y relajación’ es una novela existencial sobre la fragilidad de la vida, lo fútil y lo que nunca termina de irse, la vanidad contra la mediocridad. Una pintura irónica de un intento de sobrevivir a una depresión, de soportar la pérdida, de dejar de sentir para poder volver a hacerlo, para volverse “inmune a los recuerdos dolorosos”. Dormir para despertar mientras los fantasmas vagan por su salón. El odio a uno mismo, la salud mental, el amor y el desamor, la vida o la muerte. Moshfegh toca todos los temas en una narración perversa pero deliciosa.



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Ottessa Moshfegh (Alfaguara)


Encerrada en su apartamento, con alguna salida fugaz cuyo recuerdo queda empañado por el efecto de los sedantes, la protagonista se comunica de vez en cuando con su psiquiatra, una señora que parece estar peor que ella y que firma sus prescripciones médicas como quien reparte caramelos. Armándose de humor, Moshfegh intenta purificar la historia de una huérfana adicta a los narcóticos. Consigue ser graciosa sin ser alegre. Hay pequeños detalles que actúan como bálsamo a una historia cruda que asoman la cabeza en cada página, como cuando la protagonista sin nombre descubre lo que hizo la noche anterior, abotargada a Prozac ("Tu teléfono está en la bañera metido en una fiambrera").

Llegado este punto, no, desde luego no vas a relajarte leyendo esta novela. Pero una reflexión y varias risas culpables te llevas seguro.

Se va acercando el mes de septiembre de 2001 y ella, anestesiada y aislada, inamovible por los efectos exteriores, despierta a la vez que el lector

Sin embargo, el contexto de ‘Mi año de descanso y relajación’ vibra bajo sus páginas. Se va acercando el mes de septiembre de 2001 mientras se acelera el ritmo de la novela y ella, anestesiada y aislada, inamovible por los efectos exteriores y queriendo dormir para volver a sentir, despierta a la vez que el lector. A la vez que Nueva York y el mundo despertaron en 2001. El egoísmo y el egocentrismo quedan destruidos por una realidad mucho más grande que se cuela por los recovecos que quería anestesiar.

Da miedo aplicar la, llamémosla así, enseñanza de Moshfegh a la actualidad, a un mundo en el que acechan aún más peligros que cuando despertó el nuevo milenio. Cierra los ojos, cierra las ventanas, cierra las hojas de los periódicos. No mires más allá de las fronteras. Ignora a quien elige la mayoría. Cierra las puertas, cambia de canal y échate una siesta. Aislarse del mundo es inútil y la realidad te acaba comiendo. Por mucho sueño que tengas.


https://www.elconfidencial.com/cult...scanso-y-relajacion-ottessa-moshfegh_1784110/
 
Palabras mayores y otras menores en el Quijote
Publicado por Yolanda Gándara
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El hombre que mató a Don Quijote (2018). Imagen: Kinology / Amazon Video.
Hijo de put*, el insulto en castellano por antonomasia, aparece en el Quijote en todas las formas posibles (hideputa, hijo de put*, hi de perro, etc.), utilizado tanto en sentido negativo como positivo e incluso con el tratamiento don antepuesto.

El don como refuerzo en expresiones insultantes se utilizaba ya desde la Edad Media, al igual que señor. Ambos tratamientos habían sufrido una desviación semántica que hoy pervive en el adverbio so [señor degeneró en seor, seó y so (so gandul, so pícaro del actual lenguaje vulgar)] (1). Don solo conserva un uso irónico en expresiones como don perfecto.

Cervantes usa señor en algunos casos —tanto con valor irónico (señor barbero) como de intensificación del insulto (señor ladrón)— y don con mayor frecuencia: don bellaco, don villano, don patán rústico y mal mirado, don tonto y varios casos más entre los cuales cabe resaltar el que podríamos considerar el colmo de los insultos: don hijo de la put*, pronunciado por don Quijote a Ginés de Pasamonte en el episodio de los galeotes:

«Pues voto a tal —dijo don Quijote, ya puesto en cólera—, don hijo de la put*, don Ginesillo de Paropillo, o como os llamáis, que habéis de ir vos solo, rabo entre piernas, con toda la cadena a cuestas». (I-XXII)

También podemos encontrar ejemplos que ponen de manifiesto que ya en tiempos de Cervantes existía la dicotomía entre el uso ofensivo y el halago, que perdura en nuestros días. Encontramos un uso prolijo del insulto como piropo en casos muy similares a la descripción de Aldonza Lorenzo por parte de Sancho:

«¡Vive el Dador, que es moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pecho, y que puede sacar la barba del lodo a cualquier caballero andante o por andar que la tuviere por señora! ¡Oh hideputa, qué rejo que tiene, y qué voz!». (I-XXV)

Además, Cervantes introduce una justificación de este uso en boca de Sancho:

«—Digo —respondió Sancho— que confieso que conozco que no es deshonra llamar “hijo de put*” a nadie cuando cae debajo del entendimiento de alabarle». (II-XIII)

Esta circunstancia nos da una idea de la cotidianeidad del término en nuestra lengua desde antiguo, lo que ha provocado un cambio léxico-semántico hasta perder la referencia a la madre para significar simplemente «mala persona», según el diccionario actual. Muy mala o admirable, diría yo, aunque el sentido laudatorio no está recogido y su uso tiene muchas limitaciones.

