Las finanzas islámicas, un filón aún por descubrir para las empresas españolas

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Las finanzas islámicas, un filón aún por descubrir para las empresas españolas

Al contrario que Reino Unido o Francia, ningún banco halal opera en nuestro país.

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Varios obreros trabajan en la proximidades de la localidad de Jeddah donde se ejecutan las obras del proyecto del tren de alta velocidad que unirá La Meca con la ciudad de Medina - EFE


F.J. CALERO - fj_calero / CARLOS MANSO CHICOTE - carlos_manso 05/06/2017 01:11h - Actualizado: 05/06/2017 01:11h. Guardado en: Economía


En solo 40 años, las finanzas islámicas han pasado de contar con una única entidad bancaria en 1975, en Dubai, a más de 1300 en todo el mundo, como una parte fundamental del resurgimiento global de la identidad islámica más ortodoxa desde finales del siglo pasado. Este sector, que sigue los preceptos de la sharia o ley islámica, crece por encima del 15% cada año hasta superar los 2 billones de dólares en la actualidad (1% del total de activos financieros globales). Entre las particularidades de estas finanzas está el rechazo a los intereses elevados, los grandes riesgos, la especulación y los negocios contrarios a la sharia (prostit*ción, apuestas, alcohol...).

Aunque los países del Golfo y Malasia concentran el 70% de los activos islámicos, en los últimos años Reino Unido ha reformado y adaptado su legislación de la mano del gobierno «tory» de David Cameron en una jugada maestra para atraer liquidez y seguir desarrollando los servicios que ofrece la City londinense. «Este país ha hecho importantes cambios legislativos, para que se puedan adecuar muchos productos como microcréditos, bonos, seguros… y convertirse en el centro financiero occidental de la banca islámica», explica a ABC Hanif Escudero, del Instituto Halal. En otro escenario se sitúa el modelo francés, destinado a ser una ventana hacia la inversión más que un faro global. Europa, con Luxemburgo como tercer país que más fondos de inversión islámicos acoge en su territorio, representaba en 2016 el 24% de los activos globales, según el informe del Observatorio de Finanzas Islámicas en España Scief-Casa Árabe, que se publicará a finales de este mes.

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BANCO DE ESPAÑA/ABC

España se sitúa en el puesto 104 de desarrollo de esta economía sobre 124 países recogidos por el índice Thomson Reuters-ICD. «Ahora mismo estamos en un momento de divulgación académica y en el sector privado. No se han dado los pasos suficientes para que aquí se establezcan las finanzas islámicas como en otros países de nuestro entorno.

No es solo cuestión de si existe el marco jurídico y fiscal. ¿Hay interés por parte de la población de que haya bancos islámicos o participativos?», se pregunta uno de los principales promotores de las finanzas islámicas en España, Gonzalo Rodríguez, coordinador general del Centro Hispano-Saudí de Economía y Finanzas Islámicas (SCIEF).

La principal comunidad islámica en nuestro país es la marroquí (700.000, de 2 millones de musulmanes), cuya nación no ha abrazado hasta este año la banca de la sharia. No obstante, varias empresas españolas se han embarcado en importantes y estratégicos proyectos en el Golfo -donde las finanzas islámicas representan cerca del 50%- como el Ave Medina-La Meca.

«Existen operaciones donde el financiador pide que se estructuren con finanzas islámica, y España está perdiendo oportunidades, porque no tenemos despachos de abogados ni de seguros especializados en este modelo de negociación. Hasta ahora en los países del Golfo había exceso de liquidez y se pagaba en cash; ahora se están financiando con finanzas islámicas. No hay expertos para estas operaciones, y se las están llevando despachos ingleses»

Entre los despachos especializados en la zona se encuentra el Grupo RLD, cuyo director de expansión internacional, Rafael López-Diéguez, ha constatado la «gran entrada» de empresas españolas en el mundo árabe, y confirmado que en Arabia Saudí es «más habitual» que se exija esta financiación islámica que en Emiratos Árabes. López-Diéguez lamenta cierta lentitud en la banca: «Para pedir una hipoteca en Emiratos se tarda seis meses, mientras que en España lleva dos meses».

Productos islámicos

Entre los productos islámicos más habituales se encuentran los «préstamos» articulados como compras de activos por parte del banco o entidad, para la reventa o alquiler del activo al cliente a través del pago en diferido en uno o varios plazos. Todos ellos, con un margen de beneficio sobre el coste (mark up) y sin intereses.

En concreto, hay cuatro variantes: «Murabah», «Salam», «Istisna» e «Ijarah». Otra modalidad son los contratos basados en el reparto de beneficios y pérdidas (conocidos por sus siglas en inglés PLS, «Profit and Loss Sharing»), como el «Mudarabah» y el «Musharak». Un tercer conjunto de productos son los servicios financieros como los préstamos sin interés o los contratos «wadiah» (servicios de custodia de depósitos) y «wakalah» (en el que la entidad actúa como agente).

