Libros, libros, libros

Murakami sigue en las quinielas del Nobel de Literatura

Además del japonés, repite el sirio Adonis. El español Javier Marías, otro habitual, sigue siendo uno de los candidatos. El premio se fallará este jueves.

haruki-murakami-time-100-2015-icons1.jpg


EFE. 04.10.2017 - 14:12h
El japonés Haruki Murakami, el keniano Ngugi Wa Thiong'o, el sirio Adonis y el israelí Amos Oz son algunos de los nombres que más suenan en las quinielas al Nobel de Literatura de este año, que se falla mañana en Estocolmo. Murakami encabeza desde hace años los pronósticos previos, más por ser un éxito de ventas que por contar con la admiración de la crítica, al contrario que otros supuestos candidatos como los citados, la canadiense Margaret Atwood, el italiano Claudio Magris o los estadounidenses Philip Roth, Don DeLillo y Joyce Carol Oates. El albanés Ismail Kadaré, el austríaco Peter Handke, el húngaro Peter Nadas, el australiano Greald Murnane y el poeta surcoreano Ko Un son otros de los autores que aparecen en las quinielas de las casas de apuestas y las especulaciones de los medios escandinavos. Aparte de los clásicos habituales se mencionan otros nombres menos frecuentes como el israelí David Grossman, los británicos Tom Stoppard y Jeanette Winterson, el húngaro Laszlo Krasznahorkai, la croata Dubravka Ugresic, el marroquí Tahar Ben Jelloun y la estonia Doris Kareva.

La línea seguida por la Academia Sueca, institución encargada de otorgar el premio, añade aún más incertidumbre por lo novedoso de las elecciones de los galardonados desde la ascensión de Sara Danius a su secretaría permanente, hace dos años. Si en 2015 se premió por primera vez el género del reportaje periodístico en la figura de la bielorrusa Svetlana Alexijevich, el año pasado se traspasaron las barreras de la literatura convencional al reconocer al cantautor estadounidense Bob Dylan. Nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidenseLa Academia destacó que Dylan ha creado "nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense", defendiendo su condición de poeta a la manera de los antiguos vates griegos, aunque esa explicación no evitó la controversia. A la polémica decisión se añadió la actitud de Dylan, que tardó días en aceptar el premio y adujo problemas de agenda para no acudir a la ceremonia de entrega, una negativa que los medios vincularon con su conocida aversión a ese tipo de actos. Meses después recibió el Nobel de forma privada aprovechando que daba un concierto en Estocolmo, y antes de que se cumpliera el plazo máximo, envió un discurso de aceptación que le permitió recibir los más de 811.000 euros con que estaba dotado entonces.

En más de un siglo de existencia del galardón la Academia ha alternado elecciones cantadas -como pasó con el turco Orhan Pamuk (2006)-, con nombres inesperados -la austríaca Elfriede Jelinek (2004), la alemana Hertha Müller (2009)- u otros que se creían olvidados, como Mario Vargas Llosa (2010). Aunque esta institución insiste siempre que no premia ni literaturas ni países, sino autores, sus decisiones a veces parecen seguir un criterio de rotación de continentes y de lenguas. Desde su creación en 1901 el Nobel de Literatura ha distinguido a 113 autores, 14 de ellos mujeres, y en cuatro ocasiones ha sido compartido, la última vez en 1974. La prosa, con 76 representantes, es el género más reconocido por la Academia, que ha premiado a 28 autores en lengua inglesa, 14 en francés, 13 en alemán y 11 en castellano. El español José Echegaray abrió en 1904 la lista de autores hispanos, que incluye a compatriotas suyos como Jacinto Benavente (1922), Juan Ramón Jiménez (1956), Vicente Aleixandre (1977) y Camilo José Cela (1989). Los chilenos Gabriela Mistral (1945) y Pablo Neruda (1971), el guatemalteco Miguel Ángel Asturias (1967), el colombiano Gabriel García Márquez (1982), el mexicano Octavio Paz (1990) y el peruano Vargas Llosa completan la lista de representantes de la lengua castellana premiados con el Nobel de Literatura. El español Javier Marías, otro habitual desde hace años, parece en esta ocasión el mejor autor hispanoamericano en las quinielas, por delante de compatriotas suyos como Eduardo Mendoza y Enrique Vila-Matas o el argentino César Aira.

http://www.20minutos.es/noticia/3152256/0/candidatos-premio-nobel-literatura-2017/
 
LITERATURA

Bajo la piel de 'El cantar de los cantares'
  • 8 OCT. 2017 03:40
  • P. UNAMUNO


15073945917870.jpg


Emilia Fernández y Javier Gomá explicarán en la Fundación March la historia del poema de amor más bello del mundo

Los 117 versículos del Cantar de los cantares, que ocupan apenas 10 páginas en una edición cualquiera de la Biblia, constituyen el escrito más insólito del Antiguo Testamento y del texto sagrado en su conjunto. El Libro de Job podría disputarle este privilegio, pero el Cantar lo supera en audacia no sólo por omitir el nombre de Dios, sino también por albergar pasajes como éste, de tanta potencia poética como indudable contenido erótico: «Tu vientre, un montoncito de trigo rodeado de azucenas. Tus pechos, dos crías mellizas de gacela» (Cantar 7, 3-4).

Desde los Padres de la Iglesia hasta los grandes Doctores de la Edad Media, la versión canónica del texto ha dado de él históricamente una interpretación alegórica, según la cual vendría a ser el relato que hace el Espíritu Santo de la Encarnación de Cristo y del amor que profesaba a su Iglesia. Pero lo cierto es que el Cantar ha suscitado numerosas lecturas diferentes a través de los siglos y que hoy en día aún es el objeto de muchos debates.

Así lo reafirma la Fundación Juan March al organizar los próximos días 10 y 17 de octubre un miniciclo de conferencias sobre el que es, en lo literario, uno de los poemas más bellos jamás escritos, fuente a su vez de muchos de los tópicos de la poesía producida con posterioridad. Emilia Fernández Tejero, profesora de investigación del CSIC y doctora en Filología Semítica, abordará este martes las cuestiones elementales del asunto, comenzando por la autoría del Cantar, atribuida al rey Salomón (el de las 700 esposas y 300 concubinas), y los mitos que influyeron en su creación, lo que implica preguntarse por la fecha en que se compuso. El filósofo y director de la Fundación, Javier Gomá, tratará la semana siguiente sobre «el más bello comentario al poema de amor más bello del mundo», en referencia al que hizo Fray Luis de León.

Emilia Fernández, autora de una traducción del Cantar de los cantares publicada por Trotta en 1994, se plantea por qué el texto acabó formando parte de la Biblia hebrea después de que el Concilio de Jamnia diera por buena la interpretación alegórica que identificaba al joven pastor y a la amada del poema con el dios de Israel y su pueblo, exégesis que heredó el mundo cristiano adaptándola a sus propios dogmas.

Muchos siglos después, en 1561, un Fray Luis de León de 33 años que debutaba como escritor añadió audacia a la audacia del propio Cantar al cometer un doble pecado. Por un lado, osar traducir al castellano la Biblia, cosa prohibida porque el latín de la Vulgata era canónico, y hacerlo además directamente del hebreo. Por otro, proponer por primera vez una interpretación literal de los requiebros descritos en el libro.

