Las memorias de Manuel Prado de Carvajal

Registrado
23 Nov 2013
Mensajes
10.765
Calificaciones
75.951
EL LIBRO YA ESTÁ A LA VENTA
Los nueve extractos más jugosos de las memorias de Manuel Prado de Carvajal
Las memorias del que fue mano derecha de don Juan Carlos, que falleció en 2009, ven por fin la luz. Aquí los párrafos más polémicos que desgranan la Historia de España


imagen-sin-titulo.jpg


Manuel Prado con la reina Sofía. (Fotos cedidas por la editorial Almuzara)
A.S.
TAGS
TIEMPO DE LECTURA7 min
14/09/2018 05:00
Las memorias del fallecido Manuel Prado de Carvajal, quien fuera mano derecha del Rey, por fin salen a la luz. Vanitatis ha tenido acceso en primicia al contenido de este libro. En el prólogo, Prado de Carvajal escribe que ha tardado casi una década en publicar este libro y que lo hace "para que mis hijos sepan que su padre no ha sido el delincuente, el estafador, el beneficiado intendente real con que ha sido mostrado en el cadalso del escarnio público". Y advierte desde el principio que no van a encontrar en sus líneas críticas a don Juan Carlos.

"Siento decepcionar al lector atraído por el látex del morbo". Sin embargo, en sus páginas se despacha con sus enemigos y antiguos amigos. Y, sobre todo, habla de la enorme pompa del caso KIO que le llevó a prisión, el cual lo relata con detalle: "Yo era, como han dicho cual melopea, el intendente, el administrador de los dineros privados del Rey. Formaba parte de lo que la prensa más acerada, que hasta entonces había respetado la figura de don Juan Carlos, daba en llamar 'los amigos de Juanca'. Yo era y sigo siendo no un 'amigo de Juanca', sino de don Juan Carlos I, Rey de España". Pasen y lean el libro que edita Almuzara, la editorial del exministro Manuel Pimentel.

manuel-pardo-navegando-con-el-rey.jpg

Manuel Prado navegando con el Rey. (Fotografías de la editorial Almuzara)


Su paso por la cárcel y el Rey
Manuel Prado y Colón de Carvajal ingresó el 26 de abril de 2004 en la cárcel de Sevilla para cumplir una condena de dos años por el caso Wardbase, que investigaba si el pago de 2.000 millones de pesetas (unos 12 millones de euros) del Grupo Torras en 1992 que recibió el exembajador fue consentido por el principal accionista del holding (la sociedad kuwaití de inversiones KIO) o si –tal y como consideró el tribunal finalmente– fue ordenado por iniciativa de De la Rosa sin el conocimiento de la compañía. Al respecto, el amigo de don Juan Carlos dice:


"Quedé exonerado por lo civil en Londres y por lo penal en Kuwait, al final del largo túnel del caso KIO me cayó la mareante cifra de 700 millones de pesetas por responsabilidades civiles. (...) ¿Y el Rey? ¿Qué sentía o pensaba don Juan Carlos entre tanta escandalera nacional? Él andaba preocupado por ser amigo de Manolo, pero poco más. (...) No tenía nada que temer. Se me crea o no. Por decirlo de algún modo, aunque yo seguía acudiendo a la Audiencia Nacional por requerimiento de la jueza Palacios, el Rey seguía tan pancho. Entiéndanlo en el buen sentido. No tenía nada que temer". Y añade:

"En aquel tiempo infausto en la cárcel, nunca me sentí olvidado por don Juan Carlos. He de decir que solía llamar frecuentemente a mi familia para preguntar por mí. (...) Pese a la precariedad de mi ánimo, solía enviarme carta de forma regular, escritas en papelajos de los más cutres. Y a modo de broma, en el remite le escribía nombres de ciudades como Cannes, Saint-Tropez o Acapulco, como si yo estuviera disfrutando de unas relajantes vacaciones".

Cinco hijos, dos mujeres y una pasión sevillana: pinceladas de Manuel Prado

Cronista real en la cárcel
"Cuando estuve en la cárcel tuvo lugar la boda del príncipe Felipe con Letizia Ortiz. (...) Cada vez que le contaba al Rey cómo vimos en prisión la boda del Príncipe se mondaba de la risa. Llegado el esperado les dije a mis compañeros de celda si querían ver la boda desde mi celda. Dicho y hecho. Colocamos una modesta televisión y unas sillas a modo de cineclub. Se divertían de lo lindo cuando yo les iba refiriendo quién era Fulano. (...) Les hice de cronista real. (...) Alguién dijo en plan guasón: ¡Viva el Rey!".

