Letizia es la consorte real con menor proyección internacional

No he reparado quien ha escrito esta sarta de sandeces.Decir que tenía una As en la manga al ponerse la tiara rusa,no tiene ni idea la gilipollez tan grande que ha escrito.Majestuosa?? un poco de respeto por favor.Ponerse un traje oscuro que le hacia aún más escuálida de lo que es, con una tiara que apenas podía mover la cabeza para que no se le cayera,parecía esperpéntica. No he seguido las visitas que este presidente chino con otras casas reales,pero desde luego la señora del presidente no la he visto nada cómoda al lado de Lety.Un amigo me dijo. No has visto como estaba Madrid cuando vino el chino??? Parecía una película de Berlanga,pero en vez de Bienvenido Mister Marshall,Bienvenido Mister Chino.
 
En más de una década....
No habla idiomas con fluidez
No le gusta currar
No tiene ni idea de protocolo y saber estar
No soporta relacionarse con otros miembros de la realeza
Pocas veces acierta con su vestuario
En conclusión....
La han dejado por imposible.... peor embajadora del país no se podía tener.
 
Mejor que no la saquen mucho porque nos deja en mal lugar.España no la quiere,pero se lo ha ganado a pulso: sus horarios de funcionaria, sus retoques estéticos y su preocupación por ser la más bella del reino, su yoga y amigos no ejemplares....Mucho ha callado la prensa hasta el espectáculo que montó en la Catedral de Palma que es digno de una matona de barrio.
Una persona insustancial y frívola, más preocupada por ir embutida,marcando lo que una ,se supone Reina no debe marcar.Su arrogancia,altivez y soberbia,mejor que solo la dejen salir por Malasaña.

Felipe se equivocó,¿y ahora quién le pone el cascabel al gato?
 
Decir que tenía una As en la manga al ponerse la tiara rusa,no tiene ni idea la gilipollez tan grande que ha escrito.Majestuosa?? un poco de respeto por favor
Totalmente de acuerdo! Parece que necesita ponerse espejitos de colores para sobresalir.
No sé hasta adónde le hacen un favor con el artículo, más allá de algún halago rebuscado el mensaje es bastante claro: no trabaja.
 
Doña Letizia, la agenda más pobre de todas las reinas consortes
1 DIC. 2018 02:05
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La Reina Letizia, esta semana en su encuentro con el presidente chino y su esposa. GTRES

La ocasión lo merecía. Los Reyes ejercían de anfitriones el miércoles en la cena en honor a uno de los hombres más poderosos de la Tierra, el presidente chino, y Doña Letizia tenía guardado un as en la manga para eclipsar al centenar de invitados al Palacio Real. Por primera vez, lució la tiara rusa, la única de las espectaculares joyas de la dinastía que aún no se había puesto. El banquete ponía fin al viaje de Estado a nuestro país de Xi Jinping, con una agenda cargada de actos en la que, lógicamente, la consorte de Felipe VI ha sido coprotagonista.

Pero, una vez alejada de España la interminable comitiva del emperador de Pekín, Doña Letizia recuperaba la triste normalidad; o, lo que es lo mismo, una agenda oficial reducida a la mínima expresión. En toda esta semana, sin contar los eventos por la mencionada visita de Estado, su único acto tuvo lugar el jueves, cuando volvió al Palacio Real para presidir el 40º aniversario de las entidades gestoras de la Seguridad Social. Y teniendo en cuenta que desde su regreso de Perú prácticamente sólo había participado en una entrega de premios del BBVA y en una ceremonia conmemorativa de la Cruz Roja, además de acompañar a Don Felipe al Acto inaugural del Bicentenario del Museo del Prado -los tres eventos en Madrid-, no se puede decir que hayan sido semanas muy lucidas.

La realidad es que, casi cinco años después de la proclamación de Felipe VI, la Reina tiene una de las agendas más pobres de todas las consortes europeas. Un auténtico dislate teniendo en cuenta que en la actualidad toda la carga de la Jefatura del Estado recae casi en exclusiva en Don Felipe y Doña Letizia.

Escasa presencia exterior
LOC ha analizado las agendas de varias consortes desde que comenzó el otoño hasta hoy. Y la comparación con la de la española permite concluir que bueno sería que Zarzuela cambiara de estrategia para reforzar la imagen de la Reina, sobre todo en la escena internacional.