Javier Gomá recuerda que esa opera prima del entonces joven profesor, poeta y, ante todo, exégeta ortodoxo de la Biblia le habría de costar cinco años de cárcel pues, por indiscreción de un amigo, se hicieron muchas copias de su escrito, que sin embargo permaneció inédito hasta el siglo XVIII. Fray Luis acometió aquella locura a instancia de una monja amiga, Isabel Osorio, del convento del Espíritu Santo de Salamanca, que no sabía latín.

Por supuesto, Fray Luis cree que la interpretación literal del Cantar está también inspirada por el Espíritu Santo, porque es propio del amor «volver al que ama en las condiciones e ingenio del que es amado», nos dice, pero se aleja de la tradición medieval de su maestro en Alcalá, Cipriano de Huerga, para quien «todo lo que Salomón cantó en este epitalamio excede lo corpóreo, no tiene nada que ver con el cuerpo ni con el comercio carnal».

Si la visión canónica veía en los pechos de la amada, por ejemplo, un símbolo de la ciencia y la sabiduría, el autor de De los nombres de Cristo, libro que comenzó a escribir en la cárcel, se atiene a la literalidad de las «dos crías mellizas de gacela» mencionadas al principio, dos cervatillos que son «cosa linda y apacible, llena de regocijo y alegría» y «tienen consigo un no sé qué de travesura y buen donaire con que roban y llevan tras sí los ojos de los que miran, poniéndolos afición de llegarse a ellos y tratarlos entre las manos».

El agustino ascético y observante de la doctrina que es Fray Luis casi se espanta cuando el Espíritu Santo «desciende a tantas particularidades», esto es, a describir muslos, vientres y ardientes besos en la boca, señala Gomá. Y así es como un fraile del siglo XVI, quizá por negligencia o descuido, se atreve a dar una visión lúdica y sensual, casi juguetona, de un texto sagrado.

Petrarca, Boccaccio y Fray Luis
En el proceso contra Fray Luis de León por su 'Cantar' se le acusó de haber reducido el texto bíblico a un simple 'carmen amatorium' (canción de amor), por el doble mal de traducirlo a la lengua vulgar y arrebatarle toda dimensión trascendente para presentarlo como la égloga que es desde el punto de vista formal. Según la biografía de Teófilo Viñas sobre el fraile poeta, explica Javier Gomá, un acusador llegó a decir que no encontraba diferencia entre su versión de la obra y las poesías amorosas de Ovidio.

El director de la Fundación Juan March sostiene que, así como 'De los nombres de Cristo' supone la vuelta del agustino al 'redil' de la ortodoxia teológica y la fundación del 'estilo elevado' en castellano, su comentario sobre un poema erótico sin Dios obró también algunos milagros. «El estilo elevado era una mezcla entre la gravedad del tema y el uso de un castellano elegante», resume el filósofo y escritor. «El 'Cantar' ha de pasar otra prueba: demostrar 'con la carpintería de una prosa espléndida' la posibilidad de un estilo elevado en lengua vulgar pero sobre tema también vulgar: el amor, el gran tema de la literatura pagana. Como antes habían hecho Petrarca o Bocaccio. Y todo ello con la coartada de, como profesor de la Escritura, estar comentando un libro de la Biblia». P. UNAMUNO

http://www.elmundo.es/cultura/literatura/2017/10/08/59d90d59ca474160788b4633.html
 

Religión, comunismo, liberalismo... La utopía es el diablo de las mil caras

Tradicionalmente, cuenta John Gray en su la reedición de su libro 'Misa negra' (Sexto Piso), las utopías eran cosa de las religiones y la izquierda.
imagen-sin-titulo.jpg

Misa negra
AUTOR
RAMÓN GONZÁLEZ FÉRRIZ
Contacta al autor
gonzalezferriz
TAGS
TIEMPO DE LECTURA6 min
10.10.2017 – 05:00 H. - ACTUALIZADO: 3 H.


Tradicionalmente, cuenta John Gray en su la reedición de su libro 'Misa negra' (Sexto Piso), las utopías eran cosa de las religiones y la izquierda. A lo largo de la historia, fueron surgiendo infinidad de escisiones cristianas que soñaban un mundo ideal del que se hubiera expulsado toda forma de maldad, y después, sobre todo a partir del siglo XIX, los pensadores comunistas y anarquistas hicieron lo mismo pero poniendo énfasis en el fin de la propiedad privada, del trabajo y de la perturbación sexual. Estos movimientos pretendían lo imposible, crear sociedades sin conflictos, y por eso todos fracasaban y, por el camino, incurrían muchas veces en tremendas represiones, como fue el caso del comunismo soviético.

La novedad, dice Gray, es que ahora los utópicos son de derechas. Y están convencidos de que implementando la democracia capitalista en todos los rincones del planeta, ni que sea a punta de pistola (la edición original del libro es de 2007, cuando George W. Bush aún era presidente de Estados Unidos), se conseguirá, si no una sociedad sin conflictos, sí al menos una manera ideal de resolverlos: elecciones y competición de mercado. (Es interesante que, en la misma línea, en su reciente libro 'Contra el populismo', Jose María Lassalle no identifique el nacimiento del populismo contemporáneo con los movimientos de izquierda que surgieron a finales de la década de los 2000 para responder a la crisis financiera, sino con el neoconservadurismo, que presentó, como todos los populistas, la política en términos del bien contra el mal y la dialéctica amigo/enemigo.)

John Gray, nacido en Inglaterra en 1948, es uno de los filósofos más importantes del momento. Se ha movido mucho por el espectro político: en distintos momentos de su vida ha defendido el laborismo tradicional, la liberalización y globalización thatcherista, el nuevo laborismo y el ecologismo, y siempre ha tenido una relación incómoda con el liberalismo. Para Gray, tanto la barbarie comunista como el fallido optimismo capitalista son hijos fracasados del proyecto ilustrado, sueños de la razón descarrilados por una simple idea: “para la mente utópica –dice en 'Misa negra'– los defectos de las sociedades conocidas no son señales de las carencias de la naturaleza humana”. Los utópicos siempre creen que todo lo que va mal es producto del sistema político en que el vivimos, sea el que sea, y no fruto de que el ser humano es imperfecto por naturaleza. Por eso mismo, piensan que la utopía es posible: “La historia es una pesadilla de la que debemos despertar, y cuando lo hagamos descubriremos que las posibilidades del ser humano no tienen límites”.

john-gray-misa-negra.jpg

John Gray - 'Misa negra'


Pero no solo se trata de las utopías. Esta manera de concebir el mundo -que Gray atribuye por igual a sistemas como el islamismo, el comunismo, algunas sectas cristianas, el nazismo y el liberalismo- procede de una raíz común: el pensamiento religioso. Las sociedades modernas, dice Gray, simulan que la religión ya no es importante en su funcionamiento, sino sólo una herencia histórica que más o menos pertenece a la esfera privada y que ha sido, en buena medida, sustituida por equivalentes laicos, las ideologías, que no tienen en sí mismas elementos sobrenaturales. Pero eso no es cierto: las ideologías modernas son una forma de dogma, y muchas de nuestras creencias más arraigadas son simplemente religiosas.