También tiene doble uso y también se ha relativizado la carga ofensiva del considerado uno de los mayores agravios, según advierte Sebastián de Covarrubias (2) en la definición de cabrón:

«Llamar a uno cabrón en todo tiempo y entre todas naciones es afrentarle. Vale lo mismo que cornudo, a quien su mujer no le guarda lealtad, como no la guarda la cabra, que de todos los cabrones se deja tomar […] Y también porque el hombre se lo consiente, de donde se siguió llamarle cornudo, por serlo el cabrón (según algunos)».

El mismo autor señala más claramente la gravedad injuriosa en la definición de cornudo:

«El decir a uno cornudo es una de las cinco palabras injuriosas, que obligan a desdecirse de ellas en común, fuera los que excepta la ley, como se dispone en la ley 2, tít. 10, lib. 8, de la Nueva Recopilación».

El entusiasmo de Covarrubias se mantiene en 1729 en la definición del Diccionario de Autoridades: «Metafóricamente el que sabe el adulterio de su mujer y le tolera o solicita. Esta palabra se tiene por muy injuriosa en España y en otras naciones de la Europa, y es una de las de la ley». El diccionario incluye además una entrada para cabronazo, que viene a ser lo mismo que cabrón, con el agravante de haber perdido la vergüenza y hacer gala de ello. Esta falta de aprensión apuntaba maneras para convertirse en piropo.

El Diccionario de la lengua española actual mantiene como segunda acepción: «Dicho de un hombre: que padece la infidelidad de su mujer, y en especial si la consiente», que convive con la más extendida, «que hace malas pasadas o resulta molesto». Así pues, aún en nuestros días, no se ha desprendido de su primer sentido o al menos así lo registra el Diccionario.

Cervantes lo usa con mucho recato, mediante un truco que hoy nos puede parecer pueril: recurrir al juego de palabras entre cabrito y cabrón. Tres veces aparece en el Quijote el término de forma similar a este párrafo del diálogo, cuajado de pullas, que mantienen el duque y Sancho Panza a propósito del vuelo de Clavileño.

«—Decidme, Sancho —preguntó el duque—: ¿vistes allá entre esas cabras algún cabrón?

—No, señor —respondió Sancho—, pero oí decir que ninguno pasaba de los cuernos de la luna». (II-XLI)

Bien porque cabrón no fuera un insulto tan familiar como hijo de put*, obviando la consanguineidad, bien por su mayor carga ofensiva, Cervantes lo utiliza muy poco y de forma solapada, nunca dirigido a alguien directamente.

Descendiendo unos escalones en la gravedad agraviante, si se me permite la tontería, encontramos un improperio muy popular en la época: harto de ajos. El olor de ajos y cebollas era considerado propio de villanos, como explica el propio don Quijote en los consejos segundos que dio a Sancho Panza:

«No comas ajos ni cebollas, porque no saquen por el olor tu villanería». (II-XLIII)

Cervantes pone este insulto en boca de varios personajes, sobre todo de don Quijote referido a Sancho. El ingenioso hidalgo parece tener un olfato muy desarrollado para la villanía, pues detecta «un olor a ajos crudos» en la aldeana del Toboso a la que toma por Dulcinea.

La baja estofa inspira muchos más apelativos (gañán, faquín, belitre, ganapán, patán rústico, destripaterrones, pelarruecas, etc.) y es una de las dianas a las que apunta para insultar con frecuencia don Quijote, aunque no es el único, junto a la ignorancia o falta de cultura (bellaco, mentecato, sandio, menguado, mostrenco o el frecuentemente usado por Sancho porro para autodenominarse «tonto») y el espíritu burlón, que produce varios improperios curiosos como mentecato gracioso, socarrón y mentecato, truhan moderno y majadero antiguo.

De difícil clasificación son numerosas expresiones insultantes que podemos encontrar como ojos de machuelo espantadizo (mochuelo en algunas ediciones), desuellacaras, echacuervos (alcahuete), silo de bellaquerías, cuesco de dátil (hueso), corazón de mantequillas, ánimo de ratón casero y un largo etcétera de términos más livianos que el contundente hijo de put* con el que abríamos fuego y que, sin embargo, no se encontraba entre esas cinco «palabras mayores» (frente a otras palabras menores y livianas) de la Nueva Recopilación que menciona Covarrubias, que no son otras que gafo, somético, cornudo, traidor y hereje. A las cinco palabras mayores se añadió posteriormente put* (3), siempre y cuando se dirigiera a una mujer casada. Resulta llamativo que put*, a pesar de haber registros abundantes de su uso injurioso, no mereciera tal consideración y que uno de los mayores agravios fuera gafo. Covarrubias dedica varios párrafos a esta curiosa palabra, incluso se justifica por ello arguyendo la necesidad de explicar su gravedad, lo cual nos indica que ya era un tabú insondable. Significaba «leproso» y, por extensión, «tullido» (la enfermedad provocaba la contracción de los nervios y tendones, dándoles forma de garra). Como la mano de Cervantes a causa de las heridas de batalla. Con la otra escribía:

«—Mucho —replicó don Quijote—, porque de trecientos y sesenta grados que contiene el globo del agua y de la tierra, según el cómputo de Ptolomeo, que fue el mayor cosmógrafo que se sabe, la mitad habremos caminado, llegando a la línea que he dicho.