Desde el final del verano, cuatro han sido sus desplazamientos fuera de España. El más reciente, un viaje de Estado a Perú que arrancó con polémica por su ausencia la víspera a la cumbre de mandatarios en París con motivo del Armisticio de la I Guerra Mundial. Igualmente, acabó entre críticas por su decisión de no acompañar al Rey a la Cumbre Iberoamericana, mientras Begoña Gómez, mujer de Pedro Sánchez, ocupaba su lugar.

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MATILDE DE BÉLGICA. En su proclamación, el rey Felipe de los belgas destacó, emocionado, la importante labor de su mujer en representación de la Corona. Su popularidad es hoy muy alta. GTRES
Antes, Doña Letizia había acompañado a su marido a principios de octubre a la capital francesa para asistir junto al presidente Macron y su mujer a la inauguración de una magnífica exposición de Joan Miró. Y, en solitario, la Reina realizó un viaje de trabajo a Ginebra para participar en varios actos de la Organización Mundial de la Salud, y otro a Roma para intervenir en un foro de la FAO con motivo del Día de la Alimentación. Hay que recordar que Doña Letizia es embajadora de buena voluntad de esta organización desde 2015.

Son este tipo de actos en los que ejerce una labor de alta diplomacia y con ellos construye un perfil propio independiente y complementario a lo que es la labor principal y cotidiana de apoyo al Jefe del Estado. Por eso sorprende que esté tan infrautilizada. Como dice un ex diplomático a este medio, "Zarzuela no saca todo el provecho a Doña Letizia, una mujer solvente que prepara con minuciosidad todos los proyectos".

Sólo en el mismo periodo analizado, Máxima de Holanda ha salido en cinco ocasiones fuera de los Países Bajos, viajes casi todos no de apenas unas horas como la mayoría de los de Doña Letizia, sino de varias jornadas de trabajo (y aun por motivos de salud tuvo que cancelar un viaje más a Tanzania). La frenéticia agenda de la consorte neerlandesa eclipsa a la de cualquier homóloga europea, y casi a la de su propio marido. Empezó el otoño en Nueva York, donde tuvo encuentros con empresarios, mandatarios y colectivos del tercer sector, coincidiendo con la sesión anual de la Asamblea General de Naciones Unidas.

Junto a su esposo, en octubre realizó un viaje oficial de gran calado económico y cultural por varias ciudades de Alemania y, posteriormente, una visita de Estado al Reino Unido. Y este fin de semana continúa en Buenos Aires, donde ha tenido una cargada agenda con motivo del G-20 tanto en calidad de asesora especial de la Secretaría de Naciones Unidas como de consorte holandesa. No puede extrañar que la reina de la eterna sonrisa esté considerada como una de las dirigentes globales más influyentes del momento y que su popularidad en su país de adopción supere el 80%. Su ritmo de trabajo es increíble.

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MÁXIMA DE HOLANDA. La mujer del rey Guillermo de los Países Bajos es el miembro más popular de la familia real holandesa. A su arrolladora personalidad se une su extraordinaria labor institucional. GTRES
Por su parte, Matilde de los belgas, otra reina con una actividad institucional muy destacada, ha viajado al extranjero en seis ocasiones en estos dos meses largos. También participó en varios actos celebrados con motivo de la Asamblea General de la ONU -tanto en su caso, como en el de Máxima de Holanda o en el de Rania de Jordania, por poner tres ejemplos, en comparación con lo que ocurre en España sorprende la agenda tan del máximo nivel y tan independiente que tienen respecto de sus maridos-. Posteriormente, junto al Rey Felipe estuvo en viaje de Estado en Portugal, en visita oficial en Berlín, en Viena -para inaugurar una exposición por el 450º aniversario de la muerte de Bruegel-, y en Suiza para participar en la cumbre anual de mandatarios de países de lengua germana. Los reyes belgas también acudieron a Londres para los fastos por el 70º cumpleaños del príncipe de Gales.

Silvia de Suecia, a punto de cumplir los 75 años, es de la generación de Doña Sofía y no de la de Letizia. Y la princesa heredera, Victoria, cada vez asume más cargas de la Corona. Aun así, la consorte escandinava también ha protagonizado cinco viajes al extranjero en el periodo analizado. En septiembre, viajó a Leipzig (Alemania) para inaugurar una Casa para menores en riesgo de exclusión dentro del programa de la Fundación de la Infancia Mundial con la que la soberana desarrolla una labor filantrópica internacional. En octubre, Silvia y su hija Madeleine presidieron en Nueva York la cena de gala de su fundación. Junto a su esposo y a la heredera también en octubre se desplazó a Pau (Francia) para conmemorar el 200º aniversario de la dinastía Bernadotte. Y, ya en noviembre, la reina realizó un viaje oficial a Brasil para participar en Sao Paulo en un simposio internacional sobre demencia, otra de las causas que abandera. Más recientemente, los monarcas suecos han viajado a Nueva York para el lanzamiento de Scouts for SDGs, organización auspiciada por la ONU.

