Laurent Simons, el niño prodigio

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Laurent Simons, el niño prodigio de 9 años, deja la universidad sin graduarse
Por Jack Guy
06:51 ET(11:51 GMT) 11 Diciembre, 2019


Belichick vs. McVay: el gran maestro enfrenta al niño prodigio


Niño prodigio deja la universidad antes de graduarse


(CNN) — El niño prodigio Laurent Simons dejó su curso universitario, luego de una disputa sobre su fecha de graduación.
Laurent, de 9 años, llegó a los titulares mundiales en noviembre cuando surgieron noticias de que terminaría sus estudios de ingeniería eléctrica en la Universidad Tecnológica de Eindhoven (TUE) en Países Bajos en diciembre.
Ahora, una disputa entre TUE y la familia Simons ha visto a Laurent terminar sus estudios sin graduarse.

Laurent, pictured with his mother, Lydia, and father, Alexander


Laurent, con su madre, Lydia, y su padre, Alexander.

TUE dijo que había recomendado que Laurent terminara sus estudios a mediados de 2020, en lugar de a fines de diciembre, debido a la cantidad de exámenes que aún tiene que aprobar.

“Esto seguiría siendo, en todos los sentidos, un calendario fenomenalmente rápido”, dijo la universidad en un comunicado enviado a CNN.

TUE dijo que el padre de Laurent, Alexander Simons, había “repetido su deseo explícito de que su hijo obtuviera su licenciatura a la edad de 9 años, lo que significa que Laurent debe completar con éxito su licenciatura en diez meses para un estudio que normalmente dura tres años”.

Sin embargo, Alexander le dijo a CNN que anteriormente no había habido ningún problema con el calendario acelerado.
MIRA: Mira a este niño de 5 años que es un prodigio en el tambor

Finalmente, dijo, la familia decidió que Laurent dejaría TUE ya que había recibido una oferta para estudiar un doctorado en una universidad en Estados Unidos y no podría dividir su tiempo entre las dos instituciones.

“A veces hay que tomar decisiones”, dijo Alexander a CNN en referencia a la decisión.
“Si lo deja pasar, nunca se sabe si volverá a tener esa oportunidad”.

Alexander sugirió que la decisión de TUE para retrasar los estudios de Laurent está relacionada con la decisión de la familia de mudarse a una universidad diferente para estudiar su doctorado.

“La forma en que tratan las cosas no es correcta”, dijo. “Laurent no les pertenece”.

En respuesta, Ivo Jongsma, un portavoz de TUE, dijo a CNN: “Nunca tratamos de mantener a nuestros estudiantes solo para nosotros. Nunca sería una motivación para frustrar a alguien”. Dijo que los Simons habían sido abiertos sobre el plan de Laurent para eventualmente estudiar en Estados Unidos.

TUE dijo en su declaración que era “lamentable” que los Simons hubieran rechazado el nuevo calendario.
“Sus supervisores disfrutaron trabajando con él, no solo por su enorme talento, sino también porque es un niño muy amable e inquisitivo”, dijo la universidad.

“Por lo tanto, la puerta todavía está abierta para que pueda reanudar el estudio siempre que las condiciones sigan siendo realistas”.
La familia aún no ha fijado una fecha de inicio en la universidad de EE. UU., donde Laurent estudiará para obtener un doctorado en ingeniería eléctrica.

Alexander declinó nombrar la institución, citando una decisión familiar de revelar el progreso de Laurent solo al final de cualquier curso dado.
“No queremos presionarlo”, dijo.
 
SUPERDOTADOS
Ingeniero a los nueve años ¿y después qué? Los retos de la crianza de un hijo con altas capacidades
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El caso del niño graduado en Bélgica plantea un debate sobre el futuro de esos menores prodigio
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Ingeniero a los nueve años ¿y después qué? Los retos de la crianza de un hijo con altas capacidades


Laurent Simons, de nueve años, se graduará el mes que viene como ingeniero en una universidad de los Países Bajos (YVES HERMAN / Reuters)
JAVIER RICOU
23/11/2019 00:05Actualizado a23/11/2019 12:54

Un niño de 9 años a punto de graduarse en ingeniería eléctrica”. La noticia la publicaba esta semana la web de La Vanguardia y el protagonista es un menor de origen belga, Laurent Simons, que este mes de diciembre espera graduarse como ingeniero en una universidad de los Países Bajos. Un salto académico ahora mismo imposible en España –“ninguna universidad admitiría a un alumno tan precoz”, afirma Carmen Sanz Chacón, directora del Mundo del Superdotado– pero que es una realidad en otros países “donde nadie corta las alas a estos alumnos con altas capacidades”, añade esta misma mujer, que fue una niña superdotada.

