El Mundo Orbyt.
LA VIDA DE LOS OTROS
EMILIA LANDALUCE
07/05/2016
EL CASTICISMO DE VICTORIA FEDERICA, LA MÁS AUSTRIA DE LOS BORBÓN
El martes mataron a Mario Vargas Llosa en Twitter. El malandrín que empezó el rumor aludía malicioso a un deceso por infarto. ¡Ferrer Salat!, pensamos asustados. Sin embargo, el Nobel prosigue vivito y coleando [sin segundas] su periplo iberoamericano para promocionar Cinco esquinas. Isabel Preyslerno se separa de él y se ha convertido en la sombra que cobija al guerrero tras la batalla. Me contaron que iría a Brasil, Argentina… ¿Y Perú? Jaime Bayly comenta que en Lima, las señoras se han puesto del lado de Patricia Llosa. Hay que comprender la pasión del escritor. En una fiesta que celebró Piedrahita en Puerta de Hierro, un señor al que, como diría Bayly, le chorreaba el helado, se quedó prendado del baile que se marcó Isabel. “Entonces lo comprendí todo. TO-DO”. Ahí hay gato liberado. El cascanueces no sólo lo bailaba Maya Plisétskaya. Seguro que este año no va a la final de la Champions. ¿Se acuerdan de cuando la liamos con Florentino? Lástima de mocitas madrileñas.
Rita Maestre debería aprender de Mette-Marit. Tras su ascensión —eso es lo que debe de ser devenir en alteza—, la princesa de Noruega nunca pretendió convertirse en una suerte de trasunto de María Goretti: asumió su pasado [más que evidente por el hijo con pelusa en las piernas], un vídeo en el que se la veía en top less pegándose el lote con una amiga y después se fue a La India a cuidar a los hijos de un empleado gay de la Corona. Coherencia. Precisamente, ésa ha sido una de las carencias de la portavoz del Ayuntamiento de Ahora Madrid. La coalición presume ahora de estar formada por putas, bolleras, pescaderas [se olvidan de los okupas]... pero en el juicio, a Rita le faltó ponerse una toquilla y encomendarse a la virgensita de Guadalupe como si fuera una marisela (nombre típico de telenovela mexicana) cualquiera. ¡Incluso le pidió perdón a Osoro, arzobispo de Madrid! Pese a que la grabación de la performance evidenciaba su participación activa en los sucesos de la capilla, ella declaró que más o menos tan sólo pasaba por ahí. Las juventudes tienen sus rebeldías [y sus gilipolleces]… ¿por qué no admitirlas? Ahí discrepo con Anson. No hay corzas mellizas que justifiquen la mentira de un político.
La altivez de Rita me recuerda a veces a los primeros tiempos de la Reina Letizia. Sería ese mentón alto, cierto bruxismo —con x no con j—. El prognatismo Ortiz Rocasolano, desde luego, parece más potente que el de los Habsburgo, diluido en nuestra dinastía reinante. La niña más Austria de los Borbón está ahora en la familia del Rey. Victoria Federica Marichalar fue el otro día a los toros en Sevilla junto a su abuelo ‘Eméritus’, la Infanta Elena y el presidente de la Maestranza, Javier Benjumea, marqués de Puebla de Cazalla. “Muy calladita. Tranquilita”, decía un maestrante. La niña, dicen, ha heredado el casticismo de su madre y su abuela, doña María. Hace dos años, en uno de sus tránsitos hacia el internado inglés, se lanzó encima de Jesús Reyes, estilista de Mujeres, hombres y viceversa (Telecinco) y le pidió un autógrafo. Al parecer, la nieta del Rey Juan Carlos seguía el programa a través de internet.
Desde la coronación de Felipe VI, el elenismo se resignó a morir. La Infanta gustaba porque es regia como un cuadro de Carreño. Del mismo modo, en Felipe (Froilán para el vulgo) encontrábamos cierto reflejo del gamberrismo español. Quizás se trataba de un sentimiento condescendiente pero al menos era sincero. Hace algunos años, me lo solía cruzar acompañando a su padre por la calle Ortega y Gasset. Marichalar acababa de sufrir su percance y cojeaba visiblemente. Algunos metros por detrás, escoltas y paseantes lloraban de risa porque el niño, que entonces no debía tener más de 10 años, imitaba el caminar renqueante del padre.
Una vez, Doña Elena fue invitada a una casa a cenar junto a su hermana Cristina. Después del queso, el señor que servía la mesa le preguntó educadamente. “Señora, ¿toma té con azúcar?”. Y ella respondió: “Tomate con azúcar. ¡Qué postre tan original!”.