La mayoría de los activos provienen de la actividad bancaria, aunque también operan fondos de inversión, entidades de seguros («takaful») y otras instituciones financieras de diversa naturaleza. Una mayor implantación de las finanzas islámicas -según el Boletín Económico del Banco de España de octubre- podría generar oportunidades de negocio, el acceso al ahorro del mundo islámico a través de sukuk (bonos), o bien para la propia financiación de los bancos. Con el crecimiento de la población musulmana, la banca española podría responder a una mayor demanda, como hace Reino Unido con el Islamic Bank of Britain.

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Además, esta joven industria bancaria surgida al socaire del boom petrolífero en los países del Golfo Pérsico durante los años 70, también representa un desafío para la política monetaria. Especialmente en cuanto al desarrollo de los mercados de bonos («sukuk»), el interbancario o el fortelecimientode los reguladores islámicos. Como ejemplo, la profesora de ESIC y una de las coordinadoras del libro «Ética, marketing y finanzas islámicas», Pilar Sánchez, menciona la emisión de «sukuks» impulsada por el exprimer ministro británico David Cameron en 2013 dentro de la estratega británica para apuntalar el liderazgo financiero de Reino Unido.

Pese a estas ventajas, los riesgos a los que se enfrentan estas instituciones no son muy diferentes a los de la banca convencional. Entre los principales retos, según Fitch, está la gestión del riesgo ya que sus productos están sujetos a activos reales; así como la armonización de estándares entre distintas legislaciones, para evitar la doble imposición sobre sus activos. En opinión de Gonzalo Rodríguez (Scief), tienen «la misma supervisión e idénticas normas que el resto de la banca».

Desde su experiencia en Triodos Bank concluye que «la banca es probablemente la segunda actividad más regulada, tras la industria energética», y rechaza las críticas por falta de transparencia. Un cable de Wikileaks de 2011 sobre la administración Bush recogía la preocupación de la Secretaria de Estado Condoleezza Rice con la posible utilización de bancos islámicos británicos como salvoconductos de la financiación del terrorismo yihadista.

«La transparencia de cada banco depende de la legislación de cada país. Que operen en Inglaterra significa que están bajo vigilancia como otro banco», defiende el coordinador del Centro Hispano-Saudí.Desde el Instituto Halal, Hanif Escudero lamenta que los «sharia board» o comités encargados de velar por que la institución financiera cumpla con la ley islámica , «estén en manos de unas 15 o 20 personas».

Córdoba, centro Halal
La ciudad andaluza va camino de convertirse en uno de los principales centros de operaciones halal de Europa tras firmar la constitución de un clúster. Sin embargo, como explica Escudero, a día de hoy no hay ninguna entidad financiera islámica en España pese a que en su momento Banesto o La Caixa se interesaran por este tipo de productos para inmigrantes.

¿Un hub halal atraería la implantación de la banca islámica? Ninguno de los expertos lo ve a corto plazo. Para el coordinador del Centro Hispano-Saudí, «una cosa son las bancas islámicas y otro el sector halal, la primera se extiende a todo el mundo y lo segundo es una forma de adecuar los productos y servicios para musulmanes. Las finanzas deben estar desligadas de este movimiento. En cambio, para el responsable de Instituto Halal, «no se puede hablar de finanzas islámicas sin el sector halal.
 
¿Seguro que no hay banca halal?
¿Y esto qué es: attijariwafa_bank ?
En Bilbao hay un banco magrebí, muy cerca del Puente de la Salve y del Guggenheim.
 
El Foco
¿Finanzas árabes en España?

ALBERTO MATA RODRÍGUEZ

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3 MAR 2015 - 07:09 CET


Una de las principales ventajas de la actualidad económica–financiera es el uso de la tecnología y la transmisión inmediata de la información entre los distintos mercados financieros internacionales. En este sentido, dichos mercados han sabido replicar de manera prácticamente instantánea los sistemas y comercializar nuevos productos financieros dando soluciones a las necesidades de financiación de empresas y particulares.

Dentro de las novedades financieras que han tenido mayor éxito y crecimiento a nivel global en los últimos años se encuentran las finanzas islámicas, hasta el punto que Dow Jones y Standar & Poor’s cuentan con índices bursátiles relacionados con las finanzas islámicas. Sin embargo, en España parece muy lejana su implantación y desarrollo.




