Leonor de Borbón ,el antídoto de la Corona contra el secesionismo.

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LEONOR DE BORBÓN

09/11/2019
DOS DEBUTS DIFÍCILES MARCADOS POR PADRES MUY DIFERENTES
EL ANTÍDOTO DE LA CORONA CONTRA EL SECESIONISMO

Luis María Anson y la viuda de Sabino Fernández Campo alaban lo bien que Letizia ha preparado a su hija, mucho más exigente que Doña Sofía con Felipe, aunque su primer discurso fue tras el 23-F
Subió al estrado, tomó la palabra y demostró que habla el catalán mejor que muchos que reclaman la independencia. Su aplomo ha sorprendido a todos. La heredera del trono, instruida por la Reina Letizia, se prepara a conciencia. POR EDUARDO ÁLVAREZ

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FUE EL GOLPE de imagen perfecto. El debut de Leonor como Princesa de Girona se había convertido en un quebradero de cabeza. Al contratiempo que representaba que la ceremonia de los Premios que llevan este título coincidiera con la campaña electoral, se sumaba el violento estallido de grupos independentistas desde que se conoció la sentencia del procés el 18 de octubre. A Zarzuela se le recomendó aplazar el evento, pero la Jefatura del Estado lo desechó de inmediato porque ello dañaba la imagen de la Corona, aunque era grande la inquietud no por la seguridad de la Familia Real, sino por cómo garantizar la asistencia de todos los invitados y por cómo evitar que los disturbios acabaran opacando el acto en sí.
Pero la Casa del Rey tenía un as en la manga: Leonor; 14 años recién cumplidos en vísperas de desplazarse a la Ciudad Condal. La Princesa de Asturias y de Girona dejó boquiabierto a todo el mundo con su segundo discurso oficial en el que demostró un perfecto dominio del catalán que se había mantenido hasta ahora como un secreto de Estado. Impactó igualmente su aplomo para hablar en público y su dominio de la escena, con un excelente manejo de la mirada, de la sonrisa o de las pausas, algo tan importante, tal como destacan los expertos en comunicación pública. La Princesa había pasado en cuestión de minutos de ser casi una desconocida para los españoles a erigirse como una preadolescente magníficamente preparada.
María Teresa Álvarez, viuda de quien fuera jefe de la Casa de Rey Sabino Fernández Campo, subraya el efecto sorpresa: “En los últimos años se preguntaba que dónde estaban las niñas [en alusión a Leonor y a su hermana, la Infanta Sofía], que por qué no se las veía más. Ya lo sabemos. Estaban aprovechando el tiempo”. La periodista ya se llevó una gran impresión de la heredera en octubre en Oviedo. Álvarez la escuchó desde su butaca en el Teatro Campoamor igual que hizo en 1981 cuando dio su primer discurso el actual Monarca. “Entonces, acababa de ocurrir el 23-F, y aquellos Premios fueron un canto a la libertad. Ahora, a Doña Leonor le toca empezar a ejercer su responsabilidad en un momento muy delicado por la situación de Cataluña. Y la ovación que recibió tanto en Oviedo como en Barcelona es un espaldarazo a la Monarquía en cuanto representa la unidad de España”, concluye.
La trascendencia histórica también la pone en valor el periodista y académico Luis María Anson, quien destaca para LOC la “naturalidad” de la heredera. “Los españoles hemos tenido mucha suerte. Es una niña muy inteligente, simpática, sencilla, que siempre está sonriendo”. Anson, como otros buenos conocedores de la Casa Real, señala a la Reina Letizia como la responsable de la impecable desenvoltura pública de la Princesa. “Tiene como maestra a una profesional del periodismo y eso es una gran ventaja”.
La primera intervención pública de Leonor se produjo el 31 de octubre del año pasado, cuando leyó uno de los artículos de la Constitución en un acto por el 40º aniversario de la Carta Magna. Se mostró entonces como lo que era, apenas una niña de 13 años, algo abrumada. Ha habido que esperar hasta este octubre para que diera su primer discurso, en los Premios Princesa de Asturias. Pero en Oviedo no sorprendió tanto como lo acaba de hacer en Barcelona. Y es que su dominio del catalán ha sido artillería pesada para desactivar el discurso del independentismo que presenta a la Monarquía como anticatalana.