—Por Dios —dijo Sancho—, que vuesa merced me trae por testigo de lo que dice a una gentil persona, puto y gafo, con la añadidura de meón, o meo, o no sé cómo». (II-XXIX)

Sancho Panza saca gafo de cosmógrafo, puto de cómputo y meo de Ptolomeo. Un juego de palabras que podría hacernos cuestionar el título de Príncipe de los Ingenios. A no ser que imaginemos el eco del pensamiento de los lectores coetáneos clamando: «Ha dicho gafo».

_______________________________________________________________________

(1) Rafael Lapesa, Historia de la lengua española, 1981

(2) Tesoro de la lengua castellana o española, 1611

(3) Novísima Recopilación de las Leyes de España, 1805, Título XXV: De las injurias, denuestos y palabras obscenas. «Cualquiera que á otro le dixere: gafo o sodomético, o cornudo, o traidor, o herege, o put* á muger que tenga marido, o otros denuestos semejantes, desdígalo ante el Alcalde y ante hombres buenos, al plazo que el Alcalde le pusiere; y pague trescientos sueldos…».

https://www.jotdown.es/2019/01/palabras-mayores-y-otras-menores-en-el-quijote/
 
ENCUENTRO CON FRANK TALLIS
El hombre que lo ha visto todo en el amor (y el s*x*) nos cuenta sus casos más extraños
En su último libro el inglés dibuja un panorama global de la locura amorosa, desde varones que se han acostado con 3.000 mujeres a abogadas obsesionadas con su dentista


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Tallis en Madrid, el jueves por la mañana. Foto: Héctor G. Barnés.


HÉCTOR G. BARNÉS
01/02/2019

Cuando Frank Tallis (Londres, 1958) conoció a Megan, no estaba preparado para lo que se le venía encima. Era una mujer normal, con ropa normal, un rostro normal, un pelo normal y un trabajo, el de abogada, normal. Llevaba una vida tan normal que al psicólogo le decepcionó que no se correspondiese con la imagen de 'femme fatale' que había creado en su cabeza. Menos por un detalle. Megan había ido un día al dentista y, cuando había despertado de la anestesia, se habíaenamorado locamente de él. No solo eso, sino que en ese momento ella estaba segura de que su pasión era correspondida. Tan solo que, por su reputación, el dentista no podía admitirlo.

El dentista no sentía el menor interés por Megan. No fue un impedimento para que ella comenzase a llamarle por teléfono, a perseguirlo por la calle, a esperarle delante de su casa, hasta que prácticamente le obligó a marcharse al otro rincón del mundo. Tallis no tuvo duda del diagnóstico. Era un caso claro de síndrome de Clérambault o erotomanía, un trastorno de origen desconocido que provoca que una persona considera que su objeto repentino de deseo (a menudo de estatus superior) está enamorada de ella. “Si se hubiese tratado de una persona más visiblemente inestable, no habría sido un caso tan extraordinario”, explica el escritor a El Confidencial. “Pero que fuese mentalmente sana hasta el momento de conocer a esa persona sugiere que puede pasarnos a cualquiera”.

Alí le confesó un día que se había acostado con tres mil mujeres. “Hizo conmigo como con ellas, me sedujo y se largó para no volver”


El hilo conductor que reúne todos los casos de 'El romántico incurable. Historias de amor y deseo' (Ático de los Libros) es precisamente ese, cómo el amor (y el s*x*) pueden trastocar nuestro mundo de un momento a otro. Para ello, Tallis, psicólogo clínico y autor de novelas de suspense, se sirve del modelo de Oliver Sacks en 'El hombre que confundió a su mujer con un sombrero' para presentar una colección de historias cortas que recorren los rincones más oscuros del deseo de sus pacientes y que el británico ha recogido a lo largo de los últimos 30 años. “Al hablar de salud mental, la mayoría de gente piensa 'esto no puede pasarme a mí', pero la verdad es que sí puede ocurrirnos a cualquiera, y es importante recordarlo”.


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Incluso un caso tan extremo como el Clérambault puede verse como una versión extraordinaria de los sentimientos que todos experimentamos en un momento u otro, y que en el mejor de los casos, son episodios de enajenación transitoria. “En muchos sentidos, el Clérambault es igual que el amor romántico llevado al extremo”. Spoiler: Tallis no consiguió curar a Megan, porque era imposible. Simplemente consiguió cambiar su respuesta frente a la situación. “Uno de los objetivos del libro es mostrar que los problemas de desamor o atracción sexual son difíciles de curar, y pueden llegar a causar cambios físicos, como han mostrado escáneres cerebrales. Tener el corazón roto no es una metáfora, es dolor real”.