También es más rica que la agenda internacional de Doña Letizia la de la consorte de un país tan pequeño como Luxemburgo. La gran duquesa María Teresa ha realizado cinco viajes al extranjero estas semanas. A París, en dos ocasiones, una para participar junto a su marido en los actos del Armisticio. También asistió en Suiza a la cumbre de líderes de los países de lengua germana. En solitario, realizó a principios de noviembre un viaje humanitario de varios días al Líbano. Y esta semana ha intervenido en Ámsterdam en el simposio contra la violencia sexual como arma de guerra organizado por el recién galardonado con el Nobel de la Paz Denis Mukwege. La gran duquesa está volcada en el Stand Speak Rise Up, foro multilateral para la lucha contra esta lacra y que la lleva a viajar por todo el mundo.

Proyección y popularidad
Los datos constatan que para las consortes es fundamental la proyección internacional y su vinculación activa con organizaciones y causas multilaterales. En paralelo cumplen con sus agendas domésticas igualmente importantes, que en casos como el de Máxima de Holanda o de la reina de Bélgica se traduce en que muchas semanas tienen actos oficiales casi cada día, muchos más que nuestra Reina, quien se prodiga además poco fuera de Madrid, no digamos ya en solitario.

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MARÍA TERESA DE LUXEMBURGO. La gran duquesa de Luxemburgo, de origen cubano, tuvo serias dificultades para aclimatarse a la Corte. Pero hoy es el mejor apoyo para su marido. GTRES
Tras su proclamación en junio de 2014, Felipe VI reorganizó el organigrama de La Zarzuela, entre otras cosas para hacer más funcional la Jefatura del Estado. Y, ya con una Secretaría para Doña Letizia, se le empezó a diseñar un espacio propio de proyección muy centrado en cuatro áreas: educación, salud, mujer y ciencia. En esa línea, es de sobra conocida su implicación en asuntos como la investigación de las enfermedades raras. Pero, hasta la fecha, Zarzuela y los Gobiernos de turno se han mostrado incapaces para dotar a la agenda de Doña Letizia de una relevancia más ambiciosa. Y su perfil ha quedado desdibujado, con el agravante de que la propia agenda internacional del Rey también ha quedado muy reducida estos años.

La Reina no quiere limitarse a funciones exclusivamente protocolarias. Y rehúye viajes en los que puede dar una imagen de mero florero. Pero justamente para reforzar su perfil necesita empezar a ligarse a proyectos de envergadura y a robustecer su labor institucional.

Doña Letizia aún carece de un relato propio como consorte, mientras vemos cómo casi todas sus homólogas abanderan causas con repercusión mundial. Máxima de Holanda, por ejemplo, la de la inclusión social sobre todo de las mujeres en las zonas más deprimidas del planeta a través de la extensión de las microfinanzas y de las políticas del desarrollo que promueve como representante especial de Naciones Unidas. Teresa de Luxemburgo, la ya citada lucha contra la violencia sexual como arma de guerra. Charlene de Mónaco, la promoción de los valores deportivos para combatir la exclusión social. Matilde de Bélgica, la protección de los derechos de la infancia y la igualdad de la mujer. Silvia de Suecia, la concienciación y el desarrollo de las investigaciones sobre la demencia.

Hoy pocos recuerdan que también Doña Sofía tenía un perfil muy desdibujado cuando Juan Carlos I asumió las riendas de este país. Y fue decisiva para proyectar su imagen la constitución de la Fundación Reina Sofía, a partir de la cual la hoy Emérita quedó muy positivamente vinculada a causas como la lucha contra el Alzheimer o contra la drogadicción, o a la ayuda al desarrollo a través de viajes de cooperación internacional en los que hoy la sustituye Doña Letizia, y que convendría reforzar más.