Se ha sabido ahora que Leonor domina el inglés y el catalán, además del español. Y que recibe clases de gallego y de euskera. También tiene algunos conocimientos de árabe y de chino. Tanto Leonor como su hermana reciben clases de catalán y de cultura catalana con un profesor nativo desde muy pequeñas. “Forma parte de la obligación de la heredera, que debe conocer los cuatro idiomas oficiales de nuestro país”, subraya Anson.
El historiador Jordi Canal, autor de La Monarquía en el siglo XXI, destaca la “gran intervención y puesta en escena” de Leonor: “Mostró un dominio del catalán mejor que el de muchos independentistas que se llenan la boca”. No le sorprendió porque, dice, “es lo que la Corona con Felipe VI está desarrollando desde 2014: una gran seriedad, una gran preparación, la necesidad de no improvisar”.
Leonor estudia tercero de la Educación Secundaria Obligatoria en el colegio privado Santa María de los Rosales de Madrid, donde también se formó su padre. Si de las urnas este domingo sale un resultado que permita formar Gobierno y completar una legislatura, los próximos cuatro años serán decisivos para el futuro de la Princesa. Al próximo Ejecutivo le corresponderá trazar junto a la Casa del Rey su currículum, así como diseñar su formación militar. Para Anson no cabe duda de que debe iniciarla, igual que hizo Don Felipe, con 16 años, antes de ingresar en la Universidad. “Es imprescindible para visibilizar la igualdad de género. Don Juan Carlos y Don Felipe recibieron una formación militar muy dura y en el caso de Leonor, debe ser igual”. El académico cree que sólo después podrá centrarse en sus estudios superiores, en alguna rama vinculada con el Derecho y las Ciencias Políticas. Jordi Canal, por su parte, coincide en que la formación militar “es imprescindible”, aunque no tiene claro que deba ser tan intensa como la que recibió Don Felipe ni que sea necesario que ingrese en las tres Academias militares tan pronto. Para María Teresa Álvarez lo ideal sería que Leonor recibiera una formación “lo más general y amplia posible”. Y sostiene que si tiene una vocación especial, debieran permitirle desarrollarla en vez de imponerle un currículum universitario como le ocurrió a su padre, porque, “eso haría de ella alguien mucho más feliz, lo que repercutiría en su responsabilidad”.
Si la de Felipe VI es la primera generación de monarcas o herederos con estudios universitarios, la de Leonor es la primera de pretendientes que van a tener que sumar a su formación académica un sobresaliente dominio de las técnicas de la comunicación y de la imagen.
No es la heredera española ninguna excepción. Isabel de Bélgica pronunció recientemente al cumplir los 18 años un discurso en el que demostró su dominio de las tres lenguas oficiales del país –francés, neerlandés y alemán–. Pero, sobre todo, logró imprimir a sus palabras una gran emotividad, en contraste con la frialdad que se achaca a su padre, el rey Felipe, por su timidez.
La heredera belga dio su primer discurso oficial con apenas 12 años. Como ella, Ingrid de Noruega también está acostumbrada a hablar en público desde muy pequeña. Su primera intervención oficial la realizó con solo 10 años. Aunque el heredero que más temprano empezó a desarrollar una agenda institucional fue el príncipe Moulay Hassan de Marruecos. A los siete presidió su primer acto oficial y desde los 11 despacha con bastante aplomo con mandatarios internacionales y ha presidido cumbres en representación de su padre. En el polo opuesto se sitúa la heredera de los Países Bajos. Los reyes Guillermo y Máxima quieren que su hija esté centrada en su formación hasta que cumpla los 18 años.
Si la Princesa Leonor sigue, como viene haciendo hasta este momento al milímetro, los pasos de su padre, a finales del próximo año, ya con 15, podría empezar a desarrollar una agenda internacional. Tras lo visto en Barcelona, no cabe duda alguna de que está preparada para los retos que se le pongan por delante.
 