Las ideologías modernas son una forma de dogma, y muchas de nuestras creencias más arraigadas son simplemente religiosas

Una de ellas, afirma Gray libros como 'La comisión para la inmortalización' y 'El silencio de los animales' (ambos también en Sexto Piso), es la de progreso. Nuestra ideología está imbuida de esa noción, que puede parecer perfectamente racional. Pero si se considera que el progreso es un proceso acumulativo, según el cual las cosas que vamos mejorando son la base para los avances siguientes, y así sucesivamente, este puede existir en ámbitos como la tecnología o la ciencia, pero no en otros como la política o la moral. Sin duda, podemos celebrar progresos evidentes en esos campos como la prohibición de la esclavitud, la de la tortura, o la legalización del matrimonio homosexual, pero una simple mirada a la historia nos demuestra que una gran parte de cosas que consideramos progresos civilizatorios, por así decirlo, más tarde suelen ser eliminadas por una revolución o, simplemente, a través de la política democrática. Creíamos haber dejado atrás los campos de concentración o los interrogatorios con técnicas violentas, pero ¿qué fueron Guantánamo o Abu Ghraib, sino una vuelta al pasado, la supresión de determinados progresos? El progreso, pues, es un mito, y nuestra creencia en él sólo puede deberse a que creemos en él como se cree en las religiones.

Liberales biempensantes
Las tesis de Gray, como se ve, son muy discutibles, pero sirven para poner nerviosos de vez en cuando a los liberales biempensantes como yo. Gray no pretende destruir el orden democrático occidental -de hecho, reconoce las virtudes de nuestro sistema y considera que es mejor que la mayoría-, sino recordarnos que muchas de nuestras ideas morales, económicas y políticas, aparentemente racionales, que asumimos con normalidad, están basadas, ni que sea en parte, en mecanismos religiosos, muchas veces utópicos. Lo único que queremos es darle un sentido a nuestra vida, y eso solo puede hacerse desde la religión. Si Bush decidió invadir Irak no fue por oscuros motivos imperialistas y de control del petróleo, sino porque sincera y estúpidamente creía que era lo correcto en términos casi trascendentes. Si los seres humanos estamos buscando formas de vivir más tiempo o incluso de ser inmortales por medio de la ciencia y la tecnología, es solo por causas religiosas que nos hacen anhelar una u otra forma de eternidad. Si uno ve el funcionamiento del nacionalismo, una ideología que parece prometer una especie de salvación redentora, acompañada de todas las riquezas materiales, es difícil pensar que no tenga más elementos religiosos utópicos que racionales. Hasta el ateísmo activo es, para Gray, una forma de religión.

Si Bush decidió invadir Irak no fue por oscuros motivos imperialistas, sino porque sincera y estúpidamente creía que era lo correcto

No hace falta estar de acuerdo con Gray -yo no lo estoy en media docena de las cosas que he glosado hasta aquí- para disfrutar incomodándose con su lectura. Su desdén por todas las formas de utopía, incluso las que nos parece que no lo son, es refrescante. Y también lo es su intento de, con un poco de provocación, alterar las reglas según las cuales analizamos las ideas políticas. Si quieren una introducción brillante a su pensamiento, además de los libros citados, acérquense a 'Anatomía de Gray' (Paidós), una antología de sus textos de pensamiento político. Es probable que por un rato le detesten. Y también que al día siguiente se sorprendan utilizando un argumento suyo en una discusión política.

https://blogs.elconfidencial.com/cu...-gray-religion-comunismo-liberalismo_1458037/
 
David Safier. Roman Raacke. Cedida por Seix Barral.

AVT_David-Safier_5762.jpeg



LIBROS LITERATURA CONTRA LOS ESTEREOTIPOS
David Safier, el escritor que se viste de mujer para salvar príncipes
El súperventas alemán vuelve a ponerse el traje de la voz femenina y subvierte el rol tradicional de los cuentos: ahora es ella la que lo rescata a él.
10 octubre, 2017 02:36

Lorena G. Maldonado @lorenagm7


El escritor alemán súperventas David Safier tiene la fórmula secreta para derribar estereotipos: el humor. El humor desengrasa, invita, sonríe, hace que fluya. Por eso es tan sencillo cuando él escribe -a golpe de verbo mordaz, a fuerza de guiño intelectual- que los roles tradicionales se subviertan y al lector le parezca normal, e incluso reciba el progresismo emocional con los brazos abiertos.

Así ocurre aquí, en Y colorín colorado… Tú (Seix Barral), un cuento de hadas moderno en el que no hay ninguna princesa que salvar, más bien al contrario: Nellie, la protagonista, es una hembra carismática que, aunque parte del fracaso vital, lo pelea duro para conseguir las cosas que ama y sortear los obstáculos que se le presenten, sin confiar en ningún beso de amor que la rescate del sueño, la muerte ni el tedio, sin limpiar la casa de los siete enanitos, sin perder el zapato de cristal en un baile de niños ricos.

9788432232961.jpg


La historia arranca cuando la heroína, una dibujante de cómics, encuentra un viejo cuaderno tibetano de cuero y le da por dibujar ahí a su príncipe azul, un tipo fuerte, noble y con barba de tres días. Pero, al despertar a la mañana siguiente, el percal acecha. El dibujo se ha vuelto de carne y hueso, incluso con su espada y su cota de malla. Es curioso: a pesar de tratarse de un cuento punk donde la que maneja el cotarro es Nellie, no acaba de ser un relato sobre la independencia femenina. ¡Y eso que el rescatado es él! Pero ya en las primeras páginas, la chica aclara que, a punto de cumplir 30 años, su sueño es encontrar a su gran amor, o, al menos, ¡pareja!

Es curioso: a pesar de tratarse de un cuento punk donde la que maneja el cotarro es Nellie, no acaba de ser un relato sobre la independencia femenina. ¡Y eso que el rescatado es él!

¿Cree el autor que, secretamente, incluso en estos tiempos de liberación sexual, las mujeres siguen tendiendo al matrimonio, al modelo de familia convencional? “No han cambiado suficientemente los roles”, reconoce a este periódico. “Pero lamentablemente, tampoco en el caso de los hombres. En Alemania lo que ocurre es que la gente tiene una pareja estable cada vez más tarde, se casa más tarde, tiene hijos más tarde… tengo un poco la impresión de que nos pasamos mucho más tiempo buscando antes de encontrar a la persona definitiva”, ríe. “La gente tiene muchas parejas y las van dejando porque dicen ¡no, esta no es!, y muchas otras la abandonan porque creen que van a encontrar algo mejor”.

El miedo al compromiso
¿El hombre de 2017 sigue siendo como el Capitán Miedo al Compromiso, uno de los personajes de cómic dibujados por Nellie? “Bueno, yo siempre miro estos fenómenos de reojo, porque conocí a mi mujer cuando tenía algo más de 20 años. Pero he observado que, a partir de los 30 años, en la mujer se pone en marcha otra forma de pensar: piensa en la familia, en casarse, etc. En todas las parejas que he conocido siempre es ella la que al final da ese paso adelante, sí o sí”.

El problema, sostiene, es que en el imaginario ciudadano resiste ese poso antiguo de que era el hombre el responsable de llevar el dinero al nido familiar. “Las mujeres jóvenes que veo están todas emancipadas, son capaces de ganarse solas la vida, no como antes que tenían que buscar a alguien que les aportase dinero. Sin embargo, los jóvenes sí que siguen pensando eso de ‘tengo que ganar el suficiente dinero para afrontar el sacar adelante a mi familia’”, reflexiona. “La idea que pervive en la mente de algunos hombres es esa, a pesar de que los gastos ahora se comparten. También es cierto que tengo algún amigo de 50 años que acaba de ser padre por primera vez, y en esos casos la biología juega a favor de los hombres”.