Aunque a muchos lectores de La Vanguardia y de otros medios que han publicado la noticia lo que más parece intrigarles en esta historia (al margen de las trabas burocráticas y educativas con los superdotados) es qué futuro aguarda a este menor tras una graduación tan temprana, conocer detalles de la infancia que ha tenido y saber cómo sobrellevan el asunto sus padres.

A los seis años Laurent Simons ya estaba en el instituto, y un año y algo después, en la universidad


A los seis años Laurent Simons ya estaba en el instituto, y un año y algo después, en la universidad (KENZO TRIBOUILLARD / AFP)
“Es un niño prodigio, pero quizás es demasiado pronto para que haya estudiado una carrera,: ahora sólo le queda estudiar otra y otra... hasta que tenga una edad normal para poder hacer algo con tantos conocimientos. No parece buena idea quitarle su infancia”, escribía un lector en la web de este diario. “Que además de estudiar tenga sus fiestas y distracciones no mentales”, desea otro lector. Y continúa: “Aunque ahora tal vez le parezca que el conocimiento es lo mejor que le puede pasar, los humanos nos podemos saturar, incluso de lo que más nos gusta”.

Carmen Sanz Chacón intenta aclarar, a partir de su experiencia con otros casos de “niños prodigio”, alguna de esas dudas. “Lo que tiene que hacer a partir de ahora Laurent, al que sí le han permitido en los Países Bajos desarrollar en una universidad su alta capacidad, es seguir estudiando”, aconseja. La directora de Mundo del Superdotado sostiene que “lo mejor para ese niño de nueve años es permitirle que se siga formando. Si no le dejaran, con esa alta capacidad demostrada, hay muchos números para que acabe frustrado”. Los padres de Laurent parece que comparten esa tesis. Ya han anunciado en las numerosas entrevistas concedidas los últimos días que su hijo quiere matricularse en Medicina cuando se gradúe en Ingeniería Electrónica. Y no le van a poner ninguna traba.

“Lo mejor es permitirle que se siga formando; si no, se acabará frustrando”

CARMEN SANZ CHACÓN Directora Mundo del Superdotado


Respondiendo al lector que se preguntaba cuándo podrá desplegar o poner en práctica ese niño sus conocimientos, Sanz Chacón afirma que “no hay prisa para que Laurent trabaje; aún no le toca, eso ya llegará”. Considera, por otro lado, que nadie ha robado la infancia a ese niño si ha recibido, como así parece ser, “el apoyo necesario y que hay que desplegar cuando se descubren esas altas capacidades”.
Y continúa: “Los problemas con esas personas llegan por todo lo contrario; surgen cuando esas niñas y niños se aburren porque el sistema frena su formación y los deja atrapados en un mundo, el de la infancia, que les queda muy pequeño. Es lo que ocurre a diario en nuestro país”, reitera Sanz Chacón. Si por el contrario el sistema se preocupa en apoyar a esos niños, “ellos raras veces se van a cansar de aprender”, añade esta experta en respuesta a otra de las dudas planteada por los lectores.

Los padres cuentan que Laurent quiere matricularse en Medicina tras la ingeniería electrónica

Alicia Rodríguez Díaz-Concha, presidenta de la Asociación Española para Superdotados y con Talento (AEST), comprende las dudas que siempre generan este tipo de historias entre aquellos que no saben lo que es tener en casa a una hija o hijo superdotado. “Es una preocupación lógica que va ligada a la crianza”, afirma. A las familias que no han pasado por esta experiencia siempre les costará imaginar cómo sería su vida con un Laurent en casa. “Eso es muy normal, pues todo lo que está fuera de la media (en los dos sentidos) tiene sus dificultades”, añade Díaz-Concha. “La preocupación –continúa– no es por tener un hijo prodigio, con talento o con altas capacidades, si no por acertar en las decisiones para que sea feliz”.

Dicho esto, la presidenta de la AEST coincide con Carmen Díaz Chacón, en denunciar “la falta de recursos en España para ofrecer a esos menores la atención que precisan”. Y a la hora de repartir culpas nadie se libra de las críticas. “La ayuda educativa es fundamental, pero en nuestros país todo son trabas; la mayoría de profesores no están a la altura al seguir creyendo que rendimiento es igual a buenas calificaciones y los orientadores tendrían que ser en estos casos psicólogos, mientras las ayudas económicas brillan por su ausencia”, afirma Alicia Rodríguez.


Los padres de Laurent intentan que algunos ratos Laurent se divierta como otros niños



Los padres de Laurent intentan que algunos ratos Laurent se divierta como otros niños (picture alliance / Getty)
Tantas trabas explican, según estas dos expertas en asesorar a familias con menores con altas capacidades, que en España “más de un cincuenta por ciento de niñas y niños superdotados acaben sumidos en la frustración al negarles los medios necesarios para seguir formándose y progresar”, revela Sanz Chacón.