Las leyendas sobre doña Sofía
"Otra leyenda negra atribuida a la persona de la Reina es la referida a sus intromisiones en las relaciones de pareja respecto a sus hijos. Como toda madre, siempre ha querido lo mejor para ellos, pero conociéndola, como la he conocido, he de decir que siempre ha tenido claro que la felicidad o infelicidad de sus hijos era cosa de ellos. Su predilección tal vez por el príncipe Felipe sea comprensible. (...) Aunque suene rudo, es pura ley animal de la que no está exenta ni la sangre azul".

"Pocas reinas en el mundo pueden presumir de repetir vestuario. Este es un rasgo que la honra, ya que evidencia su sencillez y espontaneidad natural en todo lo referente a la galanura y demás trasuntos de los fondos de armario. No le van los excesos incluidos los culinarios".

Las memorias 'prohibidas' de Manuel Prado, consejero del Rey, por fin ven la luz

Abajo Aznar y arriba: Pujol
"Luego vendría Aznar. Y a mi juicio ni él ni su Gobierno desarrollaron nunca una política adecuada de cálido acercamiento con América del sur. Habría quien rebata indignado lo que digo, pero lo digo".

"Jordi Pujol solía llamarme varias veces para que hiciera de paloma mensajera en asuntos que él quería que llegaran a Zarzuela de manera confidencial. En la biografía de Pujol quedan algunos manchurrones como los del caso de la Banca Catalana, que no entro a valorar. Sí resaltaré otra vez su valía como político y estadista. Sabía que España y Cataluña debían vivir en régimen convencional, por mucho que una le estropeara a la otra la ropa puesta a secar regando las macetas. Esta idea recíproca de lealtad me la subrayaba para que la hiciera llegar al Rey cada dos por tres".

Sobre el secuestro de su hermano por ETA
"Barrionuevo y Vera se comportaron conmigo como excelentes personas. Hicimos buen amistad y les debo mi gratitud y la de mi familia. Trataron con sumo cuidado a mi hermano Diego cuando se veían en la obligación de requerirle por favor cierta información de lo que recordaba del zulo y de los etarras. (...) Comprendo que los apestados a día de hoy Vera y Barrionuevo quisieran seguir erre que erre con las pistas que pudieran ofrecerle yo o mi hermano para facilitar las labores policiales. Llegó un momento en el que decidí inventarme la historia para quitármelos de enmedio, en el buen sentido del término".

La relación con Sabino Fernández Campos
"Estando yo en Sevilla, Sabino me telefoneó un día para que fuera a Madrid a hablar con él. (...) Soltó por fin el engrudo que llevaba dentro de la garganta. "No puedo más", me dijo. Estaba asaeteado por problemas privados de orden familiar, a lo que se unía su despego progresivo de Zarzuela y, en consecuencia, del monarca. (...) Al cabo acudía a Zarzuela con tal encargo y le expresé al Rey la confidencia de Sabino. He aquí donde, desde fuera, se ha querido enturbiar mi relación con Sabino".

Su papel en el 23-F
"El Rey me pidió que llamara a Castedo a Prado del Rey. Así lo hice. Muchos han querido desdecirme, pero fui yo quien llamé a Castedo diciéndole que el Rey quería hacer unas declaraciones en televisión y solicitaba el envío de una unidad móvil. Castedo me espetó lo siguente: 'Manolo, no sé de qué estás hablando. Ahora estoy ocupado y no puedo atenderte'. Aquello tenía un tufillo sospechoso y deduje que Prado del Rey estaba tomado por los militares, como así fue".

"Se ha dicho, entre muchas otras infamias, que el Rey se encontraba en el momento del óbito de doña Federica con Armada, ese felón, el cual intentaba convencer de la necesidad de un golpe para reconducir la situación flanqueante de España".

Los petrodólares y Suárez
"De ahí mi rabia a que pronto se diera aceite a la rumorología de que yo había aprovechado mis viajes a Arabia para hacer un fortunón personal a costa del petróleo y de la financiación de los partidos. (...) Se ha insinuado incluso que estuve comisionado por el Rey para conseguirle dineros personales, cuando fue Adolfo Suárez el que me envió a esta misión de los petrodólares".

Diplomático 'outsider'
"Yo, Manolo Prado: diplomático 'outsider' por la gracia de Dios y de España (...) desde mi despacho en la trastienda trabajé esos acercamientos entre el joven abogado de la chaqueta de pana de nombre Felipe González y don Juan Carlos. Era el momento de desembalar el caracter siempre oficioso y confidencial que tenían siempre estos contactos. Había ganas de librarnos de las ataduras y teníamos que arreglárnoslas
 
MANUEL PRADO Y COLÓN DE CARVAJAL

15/09/2018

“EL REY NO ME OLVIDÓ CUANDO ESTUVE EN LA CÁRCEL”
En sus memorias póstumas, el diplomático desvela sus vivencias junto a la Familia Real, a la que siempre guardó lealtad. También detalla su papel de “paloma mensajera” entre Don Juan Carlos y Carrillo, Pujol, reyes árabes... POR LORENA ÁLVAREZ