El ligón, el pastor y la aficionada al s*x*
El libro está lleno de historias apasionantes. Por ejemplo, la de Ali, un hombre que estaba enamorado del amor. A espaldas de su familia, se había acostado con miles de mujeres a las que abandonaba tras seducirlas. Según sus cálculos, tres mil. Se levantaba por la noche, cogía un taxi y buscaba una prost*t*ta, noche tras noche. ¿Era verdad o un mero narcisista que necesitaba pavonearse? “Me gustaría poder contestar, pero confesó y se marchó”, explica Tallis que, detrás de sus gafas, parece John Cusack interpretando a Florentino Pérez. “Hizo conmigo lo mismo que con las mujeres: en cuanto mostré interés, se marchó”. De lo que está seguro es que lo que quería era contarlo todo y, de esa forma, aliviar su culpa antes de desaparecer para siempre. “Muchos pacientes vienen a terapia por eso, es la versión moderna de la confesión católica”.

Si eres lo suficientemente extraordinario para mantener viva la llama sexual durante décadas, no necesitas hablar con tu pareja

Algunas de las historias son aleccionadoras. Como la de Mavis, una anciana que visitó a Tallis después de quedarse viuda. Lo que la afligía no eran las conversaciones con su esposo, el amor o el respeto, sino solamente el s*x*. “Lo interesante de esa historia es que muestra que si puedes mantener el interés sexual, algo de lo que la mayoría no es capaz, es suficiente, ¡y además lo pasarás bien!”, bromea. “Nos gusta pensar que somos sofisticados y profundos, pero todos sabemos que cuando nos enamoramos no hay necesidad de hablar, sentirse cerca del otro es mejor que la comunicación”. Mavis había conseguido, milagrosamente, prolongar las primeras semanas de relación a lo largo de 30 o 40 años. “Lo que demostró es que, si eres lo suficientemente extraordinario para mantener viva la llama sexual al envejecer, no necesitas hablar demasiado con tu pareja”.

La historia más impactante tiene como protagonista al propio Tallis en su juventud, cuando vivía en la campiña británica junto a su mujer. Su vecina Rachel había conocido a un predicador con el que iba a casarse. Todo parecía ir bien, hasta que un día llamó a la puerta del futuro psicólogo, aterrorizada porque su novio había entrado en un delirio de fanatismo religioso y estaba dispuesto a sacrificarla a ella y su familia a Dios. “Nunca he pasado tanto miedo”, recuerda, aliviado por la distancia que el tiempo ha puesto entre él y aquella noche. “En retrospectiva, lo juzgué como un ejemplo extremo de frustración sexual. Sus creencias religiosas eran tan estrictas que habían nublado su mente, quería hacer el amor desesperadamente con su mujer pero no podía porque habría ido al infierno. Su conflicto interno fue demasiado, y su solución fue matar a todos para ir al cielo”. Una mezcla de 'La noche del cazador' y 'El resplandor' que terminó de forma relativamente feliz: nadie conoció la vida eterna esa noche.



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No son 24 personalidades, solo dos, pero tenía de sobra.


Algunos de los casos más llamativos se han quedado fuera del libro. Por ejemplo, el de un paciente con dos personalidades completamente diferentes. “Tenía dos de cada cosa”, revela mientras niega con la cabeza, como si aún no lo creyera. “Dos cepillos, dos colecciones de discos y dos armarios con ropa completamente distinta”. Las dos personalidades eran conscientes de que la otra existía, y eso generaba tales conflictos que “cada vez que lo veía entrar en la consulta, me sorprendía que pudiese seguir vivo”. ¿Y su vida sexual? Tallis hace una gesto de negación con las manos. “¡No sabría ni por dónde empezar a contarte!”

El misterio del amor
La pregunta del millón de dólares es qué nos lleva a enamorarnos, a sentir una atracción casi irracional por otra persona y que puede terminar derivando en travesías comunes que duran décadas. “Lo normal es que empiece con la atracción física”, explica. “Si tienes suerte, tú también atraes a esa persona que te atrae. Y si tienes aún más fortuna, tendréis cosas en común y llegará un momento en el que os apetezca comprometeros en una relación exclusiva”. Aunque no nos guste pensar en ello, porque pensamos que la apariencia es superficial, sin atracción no suele haber más que amistad.

Tenemos instintos sexuales como los animales, pero a diferencia de ellos, también la inteligencia para ser creativos


Lo cual nos lleva a otra pregunta lógica. ¿Por qué nos atrae alguien? “Se ha estudiado mucho, y parece que todos nos ponemos de acuerdo en la belleza humana”, explica. “Gente de distintas culturas coincide en quién es más bello cuando se les presentan las mismas fotos”. La explicación probablemente sea evolutiva: la belleza está asociada con la salud, por lo que este criterio nos guía para encontrar a alguien con buenos genes. “La raíz del amor es probablemente la atracción, pero es distinta para cada persona”.