https://www.elmundo.es/loc/casa-real/2018/12/01/5c01495621efa058688b46a5.html
 
Con todo lo que Leti se implica, a su manera, con las enfermedades raras, es muy extraño que no haya creado alguna fundacion o asociación para la investigación y el apoyo a las familias. tiene 46 años y Sofía con menos de 40 fundó la Fundación de Alzheimer..no sé si es porque Leti no quiere o no la dejan....pero es un hecho curioso
 
01/12/2018

LA CONSORTE REAL CON MENOR PROYECCIÓN INTERNACIONAL
REINA LETIZIA, LA AGENDA MÁS POBRE DE LAS CONSORTES

A diferencia de Máxima de Holanda o Matilde de los belgas, cuyas agendas tienen gran peso. A pesar de sus casi cinco años como Reina, Zarzuela aún no ha logrado dotarla de un relato propio que aproveche sus fortalezas
La Reina sale muy mal parada cuando se compara su proyección internacional con la de otras esposas de monarcas europeos. Y mientras Máxima de Holanda o Matilde de los belgas tienen casi un acto oficial por día, sus compromisos son mucho más escasos. POR EDUARDO ÁLVAREZ

LA OCASIÓN LO MERECÍA. Los Reyes ejercían de anfitriones el miércoles en la cena en honor a uno de los hombres más poderosos de la Tierra, el presidente chino, y Doña Letizia tenía guardado un as en la manga para eclipsar al centenar de invitados al Palacio Real. Por primera vez, lució la tiara rusa, la única de las espectaculares joyas de la dinastía que aún no se había puesto. El banquete ponía fin al viaje de Estado a nuestro país de Xi Jinping, con una agenda cargada de actos en la que, lógicamente, la consorte de Felipe VI ha sido coprotagonista.

Pero, una vez alejada de España la interminable comitiva del emperador de Pekín, Doña Letizia recuperaba la triste normalidad; o, lo que es lo mismo, una agenda oficial reducida a la mínima expresión. En toda esta semana, sin contar los eventos por la mencionada visita de Estado, su único acto tuvo lugar el jueves, cuando volvió al Palacio Real para presidir el 40º aniversario de las entidades gestoras de la Seguridad Social. Y teniendo en cuenta que desde su regreso de Perú prácticamente sólo había participado en una entrega de premios del BBVA y en una ceremonia conmemorativa de la Cruz Roja, además de acompañar a Don Felipe al acto inaugural del bicentenario del Museo del Prado –los tres eventos en Madrid–, no se puede decir que hayan sido semanas muy lucidas.

La realidad es que, casi cinco años después de la proclamación de Felipe VI, la Reina tiene una de las agendas más pobres de todas las consortes europeas. Un auténtico dislate teniendo en cuenta que en la actualidad toda la carga de la Jefatura del Estado recae casi en exclusiva en Don Felipe y Doña Letizia.

ESCASA PRESENCIA EXTERIOR

LOC ha analizado las agendas de varias consortes desde que comenzó el otoño hasta hoy. Y la comparación con la de la española permite concluir que bueno sería que Zarzuela cambiara de estrategia para reforzar la imagen de la Reina, sobre todo en la escena internacional.

Desde el final del verano, cuatro han sido sus desplazamientos fuera de España. El más reciente, un viaje de Estado a Perú que arrancó con polémica por su ausencia la víspera a la cumbre de mandatarios en París con motivo del Armisticio de la I Guerra Mundial. Igualmente, acabó entre críticas por su decisión de no acompañar al Rey a la Cumbre Iberoamericana, mientras Begoña Gómez, mujer de Pedro Sánchez, ocupaba su lugar. Antes, Doña Letizia había acompañado a su marido a principios de octubre a la capital francesa para asistir junto al presidente Macron y su mujer a la inauguración de una magnífica exposición de Joan Miró. Y, en solitario, la Reina realizó un viaje de trabajo a Ginebra para participar en varios actos de la Organización Mundial de la Salud, y otro a Roma para intervenir en un foro de la FAO con motivo del Día de la Alimentación. Hay que recordar que Doña Letizia es embajadora de buena voluntad de esta organización desde 2015.

Son este tipo de actos en los que ejerce una labor de alta diplomacia y con ellos construye un perfil propio independiente y complementario a lo que es la labor principal y cotidiana de apoyo al jefe del Estado. Por eso sorprende que esté tan infrautilizada. Como dice un ex diplomático a este medio, “Zarzuela no saca todo el provecho a Doña Letizia, una mujer solvente que prepara con minuciosidad todos los proyectos”.