LA VIDA DE LOS OTROS
EMILIA LANDALUCE
07/05/2016
EL CASTICISMO DE VICTORIA FEDERICA, LA MÁS AUSTRIA DE LOS BORBÓN
El martes mataron a Mario Vargas Llosa en Twitter. El malandrín que empezó el rumor aludía malicioso a un deceso por infarto. ¡Ferrer Salat!, pensamos asustados. Sin embargo, el Nobel prosigue vivito y coleando [sin segundas] su periplo iberoamericano para promocionar Cinco esquinas. Isabel Preyslerno se separa de él y se ha convertido en la sombra que cobija al guerrero tras la batalla. Me contaron que iría a Brasil, Argentina… ¿Y Perú? Jaime Bayly comenta que en Lima, las señoras se han puesto del lado de Patricia Llosa. Hay que comprender la pasión del escritor. En una fiesta que celebró Piedrahita en Puerta de Hierro, un señor al que, como diría Bayly, le chorreaba el helado, se quedó prendado del baile que se marcó Isabel. “Entonces lo comprendí todo. TO-DO”. Ahí hay gato liberado. El cascanueces no sólo lo bailaba Maya Plisétskaya. Seguro que este año no va a la final de la Champions. ¿Se acuerdan de cuando la liamos con Florentino? Lástima de mocitas madrileñas.
Rita Maestre debería aprender de Mette-Marit. Tras su ascensión —eso es lo que debe de ser devenir en alteza—, la princesa de Noruega nunca pretendió convertirse en una suerte de trasunto de María Goretti: asumió su pasado [más que evidente por el hijo con pelusa en las piernas], un vídeo en el que se la veía en top less pegándose el lote con una amiga y después se fue a La India a cuidar a los hijos de un empleado gay de la Corona. Coherencia. Precisamente, ésa ha sido una de las carencias de la portavoz del Ayuntamiento de Ahora Madrid. La coalición presume ahora de estar formada por putas, bolleras, pescaderas [se olvidan de los okupas]... pero en el juicio, a Rita le faltó ponerse una toquilla y encomendarse a la virgensita de Guadalupe como si fuera una marisela (nombre típico de telenovela mexicana) cualquiera. ¡Incluso le pidió perdón a Osoro, arzobispo de Madrid! Pese a que la grabación de la performance evidenciaba su participación activa en los sucesos de la capilla, ella declaró que más o menos tan sólo pasaba por ahí. Las juventudes tienen sus rebeldías [y sus gilipolleces]… ¿por qué no admitirlas? Ahí discrepo con Anson. No hay corzas mellizas que justifiquen la mentira de un político.
La altivez de Rita me recuerda a veces a los primeros tiempos de la Reina Letizia. Sería ese mentón alto, cierto bruxismo —con x no con j—. El prognatismo Ortiz Rocasolano, desde luego, parece más potente que el de los Habsburgo, diluido en nuestra dinastía reinante. La niña más Austria de los Borbón está ahora en la familia del Rey. Victoria Federica Marichalar fue el otro día a los toros en Sevilla junto a su abuelo ‘Eméritus’, la Infanta Elena y el presidente de la Maestranza, Javier Benjumea, marqués de Puebla de Cazalla. “Muy calladita. Tranquilita”, decía un maestrante. La niña, dicen, ha heredado el casticismo de su madre y su abuela, doña María. Hace dos años, en uno de sus tránsitos hacia el internado inglés, se lanzó encima de Jesús Reyes, estilista de Mujeres, hombres y viceversa (Telecinco) y le pidió un autógrafo. Al parecer, la nieta del Rey Juan Carlos seguía el programa a través de internet.
Desde la coronación de Felipe VI, el elenismo se resignó a morir. La Infanta gustaba porque es regia como un cuadro de Carreño. Del mismo modo, en Felipe (Froilán para el vulgo) encontrábamos cierto reflejo del gamberrismo español. Quizás se trataba de un sentimiento condescendiente pero al menos era sincero. Hace algunos años, me lo solía cruzar acompañando a su padre por la calle Ortega y Gasset. Marichalar acababa de sufrir su percance y cojeaba visiblemente. Algunos metros por detrás, escoltas y paseantes lloraban de risa porque el niño, que entonces no debía tener más de 10 años, imitaba el caminar renqueante del padre.
Una vez, Doña Elena fue invitada a una casa a cenar junto a su hermana Cristina. Después del queso, el señor que servía la mesa le preguntó educadamente. “Señora, ¿toma té con azúcar?”. Y ella respondió: “Tomate con azúcar. ¡Qué postre tan original!”.
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