Descubra Orbyt
  • Disminuye el tamaño del texto
  • Aumenta el tamaño del texto
  • Imprimir documento
  • Comparte esta noticia
  • twitter
MANUEL PRADO Y COLÓN DE CARVA- jal, figura imprescindible durante el reinado de Juan Carlos I, pasó los últimos años de su vida envuelto en la polémica. Tras su paso por la cárcel, comenzó a redactar unas memorias que no quiso publicar hasta, según sus editores, 9 años después de su muerte. Prado, que falleció en 2009 a los 78 años, fue el hombre de confianza del Rey Juan Carlos. Sus más de 20 años de servicio le permitieron ganarse la simpatía de la Familia Real y convertirse en uno de los referentes de la vida socioeconómica de España. Hoy LOC resume el contenido de Una lealtad real (Editorial Almuzara), el libro en el que Prado desgrana los entresijos de su vida. Incluido su paso por prisión. Estas memorias, con sus omisiones y parcialidades, están dedicadas a entre otros nombres destacados (Leopoldo Rodés, José María Juncadella, Jesús de Polanco...) a Mohamed Eyad Kayali, la persona que invitó al polémico safari al Rey Emérito en 2012.


“REY DEL LATROCINIO”. “Sé que habrá muchos que se preguntarán por lo que tendrá que contar este probable caradura llamado Manolo Prado, el aristócrata del latrocinio al que tan bien se le han pagado los servicios prestados, sobre todo los servicios del silencio, que de alguna manera puede que hasta sean del todo impagables”.



“MANCO DE LEPANTO”. En 1948 Manolo Prado acudía a la llamada de su padre. Su hermano había sufrido un terrible accidente en la carretera de Zarauz a San Sebastián. En el trayecto, un camión embistió al vehículo en el que viajaba: “Mientras caía por el aire, intenté sujetarme a la baca del jeep sacando la mano izquierda por la ventanilla. Fue en ese momento cuando sentí que casi me había seccionado la mano”.



DE EMISARIO DEL REY A CARRILLO. El primer contacto con el monarca fue gracias a Carlos de Borbón, el primo hermano del Rey. Se reunieron con el Monarca en el Nuevo Club. La comida se alargó hasta altas horas de la madrugada: “Hablamos de todo. Si el duque y yo teníamos la cabeza tan vacía como un piso piloto en unas viviendas de promoción, Don Juan Carlos la tenía perfectamente amueblada. Hablaba con una claridad de ideas que pronto te cautivaba”. En su relato, Prado llega a afirmar que si el Rey hubiera nacido taxista, habría querido “ser el mejor taxista”. “En pocas horas nos había dado muestras de una voluntad inquebrantable de querer tirar hacia delante”. A partir de esta primera toma de contacto, nació una amistad hermética ajena, recalca el autor, a cualquier interés económico.

El Rey Juan Carlos le encomendó distintas misiones. Le mandó a Rumanía para que le transmitiera un mensaje a Ceaucescu para que le llegara a Carrillo: el líder exiliado debía mantener la calma en el Partido Comunista de España mientras se iniciaban los primeros pasos hacia la Transición. Una conversación que grabó y que casi le valió acabar entre rejas. “Compré en el aeropuerto de París una pequeña grabadora que até al calcetín durante mi encuentro con Ceaucescu. Quería grabar todo lo que iba a hablar con él. Y no por ninguna aviesa intención. A sabiendas de que Don Juan Carlos exigía informaciones muy rigurosas”.


PALOMA MENSAJERA DE PUJOL. Prado también se convirtió en el nexo de unión entre el Rey y Pujol. Era el encargado de llevar los mensajes más confidenciales a Zarzuela. En sus memorias, el autor se deshace en halagos con el que fue el presidente de la Generalidad: “Resaltaré otra vez su valía como político y estadista. Sabía que Cataluña y España debían vivir en régimen convecinal (...) Dadas mis limitaciones físicas para las artes de la mesa en el trinchar, el propio president me limpiaba él mismo el pescado”. Prado también hizo gestiones para que Kissinger recomendara al hijo de Pujol en el formulario de ingreso de una destacada universidad americana. Asimismo, cuenta cómo Pujol “deslumbró” el Foro de Davos en donde le tuvo que hacer de traductor. “Pujol solía llamarme varias veces para que hiciera de paloma mensajera en asuntos que él quería llegaran hasta Zarzuela de forma confidencial”.