FELIPE VI

09/11/2019
DEL HIELO EN LA CARA PARA MADRUGAR A SOBRESALIENTE
El Rey Padre le dio una educación muy distinta a la suya: un colegio normal, estudios universitarios y extranjeros. POR C.FONT

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LA FRASE DEL REY JUAN CARLOS “NO se va a conocer en Europa un príncipe mejor formado que Felipe” ha hecho historia. La pronunció cuando su hijo, con 25 años, licenciado universitario, decidió marcharse a Washington para cursar un máster en relaciones internacionales. La dijo con orgullo y una pizca de envidia, pues a él le impidieron estudiar una carrera. Con 25 años, estaba ya casado y era padre de la Infanta Elena. Por eso, cuando en 1968 vino al mundo Felipe hizo de su formación una prioridad.
Lejos del aislamiento que marcó su infancia, quiso que se educara como los demás niños y que su trayectoria académica respondiera al retrato-robot ideal de un Rey del siglo XXI. Él y Doña Sofía eligieron el colegio Santa María de los Rosales, al que acuden hoy Leonor y Sofía, un centro rompedor en pleno franquismo pues era laico, mixto y acogía como alumnos a hijos de intelectuales y alta burguesía. Allí transcurrió la infancia y adolescencia de un príncipe que era la pasión de su madre, Doña Sofía, y al que a su padre le horrorizaba reprender. “Manuel, regaña tú a mi hijo, que a esta edad los hijos ya no nos hacen caso”, pedía al director, Manuel Terán, cuando a Felipe se le pegaban las sabanas, cosa frecuente. Sus profesores le definían como un crío tímido, bondadoso, bromista, al que le gustaba la Historia y la Astronomía, jugar al balonmano, tocar el xilofón y participar en obras teatrales.
Don Felipe no se libró de su crisis de adolescente, marcada por una férrea resistencia a madrugar, tanto que su tutor, el coronel Alcina, le ponía hielo en la cara y en cierta desidia académica que le llevo a catear matemáticas el último curso, que salvó por los pelos.
Algo que decidió al Rey Juan Carlos a elaborar el Plan general de formación del heredero en 1984 con la ayuda de Sabino Fernández Campo y el coronel Alcina. Consistió en mandarle al extranjero para alejarle de la sobreprotección de Zarzuela. El plan, que se elaboro previa consulta a una veintena de intelectuales, establecía también su paso por las tres academias militares y una carrera universitaria, Derecho con nociones de Economía.
Con 16 años se marchó interno al Lakefield School de Toronto, en Canadá. Un año después, se estrenó como cadete de la Academia de Zaragoza, iniciando su formación militar, que duró hasta 1988. Tras Zaragoza recaló en la Escuela Naval de Marín, embarcándose en el Juan Sebastián Elcano, y después en la Academia General del Aire de San Javier. Según un compañero suyo, “en las academias militares fue feliz, era uno más pero todos teníamos claro quién era. Le llamábamos Felipe a secas, y era un tío legal, no iba de nada y hasta te prestaba dinero. En Elcano no se libró de castigos como subir y bajar al palo mayor. Disfrutaba más navegando que en tierra, porque en los puertos, mientras nosotros nos íbamos de juerga, le esperaban actos oficiales”.
Concluida esta etapa, cursó Derecho con asignaturas de Economía en la autónoma de Madrid, donde acudía en su Lancia Delta. Para no interferir, los escoltas se quedaban fuera del aula, aunque nadie sospechaba que entre los alumnos había dos guardias civiles camuflados.
Cuando con 25 años concluyó su carrera universitaria, se abrió ante él una disyuntiva: incorporarse de lleno a su papel de heredero o continuar su formación. Dado que Don Juan Carlos tenía 50 años, podía convertirse en un segundo Carlos de Inglaterra, por lo que eligió lo segundo, dando paso así al Plan general de formación del Heredero que incluía un máster en el extranjero, estrenar Secretaría y hacer cursos en universidades, que sustituyó por una estancia en Bruselas, para familiarizarse con las instituciones europeas.
Dos años duró su Master of Sciencie in foreign service en la Universidad de Georgetown, de Washington, donde el Príncipe vivió su ultima etapa de libertad. Residía en un adosado con su primo Pablo de Grecia, aprendió a hacer tortillas de patata y se hizo famoso entre sus compañeros por el jamón que le mandaban desde Zarzuela. Pero también trabajó como nunca, hasta el punto de que en 1995, cuando finalizó el máster, aquel niño mimado al que se le pegaban las sábanas y cateaba en matemáticas se había convertido en un hombre de 27 años, maduro y responsable, que logró graduarse con sobresaliente suma cum laude.
 
