Las lecturas de Letizia: De el Sr. de los Anillos a Harry Potter - Vanitatis

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Las lecturas de la Reina Letizia: de 'El señor de los anillos' a 'Harry Potter'

Este martes, la esposa de Felipe VI nos sorprendía revelando que una de sus primeras lecturas fue la obra de Tolkien. Desde que la conocimos ha demostrado ser una voraz lectora

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Doña Letizia, en una imagen de archivo (Gtres)

AUTOR NÚRIA TIBURCIO
FECHA23.04.2015 – 05:00 H.


“Cuando el señor Bilbo Bolsón de Bolsón Cerrado anunció que muy pronto celebraría su cumpleaños centesimodecimoprimero con una fiesta de especial magnificencia, hubo muchos comentarios y excitación en Hobbiton”. Este no es solo el comienzo de la trilogía de El señor de los anillos, también es una de las frases que Doña Letizia utilizó en el discurso que realizó durante la entrega de los premios de literatura infantil y juvenil El Barco de Vapor y Gran Angular para dar a conocer un poco más sus inicios en la lectura. “La obra tuvo un importancia especial en mis comienzos como lectora, hace ya muchos años. Compartir con vosotros el hecho de que Tolkien fuera una de mis primeras y más preciosas lecturas da idea de lo cómoda y lo agradecida que me siento por estar de nuevo aquí”, explicaba la Reina.

Cuando se comprometió con el entonces Príncipe de Asturias en noviembre de 2003, Doña Letizia ya mostró en público su vena de apasionada de la lectura regalándole a su prometido una edición de 1850 de El doncel de Don Enrique el doliente, la famosa obra de Mariano José de Larra que ella misma calificó como “una joya literaria, un libro muy bonito”. Muchos de los allegados de la pareja comentaron que era una de las novelas caballerescas favoritas de los novios y que, seguramente, de allí venía la elección del nombre de su primogénita, ya que uno de los personajes se llama Leonor Téllez de Meneses, una reina portuguesa que fue confinada en Tordesillas por orden de su yerno, Juan I de Castilla.

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Gracias a las declaraciones y discursos que ha hecho Doña Letizia como Princesa de Asturias y ahora como Reina durante estos casi once años, se han ido conociendo un poco más sus gustos literarios. Así pues, sabemos que desde que realizó el viaje a México para terminar su máster en periodismo, es una auténtica fanática de Carlos Fuentes, sobre todo de alguno de sus cuentos. Asimismo, la esposa de Felipe VI es una apasionada de las obras de Kapuscinski, el autor polaco con el que coincidió en 2003 en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias, ceremonia que ella todavía cubría como periodista y a la que él acudía como galardonado. La conversación entre ellos fue tan animada que incluso Kapuscinski llegó a decir “esta periodista se conoce mejor mi vida y mi trabajo que yo mismo”.

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Los entonces Príncipe de Asturias durante su visita a la Feria del Libro (Gtres)

Una de las obras favoritas de Doña Letizia es Analema, una recopilatorio de poemas de Carlos Escartín. Aunque suele decantarse por obras de autores que no son considerados comerciales, la Reina también ha mostrado pasión por algunos best sellers. Durante la visita que realizó a la Feria del Libro de Madrid en 2012 junto a Don Felipe, una de las novelas que se llevó a casa fue El abuelo que saltó por la ventana y se largó, una obra del escritor sueco Jonas Jonasson que batió récord de ventas ese mismo año. Aparte de la obra de Jonasson, en esa ocasión Doña Letizia también eligió de entre los estantes los libros Libertad, de Jonathan Franzen; Los enamoramientos, de Javier Marías, y un ensayo sobre Proust.

También la hemos visto compartiendo su afición con sus dos hijas. Cuando Don Felipe cumplió 40 años, la familia ofreció un excepcional reportaje sobre su día a día donde pudimos ver cómo la Princesa Leonor disfrutaba con sus primeros libros. Con dos años y medio la primogénita de los ahora Reyes disfrutaba reconociendo objetos como una “pizarra” o un “niño”. Asimismo, en unas imágenes proporcionadas con motivo de la celebración de los 40 años de Doña Letizia, aparecen madre e hijas disfrutando de la lectura de Harry Potter y la cámara secreta en inglés.

Esta imagen de gran lectora que tenemos en mente no concuerda con unas palabras que su primo, David Rocasolano, escribió en su libro. “Uno de los mitos más divertidos que ha aireado la prensa lacaya sobre mi prima es el de la voraz lectora. Mi prima no ha leído jamás otra cosa que periódicos, algúnbest seller tipo Grisham o los libros que la obligaron a leer en el colegio y en la facultad”, explicaba en su obra Adiós, Princesa.