LAS ESPINAS DE LA ROSA. El diplomático le dedica al controvertido Javier de la Rosa tres capítulos. Cuenta Prado cómo Jordi Pujol le pidió que colaborase con De la Rosa con el fin de impulsar el parque Port Aventura. Prado explica que ni el Rey, ni Felipe González, confiaron nunca en el empresario catalán, intendente de los intereses kuwaitíes en España. Tenían razón: en 2004 ingresó en una prisión de Sevilla para cumplir una condena de dos años. Se consideró probado el pago de 2.000 millones de pesetas (unos 12 millones de euros) del Grupo Torras por orden de Javier de La Rosa sin el consentimiento de la compañía participada por los kuwaitíes: “Me cayó la mareante cifra de 700 millones de pesetas por responsabilidades civiles. (...) ¿Y el Rey? Él andaba preocupado por ser amigo de Manolo, pero poco más. (...) No tenía nada que temer. Por decirlo de algún modo, aunque yo seguía acudiendo a la Audiencia Nacional por requerimiento de la jueza Palacios, el Rey seguía tan pancho. Entiéndanlo en el buen sentido. No tenía nada que temer”.


EN LA CÁRCEL. El empresario cuenta que en la carcel —él lo llama el hotel— veía a Dios en todas las esquinas aunque la enfermería fuera un “moridero de enfermos de sida” y se topase con el “olor fétido de la carne en mal estado” que le servían en el comedor. También encontró mucha solidaridad entre los presos —un compañero jardinero le hizo un ramo de flores para que se lo regalase a su mujer Celia— y recibió visitas inesperadas —como el del moranco César Cadaval—. ¿Y el Rey Juan Carlos? “En aquel tiempo infausto en la cárcel, nunca me sentí olvidado por Don Juan Carlos. He de decir que solía llamar frecuentemente a mi familia para preguntar por mí. (...) Pese a la precariedad de mi ánimo, solía enviarme carta de forma regular, escritas en papelajos de los más cutres. Y a modo de broma, en el remite le escribía nombres de ciudades como Cannes, Saint-Tropez o Acapulco, como si yo estuviera disfrutando de unas relajantes vacaciones”. Y concluye: “Si el día que entré en prisión los reclusos más próximos me gritaron algo así como «¡¡Colón, danos un milloncito!!», cuando salí me cantaron las sevillanas del «No te vayas todavía, no te vayas por favor…”


EL AMOR. En 1986, conoció a la mujer con la que compartió sus últimos años, Celia García Corona, 30 años más joven que él. Fue en El Rocío: “Sentí por dentro la misma llama que los apóstoles cuando el Espíritu Santo se les metió dentro cual sagrada cerilla en el pecho”. También rememora el día que decidió separarse de su mujer para casarse con Celia. El Rey le prohibió que se lo comunicara a la Reina Sofía: “¿A la Reina? Estás loco. Ya sabes cómo es ella de íntegra para estas cosas”. Prado hizo oídos sordos y se lo acabó contando a Doña Sofía, quien se mostró comprensiva con él.

Una lealtad real hace honor a su título pues es un constante elogio de la figura del rey emérito. “¿Y la monarquía? Siempre he pensado que los monárquicos en España cabemos todos en un taxi. Ya he sugerido en la niebla de mis recuerdos que lo que en España hay es mucho juancarlismo”. Cómo han cambiado los tiempos.
 
Pues leyendo los artículos no sé muy bien qué conclusión sacar. Estaba MPCC enamorado del yayo? Porque no se le pueden echar más flores...:yuck::yuck::yuck::yuck:
Son, nueve años después de su muerte, las memorias que dejó escritas, o han maquillado un poco sus palabras. No por nada, eh?, por quitar errores ortográficos y gramaticales...:whistle::whistle::whistle::whistle::whistle:

Me asombra un poco que todos aquellos que tuvieron amistades íntimas con el yayo acabaran en un banquillo, pero sobre todo, que teniendo unos amigos tan ilegales a él nunca le haya salpicado nada, y que todos ellos pongan un empeño tan grande en deajarle fuera de todas sus felonías (n)(n)(n)(n) Salvando los muebles para la familia, quizá???
 
Pues leyendo los artículos no sé muy bien qué conclusión sacar. Estaba MPCC enamorado del yayo? Porque no se le pueden echar más flores...:yuck::yuck::yuck::yuck:
Son, nueve años después de su muerte, las memorias que dejó escritas, o han maquillado un poco sus palabras. No por nada, eh?, por quitar errores ortográficos y gramaticales...:whistle::whistle::whistle::whistle::whistle:

Me asombra un poco que todos aquellos que tuvieron amistades íntimas con el yayo acabaran en un banquillo, pero sobre todo, que teniendo unos amigos tan ilegales a él nunca le haya salpicado nada, y que todos ellos pongan un empeño tan grande en deajarle fuera de todas sus felonías (n)(n)(n)(n) Salvando los muebles para la familia, quizá???
Unos son inimputables y otros no llegan hasta ahi.
Es devoción. Yo creo que toda esta gente hubieran querido ser como el yayo.
 
Back