Sólo en el mismo periodo analizado, Máxima de Holanda ha salido en cinco ocasiones fuera de los Países Bajos, viajes casi todos no de apenas unas horas como la mayoría de los de Doña Letizia, sino de varias jornadas de trabajo (y aun por motivos de salud tuvo que cancelar un viaje más a Tanzania). La frenéticia agenda de la consorte neerlandesa eclipsa a la de cualquier homóloga europea, y casi a la de su propio marido. Empezó el otoño en Nueva York, donde tuvo encuentros con empresarios, mandatarios y colectivos del tercer sector, coincidiendo con la sesión anual de la Asamblea General de Naciones Unidas.

Junto a su esposo, en octubre realizó un viaje oficial de gran calado económico y cultural por varias ciudades de Alemania y, posteriormente, una visita de Estado al Reino Unido. Y este fin de semana continúa en Buenos Aires, donde ha tenido una cargada agenda con motivo del G-20 tanto en calidad de asesora especial de la Secretaría de Naciones Unidas como de consorte holandesa. No puede extrañar que la reina de la eterna sonrisa esté considerada como una de las dirigentes globales más influyentes del momento y que su popularidad en su país de adopción supere el 80%. Su ritmo de trabajo es increíble.

Por su parte, Matilde de los belgas, otra reina con una actividad institucional muy destacada, ha viajado al extranjero en seis ocasiones en estos dos meses largos. También participó en varios actos celebrados con motivo de la Asamblea General de la ONU –tanto en su caso, como en el de Máxima de Holanda o en el de Rania de Jordania, por poner tres ejemplos, en comparación con lo que ocurre en España sorprende la agenda tan del máximo nivel y tan independiente que tienen respecto de sus maridos–. Posteriormente, junto al Rey Felipe estuvo en viaje de Estado en Portugal, en visita oficial en Berlín, en Viena –para inaugurar una exposición por el 450º aniversario de la muerte de Bruegel–, y en Suiza para participar en la cumbre anual de mandatarios de países de lengua germana. Los reyes belgas también acudieron a Londres para los fastos por el 70º cumpleaños del príncipe de Gales.

Silvia de Suecia, a punto de cumplir los 75 años, es de la generación de Doña Sofía y no de la de Letizia. Y la princesa heredera, Victoria, cada vez asume más cargas de la Corona. Aun así, la consorte escandinava también ha protagonizado cinco viajes al extranjero en el periodo analizado. En septiembre, viajó a Leipzig (Alemania) para inaugurar una Casa para menores en riesgo de exclusión dentro del programa de la Fundación de la Infancia Mundial con la que la soberana desarrolla una labor filantrópica internacional. En octubre, Silvia y su hija Madeleine presidieron en Nueva York la cena de gala de su fundación. Junto a su esposo y a la heredera también en octubre se desplazó a Pau (Francia) para conmemorar el 200º aniversario de la dinastía Bernadotte. Y, ya en noviembre, la reina realizó un viaje oficial a Brasil para participar en Sao Paulo en un simposio internacional sobre demencia, otra de las causas que abandera. Más recientemente, los monarcas suecos han viajado a Nueva York para el lanzamiento de Scouts for SDGs, organización auspiciada por la ONU.

También es más rica que la agenda internacional de Doña Letizia la de la consorte de un país tan pequeño como Luxemburgo. La gran duquesa María Teresa ha realizado cinco viajes al extranjero estas semanas. A París, en dos ocasiones, una para participar junto a su marido en los actos del Armisticio. También asistió en Suiza a la cumbre de líderes de los países de lengua germana. En solitario, realizó a principios de noviembre un viaje humanitario de varios días al Líbano. Y esta semana ha intervenido en Ámsterdam en el simposio contra la violencia sexual como arma de guerra organizado por el recién galardonado con el Nobel de la Paz Denis Mukwege. La gran duquesa está volcada en el Stand Speak Rise Up, foro multilateral para la lucha contra esta lacra y que la lleva a viajar por todo el mundo.

PROYECCIÓN Y POPULARIDAD

Los datos constatan que para las consortes es fundamental la proyección internacional y su vinculación activa con organizaciones y causas multilaterales. En paralelo cumplen con sus agendas domésticas igualmente importantes, que en casos como el de Máxima de Holanda o de la reina de Bélgica se traduce en que muchas semanas tienen actos oficiales casi cada día, muchos más que nuestra Reina, quien se prodiga además poco fuera de Madrid, no digamos ya en solitario.