En esta novela, Safier hace lo mismo que en su éxito internacional Maldito karma (Seix Barral): vestirse de voz femenina. ¿Qué tal es? “Me siento igual que antes”, ríe. “Yo creo que hombres y mujeres no somos demasiado diferentes. Puede sorprender, pero los hombres incluso tenemos sentimientos”, ironiza. “Lo que pasa es que no somos capaces de expresarlos demasiado bien: pero conocemos lo que es estar defraudados, lo que es estar embebidos de amor… Es más fácil, y más divertido, escribir desde el punto de vista de una mujer, porque así las emociones que describo resultan más naturales”.

Cuentos clásicos contra la igualdad
Es consciente de que hay cuentos tradicionales que han hecho flaco favor a la igualdad. “En el mundo en el que vivimos hay demasiadas historias que no sacan el potencial del ser humano, todo lo contrario: criminales, torturadores, asesinos… cuántas series y películas sobre eso… yo creo que las historias deben ser narradas para que el lector saque su potencial positivo. Hablar de valor, de coraje. Hay muchos cuentos, por ejemplo, de los hermanos Grimm, que son brutales y provocan muchísimo miedo, pero hay suficientes tipo Disney que cumplen perfectamente con el cometido”.

¿Y qué hay de la literatura que incluya héroes gays y heroínas lesbianas y sus historias de amor? “Sí, hay que potenciarla, pero sin perder de vista que en una historia tienes que tratar algo que sea universal. No tienes que reducir al personaje a que sea gay o lesbiana, sino intentar narrar lo que ese personaje tiene en común contigo: que somos personas, que somos humanos. Y eso abre la mente de los niños, o incluso de los adultos, y cuando se acercan a su historia dicen ‘yo no soy gay ni lesbiana pero lo entiendo bien’”, sostiene.

Y ojo a la empatía: “Tenemos que valorar a las personas no por su orientación sexual, sino por cómo se comportan, y generar eso de ¿qué ocurriría si fuese yo…? Eso es algo que echo de menos en la sociedad, el ponerte en la piel del otro”.

https://www.elespanol.com/cultura/libros/20171009/252975500_0.html
 
¿Y qué diría Pepe Carvalho de todo esto? 45 años del detective que lo cambió todo
El mítico personaje de Vázquez Montalbán es el mejor cirujano de la realidad de Barcelona, en la que muchos se preguntan qué pensaría el escritor de la situación actual

imagen-sin-titulo.jpg


Detalle de portada de la primera edición en Planeta de 'Asesinato en el comité central', de Vázquez Montalbán

AUTOR
JORDI COROMINAS I JULIAN
Contacta al autor
TAGS
TIEMPO DE LECTURA8 min
13.10.2017 – 05:00 H.

Resulta desesperante ver cómo la cultura española tiende a olvidar con suma velocidad a muchos de sus más ilustres representantes. En estos días convulsos encontrar los libros de Manuel Vázquez Montalbán en librerías que no sean de segunda mano es una tarea hercúlea, y sin embargo muchos se preguntan qué diría el poliédrico barcelonés nacido el año de la victoria franquista en el rebautizado barrio del Raval. En la actualidad las obras más a la vista del público del autor de 'Crónica sentimental de España', una pequeña revolución en los estertores de la dictadura, son las novelas de la serie dedicada a Pepe Carvalho.

Desde principios de este año Booket ha realizado una apuesta por ofrecerlas al lector interesado a precio de saldo. Poco a poco van apareciendo todas las andanzas de un nombre reconocible que forma parte del imaginario popular de varias generaciones. Lo curioso es que la iniciativa prescinde de todo rigor histórico al empezar con 'Tatuaje' y excluye 'Yo maté a Kennedy', libro inaugural del conjunto, y quizá es así porque su trama es enrevesada y muy deudora de varios factores que van desde el mérito fundacional hasta lo enrevesado de la trama y el estilo, una mezcla de escritura subnormal, visible en el manifiesto titulado con ese adjetivo, y locura donde el ilustre gallego asesina al presidente más mencionado de la Historia reciente de los Estados Unidos de América.

Empezar con 'Tatuaje' tiene sentido si quiere presentarse al Carvalho de manual, un investigador privado sin glamour alguno que tiene su oficina en la parte baja de la Rambla y que en condiciones normales no debería recibir ningún caso extraordinario, pero su autor es un marionetista ávido de insertarlo en los vaivenes de su tiempo y ante eso nada puede hacerse.

Biscuter, Charo, Bromuro y Contreras
En 'Tatuaje', escrita en quince días tras una promesa etílica, se configuran los personajes esenciales de la serie, piezas de un tablero sin las que sería imposible conocer bien a su protagonista. Biscuter, a quien Carvalho conoció en la prisión de Lleida, es un antiguo ladrón de coches que se convierte en su particular Sancho Panza con galones progresivos de Watson en la última etapa de su idilio. A priori no es muy inteligente, aunque su fealdad física e ignorancia constituyen puntos de intuición que más o menos logrará dominar con el paso de los episodios.

md10-madrid-29-01-2011-foto-facilitada-por-la-editorial-mondadori-del-escritor-manuel-vazquez-montalban-1939-2003-que-fue-un-obrero-de-la-cultura-un-escriba-de-la-nueva-era-una-voz-nueva-que-contribuyo-a-modernizar-el-periodismo-espanol-segun-subraya-a-efe-su-antologo-francesc-salgado-con-motivo-de-la-publicacion-del-segundo-volumen-de-una-trilogia-que-recoge-su-obra-periodistica-este-tomo-que-se-presenta-el-proximo-lunes-en-una-mesa-redonda-en-el-marco-de-la-semana-negra-de-barcelona-llega-un-ano-despues-del-primero-centrado-en-la-construccion-del-columnista-1960-1973-efe-solo-uso-editorial-.jpg

MD10. MADRID, 29/01/2011.-Foto facilitada por la editorial Mondadori del escritor Manuel Vázquez Montalbán (1939-2003) que fue un 'obrero de la cultura, un escriba de la nueva era', 'una voz nueva' que contribuyó a 'modernizar' el periodismo español, según subraya a Efe su antólogo Francesc Salgado, con motivo de la publicación del segundo volumen de una trilogía que recoge su obra periodística. Este tomo, que se presenta el próximo lunes en una mesa redonda en el marco de la Semana Negra de Barcelona, llega un año después del primero, centrado en 'La construcción del columnista (1960-1973)'. EFE---SÓLO USO EDITORIAL---


Charo es su chica, una prost*t*ta de teléfono, algo que el mismo Carvalho considera absurdo en 'Antes que el milenio nos separe', monólogo pirandelliano donde el detective se confiesa un muñeco en manos de su hacedor. Pese a su profesión, afincada en un piso de nuevo cuño en el barrio Chino, profesa una casi desengañada idolatría por su amor, espera su llamada y disfruta de esas noches de cine y visita al apartamento de Vallvidrera, como si así se sintiera legitimada para, algún día, normalizar una relación donde ninguno, aunque por distintos motivos, profesa la monogamia.