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Doña Letizia leyendo 'Harry Potter' junto a sus dos hijas (Gtres)
 
De nuevo queriéndola pasar por una "gran lectora" y que mas sigue,ya es la mas bella,la más educada,la madre perfecta,amorevole....solo le falta acabar con la pobreza y las enfermedades,aunque a este punto yo verdaderamente lo esperaría ......
 
Si, es una gran lectora, se le nota y mucho, igual que el marido, otro devorador de libros, si es que se les nota a leguas lo leídos que son...

Una cosa buena de leer mucho, o al menos tanto como estos dos dicen leer, es que eso se nota, el leer mucho repercute y mucho en la persona, en el como habla, en el como se expresa, en el vocabulario, etc etc etc...
Y a estos dos ya sabemos lo mucho que se les nota lo gran lectores que son, si, si,
No hay mas que verlos, que escucharles para darse cuenta de como devoran libros, si,
Que grandes lectores, que suerte tenemos
 
Yo no sé que libros empezasteis a leer de pequeños, pero yo leía " los libros de los cincos " Enid Blyton, " los libros de los Hollister " Andrew E. Svenson, .... en fin " El Señor de los Anillos " es un libro muy denso que lo leí ya de mayor, yo nací en 1971 y este libro no era un libro conocido por todo el mundo en aquella época.
 
Me da la risa lo de Harry Potter en inglés.

Salvo que tengas un nivel de inglés muy alto es un libro muy difícil ya que las descripiciones de Rowling son del tipo:
"Menos mal que está oscuro. No me he ruborizado tanto desde que la señora Pomfrey me dijo que le gustaban mis nuevas orejeras". Harry Potter y la piedra filosofal.

Otra tontería que se le ocurrió para el cursiposado de los 40.
 
Están obsesionados con hacer mérito de cosas normales.Gran lectora ... a una le entran dudas,después de leer el libro del primo,después de leer que dice haber leido titulos que no existen ,después de escuchar cómo se publicita, a la menor ocasión yo yo yo .
Aunque así fuera,que yo pienso que no y estuviesemos ante un ratón de biblioteca ¿donde está el mérito?
La consorte del jefe de estado gran lectora YYY? ejerce obligación de representación junto a su marido,que menos, que exigir y tener amplísima preparación a todos los niveles.
Su curriculum se cuenta una vez, en su presentación y luego ya vamos viendo...todo el día machacando . La cultura es algo dificil de esconder .
La persona culta se distingue a la legua sin necesidad que lo cuente y normalmente circula por la vida con sencillez .

Tanta publicidad denota complejo?
 
Me da la risa lo de Harry Potter en inglés.

Salvo que tengas un nivel de inglés muy alto es un libro muy difícil ya que las descripiciones de Rowling son del tipo:
"Menos mal que está oscuro. No me he ruborizado tanto desde que la señora Pomfrey me dijo que le gustaban mis nuevas orejeras". Harry Potter y la piedra filosofal.

Otra tontería que se le ocurrió para el cursiposado de los 40.
A la edad de esas niñas en la foto, incluso en castellano hay palabras que desconocen. Es muy normal que los niños pregunten por el significado de muchas palabras que leen en los libros y desconocen. Siendo su propia lengua. Imagínate en inglés, por mucha nanny que tengan.
Además me encantaría escuchar a su madre leerles el libro en inglés, como para no entender nada jajaja, haciendo pausas donde no debe y pronunciando de aquella manera... Menuda estupidez se le ocurrió a la doña para posar en la foto, es de un ridículo que asusta!
 
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Lectora convulsiva y sin problemas de dinero visitando la feria del libro. Uno en la mano y otro en la bolsa la pose tipica de un raton de biblioteca
 
Aquí la anécdota que contó el director del Diario Nueva España sobre Leticia la lectora, el santo morro que tiene esta mujer me deja ojiplática, de verdad.