Tras su proclamación en junio de 2014, Felipe VI reorganizó el organigrama de La Zarzuela, entre otras cosas para hacer más funcional la Jefatura del Estado. Y, ya con una Secretaría para Doña Letizia, se le empezó a diseñar un espacio propio de proyección muy centrado en cuatro áreas: educación, salud, mujer y ciencia. En esa línea, es de sobra conocida su implicación en asuntos como la investigación de las enfermedades raras. Pero, hasta la fecha, Zarzuela y los Gobiernos de turno se han mostrado incapaces para dotar a la agenda de Doña Letizia de una relevancia más ambiciosa. Y su perfil ha quedado desdibujado, con el agravante de que la propia agenda internacional del Rey también ha quedado muy reducida estos años.

La Reina no quiere limitarse a funciones exclusivamente protocolarias. Y rehúye viajes en los que puede dar una imagen de mero florero. Pero justamente para reforzar su perfil necesita empezar a ligarse a proyectos de envergadura y a robustecer su labor institucional.

Doña Letizia aún carece de un relato propio como consorte, mientras vemos cómo casi todas sus homólogas abanderan causas con repercusión mundial. Máxima de Holanda, por ejemplo, la de la inclusión social sobre todo de las mujeres en las zonas más deprimidas del planeta a través de la extensión de las microfinanzas y de las políticas del desarrollo que promueve como representante especial de Naciones Unidas. Teresa de Luxemburgo, la ya citada lucha contra la violencia sexual como arma de guerra. Charlene de Mónaco, la promoción de los valores deportivos para combatir la exclusión social. Matilde de Bélgica, la protección de los derechos de la infancia y la igualdad de la mujer. Silvia de Suecia, la concienciación y el desarrollo de las investigaciones sobre la demencia.

Hoy pocos recuerdan que también Doña Sofía tenía un perfil muy desdibujado cuando Juan Carlos I asumió las riendas de este país. Y fue decisiva para proyectar su imagen la constitución de la Fundación Reina Sofía, a partir de la cual la hoy Emérita quedó muy positivamente vinculada a causas como la lucha contra el Alzheimer o contra la drogadicción, o a la ayuda al desarrollo a través de viajes de cooperación internacional en los que hoy la sustituye Doña Letizia, y que convendría reforzar más.
01/12/2018

LA CONSORTE REAL CON MENOR PROYECCIÓN INTERNACIONAL
REINA LETIZIA, LA AGENDA MÁS POBRE DE LAS CONSORTES

A diferencia de Máxima de Holanda o Matilde de los belgas, cuyas agendas tienen gran peso. A pesar de sus casi cinco años como Reina, Zarzuela aún no ha logrado dotarla de un relato propio que aproveche sus fortalezas
La Reina sale muy mal parada cuando se compara su proyección internacional con la de otras esposas de monarcas europeos. Y mientras Máxima de Holanda o Matilde de los belgas tienen casi un acto oficial por día, sus compromisos son mucho más escasos. POR EDUARDO ÁLVAREZ

LA OCASIÓN LO MERECÍA. Los Reyes ejercían de anfitriones el miércoles en la cena en honor a uno de los hombres más poderosos de la Tierra, el presidente chino, y Doña Letizia tenía guardado un as en la manga para eclipsar al centenar de invitados al Palacio Real. Por primera vez, lució la tiara rusa, la única de las espectaculares joyas de la dinastía que aún no se había puesto. El banquete ponía fin al viaje de Estado a nuestro país de Xi Jinping, con una agenda cargada de actos en la que, lógicamente, la consorte de Felipe VI ha sido coprotagonista.

Pero, una vez alejada de España la interminable comitiva del emperador de Pekín, Doña Letizia recuperaba la triste normalidad; o, lo que es lo mismo, una agenda oficial reducida a la mínima expresión. En toda esta semana, sin contar los eventos por la mencionada visita de Estado, su único acto tuvo lugar el jueves, cuando volvió al Palacio Real para presidir el 40º aniversario de las entidades gestoras de la Seguridad Social. Y teniendo en cuenta que desde su regreso de Perú prácticamente sólo había participado en una entrega de premios del BBVA y en una ceremonia conmemorativa de la Cruz Roja, además de acompañar a Don Felipe al acto inaugural del bicentenario del Museo del Prado –los tres eventos en Madrid–, no se puede decir que hayan sido semanas muy lucidas.