Charo padecerá la irrupción de los anuncios en los periódicos, acusará el descenso de actividad y siempre echará a Carvalho una mano

Charo sufrirá las desilusiones de toda mujer dedicada al oficio, dicen, más antiguo del mundo. Padecerá la irrupción de los anuncios en los periódicos, acusará el descenso de actividad como consecuencia de las preferencias más juveniles del respetable y siempre echará a Carvalho una mano, como Bromuro, un veterano de la división azul que malvive limpiando botas y es indispensable para su amigo con el objetivo de sonsacarle información instantánea de los bajos fondos. Tras su muerte, acaecida al final de 'El delantero centro fue asesinado al atardecer', la búsqueda de datos esenciales en la marginalidad constituirá una de los mayores motivos para un cambio de rumbo.

No puede cerrarse el elenco de secundarios sin citar a Contreras, policía franquista de la lúgubre comisaría de Vía Laietana en proceso de reconversión forzosa, y al solitario Fuster, vecino de Carvalho y compañero de abundantes y refinadas comilonas en horas más bien intempestivas que sirven para alargar las novelas y darles el número de páginas idóneo para su salida de imprenta.

La frontera del Planeta, el éxito y la particularidad.
Si hablamos tanto de 'Tatuaje' es por todas sus revelaciones. Uno no encuentra con tanta facilidad en una novela negra, que también podría ser rosa o azul, un muerto en la playa con el rostro desfigurado y un tatuaje con la inscripción "He venido a revolucionar el infierno". A partir de este golpe uno se engancha y va adentrándose en las pesquisas de este desengañado del comunismo y ex agente de la CIA que es cualquier cosa menos un huelebraguetas al uso. El Carvalho de los años setenta bebe del humor de la revista 'Por Favor', con guiños al colega Marsé en el nombre de algún rol femenino, y cultiva un perpetuo desencanto saciado con mucha ironía y mordacidad.

tatuaje.jpg

'Tatuaje'


Si muchos se identifican con sus manías es porque el autor sabe insertarlas en los momentos justos. Carvalho quema libros porque no cree en la cultura, perdona a García Lorca y aún así muestra una sapiencia entre letrada e intuitiva determinante para resolver los berenjenales en los que se mete, siendo el más significativo de ellos 'Los mares del sur', ganadora del Premio Planeta en 1979 cuando el galardón del gran grupo editorial español se concedía a escritores de peso para propulsarlos al estrellato, y eso sucedió también con el detective, porque su demiurgo hubiera alcanzado el estrellato de todas maneras al ser una rara avis con múltiples virtudes entre el excelso columnismo, la buena poesía, un nada desdeñable don narrativo y una sempiterna conciencia crítica que en la actualidad le harían más incómodo de lo que ya fue.

Montalbán fue una rara avis con múltiples virtudes como el excelso columnismo, la buena poesía, el don narrativo y la conciencia crítica

'Los mares del sur' es un santo y seña en prosa, un compendio que hasta se permite el lujo de figurar en el sagrado decálogo de las novelas de Barcelona, pero la investigación sobre qué hizo Stuart Pedrell antes de morir muestra cómo Montalbán concibió a Carvalho desde el cajón de sastre, adaptándose, algo bien apuntado por Javier Muñoz Soro en el último volumen de la monumental 'Historia de España' editada por Crítica, a la era del pensamiento débil, donde una obra en prosa puede ser un mosaico con teselas policíacas, crónica periodística, referencias históricas y contexto de aventuras.

Muerte en Bangkok
Por eso Carvalho se erige desde sus infinitas máscaras, permitidas porque sí y porque apenas hay descripciones físicas del personaje a lo largo de las dieciocho novelas y treinta relatos de su trayectoria, en cirujano de la realidad barcelonesa, viajero infatigable y observador insaciable con el don de saber que la resolución de los misterios llegará por agotamiento. Se mueve entre altas instancias, pasea por los escenarios adonde le destinan y al final de la escapada realiza la vuelta al mundo con Biscuter en las dos partes de 'Milenio', como si así se mimetizara involuntariamente con Vázquez Montalbán, fallecido inesperadamente en Bangkok en octubre de 2003, la misma ciudad donde volaron los pájaros de esa desesperada novela de 1983.

En 18 novelas y 30 relatos Carvalho es un cirujano de la realidad barcelonesa que sabe que los misterios se resolverán por agotamiento

Asimismo, casi para concluir, Carvalho está en el sitio idóneo en su presente para que sus nuevos lectores entiendan mejor el pasado. Lo apreciamos en sus novelas dedicadas a la Barcelona de antes y después de las Olimpiadas, del 'Delantero centro fue asesinado al atardecer' a la delirante 'Sabotaje olímpico', y también en otras con mucha mala leche ideológica como 'Asesinato en el Comité Central', éxito de escándalo al plasmar con suma ironía y fino análisis el desmoronamiento del PCE a principios de los años ochenta del pasado siglo.

Carvalho envejece con la conclusión de la Guerra Fría y la destrucción de la ciudad que conoció. En cierto sentido es un investigador con toque existencialista. Persigue a Roldan, aterriza en Buenos Aires y siente próximo el adiós en el obsesivo milenio de Manolo, recurso casi enfermizo, advertencia de hecatombe que no impide desarrollar una y otra vez, de hecho existen diez volúmenes dedicados al tema, su maestría gastronómica.

Hablábamos al principio de este artículo de la quimera de dar con los libros imprescindibles de Vázquez Montalbán en las estanterías del siglo XXI. En 2018 Carvalho resucitará de la mano de Carlos Zanón en un arriesgado envite por reinventarlo como hizo Benjamin Black con Marlowe. El reto del escritor barcelonés es inmenso y un enigma de doble filo por todas las particularidades del gran gallego, entre otras su renuencia a la música, pues que recordemos Carvalho sólo tenía en disco, 'Penny Lane', que consiguió en una tómbola donde no estaría de más que las editoriales se preocuparan por entender que más allá del afán de novedades quizá estas estén en voces pasadas con peso para sacudir los cimientos de la contemporaneidad, algo normal en otros países europeos. Mientras eso no suceda seguiremos pensando en qué diría Manolo.

https://www.elconfidencial.com/cult...quez-montalban-pepe-carvalho-45-anos_1459412/
 
“Querido diario: hoy mataron a tres mujeres en el mercado”
Un libro rescata el dietario oculto durante décadas de Pilar Duaygües, que tenía 15 años cuando bombardearon Barcelona durante la Guerra Civil

CARMEN MORÁN
Madrid 14 OCT 2017 - 19:59 CEST
1507986210_052822_1507986829_noticia_normal.jpg

La madre, María Nebot, y las hermanas Teresa, Ruby y Mary. Pilar está a la izquierda de la madre.ARCHIVO PERSONAL DE LA FAMILIA DUAYGÜES



portada_querido-diario-hoy-ha-empezado-la-guerra_tania-ballo_201709281514.jpg


Editorial: Espasa
Temática:

Actualidad | Biografias y memorias
Colección: ESPASA NARRATIVA
Número de páginas: 352
Un documento inédito del siglo XX, único y conmovedor, que arroja nueva luz sobre la vida de las jóvenes en los años 30 y lo que supuso la guerra en todos y cada uno de los hogares de este país.