Si la Princesa Leonor sigue, como viene haciendo hasta este momento al milímetro, los pasos de su padre, a finales del próximo año, ya con 15, podría empezar a desarrollar una agenda internacional.
Pensé que los periódicos italianos eran absurdos, ¡pero los españoles son realmente mejores! Los tabloides ingleses serán malos, pero los prefiero.
Teniendo en cuenta que a los 10 años leí, junto con una compañera de clase, algo mucho más largo durante una actuación sagrada en la iglesia, creo que merezco al menos ser Secretario de la ONU.
¿Una niña de catorce años que ha leído dos discursitos en público "lista para desarrollar una agenda internacional"?
Señores, si esto es periodismo, no estamos del todo bien.
 
Pensé que los periódicos italianos eran absurdos, ¡pero los españoles son realmente mejores! Los tabloides ingleses serán malos, pero los prefiero.
Teniendo en cuenta que a los 10 años leí, junto con una compañera de clase, algo mucho más largo durante una actuación sagrada en la iglesia, creo que merezco al menos ser Secretario de la ONU.
¿Una niña de catorce años que ha leído dos discursitos en público "lista para desarrollar una agenda internacional"?
Señores, si esto es periodismo, no estamos del todo bien.
Es así, a qué nivel de mediocridad hemos llegado...
 
Pensé que los periódicos italianos eran absurdos, ¡pero los españoles son realmente mejores! Los tabloides ingleses serán malos, pero los prefiero.
Teniendo en cuenta que a los 10 años leí, junto con una compañera de clase, algo mucho más largo durante una actuación sagrada en la iglesia, creo que merezco al menos ser Secretario de la ONU.
¿Una niña de catorce años que ha leído dos discursitos en público "lista para desarrollar una agenda internacional"?
Señores, si esto es periodismo, no estamos del todo bien.

Así es, pero si no tuviesen lectores dispuestos a tragarse lo que les pongan no tendrían la salida que tienen.

Y así se va haciendo la cultura nacional.
 