Historias como la de Laurent sólo son posibles y pueden narrarse cuando esos menores con altas capacidades han contado con todo el apoyo que precisan. Y aquí cobra vital importancia adiestrar a los padres, superados por esa situación. “El soporte emocional en el seno de la familia es muy importante”, insiste la directora del Mundo de los Superdotados.

En España

“Más del 50% de superdotados acaban sumidos en la frustración por falta de medios para formarse y progresar”

CARMEN SANZ CHACÓN directora Mundo del Superdotado

Y añade: “Por muy inteligentes que sean esos hijos siempre habrá que ayudarles a resolver situaciones que no saben cómo afrontar al entrar en un universo, el adulto, que no les toca por edad”. Cuando se confirma el alto potencial en uno de estos menores “es importantísima la formación de los padres para que esos hijos encuentren apoyo, ayuda y comprensión; para esos menores resulta vital ser comprendidos en el seno familiar”, corrobora la presidenta de AEST.

En un caso tan excepcional como el de Laurent Simons, “la obligación de sus padres, que parece están cumpliendo, pasa por el apoyo incondicional a su hijo y asumir que ese menor necesita desarrollar mas sus conocimientos, por lo que posiblemente tendrán que trasladarse a otros países para que complete sus estudios”, aventura Alicia Rodríguez. Estos menores van “quemando etapas con mayor rapidez que la media y sus juegos, cuando se piensa en la infancia, no son los convencionales para su edad cronológica”, añade.

Laurent tiene pocos amigos de su edad, pero en la universidad era 'uno más' en clase, según sus profesores



Laurent tiene pocos amigos de su edad, pero en la universidad era 'uno más' en clase, según sus profesores (YVES HERMAN / Reuters)

Lydia y Alexander Simons, padres de Laurent, aún no acaban de digerir que su hijo se haya convertido, con tan solo nueve años, en un genio. La madre suele bromear en las entrevistas: “Comí mucho pescado durante el embarazo”, afirma. El padre explica que detectaron las altas capacidades de Laurent (tiene un coeficiente intelectual de 145) a partir de los cuatro años. A los seis estaba ya en el instituto, y en poco más de un año saltó a la universidad.

Sus padres siguen viéndolo como un niño e intentan que disfrute de su infancia. Pero a Laurent lo que más le interesa de los juguetes “es cómo funcionan”, revela su padre. Tiene pocos amigos de su edad y sus profesores en la universidad confiesan que, tras la sorpresa inicial por tener un alumno de 9 años entre universitarios de más de viente, no ha sido tan difícil conseguir que Laurent fuera uno más en clase, en línea con lo que aseguran las últimas investigaciones, que ser superdotado no implica ser inadaptado o poco sociable.

Eso sí, Laurent es un niño con una capacidad para absorber conocimientos “propia de una esponja”, en palabras de uno de sus profesores. Nada de esto sorprende a la presidenta de la AEST. “Los padres que hemos vivido experiencias similares tenemos la sensación de que no hemos tenido un bebé ni un niño, pues la edad mental de estos hijos nunca se corresponderá con la cronológica”.

Un caso imposible en España

En España, la legislación considera a los niños de altas capacidades como alumnos con Necesidad Específica de Apoyo Educativo. Al estar transferidas las competencias en materia educativa a las autonomías, son las consejerías de educación las encargadas de la identificación y atención de estos alumnos a través de los Equipos de Orientación Educativa y Psicopedagógica (EOEP) y los colegios. “Por este motivo , no existe un protocolo común de identificación y atención en España”, lamenta Alicia Rodríguez Díaz-Concha, presidenta de AEST.

Las medidas que suelen aplicarse con estos alumnos pasan por ampliar el temario a esos escolares, sin cambiarlos de clase; añadir al programa algunas asignaturas que le serán impartidas el próximo año, o pasarlos directamente al siguiente curso.

Pero en ningún caso se contempla la posibilidad para esos alumnos con alta capacidad de dar un salto académico como el de Laurent Simons. “En España como mucho (y los casos son contados) se saltan un par de cursos. Pero el sistema no contempla ni está preparado, con el soporte que requeriría esa medida, para que un escolar menor de 15 ó 16 años –ya no digo 9– entre en una universidad. O al menos no conocemos ningún caso”, afirma Carmen Díaz, directora del Mundo del Superdotado.

Manual para padres de superdotados

Entre los manuales más populares dirigidos a padres con hijos superdotados ocupa un lugar destacado un decálogo elaborado por Camilla Belbow, codirectora del proyecto del Estudio de la Juventud Matemáticamente Precoz (SMPY). Estos son algunos de sus consejos.