Sinopsis de Querido Diario:
Hoy ha empezado la guerra.
Pilar Duaygües Nebot tiene apenas catorce años, vive con sus hermanas y sus padres en Barcelona: su vida se reparte entre los estudios y los juegos, las obligaciones hogareñas, los sueños casi infantiles sobre el amor, el despertar de una vocación y la ilusión de las vacaciones en un pueblo de Valencia.

Pero todo se resquebraja el 18 de julio de 1936 cuando se subleva el ejército y se desata la Guerra Civil.

Inquieta, sensible, día a día Pilar registra todo lo que sucede a su alrededor. Con una encantadora candidez pone voz a los conflictos propios de una adolescente: el sabor agridulce de las primeras amistades, la tortuosa búsqueda de la identidad, el descubrimiento del amor, la preocupación por el futuro, los placeres sencillos como la lectura, los bailes o el cine. Y todo ello bajo los bombardeos y las levas, el racionamiento y el hambre, que se agravan a medida que se alarga el conflicto, la ciudad en ruinas, la añoranza por personas que no se sabe si han sobrevivido, como una hermana miliciana, o amigos y familiares caídos en combate.



"¡La guerra ha terminado! dice todo el mundo y los periódicos. Ayer se rindió Madrid y aquí en Barcelona no dejaron de tocar las sirenas en señal de alegría...”. Pero el regocijo no era tal en casa de Pilar Duaygües, hija de una familia acomodada y hermana de tres mujeres mayores que ella que salieron al exilio: una había sido enfermera en el frente, otra, miliciana y una tercera, periodista. Todas con estudios e inquietudes artísticas. A Pilar, nacida en la Seu d’Urgell en 1921, le encantaba escribir y lo hizo sin desmayo, día a día desde 1936 a 1940. Al acabar la guerra escondió los diarios en el colchón por temor a los registros —Franco no salía bien parado en sus notas— pero quiso el destino que se conservaran durante décadas. Murió en 1998 y sus hijos leyeron entonces aquellos legajos que describían una vida bajo las bombas, de felicidad con sus compañeros de clase, entre las miserias del racionamiento, los amores tempranos y la inquietud en casa por la suerte de los suyos.

Querido Diario: hoy ha empezado la guerra es el título del libro que se pone a la venta el próximo martes donde Tània Balló y Gonzalo Berger han seleccionado algunos de aquellos cuadernos que la editorial Espasa promociona equiparando el relato al de la niña judía Ana Frank. No son comparables, pero comparten un valor: la mirada prístina de una joven sobre una tragedia inhumana. “El documento aporta la fotografía pura, el relato de cada instante sin voluntad de transformación, porque no está dirigido a nadie, salvo a ella misma. Es un relato inalterado. Están las bombas, pero también la vida que se abre paso, los bailes, las sesiones triples de cine”.

LA HISTORIA DE UN HALLAZGO
¿Cuántas milicianas hubo en la Guerra Civil? No se sabe, pero Tània Balló y Gonzalo Berger tienen en marcha una investigación para censarlas a todas. No es un trabajo fácil, pero es apasionante, porque la miliciana era una figura femenina que la dictadura desterró con esmero. “Representaban lo contrario exactamente de los ideales femeninos franquistas: una mujer que cogía las armas, libremente, para defender una causa política y porque, además ya sabían que lo que se jugaba en aquella contienda iba a influir de forma determinante sobre la igualdad y la libertad que ya muchas ejercían”, explica con pasión Balló.

A la búsqueda de esas milicianas, Tània y Gonzalo encontraron el nombre de Teresa Duaygües y llamaron a los familiares. Respondieron unos sobrinos. En efecto, dijeron, la tía Teresa fue miliciana y luego se exilió. Otra de sus tías, enfermera en el frente y otra, periodista. ¿Y la pequeña? “Mi madre escribió unos diarios”, respondieron. Y los mostraron por primera vez.

Los diarios describen también la infamia que el régimen franquista tenía reservada a las mujeres. Si las tres hermanas se fueron al exilio, a Pilar no le quedó otra que cumplir con el ideario femenino del nacionalcatolicismo: “Ella completó sus estudios de Magisterio y tenía inquietudes artísticas. En sus notas se detallan las exposiciones que visitaba, el teatro, sus clases primero en una academia y después en el internado del instituto obrero. Sin embargo, su causa cayó del lado de los vencidos y acabó siendo esposa y madre, nunca ejerció de maestra”, cuenta Tània Balló, escritora, directora y productora de cine, que ve en esta historia recién desenterrada del pasado “un peliculón”. “Es un material óptimo para llevar al cine porque la muchacha que lo escribía era una apasionada del cine, hasta 150 películas menciona en el libro y eso confiere a su relato, finalmente, una enorme capacidad visual, describe los acontecimientos con una gran fuerza visual”.

A través de sus notas el lector puede asomarse a las azoteas de Barcelona mientras silbaban las balas de unas ventanas a otra, temblar con las siluetas negras de los aviones y sentir la histeria colectiva de las mujeres que se amontonaban ante el mercado con sus cartillas de racionamiento para que les dieran una botella de lejía, naranjas, harina, con fortuna un poco de pan. La joven Pilar se levantaba a las cinco de la mañana —después de una madrugada en vela corriendo de la casa al refugio cuando sonaban las sirenas— para guardar la cola del abastecimiento doméstico. Pasar frío durante tres horas no garantizaba el producto que se había ido a buscar. “Cada día hay más escasez de carne y demás y hoy contó [mi madre] que en el mercado mataron a tres mujeres. Ya hace día que mueren muchas mujeres por la aglomeración de gente”, escribió el 16 de octubre de 1936.

Sobre estas fotografías descarnadas de lo ya conocido, Berger destaca algunas otras que sirven para romper mitos, como el empleo de las armas por parte de los religiosos: “...Resulta que vivimos al lado de los frailes, de la iglesia y de su imprenta. Los curas con ametralladoras, escopetas y revólveres hacían fuego contra el cuartel que está al lado...”, escribía el 19 de julio de 1936. O el uso del catalán. “Pilar estuvo carteándose con su marido en catalán después de la guerra”. Con él se casó y tuvo dos hijos, los mismos que descubrieron a la muerte de la madre que en la casa se guardaban 10 diarios escritos con una mirada adolescente que llamaba revolución a la guerra que asoló España.


https://elpais.com/cultura/2017/10/14/actualidad/1507986210_052822.html
 
La historia secreta de la modernidad
    • ISMAEL MARINERO
    • Madrid
  • 16 OCT. 2017 03:53
15080856325620.jpg

Boris Karloff en 'Satanás'. de Edgar G. Ulmer, que inspira 'Parpadeo'.


Se publica 'Parpadeo', la novela de Theodore Roszak que reflexiona sobre el poder del cine



Portada_web.jpg

En Cigarrette Burns, capítulo de la serie Masters of Horror dirigido por John Carpenter, el cineasta fantaseaba con la existencia de un filme con el de desatar la violencia, el su***dio y hasta el canibalismo entre los espectadoressometidos a su diabólico influjo. La búsqueda de los rollos de esa película, titulada La fin absolue du monde, perdida tras convertir el Festival de Sitges en un siniestro aquelarre, derivaba en una indagación acerca del macabro poder del cine.