La realidad es que, casi cinco años después de la proclamación de Felipe VI, la Reina tiene una de las agendas más pobres de todas las consortes europeas. Un auténtico dislate teniendo en cuenta que en la actualidad toda la carga de la Jefatura del Estado recae casi en exclusiva en Don Felipe y Doña Letizia.

ESCASA PRESENCIA EXTERIOR

LOC ha analizado las agendas de varias consortes desde que comenzó el otoño hasta hoy. Y la comparación con la de la española permite concluir que bueno sería que Zarzuela cambiara de estrategia para reforzar la imagen de la Reina, sobre todo en la escena internacional.

Desde el final del verano, cuatro han sido sus desplazamientos fuera de España. El más reciente, un viaje de Estado a Perú que arrancó con polémica por su ausencia la víspera a la cumbre de mandatarios en París con motivo del Armisticio de la I Guerra Mundial. Igualmente, acabó entre críticas por su decisión de no acompañar al Rey a la Cumbre Iberoamericana, mientras Begoña Gómez, mujer de Pedro Sánchez, ocupaba su lugar. Antes, Doña Letizia había acompañado a su marido a principios de octubre a la capital francesa para asistir junto al presidente Macron y su mujer a la inauguración de una magnífica exposición de Joan Miró. Y, en solitario, la Reina realizó un viaje de trabajo a Ginebra para participar en varios actos de la Organización Mundial de la Salud, y otro a Roma para intervenir en un foro de la FAO con motivo del Día de la Alimentación. Hay que recordar que Doña Letizia es embajadora de buena voluntad de esta organización desde 2015.

Son este tipo de actos en los que ejerce una labor de alta diplomacia y con ellos construye un perfil propio independiente y complementario a lo que es la labor principal y cotidiana de apoyo al jefe del Estado. Por eso sorprende que esté tan infrautilizada. Como dice un ex diplomático a este medio, “Zarzuela no saca todo el provecho a Doña Letizia, una mujer solvente que prepara con minuciosidad todos los proyectos”.

Sólo en el mismo periodo analizado, Máxima de Holanda ha salido en cinco ocasiones fuera de los Países Bajos, viajes casi todos no de apenas unas horas como la mayoría de los de Doña Letizia, sino de varias jornadas de trabajo (y aun por motivos de salud tuvo que cancelar un viaje más a Tanzania). La frenéticia agenda de la consorte neerlandesa eclipsa a la de cualquier homóloga europea, y casi a la de su propio marido. Empezó el otoño en Nueva York, donde tuvo encuentros con empresarios, mandatarios y colectivos del tercer sector, coincidiendo con la sesión anual de la Asamblea General de Naciones Unidas.

Junto a su esposo, en octubre realizó un viaje oficial de gran calado económico y cultural por varias ciudades de Alemania y, posteriormente, una visita de Estado al Reino Unido. Y este fin de semana continúa en Buenos Aires, donde ha tenido una cargada agenda con motivo del G-20 tanto en calidad de asesora especial de la Secretaría de Naciones Unidas como de consorte holandesa. No puede extrañar que la reina de la eterna sonrisa esté considerada como una de las dirigentes globales más influyentes del momento y que su popularidad en su país de adopción supere el 80%. Su ritmo de trabajo es increíble.

Por su parte, Matilde de los belgas, otra reina con una actividad institucional muy destacada, ha viajado al extranjero en seis ocasiones en estos dos meses largos. También participó en varios actos celebrados con motivo de la Asamblea General de la ONU –tanto en su caso, como en el de Máxima de Holanda o en el de Rania de Jordania, por poner tres ejemplos, en comparación con lo que ocurre en España sorprende la agenda tan del máximo nivel y tan independiente que tienen respecto de sus maridos–. Posteriormente, junto al Rey Felipe estuvo en viaje de Estado en Portugal, en visita oficial en Berlín, en Viena –para inaugurar una exposición por el 450º aniversario de la muerte de Bruegel–, y en Suiza para participar en la cumbre anual de mandatarios de países de lengua germana. Los reyes belgas también acudieron a Londres para los fastos por el 70º cumpleaños del príncipe de Gales.

