El Mundo Orbyt.
LA VIDA DE LOS OTROS
EMILIA LANDALUCE
23/07/2016
EL PLAN DE LAS PEPERAS PARA DAR PROTAGONISMO A ANA PASTOR
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En la feliz velada también estaba Ignacio Aguado, el líder roussoniano de Ciudadanos en Madrid. La nueva política y la castucia de siempre se citan entre los setos de Puerta de Hierro.
Mila Ximénez también nos devuelve a esa Marbella de copas, diversión y pocas preocupaciones. La periodista retornó de la isla encarnasanchizada: morenísima, teñida de rubio platino y travestida de miura blanco. ¡Qué mala leche! Mila es un personaje vital en ese carro de heno que es Sálvame en sus diferentes versiones. Se puede leer a Joyce como Stella del Carmen Banderas, a los 12 años, y ver el Deluxe como la mayoría de los políticos. Ya lo explicaba David Hayman en su guía para entender el Ulises: hay que tener sentido del humor para abordar a Joyce. Lo mismo pasa con el programa de Telecinco. ¿A qué genio se le ocurrió disfrazar a Chelo García Cortes de Nadia Comaneci?
Escribe Karina Sainz de Borgo que en verano, todos los días son un incendio. Sobre todo en Madrid. Sobre todo en estos días de politiqueo. Sus señorías caminan como si el remordimiento (y no el asfalto) les abrasaran los pies. ¡Cómo no aborrecer de su propia incapacidad!
Alicia Sánchez Camacho llegó a las Cortes embutida en un vestido negro de lo más revelador. Al parecer se había puesto de acuerdo con Rosa Romero para vestirse de oscuro y “dejar todo el protagonismo a Ana Pastor”. [Seguro que la nueva presidenta del Congreso no estaba al corriente de este plan para convertirla en el tercer integrante del trío La la la]. De negro también iba Andrea Levy. El traje de la vicesecretaria del PP tenía una cremallera que descendía desde el escote —busco a Jacques— hasta los pies del ministro del Interior. Jorge Fernández Díaz la miró de arriba abajo como si primero se le hubiera aparecido la virgen y después, el demonio hubiera salido a buscarle. Levy hacía su enésima entrevista cuando se cruzó con Pablo Iglesias. “No me nombres esta vez en tu intervención”, le advirtió.
Miguel Vila es, según confesión jocunda de Levy en televisión, el diputado más guapo del Congreso. [Ése fue el motivo por el que desde la tribuna Pablemos se ofreció a ejercer de Celestina entre su camarada y la política popular]. Hace unos meses se dijo que Vila tenía cierta afinidad sentimental con Tania Sánchez Melero, pero en esta legislatura han mandado al donoso diputado al gallinero, lejos de la ex primera dama de Podemos. No es mal asunto. Quizás así Sánchez pueda arrimarse a José María Lasalle, que descendió vestido de dandi por la bancada cesarista bonapartista postmoderna (Ciudadanos para los profanos). El divorcio de Meritxel Batet le ha sentado bien al secretario de Estado de Cultura; tanto como el bronceado a Eduardo Madina. Por cierto, el diputado socialista se sienta al lado de Zaida Cantera. Quizás pueda deleitarla con sus conocimientos de literatura centroeuropea.
Un grupo comentaba en un corrillo que Gabriel Rufián ha engordado. “Mira qué apretada le está la camisa. Como le salte un botón le va a romper las gafas a Tardá”.
LA VIDA DE LOS OTROS
EMILIA LANDALUCE
23/07/2016
EL PLAN DE LAS PEPERAS PARA DAR PROTAGONISMO A ANA PASTOR
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En la feliz velada también estaba Ignacio Aguado, el líder roussoniano de Ciudadanos en Madrid. La nueva política y la castucia de siempre se citan entre los setos de Puerta de Hierro.
Mila Ximénez también nos devuelve a esa Marbella de copas, diversión y pocas preocupaciones. La periodista retornó de la isla encarnasanchizada: morenísima, teñida de rubio platino y travestida de miura blanco. ¡Qué mala leche! Mila es un personaje vital en ese carro de heno que es Sálvame en sus diferentes versiones. Se puede leer a Joyce como Stella del Carmen Banderas, a los 12 años, y ver el Deluxe como la mayoría de los políticos. Ya lo explicaba David Hayman en su guía para entender el Ulises: hay que tener sentido del humor para abordar a Joyce. Lo mismo pasa con el programa de Telecinco. ¿A qué genio se le ocurrió disfrazar a Chelo García Cortes de Nadia Comaneci?
Escribe Karina Sainz de Borgo que en verano, todos los días son un incendio. Sobre todo en Madrid. Sobre todo en estos días de politiqueo. Sus señorías caminan como si el remordimiento (y no el asfalto) les abrasaran los pies. ¡Cómo no aborrecer de su propia incapacidad!
Alicia Sánchez Camacho llegó a las Cortes embutida en un vestido negro de lo más revelador. Al parecer se había puesto de acuerdo con Rosa Romero para vestirse de oscuro y “dejar todo el protagonismo a Ana Pastor”. [Seguro que la nueva presidenta del Congreso no estaba al corriente de este plan para convertirla en el tercer integrante del trío La la la]. De negro también iba Andrea Levy. El traje de la vicesecretaria del PP tenía una cremallera que descendía desde el escote —busco a Jacques— hasta los pies del ministro del Interior. Jorge Fernández Díaz la miró de arriba abajo como si primero se le hubiera aparecido la virgen y después, el demonio hubiera salido a buscarle. Levy hacía su enésima entrevista cuando se cruzó con Pablo Iglesias. “No me nombres esta vez en tu intervención”, le advirtió.
Miguel Vila es, según confesión jocunda de Levy en televisión, el diputado más guapo del Congreso. [Ése fue el motivo por el que desde la tribuna Pablemos se ofreció a ejercer de Celestina entre su camarada y la política popular]. Hace unos meses se dijo que Vila tenía cierta afinidad sentimental con Tania Sánchez Melero, pero en esta legislatura han mandado al donoso diputado al gallinero, lejos de la ex primera dama de Podemos. No es mal asunto. Quizás así Sánchez pueda arrimarse a José María Lasalle, que descendió vestido de dandi por la bancada cesarista bonapartista postmoderna (Ciudadanos para los profanos). El divorcio de Meritxel Batet le ha sentado bien al secretario de Estado de Cultura; tanto como el bronceado a Eduardo Madina. Por cierto, el diputado socialista se sienta al lado de Zaida Cantera. Quizás pueda deleitarla con sus conocimientos de literatura centroeuropea.
Un grupo comentaba en un corrillo que Gabriel Rufián ha engordado. “Mira qué apretada le está la camisa. Como le salte un botón le va a romper las gafas a Tardá”.