Descubrir el talento

Si al niño le gusta la escritura no hay que apuntarlo a violín o dibujo. Hay que respetar su interés por la materia que elija. El menor será así más feliz y le será mucho más fácil avanzar si se concentra en aquello que más le gusta.
No etiquetar

Es un error etiquetar al niño. Igual que molesta a un niño que le señalen por su torpeza en algún ámbito de actividad, a esos menores con altas capacidades no les gusta que les etiqueten como genios o prodigios. Eso coarta su relación con el resto de compañeros, al sentirse diferentes. Se le puede decir que es inteligente, pero no colgarle una etiqueta para presumir de ello.

Entender la tristeza

El estudio SMPY revela que estos menores suelen ponerse tristes. No pasa nada, es una emoción que deben de experimentar. Normalmente entran en ese estadio tras ataques de ira, muy frecuentes en esos niños cuando sienten frustración por no alcanzar objetivos que se habían marcado. Hay que cuidar mucho sus emociones para que no pierdan la autoestima.

Potenciar la relación con amigos

Hay que potenciar las relaciones de amistad e incluso fomentarlas animándoles a que se queden en casa de compañeros de clase. Así salen de su mundo, aunque eso no siempre resulta fácil, porque estos menores suelen encontrarse más cómodos en el universo de los adultos.
Asumir riesgos

El riesgo no es malo. Se aconseja a los padres a animar a estos hijos con altas capacidades a asumir retos intelectuales que generan temor o estrés en esos niños. Así se le motiva a seguir ampliando sus conocimientos.

Dar apoyo emocional

La derrota es necesaria. Si se anima al niño a asumir metas que él percibe como difíciles hay que decirle siempre que si falla en ese reto su familia siempre estará ahí para animarle. El apoyo emocional es clave.


https://www.lavanguardia.com/cribeo...osos-panda-zoo-berlin-polemica-hong-kong.html
https://www.lavanguardia.com/vivo/c...ambiente-navideno-decorar.html?obOrigUrl=true
 
He leído en otro artículo que la universidad había hecho un plan de estudios especialmente para él pero que suponia que la graduación fuese a los 10 años, para que el niño pudiese realmente profundizar con horas prácticas sus conocimientos teóricos, pero los padres, que han dejado de trabajar para dedicarse a la carrera académica de su hijo y acompañarle allá donde vaya, parece que están más preocupados en que entre en el Guiness de los Records y lucirlo en una Universidad prestigiosa como Harvard o Stanford.
 
¿Y qué problema hay en qué se frustre?
Con la frustración tambièn se aprenden lecciones de vida.
No vas a vivir permanente frustrado, por supuesto que no!
Però tambièn debemos aprender a tener esa tolerància a que no todo sale cómo esperamos, e ir fluyendo.
Espero haberme hecho entender.
 
¿Y qué problema hay en qué se frustre?
Con la frustración tambièn se aprenden lecciones de vida.
No vas a vivir permanente frustrado, por supuesto que no!
Però tambièn debemos aprender a tener esa tolerància a que no todo sale cómo esperamos, e ir fluyendo.
Espero haberme hecho entender.

Es un tipo diferente de frustración: una cosa es que no logres una expectativa teniendo una vida con la que continuar y otra es quedarte mano sobre mano por decisión ajena. Si ahora le impidiesen seguir estudiando, no podría seguir desarrollando su pasión por el estudio, se tendría que quedar en casa repasando cosas que ya sabe, a eso se refieren. Los años que le faltan para tener edad para trabajar los desperdiciaría por haberle negado el derecho a seguir formándose.

Lo que no me parece bien es que los padres tengan a su hijo como un monstruo de feria haciéndole estudiar lo más rápido posible para batir records. No veo que importancia tendría que terminase su carrera en Holanda con 10 años en vez de 9, solo porque las universidades extranjeras quieren tener al bichito batiendo records en edad. La universidad había pensado un buen programa para Laurent, invirtiendo unos pocos meses más antes de graduarse, y la ambición de sus padres lo interrumpe para forrarse en América a costa de su hijo. No piensan en el bien de su hijo, sino en su propio beneficio, tras dejar de trabajar para invertir su vida en la formación de su hijo.
 
¿Y qué problema hay en qué se frustre?
Con la frustración tambièn se aprenden lecciones de vida.
No vas a vivir permanente frustrado, por supuesto que no!
Però tambièn debemos aprender a tener esa tolerància a que no todo sale cómo esperamos, e ir fluyendo.
Espero haberme hecho entender.

Te he comprendido totalmente prima.
 
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