Theodore Roszak (1933-2011) se adelantó quince años a Carpenter publicando Parpadeo, novela que ahora rescata la editorial Pálido Fuego y que parte de una premisa similar: la capacidad del cine para dominar nuestro inconsciente, individual y colectivo, una liturgia cercana a la magia negra a la que los cinéfilos somos incapaces de oponer ni un ápice de resistencia. Roszak, responsable de radiografiar la transformación radical que planteaban los jóvenes de los años 60 en su ensayo El nacimiento de una contracultura (Ed. Kairós), plantea desde el género fantástico una revisión de la Historia del cine en la que merecen figurar los cineastas malditos, con sus naufragios y proyectos perdidos.

Para invocar esta metafísica del cine utiliza como médium a Jonathan Gates, un universitario fascinado desde la infancia con el misterio de las imágenes en movimiento, que encuentra su tierra prometida en el Classic, pequeña sala de cine de repertorio en el Los Ángeles de los años 50 y 60. Allí descubre por primera vez los elegantes placeres del cine francés, allí recibe su educación sentimental e incluso sexual, allí comienza a atisbar la capacidad subyugadora de las películas. También, por qué no, vive la profunda desilusión cuando se apaga el proyector. "Pasamos la juventud persiguiendo la realidad que creemos yace al otro lado de nuestras ilusiones", reflexiona Roszak en la voz de Gates. "Y lo que encontramos al término de la búsqueda es lo que hay al otro lado de la pantalla: un espacio oscuro y desolado que únicamente revela la irrealidad de nuestras pretensiones".

Como en Zeroville (Ed. Pálido Fuego), hipnótica declaración de amor al celuloide a cargo de Steve Eriksson, que utilizaba personajes ficticios para reivindicar a cineastas radicales como John Milius, en Parpadeo desfilan los dobles de Pauline Kael, crítica cinematográfica de referencia en EEUU durante tres décadas, y Edgar G. Ulmer, director maldito donde los haya, conocido como 'rey de la serie B' y autor de películas como Detour o Satanás. Lo que viene a reclamar Roszak, en una novela que comienza con el afán detectivesco del protagonista y va dejando paso a un terror soterrado según avanzan sus páginas, es la construcción de puentes para salvar "el abismo inalterable entre el arte elevado y el vulgar", la cultura con mayúsculas de los desperdicios. "La basura", decía Kael, "abre el apetito por el arte".

La novela, pantagruélico festín de referencias, descubrimientos y guiños para cualquier amante del cine, toma al ficticio Max Castle, dopplegänger de Ulmer, como un cineasta por el que transitar a lo largo y ancho de la Historia del cine, desde las maquetas y trucos para las películas expresionistas del cine mudo alemán, a los inicios del género negro en Hollywood y los primeros pasos de tótems como Orson Welles o John Huston. Por sus páginas desfilan directores de fotografía enanos, viejas glorias de la pantalla venidas a menos, adalides de ese gore que salpicó de sangre las pantallas en los años 70 y hasta Sigfrid Kracauer, el sociólogo que planteó en De Caligari a Hitler los cambios sociológicos que se sucedieron en Alemania tras la derrota en la Primera Guerra Mundial. M, el vampiro de Dusseldorf, El gabinete del doctor Caligari y El testamento del Doctor Mabuse eran películas obsesionadas con el poder para manipular y obligar a cometer actos repulsivos, un reflejo distorsionado del adoctrinamiento nazi.

A través de misteriosas técnicas y secretos procesos de laboratorio, Max Castle ejerce en Parpadeo de sumo sacerdote de una conspiración milenaria, insertando en sus películas elementos subliminales capaces de subvertir la voluntad humana. Al fin y al cabo, como planteaba Eriksson en Zeroville, "el cine no forma parte de nuestros sueños, sino que son las películas las que nos sueñan a nosotros".

http://www.elmundo.es/cultura/cine/2017/10/16/59e38fb7468aebf9708b4672.html
 
Acabo de leer "Pastoral americana" de Philip Roth. Nunca habia leido nada de él y ¡me ha dejado alucinada! Me lo he leido sin respirar, de un tirón, el análisis del ingenuo "héroe americano", judio, "el Sueco", que no cree en la maldad en su perfecta América donde ha prosperado su familia... ¡Y que prosa! por eso me ha enganchado... No me extraña que ganase el Pulitzer con esta novela y que pueda ganar el Nobel un año de estos...

libro_1342260234.jpg

Resumen
Primer libro de la conocida Trilogía Americana. El autor de El lamento de Portnoy, galardonado con el Premio Pulitzer, hace una crónica sobre la caída del sueño americano en el final de los sesenta. Un matrimonio judío-católico, ve cómo se desmoronan sus valores y su mundo perfecto, cuando su hija se convierte en una luchadora contra la guerra de Vietnam. Seymour Levov, modelo a seguir por todos los muchachos judíos de New Jersey, gran atleta y mejor hijo, sólido heredero de la fábrica de guantes que su padre levantó desde la nada, ha rebasado la mitad del siglo XX sin conflictos que puedan estropear su dorada Arcadia, una vida placentera que comparte con su mujer Dawn, ex Miss New Jersey, y con su hija Meredith. Y es en este preciso momento,con su vida convertida en un eterno día de Acción de Gracias en el que todo el mundo come lo mismo, se comporta de la misma manera y carece de religión, cuando el Sueco Levov verá derrumabarse estrepitosamente todo lo que le rodea. Pastoral americana es un relato lúcido que pone en tela de juicio los valores de la sociedad norteamericana y su capacidad de permanencia durante el conflicto final de los felices sesenta, con la intervención estadounidense en la guerra de Vietnam como telón de fondo.
 
Disculpen no he podido recorrer todo el hilo, me han recomendado un libro,"El conflicto de los siglos" alguien lo ha leído???:)
 
En este momento estoy leyendo "El pintor de Cracovia" . la historia de un pintor en un campo de concentración, Joseph Bau, que por cierto, era el novio que se casaba en una de las escenas de La lista de Schindler.

Recomiendo, aunque ya lo habréis visto muchas, La historia de la belleza de Umberto Eco, sé que también hay la historia de la fealdad, el próximo...

Había comprado hace tiempo, Honrarás al padre, para llevar a la playa. Lo estoy leyendo ahora a ratos, está entretenido, una historia sobre la mafia.,

Y una delicia para quien le guste el cuento, aparte de Chejov o Dostoievsky o Ana María Matute... los cuentos de Katherine Mansfield. Para volver a leer cuando tenga tiempo, porque me había encantado, La hija del sepulturero
 
Tengo a medias, Vestido de novia de Pierre Lemaitre, no puedo con él. Me pone nerviosa, ojalá pudiese entrar en una página y cargarme al tío, dios!!!! que malísimo es! Le pasa esto a alguien más o estoy loca?
 
Literatura
El mundo que soñamos ya lo escribió Jack London
    • JUAN BONILLA
    • Madrid
  • 17 OCT. 2017 03:21
15081776144705.jpg

Jack London posando ante los perros de un trineo EDITORIAL REINO DE CORDELIA




Se publica el primer volumen de los cuentos completos del autor de 'Colmillo blanco', que incluye 36 relatos inéditos en España


9788420712291.jpg

Leído en pésimas traducciones, en ediciones misérrimas que se descuajaringaban en cuanto las abrías, impresas en papel indigente, Jack London se nos imponía: esa energía de sus personajes nos inyectaba no sólo la emoción de hacernos entrar en sus aventuras sino también aquello más raro y que tanto anhelábamos en la adolescencia: el deseo de imitarlo, de coger camino, de embarcarnos adonde fuera, de sondear la noche.