Tallis considera que nuestra sociedad mantiene una relación aún pacata con el amor y el s*x*. Los adultos se ríen de las comedias románticas que gustan a los jóvenes, y si descubrimos que un amigo está enamorado, bromeamos con ello. “Pero es algo muy serio”, matiza. “Cuando alguien se enamora, se vuelve celoso, la causa del 10% de asesinatos; y un joven rechazado no tiene la madurez emocional suficiente, por lo que el riesgo de su***dio es mayor”. Lo consideramos algo natural porque nos causa vergüenza, y el psicoterapeuta espera que empiece a analizarse de otra manera. Especialmente en un contexto en el que nuestro narcisismo, añade, está en aumento.



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Foto: Héctor G. Barnés.




La lección más importante que ha aprendido tras todos estos años es que “el amor y el s*x* son muy importantes, pero tendemos a infravalorar su importancia”. Las personas con relaciones largas y exitosas están más sanas física y mentalmente, viven más y tienen más posibilidades de sortear las enfermedades. Algo aún más decisivo en el caso de los hombres, que “tienden a beber más, tienen más probabilidad de suicidarse o caen en las drogas”. En opinión de Tallis, aún nos falta mucho por hacer como sociedad para enfrentarnos correctamente a las consecuencias que nuestras pasiones acarrean. “Nos da vergüenza y no somos capaces de afrontarlo de forma intelectual”.

Por ello, anima al lector a que, una vez termine 'El romántico incurable', analice su propia vida sentimental y sexual para comprobar si en realidad es tan distinto que aquellas personas tan extremas a las que acaba de descubrir. “No debería culparse a la gente por sus deseos, cualquier cosa está bien, salvo el interés sexual en niños o los que implican obligar a alguien a hacer algo que no quiere”, concluye. “Tenemos instintos sexuales como los animales, pero a diferencia de ellos, también la inteligencia para ser creativos con ellos, por ejemplo, con la ropa, los zapatos, los nudos… La gente viene a mi consulta pensando que son perversos y que tienen un problema, pero yo no lo creo”.

https://www.elconfidencial.com/alma...tallis-romantico-incurable-amor-sexo_1796690/
 
El derecho a ser malas
Tres autoras de literatura criminal reflexionan en BCNegra sobre cómo evoluciona el género rompiendo con los clichés



LAURA FERNÁNDEZ
Barcelona 31 ENE 2019


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La escritora inglesa Cathi Unsworth JUAN BARBOSA



Para Cathi Unsworth, londinense de pelo exuberantemente azul, ex crítica musical del Melody Maker y pionera de eso llamado punk noir, la partícula elemental de la literatura criminal es “la falta de empatía entre hombres y mujeres”. Respondía así este miércoles en Barcelona a la pregunta que ella misma se formula: “¿Por qué nos odian tanto?”. A Unsworth, cuya obra, exótica, musical, rara y social —“recuerdo Norfolk de pequeña, los pozos petrolíferos ardiendo, creía que Margaret Thatcher era una bruja y aquello su misa negra para destruir la comunidad”—, que acaba de publicar en España, con el sello Muddy Mots Black, Bicho raro, le interesa la adolescencia. Esa época “en que el cerebro aún no está formado, aún le falta desarrollar la empatía, así que es prácticamente el cerebro de un psicópata”.



Sí, ha llegado el momento de cuestionarlo todo, de que no nos parezca normal que en la vieja novela negra las mujeres fuesen 'atrezzo'

FLORENCIA ETCHEVES



Unsworth, invitada a la edición de BCNegra de este año, dedicada a explorar los peligros (y ventajas para el género) de la ciudad portuaria, exorciza su malestar ante la idea de que la mujer se conciba, una y otra vez, en el género policial, como víctima a través de la caza de brujas. En Bicho raro, las víctimas parecen verdugos, y los verdugos son en realidad víctimas, y el trasfondo es el de lo sencillo que parecía resultar hasta 1944 destruir a alguien alzando la voz para llamarla “bruja”. “La desigualdad más grande que existe en el mundo es la que se da entre hombres y mujeres”, asegura, y la novela negra ha sido, durante mucho tiempo, no solo reflejo de la misma sino su potenciador. “Sí, ha llegado el momento de cuestionarlo todo, de que no nos parezca normal que en la vieja novela negra las mujeres fuesen atrezzo para el varón”, dice Florencia Etcheves, autora de Cornelia (Planeta), la novela en que se basa la serie sobre trata de blancas de Netflix Perdida.


“Esa otra novela describe también una época, y nos ayuda a recordar adónde no queremos volver”, afirma la escritora argentina, que empezó siendo reportera de sucesos y acabó sintiendo la necesidad de darle una historia a todos aquellos casos de los que solo veía un pedazo. “Cuando terminaba el juicio, o cuando acababa el reportaje sobre el último feminicidio, me quedaba pensando en qué sería de los hijos de esa mujer, cómo lo soportaría la familia, qué estaba pasando en la cárcel con su asesino”, dice. Como mujer, se siente en la obligación de crear personajes femeninos que no respondan al cliché, que no sean únicamente víctimas. Y que puedan ser imperfectos. “Cuando hablamos de igualdad, también hablamos del derecho a ser malas, a no tener que ser wonder woman, a poder equivocarnos. Mis novelas están repletas de mujeres fallidas, imperfectas”, asegura.