Silvia de Suecia, a punto de cumplir los 75 años, es de la generación de Doña Sofía y no de la de Letizia. Y la princesa heredera, Victoria, cada vez asume más cargas de la Corona. Aun así, la consorte escandinava también ha protagonizado cinco viajes al extranjero en el periodo analizado. En septiembre, viajó a Leipzig (Alemania) para inaugurar una Casa para menores en riesgo de exclusión dentro del programa de la Fundación de la Infancia Mundial con la que la soberana desarrolla una labor filantrópica internacional. En octubre, Silvia y su hija Madeleine presidieron en Nueva York la cena de gala de su fundación. Junto a su esposo y a la heredera también en octubre se desplazó a Pau (Francia) para conmemorar el 200º aniversario de la dinastía Bernadotte. Y, ya en noviembre, la reina realizó un viaje oficial a Brasil para participar en Sao Paulo en un simposio internacional sobre demencia, otra de las causas que abandera. Más recientemente, los monarcas suecos han viajado a Nueva York para el lanzamiento de Scouts for SDGs, organización auspiciada por la ONU.

También es más rica que la agenda internacional de Doña Letizia la de la consorte de un país tan pequeño como Luxemburgo. La gran duquesa María Teresa ha realizado cinco viajes al extranjero estas semanas. A París, en dos ocasiones, una para participar junto a su marido en los actos del Armisticio. También asistió en Suiza a la cumbre de líderes de los países de lengua germana. En solitario, realizó a principios de noviembre un viaje humanitario de varios días al Líbano. Y esta semana ha intervenido en Ámsterdam en el simposio contra la violencia sexual como arma de guerra organizado por el recién galardonado con el Nobel de la Paz Denis Mukwege. La gran duquesa está volcada en el Stand Speak Rise Up, foro multilateral para la lucha contra esta lacra y que la lleva a viajar por todo el mundo.

PROYECCIÓN Y POPULARIDAD

Los datos constatan que para las consortes es fundamental la proyección internacional y su vinculación activa con organizaciones y causas multilaterales. En paralelo cumplen con sus agendas domésticas igualmente importantes, que en casos como el de Máxima de Holanda o de la reina de Bélgica se traduce en que muchas semanas tienen actos oficiales casi cada día, muchos más que nuestra Reina, quien se prodiga además poco fuera de Madrid, no digamos ya en solitario.

Tras su proclamación en junio de 2014, Felipe VI reorganizó el organigrama de La Zarzuela, entre otras cosas para hacer más funcional la Jefatura del Estado. Y, ya con una Secretaría para Doña Letizia, se le empezó a diseñar un espacio propio de proyección muy centrado en cuatro áreas: educación, salud, mujer y ciencia. En esa línea, es de sobra conocida su implicación en asuntos como la investigación de las enfermedades raras. Pero, hasta la fecha, Zarzuela y los Gobiernos de turno se han mostrado incapaces para dotar a la agenda de Doña Letizia de una relevancia más ambiciosa. Y su perfil ha quedado desdibujado, con el agravante de que la propia agenda internacional del Rey también ha quedado muy reducida estos años.

La Reina no quiere limitarse a funciones exclusivamente protocolarias. Y rehúye viajes en los que puede dar una imagen de mero florero. Pero justamente para reforzar su perfil necesita empezar a ligarse a proyectos de envergadura y a robustecer su labor institucional.

Doña Letizia aún carece de un relato propio como consorte, mientras vemos cómo casi todas sus homólogas abanderan causas con repercusión mundial. Máxima de Holanda, por ejemplo, la de la inclusión social sobre todo de las mujeres en las zonas más deprimidas del planeta a través de la extensión de las microfinanzas y de las políticas del desarrollo que promueve como representante especial de Naciones Unidas. Teresa de Luxemburgo, la ya citada lucha contra la violencia sexual como arma de guerra. Charlene de Mónaco, la promoción de los valores deportivos para combatir la exclusión social. Matilde de Bélgica, la protección de los derechos de la infancia y la igualdad de la mujer. Silvia de Suecia, la concienciación y el desarrollo de las investigaciones sobre la demencia.

Hoy pocos recuerdan que también Doña Sofía tenía un perfil muy desdibujado cuando Juan Carlos I asumió las riendas de este país. Y fue decisiva para proyectar su imagen la constitución de la Fundación Reina Sofía, a partir de la cual la hoy Emérita quedó muy positivamente vinculada a causas como la lucha contra el Alzheimer o contra la drogadicción, o a la ayuda al desarrollo a través de viajes de cooperación internacional en los que hoy la sustituye Doña Letizia, y que convendría reforzar más.

Y nosotros lo súbditos agradecemos desde el fondo de nuestros corazones que así sea. Cuanto menos la veamos muchísimo mejor para todos. Por una vez tenemos algo que agradecer a Zarzuela :D
 
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