Para entender el potencial crecimiento de esta industria basta con ver la evolución de la población musulmana dentro y fuera de los países árabes y de las inversiones de origen árabe a nivel mundial. Según los datos de IsFin –una de las mayores redes de especialistas en finanzas islámicas– habitan actualmente más musulmanes en China que en el mundo árabe; la población musulmana en Europa (sin incluir a Turquía) asciende aproximadamente a 45 de habitantes; y en el año 2025 un tercio de la población mundial será musulmana. Paralelamente, en nuestro país, los ciudadanos de origen musulmán ascienden, según datos del Instituto Nacional de Estadística, a aproximadamente 1.732.000 habitantes, representando el 3,6% de nuestra población. En cuanto a la inversión extranjera en nuestro país, cabe destacar la frecuente presencia en los últimos años de inversores privados de origen árabe debido, entre otros, a su facilidad de invertir parte de la riqueza que han acumulado gracias a las exportaciones de petróleo. Fondos soberanos árabes tales como International Petroleum Investment Company (Abu Dabi, Emiratos Árabes Unidos) y Qatar Holding (Catar) han adquirido en los últimos años participaciones en distintas compañías españolas, si bien, ninguna de las mencionadas inversiones ha seguido estructuras financieras islámicas.

Aunque, como ya hemos señalado, en España no existe un concepto de banca islámica ni se ofrecen en el mercado productos financieros basados en los principios de la ley religiosa islámica (“Sharia”), las finanzas islámicas se han desarrollado y posicionado significativamente dentro del sistema financiero internacional –en Europa, Francia y Alemania han empezado a dar los primeros pasos hacia el desarrollo de la industria financiera islámica–, ya que proporcionan alternativas distintas de las empleadas por la banca convencional y aportan nueva liquidez al mercado.

"La economía musulmana está totalmente ligada a los límites y estándares establecidos en el Islam"

Desde un punto de vista conceptual, el funcionamiento de la economía musulmana está totalmente ligado a los límites y estándares establecidos en el Islam. En este sentido, las finanzas van de la mano de la religión, y los sistemas financieros islámicos deben cumplir con la ley religiosa islámica.

No es de extrañar pues, que la aplicación de los principios de la ley religiosa islámica marque las grandes diferencias con la banca tradicional –donde, por ejemplo, es impensable que un banco no cobre intereses en una operación de financiación–. En cuanto a la tipología de productos financieros del sistema financiero islámico, los más populares son los denominados Mudaraba y Musharaka, que implica que el riesgo se comparta entre el inversor y el emprendedor; el producto Ijara –con características similares al arrendamiento–, donde el financiador adquiere un producto con el objetivo de alquilárselo a un tercero; y los llamados Marabaha donde el precio del activo vendido (y financiado) es fijado entre las dos partes añadiéndole un margen adicional al precio de coste y donde el pago de la compraventa se realiza de manera aplazada. Sin perjuicio de las diferencias con el sistema financiero convencional, el establecimiento de una industria financiera islámica en España podría tener varias consecuencias positivas. Desde un punto de vista de acceso a los clientes, la comercialización de productos financieros islámicos terminaría con una “discriminación financiera” hacia los musulmanes, que muchas veces se ven obligados a no invertir en productos financieros convencionales por motivos religiosos. Adicionalmente, desde una perspectiva puramente financiera, mediante la utilización de estos productos se atrae nueva liquidez por parte de inversores privados musulmanes que han acumulado riqueza. Y, por último, comercialmente, si la banca tradicional oferta productos de financiación islámica, sus clientes, con independencia de su religión –musulmanes o no– tendrían acceso a un sistema financiero alternativo al tradicional que sobrevivió a la crisis financiera del 2008, en parte debido al carácter más ético de sus productos e inversiones.

Puestas de manifiesto las ventajas del sistema, son varios los interrogantes sin repuesta: ¿Se potenciará a esta industria con el fin de captar nuevas inversiones en nuestro país? ¿Tomará algún banco español el liderazgo de la comercialización de productos financieros islámicos en los próximos años? ¿Se permitirá la convivencia de ambos sistemas financieros –tradicional e islámico–? ¿Está preparado el regulador para el desarrollo de este sistema?

Parece claro que la falta de un marco legal que fomente la transparencia de los productos financieros islámicos y marque unos estándares generales para su comercialización; así como el desconocimiento tanto de bancos, inversores y particulares de sus ventajas; como del regulador de los distintos procedimientos para implementar la convivencia entre un sistema financiero tradicional y un sistema financiero islámico, hace que el establecimiento y desarrollo en España de la industria financiera islámica en el corto–medio plazo resulte prácticamente imposible. No obstante, con independencia de la complejidad y la desconfianza que pueda generar esta nueva industria, parece más que conveniente –sobre todo en épocas de falta de liquidez en el mercado– tener en cuenta esta nueva modalidad financiera, cuya importancia reside no sólo en su potencial –aportando distintas soluciones a problemas de financiación– sino en su crecimiento y éxito fuera de nuestras fronteras.



Alberto Mata Rodríguez es abogado en el departamento de Banca y Mercado de Capitales de Gómez-Acebo & Pombo

http://cincodias.elpais.com/cincodias/2015/03/02/mercados/1425324044_954524.html
 
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