Lisa McInerney, la reina del realismo sucio irish —lo suyo no son policiales sino historias negras sobre descensos a los infiernos de la sociedad que, “estando ahí, Irlanda no quiere que veas”—, considera que el género se está expandiendo en ese sentido empático que tiene que ver, no tanto con la diferencia entre hombres y mujeres, como con la idea del desarrollo de los personajes, algo a lo que ha contribuido el auge del género en televisión. “Los personajes son cada vez más humanos, nos centramos más en ellos y olvidamos un poco el argumento, y eso da al lector herramientas para entender la realidad que describimos sin clichés”, argumenta.

Su última novela, Los milagros de la sangre (AdN), es el retrato de un joven, Ryan Cusack, al que su condición de italoirlandés y, sobre todo, su extracción social —clase obrera sin futuro—, condenan a tomar las decisiones incorrectas todo el tiempo. “Podría decirse que el villano de mis novelas es la sociedad, porque no te deja moverte. Yo provengo de ahí, del mismo sitio del que viene Ryan, y llevo demasiado tiempo viéndolo”, sostiene.

“Sí, creo que el escritor nace, no se hace”, y se pregunta con una sonrisa sobre los clichés: “¿Cómo era posible que nos creyéramos, no ya que las mujeres eran meras espectadoras en la novela negra clásica, sino que el gánster era un tipo dado al alcohol que se dedicaba a soltar tacos y a dar palizas? Para dedicarse a lo que se dedican, los gánsters, cualquier traficante, tiene que ser listo, un tío inteligente, si no, no haría pasta”.


https://elpais.com/cultura/2019/01/31/actualidad/1548949754_014889.html



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Última edición por un moderador:
Literatura para esclarecer cómo tres gallegos, que venían del cine, fueron asesinados por ETA
Adolfo García Ortega narra en ‘Una tumba en el aire’ el crimen en 1973 nunca reivindicado de tres jóvenes que la banda terrorista confundió con policías


CRISTINA HUETE
Ourense 3 FEB 2019

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Camino al caserío al que supuestamente trasladaron a las víctimas


La noche del 24 de marzo de 1973, tres jóvenes gallegos instalados en Irún (Gipuzkoa) viajaron a Biarritz, en el Sur de Francia, para ver la película de Bernardo Bertolucci censurada en España El último tango en París. Jamás regresaron. José Humberto Fouz, de 29 años; Jorge Juan García Carneiro, de 23, y Fernando Quiroga, de 25, se esfumaron en la bruma del cantábrico, en la localidad de San Juan de Luz, aquel lugar posteriormente denominado “santuario francés de ETA” por la prensa. Los tres gallegos se convirtieron en las víctimas silenciadas de ETA (jamás reconocidas por la banda terrorista, aunque tampoco haya negado su autoría) y en las víctimas silenciadas del Estado español (nunca suficientemente investigada su desaparición), pese a las evidencias de que el despropósito habría llevado a un grupo de refugiados etarras a confundirlos con policías, torturarlos y asesinarlos.

Transcurridos 46 años, el escritor Adolfo García Ortega (Valladolid, 1958) recupera en su novela Una tumba en el aire (Galaxia Gutenberg), que la próxima semana llegará a las librerías, esta “historia truncada de seres inocentes que representan a la sociedad que somos todos”. Una obra que se inscribe en el subgénero, hoy muy en boga, del true crime (mezcla de novela y de investigación periodística sobre un hecho real), que supera la única versión que se ha dado por buena hasta el momento: la publicada hace décadas en Abc por el periodista Alfredo Semprún, “suministrada por confidentes y delatores, aunque no siempre de primera mano” e “invariablemente utilizada por quienes han hablado del caso”, puntualiza García Ortega.

Abandono colectivo
Aunque tirando de la ficción para dar encarnadura a hechos reales, la novela refleja que fue ETA como organización la responsable del asesinato de los chicos y relaciona el motivo “indirecta pero fatalmente” con la Operación Ogro —el mayor ataque contra el régimen franquista— que apenas unos meses después de aquel viaje sin retorno de los tres gallegos culminaría con el asesinato del almirante Carrero Blanco, presidente del gobierno en la dictadura de Franco.

Autor de novelas como El evangelista, el también traductor y exeditor de Seix Barral se puso a investigar esta historia de la muerte inacabada de los tres coruñeses y llegó lejos. “Constaté que había un abandono colectivo y que solo figuraban en el recuerdo congelado de sus familias, con la herida aún abierta”. Sigue supurando. Lo evidencia Coral Rodríguez Fouz, de 48 años, sobrina de José Humberto, a la primera llamada telefónica de este diario: “No quiero hacer declaraciones, no queremos decir ya nada más; estamos muy cansados”.

Nacida en A Coruña en el seno de una familia de tradición socialista y criada en Eibar, Coral Rodríguez invirtió muchos años de su vida en reclamar en distintas instituciones españolas la investigación sobre la desaparición de su tío y sus dos amigos; décadas pidiendo justicia desde sus escaños de concejala y senadora del PSE. Y décadas pidiendo a la banda que indicase al menos en qué fosa estaban enterrados sus familiares. Nunca lo consiguió. Nunca tumbó esa fortaleza de silencio.