No sé si ya habíamos dado con esa clasificación borgiana según la cual hay autores que proceden de la vida y autores que proceden de la literatura, pero en caso de que sí, estaba claro que Jack London era el capitán del primer equipo. Por fortuna a esa edad las jerarquías académicas no sirven de nada, y que Jack London fuera considerado poco menos que un autor pulp nos traía sin cuidado. Era, al cabo, la prueba más categórica -como Chaplin- de que excelencia y gran público no eran contradictorios.

Seguramente nos fascinaba tanto porque éramos su público natural: adolescentes, un tipo de público que se va sucediendo en el tiempo con la naturalidad de las olas que rompen en la playa. Y releído ahora, en traducción excelente, en edición noble, la fascinación perdura, porque si hace treinta y tantos años los cuentos de London se imponían a su envoltorio, al papel pésimo y a la traducción indigente, ahora también se impone a sus condiciones de clásico y al tiempo transcurrido: su magia estriba en que nos transforma otra vez en adolescentes con hambre de mundo.

Autor de casi 200 cuentos publicados en revistas, London compareció en la escena norteamericana en una época -finales del XIX, principios del XX- en la que, según dice muy bien Jesús Egido, editor del volumen, primero de la serie de Cuentos Completos que va a publicar Reino de Cordelia, se produjo un vacío en la literatura norteamericana debido a la desaparición temprana de un gran cuentista como Stephen Crane, las podas que la censura hacía en las lascivias de Theodore Dreiser, la avanzada edad de Mark Twain, y el retiro británico de Henry James.

De repente, el público que buscaba ficciones en las revistas dio con un joven que parecía traer una voz nueva en la que sacaba la literatura de los gags humorísticos de la clase media, para llevarla a paisajes llenos de emoción, brutalidad y poesía que no necesitaba de golpes de pecho retóricos ni oscuridades pedantes. Singladuras tormentosas, bosques carnívoros, fantasías extraterrestres, veladas suburbiales de boxeo, aldeas de pescadores remotas, reuniones secretas de revolucionarios socialistas: London tenía tal abanico de temas y personajes que se diría una legión de escritores trabajando bajo el látigo de un pseudónimo común. Pero nada de eso: era un muchacho autodidacta que en la lectura de libros prestados por la biblioteca municipal había encontrado no tanto una guía para entender el mundo como una invitación a recorrer mundo.

En 1893 ya se había embarcado rumbo a Japón, con 17 años. De esa experiencia proceden sus primeros relatos, una descripción de un baño nocturno en la bahía de Edo y una narración sobre un tifón en la costa japonesa, donde ya quedaba clara la naturaleza del autor: había embarcado no sólo para vivir aventuras sino fundamentalmente para escribirlas. Igualmente haría pocos años más tarde cuando pone rumblo al Klondike, donde está a punto de perder la vida, acuciado como tantos otros por la fiebre del oro: la suya era una fiebre superior y acabaría encontrando el oro que buscaba, que no era otro que el de tener experiencias que pudiera armar luego en sus relatos.

Después de unos cuantos rechazos, London consiguió publicar en las revistas que, por aquella época, empezaban a ser canal perfecto para el desarrollo del relato breve. Ya, tan temprano, había escrito alguna obra maestra como su narración Él los creó, retrato de un alcóholico que, como muy bien dice Egido, podía haber firmado Scott Fitzgerald. Si los rechazos eran excesivos terminaba regalando el cuento, como es el caso de Guerra, uno de sus mejores relatos que acabó publicando en una revista socialista a cambio de nada, después de que 10 revistas lo rechazaran.

En su excelente prólogo, Egido repasa el haz de influencias de London en la narrativa posterior y acierta a ver la flecha que va a clavarse en Faulkner y la que hiere a Steinbeck. También recuerda que London tenía conciencia de profesional -es decir, sabía que se debía a un público- y en carta a Waldo Frank, que le pide algún relato de esos que siempre le sobran a un cuentista, de los que no ha querido colocar en revistas y almacena para libro, London le dice tajante que no existen esos relatos, todo lo que escribe lo publica, tiene destinatario, y se queja: «Si Estados Unidos fuera tan amable con los escritores de cuentos como siempre lo ha sido Francia yo hubiera escrito relatos muy diferentes de los que he escrito».

A pesar de ello, es verdad que London nunca se conformó con las reglas estrictas que las revistas le imponían a los cuentistas, no se quedaba en la superficie de las aventuras o el retrato de los mundos oscuros o las fantasías extraordinarias. Por debajo de la superficie, siempre había latiendo vida verdadera, auténtica poesía y emoción. De ahí que, adaptándose a la retórica impuesta por la época, lograse profundizarla y alcanzar una voz tan reconocible. Los rechazos de los editores eran un riesgo que no tenía más remedio que correr.

Impresionaba además, no hay que olvidarlo, el hecho de que el público no sólo quería leer relatos sino también saber quién los escribía: la mística del autor tenía su peso. Y la biografía de London era invencible: surgido de la miseria, empezó a trabajar en una fábrica a los 14 años, a los 18 ya había estado en la cárcel por vagabundo, luego se había ido a buscar aventuras sin importar dónde ni qué. A los 30 años ya era el autor mejor pagado de los Estados Unidos. Que lectores tan distintos como Maiakovski -que llegó a escribir un guión sobre Martín Edén- y Borges -que lo incluyó en su severa Biblioteca de Babel escogiendo Las muertes concéntricas-, lo admiraran dice mucho de la amplitud y eficacia de su obra.

Hace unos años tres especialistas de la Universidad de Stanford decidieron ponerse a la ciclópea tarea de buscar en las publicaciones de la época todos los relatos que London no había recopilado en sus libros. El resultado de sus esfuerzos se materializó en varios tomos que ahora, al fin, aparecen en español en versión de Susana Carral.

Jack London murió a los 40 años. Aunque durante mucho tiempo se pensó que se había suicidado, los últimos estudios apuntan a un ataque de uremia que combatió con excesiva morfina: su cuerpo agotado, su alcoholismo, aceleró su final. Jesús Egido recuerda que su enorme popularidad y su éxito comercial empañaron en los Estados Unidos la consideración de gran e influyente cuentista de Jack London, aunque Europa, que le prestó tantos y tantos personajes, siempre lo consideró un gran maestro de la distancia corta. En efecto, sólo a los grandes maestros se les publica en ediciones detestables, de papel malo y traducciones endebles, como aquellas en las que nuestra adolescencia conoció a London. Sólo los grandes maestros pueden soportar tan pésimas condiciones y salir invictos y arrebatarnos. Y sólo los grandes maestros merecen el esfuerzo ingente que ha supuesto la elaboración de estos Cuentos Completos que en edición ya noble y de postín, tapa dura con sobrecubierta, nos trae Reino de Cordelia.

Se ha seguido la edición de Stanford, regida por un criterio cronológico. El primer tomo traduce los primeros 87 relatos de London (36 inéditos), el segundo saldrá en octubre del año próximo y un tercero en octubre del 19. Una empresa gigantepara hacerle honor a un gigante.


http://www.elmundo.es/cultura/literatura/2017/10/17/59e4f73a46163fa8438b4634.html
 
Back