FELIPE VI

09/11/2019
DEL HIELO EN LA CARA PARA MADRUGAR A SOBRESALIENTE
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LA FRASE DEL REY JUAN CARLOS “NO se va a conocer en Europa un príncipe mejor formado que Felipe” ha hecho historia. La pronunció cuando su hijo, con 25 años, licenciado universitario, decidió marcharse a Washington para cursar un máster en relaciones internacionales. La dijo con orgullo y una pizca de envidia, pues a él le impidieron estudiar una carrera. Con 25 años, estaba ya casado y era padre de la Infanta Elena. Por eso, cuando en 1968 vino al mundo Felipe hizo de su formación una prioridad.
Lejos del aislamiento que marcó su infancia, quiso que se educara como los demás niños y que su trayectoria académica respondiera al retrato-robot ideal de un Rey del siglo XXI. Él y Doña Sofía eligieron el colegio Santa María de los Rosales, al que acuden hoy Leonor y Sofía, un centro rompedor en pleno franquismo pues era laico, mixto y acogía como alumnos a hijos de intelectuales y alta burguesía. Allí transcurrió la infancia y adolescencia de un príncipe que era la pasión de su madre, Doña Sofía, y al que a su padre le horrorizaba reprender. “Manuel, regaña tú a mi hijo, que a esta edad los hijos ya no nos hacen caso”, pedía al director, Manuel Terán, cuando a Felipe se le pegaban las sabanas, cosa frecuente. Sus profesores le definían como un crío tímido, bondadoso, bromista, al que le gustaba la Historia y la Astronomía, jugar al balonmano, tocar el xilofón y participar en obras teatrales.
Don Felipe no se libró de su crisis de adolescente, marcada por una férrea resistencia a madrugar, tanto que su tutor, el coronel Alcina, le ponía hielo en la cara y en cierta desidia académica que le llevo a catear matemáticas el último curso, que salvó por los pelos.
Algo que decidió al Rey Juan Carlos a elaborar el Plan general de formación del heredero en 1984 con la ayuda de Sabino Fernández Campo y el coronel Alcina. Consistió en mandarle al extranjero para alejarle de la sobreprotección de Zarzuela. El plan, que se elaboro previa consulta a una veintena de intelectuales, establecía también su paso por las tres academias militares y una carrera universitaria, Derecho con nociones de Economía.
Con 16 años se marchó interno al Lakefield School de Toronto, en Canadá. Un año después, se estrenó como cadete de la Academia de Zaragoza, iniciando su formación militar, que duró hasta 1988. Tras Zaragoza recaló en la Escuela Naval de Marín, embarcándose en el Juan Sebastián Elcano, y después en la Academia General del Aire de San Javier. Según un compañero suyo, “en las academias militares fue feliz, era uno más pero todos teníamos claro quién era. Le llamábamos Felipe a secas, y era un tío legal, no iba de nada y hasta te prestaba dinero. En Elcano no se libró de castigos como subir y bajar al palo mayor. Disfrutaba más navegando que en tierra, porque en los puertos, mientras nosotros nos íbamos de juerga, le esperaban actos oficiales”.
Concluida esta etapa, cursó Derecho con asignaturas de Economía en la autónoma de Madrid, donde acudía en su Lancia Delta. Para no interferir, los escoltas se quedaban fuera del aula, aunque nadie sospechaba que entre los alumnos había dos guardias civiles camuflados.
Cuando con 25 años concluyó su carrera universitaria, se abrió ante él una disyuntiva: incorporarse de lleno a su papel de heredero o continuar su formación. Dado que Don Juan Carlos tenía 50 años, podía convertirse en un segundo Carlos de Inglaterra, por lo que eligió lo segundo, dando paso así al Plan general de formación del Heredero que incluía un máster en el extranjero, estrenar Secretaría y hacer cursos en universidades, que sustituyó por una estancia en Bruselas, para familiarizarse con las instituciones europeas.
Dos años duró su Master of Sciencie in foreign service en la Universidad de Georgetown, de Washington, donde el Príncipe vivió su ultima etapa de libertad. Residía en un adosado con su primo Pablo de Grecia, aprendió a hacer tortillas de patata y se hizo famoso entre sus compañeros por el jamón que le mandaban desde Zarzuela. Pero también trabajó como nunca, hasta el punto de que en 1995, cuando finalizó el máster, aquel niño mimado al que se le pegaban las sábanas y cateaba en matemáticas se había convertido en un hombre de 27 años, maduro y responsable, que logró graduarse con sobresaliente suma cum laude.

Precioso, a los 27 años maduro y responsable. Pero una duda, ¿y despues qué? ¿Cuales fueron sus quehaceres? ¿Como puso en práctica sus especiales sabidurias?
 
Leonor ha tardado dos años más que su padre en debutar como "Princesa de Asturias" y ha leído solo 2 breves discursos. Realmente la cosa no es para darle tanto bombo, pues con 14 años se tiene edad para leer lo que sea a lo largo y ancho.

¿Qué es gracias a Letizia porque a preparado muy bien a Leonor? :ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO:
Ella llegó con 31 años a la monarquía y en 16 años no ha aprendido absolutamente nada.
 
Última edición:
Me ha quedado claro, la pobre muchachita a pasado su infancia encerrada aprendiendo todo esto...y para qué??? Pues para salvar la Monarquía!!! No recuerdo el convento en el que estubo.... Que manera de utilizar a la gente, Leonorita de Arco es la heroína nacional, que estupidez!!!
 

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