El Mundo Orbyt.
LA VIDA DE LOS OTROS
EMILIA LANDALUCE
04/06/2016
ENREDOS DE FAMILIA Y TRIBUNALES A COSTA DE MESSI Y CEBRIÁN
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El pasado domingo, estuvimos en Desguaces La Torre. [Y yo lo cuento porque Federico ha hecho lo propio en la radio]. De niño, Luis Miguel Rodríguez, Luismi, vio una película en la que salía un desguace. [¿Sería La Jauría Humana?] “Mama (sin acento), yo quiero tener un desguace. El desguace más grande del mundo”. Era una extraña ambición para una chavalillo de Parla que labraba la tierra en el tractor de su padre. Aquella declaración le costó algunos disgustos familiares. El progenitor no lo veía tan claro: “Pero ¿eso cómo es?”. Y llegaron las discusiones. Un día, Rodríguez se fue de casa y se instaló en un terreno de su madre. Él mismo puso el alambrado y se construyó una chabola como las de los gitanos a los que compraba chatarra. Allí pasó frío. Sólo tenía un perrillo que le ladraba a las sombras. “Y pasaba un miedo”. Al año siguiente, ya tenía un empleado que casi 30 años después, sigue con él en el desguace, en efecto, más grande del mundo. La jauría humana...
El gran héroe de Luismi era Eduardo Barreiros, uno de los hombres más geniales de los años 60 y el industrial de referencia en España desde 1940 a 1985. En Parla, Luismi pretende hacer algo parecido pero desde su desguace. Uno de sus grandes proyectos es un museo de coches que albergará un edificio de hormigón gigantesco. No se imaginen un mamotreto. Se trata de una estructura, refinada, ligerísima [incluso hay una parte que recuerda al Guggenheim de Nueva York y les juro que no es cachondeo fino]. Si le dejan terminarlo, en Parla se erigirá el museo de coches –“el más grande del mundo”, como dice Luismi– además de un hotel, unas pistas de karts... En el museo se expondrán jaguars, mercedes, algún modelo de hispano-suiza, el camión de Franco en la guerra y el mercedes del atentado de Aznar –y porque no encontró el del accidente de Lady Di– que el expresidente nunca ha querido volver a ver. “Y en el futuro me voy a construir un monasterio”. Lo cuenta tranquilo, en la cafetería-restaurante de Desguaces La Torre mientras se atiza un montadito de lomo. “Como aquí casi todos los días”, dice reflejado en las botellas de Soberano, Terry, Tía María.
Después de esta visita al emporio Rodríguez, no es difícil comprender que Carmen Martínez-Bordiú cayera rendida a los pies del prohombre parleño. Le imagino llevándola a comer oreja frita a El cazador y después paseando por el desguace de sueños como si fuera James Dean en Gigante. Me acuerdo que Carmen Rigalt mandó en cierta ocasión a un columnista a “mamarla a Parla”. Creo que si pudiera (o mejor, si Luismi me lo pidiera) yo me iría voluntaria a hacer lo propio. Se aprende más que en Harvard. Claro que ahí lo importante no se enseña.
Barreiros fue uno de los principales responsables del nacimiento de la clase media en los años 60. Hace unos días, Albert Riveravolvía a confundir el márketing con la realidad y el centro con la equidistancia. “La clase media se creó en los años 80”, dijo. Y se quedó tan tranquilo. El líder de Ciudadanos siempre presume de que su referente es Suárez pero a este paso se quedará en José Ramón Caso, que terminó por desfondar el CDS.
Una nota: Anna Gabriel buscando piso en las sesiones del Parlament. Lo de los okupas en muy contradictorio.

LA VIDA DE LOS OTROS
EMILIA LANDALUCE
04/06/2016
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El pasado domingo, estuvimos en Desguaces La Torre. [Y yo lo cuento porque Federico ha hecho lo propio en la radio]. De niño, Luis Miguel Rodríguez, Luismi, vio una película en la que salía un desguace. [¿Sería La Jauría Humana?] “Mama (sin acento), yo quiero tener un desguace. El desguace más grande del mundo”. Era una extraña ambición para una chavalillo de Parla que labraba la tierra en el tractor de su padre. Aquella declaración le costó algunos disgustos familiares. El progenitor no lo veía tan claro: “Pero ¿eso cómo es?”. Y llegaron las discusiones. Un día, Rodríguez se fue de casa y se instaló en un terreno de su madre. Él mismo puso el alambrado y se construyó una chabola como las de los gitanos a los que compraba chatarra. Allí pasó frío. Sólo tenía un perrillo que le ladraba a las sombras. “Y pasaba un miedo”. Al año siguiente, ya tenía un empleado que casi 30 años después, sigue con él en el desguace, en efecto, más grande del mundo. La jauría humana...
El gran héroe de Luismi era Eduardo Barreiros, uno de los hombres más geniales de los años 60 y el industrial de referencia en España desde 1940 a 1985. En Parla, Luismi pretende hacer algo parecido pero desde su desguace. Uno de sus grandes proyectos es un museo de coches que albergará un edificio de hormigón gigantesco. No se imaginen un mamotreto. Se trata de una estructura, refinada, ligerísima [incluso hay una parte que recuerda al Guggenheim de Nueva York y les juro que no es cachondeo fino]. Si le dejan terminarlo, en Parla se erigirá el museo de coches –“el más grande del mundo”, como dice Luismi– además de un hotel, unas pistas de karts... En el museo se expondrán jaguars, mercedes, algún modelo de hispano-suiza, el camión de Franco en la guerra y el mercedes del atentado de Aznar –y porque no encontró el del accidente de Lady Di– que el expresidente nunca ha querido volver a ver. “Y en el futuro me voy a construir un monasterio”. Lo cuenta tranquilo, en la cafetería-restaurante de Desguaces La Torre mientras se atiza un montadito de lomo. “Como aquí casi todos los días”, dice reflejado en las botellas de Soberano, Terry, Tía María.
Después de esta visita al emporio Rodríguez, no es difícil comprender que Carmen Martínez-Bordiú cayera rendida a los pies del prohombre parleño. Le imagino llevándola a comer oreja frita a El cazador y después paseando por el desguace de sueños como si fuera James Dean en Gigante. Me acuerdo que Carmen Rigalt mandó en cierta ocasión a un columnista a “mamarla a Parla”. Creo que si pudiera (o mejor, si Luismi me lo pidiera) yo me iría voluntaria a hacer lo propio. Se aprende más que en Harvard. Claro que ahí lo importante no se enseña.
Barreiros fue uno de los principales responsables del nacimiento de la clase media en los años 60. Hace unos días, Albert Riveravolvía a confundir el márketing con la realidad y el centro con la equidistancia. “La clase media se creó en los años 80”, dijo. Y se quedó tan tranquilo. El líder de Ciudadanos siempre presume de que su referente es Suárez pero a este paso se quedará en José Ramón Caso, que terminó por desfondar el CDS.
Una nota: Anna Gabriel buscando piso en las sesiones del Parlament. Lo de los okupas en muy contradictorio.