LA NUEVA ESPANA - SOCIEDAD -http://www.lne.es/secciones/sociedad/noticia.jsp?pIdNoticia =170339
EDITORIAL PRENSA ASTURIANA Director: Isidoro Nicieza
Letizia lectora

Amí no me vuelven a pillar en una semejante. Desde que supe que Letizia Ortiz Rocasolano iba a convertirse, peldaño a peldaño, en princesa de Asturias y reina de España, nada más que se me acerca cualquier joven aspirante a escritor o crítico le pregunto ansioso si incluye entre sus proyectos de futuro el convertirse en persona regia. Porque, claro, si yo hubiera sabido que aquella jovenzana, estudiante de Ciencias de la Información en prácticas, que una mañana del 92 se nos acercó en demanda de un espacio para escribir en el suplemento «Cultura» de LA NUEVA ESPAÑA, sería quien está a punto de ser, entonces habría apuntado todas sus frases, inventariado los libros que leía, anotado sus modelos de ropa, la música que escuchabaÉ todo lo cual me facultaría hoy para ser presa codiciada para los medios de comunicación y me retiraría rico de la enseñanza, la escritura y otros menesteres colaterales. Sin embargo, ¡ay!, Letizia no hablaba conmigo de planes de futuro: hablaba de libros. Como ella era muy joven, juraba haberlo leído todo. Ah, sí, Proust, desde luego. ¿Conrad? Ya, espléndido. Me encanta Barthes. No quito los ojos de Galdós. Todo el día estoy con Nietzsche. No me aparto de Lampedusa. Como yo ya era viejísimo, le tomaba el pelo inventándome autores sobre los que le preguntaba y que Letizia afirmaba firmemente no ya haber leído, sino encontrarse en trance de relectura. En ese momento, elevaba mi voz y la instruía sobre la mendacidad en la literatura, sobre los altos fines de la misma, sobre el compromiso de la verdad en el escritor. Ella, abría sus ojos verdes (¿eran verdes? Esto de no haber tomado notasÉ) y componía esa cara tan suya de no haber roto ni siquiera un platito de postre y de enséñeme usted, señor, que tanto sabe. El caso es que le encargamos suplir por vacaciones a Eugenio Fuentes en «La Brújula» y esa sección se llenó de grandes modernuras: Domenico Campana, Jirí Kratochvil, Jacques Lamalle, Janet Saltzman, Ingrid NollÉ vaya tela. De libros sobre sexualidad: Ellen Datlow, Edward Lucie-Smith; sobre bandidos como Luis Candelas; de obras de autores asturianos: José Antonio Mases o Luis Junceda; de clásicos: Sor Juana o Shakespeare. Ésa era la Letizia lectora de septiembre del 92: una suma de lo último, lo transgresor, lo llamativo, la tierrina y lo clásico. ¿Leía todos esos libros a fondo? ¿Recibía ayuda crítica de origen extremeño y asiento profesoral madrileño? Mis memorias lo dirán. Coincidimos luego en Madrid, en una anécdota. Augusto Roa Bastos presentaba libro en la Casa de América, y allí entramos un Fulgencio Argüelles timidísimo (érase un hombre a mí pegado) y un servidor. La estrella no era el breve Roa: era Carlos Fuentes, el alto, el que paseaba torero entre los asistentes, negándose a conceder entrevistas con soberbia modestia. Ni Javier Marías ni Vicente Molina Foix (que discutían con calor) hacían sombra al mexicano. Letizia bebía los vientos por entrevistar a don Carlos, una vez que la reñí por acudir con una cámara de fotos barateja que manejaba con impericia. Entonces, se me ocurrió proponerle que abriese sus ojos verdes (o como fueran) y compusiese esa cara tan suya de no haber roto ni siquiera un platito de postre y de déjeme hablar con usted, señor, que tanto sabe. Fue espectacular. LA NUEVA ESPAÑA publicó la única entrevista a fondo que concedió Carlos Fuentes aquella vez. Nos volvieron a juntar en la CNN y los telediarios. Y hete aquí que surge el noviazgo y va Letizia y le regala al Príncipe «El doncel de don Enrique el Doliente», la novela donde Macías sufre y pena por Elvira, la novela escrita por Larra a toda pastilla, la novela de pasiones prohibidas: «¡Nunca se apagará ese ardor y esa memoria! ¡Es fuego, es fuego, es el amor entero, es el infierno todo sobre mis labios desde entonces!» Caray. Nada más propio para las circunstancias. Y, más tarde, puso Letizia en órbita a Sebald, al cultísimo y finísimo escritor que se «estampanó» contra un camión y encontró la muerte cuando volvía con su hija a casa. Sebald, el nombrado por Marías Duque de Vértigo en su Reino de Redonda, el que tanto se parece en canoso a Juan Cueto, el de la densísima y espléndida Austerlitz. Ahí está Letizia: clásica y moderna. Como una reina queda, oye. Y les dejo, que entra un chaval con pinta de lector y ya me veo preguntándole: «¿Cuenta usted con convertirse en un futuro presidente de la República? Lo digo para tomar notas, joven».
 
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