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Coral Rodríguez Fouz.


La sobrina de José Humberto Fouz agradece ahora a García Ortega la novela “que recupera y dignifica” las figuras de aquellos tres amigos. “Solo puedo decir que estamos encantados; nos ha ayudado a derribar de forma definitiva y muy bonita el muro” contra el que se han topado siempre. La última ocasión, cuando se reabrió el caso en 2005 para archivarse en 2006.

Las familias dejaron al escritor el sumario abierto en 1974 “mal instruido y cerrado también pocos años después, con la amnistía de 1976” y a partir de “unos hechos inconexos”, este acabó convirtiendo el crimen en literatura.

Recreando la atmósfera social y política que envolvía en 1973 el sur de Francia, donde los terroristas se preparaban para atentar contra la dictadura española, la novela narra con detalle aquella noche del 24 de marzo cuando, de regreso a España en el Austin blanco de José Humberto con matrícula de A Coruña, los tres amigos paran en un par de discotecas. García Ortega sitúa el primer alto en el camino en La Licorne, en donde un grupo de etarras “los confunde con policías españoles”. Y cuenta cómo cinco de estos etarras, liderados por Pérez Revilla, alias Hueso, los siguen hasta una segunda discoteca, La Tupiña, en donde los abordan.

Al no obtener la confesión de que eran policías españoles los agreden, primero en el aparcamiento de la propia discoteca y después en una playa cercana en donde Jorge Juan García Carneiro muere a consecuencia de un golpe brutal.

El libro explica la reacción ante el descontrol generado: los llevan al caserío de un líder nacionalista para obligarles a decir todo lo que sabían: nada. Con la Operación Ogro en marcha, ETA quería saber si la policía estaba alertada.

Adolfo García Ortega sitúa la tortura y posterior asesinato de José Humberto Fouz y Fernando Quiroga en ese caserío pero no así los cuerpos, que nunca aparecieron. La novela aventura, no obstante, un posible lugar para esa tumba en el aire.


“UN LIMBO MORAL Y POLÍTICO”



El olvido de un triple crimen; el abandono de un hecho real que ha acabado colgado de “un limbo moral y político”. Eso conmovió a Adolfo García Ortega y lo llevó a restituir, mediante la ficción, la memoria de las tres víctimas jamás reivindicadas por ETA pese a que algunos de sus miembros confesaron que había sido obra del grupo armado.


Tras investigar durante dos años en el sur de Francia y en el País Vasco, el autor ha completado desde la ficción una tragedia documentada: la de uno de los primeros asesinatos de la banda terrorista nunca esclarecido. Y para construir el relato, no solo ha recuperado las figuras de las víctimas, sino también las de sus asesinos. “Ni unos ni otros deben ser olvidados”, sostiene.


https://elpais.com/cultura/2019/02/02/actualidad/1549134979_033500.html


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Una nueva biografía rompe con la fama de tirana malvada de Agripina
La historiadora Emma Southon destaca la ambición política de la madre de Nerón


PAULA CORROTO
Madrid 4 FEB 2019


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Busto de Agripina, del siglo I d.C.



Fue hermana de Calígula, esposa de su tío Claudio y madre de Nerón. Agripina la Menor (15-59 d.C.), hija del general Germánico y de la intrigadora Agripina La Mayor, fue la mujer que más cerca del poder estuvo en el imperio romano en una era llena de incestos, de complots con asesinatos varios y con locuras y todo tipo de depravaciones, según contaron los historiadores Tácito y Suetonio en los Anales y Vidas de los doce Césares, respectivamente. Agripina quedó siempre retratada como una asesina —mató a su esposo— y mujer malvada —intrigó contra su hermano— en esta orgía de s*x*, sangre y muertes y así es como llegó a la cultura popular de la mano de series como Yo, Claudio,en los setenta.

Sin embargo, ahora una nueva biografía de la historiadora británica Emma Southon, Agripina. La primera emperatriz de Roma (Pasado y Presente) muestra otro perfil. “También fue una gran diplomática y política. Si se le hubiera permitido gobernar en su propio nombre, creo que habría dirigido bien Roma y se le hubiera recordado como un buen emperador igual que hoy se recuerda a Marco Aurelio”, afirma.

Southon no es una investigadora al uso. Tiene un podcastllamado History is sexy y su libro está plagado de referencias a la cultura actual con anotaciones sobre los príncipes Guillermo y Kate Middleton, así como otras celebridades británicas de la música o el cine. Así es como traza un nuevo retrato de Agripina, más humano, y como el de una mujer que “en realidad, tuvo una vida muy frustrante”, ya que, como a cualquier otra romana, le pusieron muchos obstáculos para participar en la administración diaria del imperio.

