Letizia y la anorexia

"Todos sabemos que Letizia está obsesionada por su apariencia física, como si su Ser se redujera a su aspecto exterior, como si no hubiera vida más allá de las fotografías de la prensa rosa. Atrapada compulsivamente en el aspecto visual de esa carnalidad que odia por no ser perfecta, desde el 2008 no ha cesado de transformar su superficie con las últimas tecnologías de la cirugía estética. Según mi reflexóloga, las innumerables anestesias han acabado por dormir definitivamente su materia gris, logrando alcanzar, como en su maestra Isabel, el electroencefalograma plano.
"Con Letizia, el rechazo a sí misma es tan grande que alcanza la autonegación, siendo la anorexia y el aparente “perfeccionismo” que subyace en ella, un desconocido extremo de la soberbia, un pecado mortal, es decir, una pulsión incontrolada de muerte que se sitúa entre los mitos de Narciso y Ofelia. "
Letizia antes y después de su ¿primera? operación
"Nuestra sociedad es diabólica porque, en lugar de buscar el Bien y que nos unamos con nuestra verdad, se sostiene sobre la escisión, la separación, la negación de una comprensión integradora del Ser y del Universo, siendo lo diabólico lo que nos fragmenta y separa de la Verdad, haciéndonos seres desintegrados, escindidos de nosotros mismos y, en consecuencia, frágiles, miedosos y fáciles de manipular. Letizia es dia-bólica, no por ser una bruja piruja, sino porque reniega de sí misma, no acepta su cara, su altura, su cuerpo, su origen social, su familia, su pasado, su edad, sus arrugas y su cargo como jefa del Estado consorte. Sueña con ser otra: más alta, más lisa, más joven, más elegante, más fina, más sexy, más libre. En esto, Letizia es alumna cum laude de su admirada Sra. de Iglesias, de Falcó, de Boyer y de Vargas Llosa, maestra en pasar de una cama a otra sin transición, una maestría que, hay que reconocer, sólo alcanzan las profesionales."

http://nomoriridiota.blogspot.com.es/2016/08/letizia-entre-transhumanismo-y-anorexia.html

"Todos sabemos que Letizia está obsesionada por su apariencia física, como si su Ser se redujera a su aspecto exterior, como si no hubiera vida más allá de las fotografías de la prensa rosa. Atrapada compulsivamente en el aspecto visual de esa carnalidad que odia por no ser perfecta, desde el 2008 no ha cesado de transformar su superficie con las últimas tecnologías de la cirugía estética. Según mi reflexóloga, las innumerables anestesias han acabado por dormir definitivamente su materia gris, logrando alcanzar, como en su maestra Isabel, el electroencefalograma plano.
"Con Letizia, el rechazo a sí misma es tan grande que alcanza la autonegación, siendo la anorexia y el aparente “perfeccionismo” que subyace en ella, un desconocido extremo de la soberbia, un pecado mortal, es decir, una pulsión incontrolada de muerte que se sitúa entre los mitos de Narciso y Ofelia. "

Letizia antes y después de su ¿primera? operación
"Nuestra sociedad es diabólica porque, en lugar de buscar el Bien y que nos unamos con nuestra verdad, se sostiene sobre la escisión, la separación, la negación de una comprensión integradora del Ser y del Universo, siendo lo diabólico lo que nos fragmenta y separa de la Verdad, haciéndonos seres desintegrados, escindidos de nosotros mismos y, en consecuencia, frágiles, miedosos y fáciles de manipular. Letizia es dia-bólica, no por ser una bruja piruja, sino porque reniega de sí misma, no acepta su cara, su altura, su cuerpo, su origen social, su familia, su pasado, su edad, sus arrugas y su cargo como jefa del Estado consorte. Sueña con ser otra: más alta, más lisa, más joven, más elegante, más fina, más sexy, más libre. En esto, Letizia es alumna cum laude de su admirada Sra. de Iglesias, de Falcó, de Boyer y de Vargas Llosa, maestra en pasar de una cama a otra sin transición, una maestría que, hay que reconocer, sólo alcanzan las profesionales."

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