Para la historiadora y divulgadora, la mala prensa de Agripina como tirana“procede de autores que quedaron consternados por sus acciones como mujer política. Las mujeres que actuaron en política eran consideradas monstruos por los hombres. Tácito, por ejemplo, la retrata como un símbolo de corrupción y depravación de la familia julio-claudia y de ahí viene la caracterización de malvada”. Además, insiste la historiadora, la presencia femenina en Roma acabó en buena parte silenciada por la historia, ya que “solo aparece en los textos cuando tiene algún tipo de relación con un hombre poderoso, y siempre es por las acciones de ellos. Es posible contar la historia de Roma sin hacer ninguna mención más allá de los hombres, y muchos lo hacen así, pero las mujeres siempre estuvieron allí y siempre lucharon y hablaron”.


Vicisitudes
Agripina, aunque sólo vivió 44 años, tuvo una existencia extraordinaria y llena de vicisitudes. La casaron a los 13 años con un hombre décadas mayor que ella, fue princesa, su hermano Calígula, con quien se afirma que tuvo relaciones sexuales, la envió al exilio —así o con la muerte se atajaban las disputas—, mataron a toda su familia y, cuando regresó, consiguió que se cambiara la ley para casarse con su tío Claudio. Después se rebelaría contra todos para que su hijo Nerón fuera proclamado emperador. “Tuvo muchos altibajos, pero también mucho instinto de supervivencia y nunca permitió que la humillaran. Eso es muy inspirador”, reconoce Southon.

Al final, su ambición le pasó factura. Nerón acabó enviando a varios sicarios para que la mataran. Así se pagaba en Roma. Durante la escritura de este ensayo, Southon siempre tuvo presentes dos referencias: “Quién habla y por qué, esa es la única cuestión”, frase de Chris Kraus, autora de la novela I love Dick —después convertida en serie de televisión— y Las mujeres han peleado siempre, el título de un ensayo de la escritora Kameron Hurley. “Resumen lo que creo que es importante a la hora de contar historias sobre las mujeres romanas. Se valora a los romanos como un pináculo de la cultura y la civilización, pero hay que recordar que esta cultura era a menudo bastante horrible. Cada mujer que intentó tener poder acabó brutalmente asesinada y eso no es algo para valorar”, apunta la historiadora.


UNA MUJER QUE TAMBIÉN QUISO MANDAR

Poco tiene que ver la vida de Agripina con la de otras mujeres con cierto poder en esta época como Livia, la esposa de Tiberio, o Mesalina, la tercera mujer de Claudio. La primera ejerció su poder a través del mecenazgo y con la crianza de los hijos, y la segunda estaba más interesada en los dramas domésticos de la elite romana que en las cuestiones políticas. Agripina, por su parte, quiso alzar su voz. Fundó la actual ciudad de Colonia en Alemania para mantener su posición y esparcir la cultura romana en la región del Rin y, aunque no tuviera todo el poder decisorio, quiso estar sentada en las reuniones con embajadores y diplomáticos. Y, según añade la historiadora, la época en la que estuvo casada con Claudio fue la más próspera y pacífica de Roma.

https://elpais.com/cultura/2019/02/03/actualidad/1549212333_098790.html



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LIBROS RECOMENDADOS DE LIBROTEA

Mucho más que Murakami: grandes libros de oriente que debes conocer


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Haruki Murakami ha cumplido setenta años este 2019, aniversario que ha coincidido con la publicación en España del libro 2 de La muerte del comendador. Cada nueva novela del escritor japonés es un acontecimiento, su nombre se repite cada año como favorito al Nobel de Literatura. Murakami es odiado por unos y amado por otros. Sin medias tintas. Y lo cierto es que su figura ha terminado por eclipsar a muchos otros autores nipones. Hoy en Librotea reivindicamos un puñado de novelas imprescindibles escritas por compañeros y compatriotas de Haruki Murakami.


El autor de Tokio Blues suena cada año en las quinielas del Nobel, pero el primer japonés que se alzó con el galardón de la Academia Sueca fue Yasunari Kawabata, autor de obras como País de nieve, en 1968. A las puertas del gran premio de las letras mundiales se quedó un discípulo de Kawabata, Yukio Mishima. No logró la bendición de los académicos pero sí el favor de los lectores gracias a novelas como El pabellón de oro. El segundo japonés que logró entrar en la nómina de ganadores del Nobel de Literatura fue Kenzaburo Oé, autor de El grito silencioso.


Tsukiko tiene 38 años y lleva una vida solitaria. Cree que el amor no es para ella, hasta que un encuentro casual con su viejo maestro de japonés cambia el curso de su vida. Ambos se comprometen a compartir soledad. Ese es el argumento central de El cielo es azul, la tierra es blanca, la magnética historia de amor escrita por Hiromi Kawakami.


Los amantes del género negro disfrutarán con la pluma de Natsuo Kirino en las páginas de Grotesco. La literatura japonesa ofrece otras propuestas, como Tsugumi, de Banana Yoshimoto, o Hombres salmonela en el planeta por**, de Yasutaka Tsutsui. Otra forma de viajar al país nipón es sumergirse en la lectura de Kokoro, de Natsume Soseki.


GALERIA : https://librotea.elpais.com/usuario...debes-conocer?id_externo_promo=elpais_oriente



 
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