El Mundo Orbyt.
LA VIDA DE LOS OTROS
EMILIA LANDALUCE
04/03/2017
SOLUCIÓN “DE CONSENSO” A LA LEY DE SUCESIÓN A LA CORONA
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La solución la ofrece hoy ese consenso ¡el consenso! al que se ha referido Rita Maestre a propósito del ridículo [pero ése no es un motivo para prohibirlo] autobús de Hazte Oír. Y a partir de aquí todo es chanza. Hubiese bastado con que Leonor declarara su varonía a una edad temprana [al fin y al cabo, hay niños con vulva] para desplazar a su ucrónico hermano. “Y me llamaré Fernando como Fernando el Católico. O Felipe. O Carlos”. Claro, y los lectores se preguntarán: si no se cambió la Constitución, la Infanta Sofía podría hacer un movimiento semejante. Y lío. ¿Y si lo hiciera la Infanta Elena? Después de ver esa foto de la primogénita de Don Juan Carlos y Doña Sofía con el pelo cardado... [El meme: “Nuevo disco de Rosendo”]. Espero que Peñafiel aclare mis dudas. Ahí va el guante.
Dicen que la sátira es un género periodístico en desuso. Algunas de las cosas que pasan en España merecen no tomarse en serio. O al menos tan en serio como para reírse. La tragedia es que a veces parece que hay que elegir entre la corrección política más absurda o el extremismo reactivo [los energúmenos]. En Francia, están enfrascados en otro tipo de debate. ¿Debe dimitir Fillon tras el penelopegate? Un resumen del caso. Le Canard Echaîné, un semanario satírico que, por cierto, no tiene versión digital, publicó a finales de enero que la mujer del candidato republicano había cobrado casi un millón de euros entre 1998 y 2012 por un empleo ficticio en el Parlamento . Lo más interesante de todo esto es que, como en cualquier cosa que suceda en Francia, está metido algún miembro de la familia Henri Lévy. En este caso se trata de Antony Lévy, el hijo que el filósofo y escritor tuvo con Sylvie Bouscasse, abogado del matrimonio Fillon.
En 2008, se trató del noviazgo entre Carla Bruni y Nicolas Sarkozy. En este caso, el miembro de la familia Levy implicado era Justine, víctima de la avidez sexual de la modelo. En 2000, Justine y su marido Raphael viajaron a Marrakech para conocer a la nueva novia de Jean-Paul Enthoven, editor e íntimo amigo de BHL. No era otra que Carla Bruni. No tardó mucho tiempo en engatusar a Raphael. Justine Lévy quedó devastada y escribió un libro fantástico titulado Rien de grave y que aquí se tradujo como Y la vida sigue. Así definía a Carlita. “Una devorahombres. Una terminator del amor. Felina de mirada asesina, bella y biótica que se caracterizaba por ligar con todos los hombres de sus alrededores”. Dice Justine que Bruni no le interesa nada como persona o artista. “Sólo como personaje”. Tiene razón. Ella e Isabel Presyler (¿estará en ello ya Vargas Llosa?) tienen una novela por escribir. Veremos cómo acaba. De momento, quién sabe si la previsible salida de Fillon de la candidatura republicana devuelve a Terminator a la escena política. Y aquí estamos con las vulvas.
LA VIDA DE LOS OTROS
EMILIA LANDALUCE
04/03/2017
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La solución la ofrece hoy ese consenso ¡el consenso! al que se ha referido Rita Maestre a propósito del ridículo [pero ése no es un motivo para prohibirlo] autobús de Hazte Oír. Y a partir de aquí todo es chanza. Hubiese bastado con que Leonor declarara su varonía a una edad temprana [al fin y al cabo, hay niños con vulva] para desplazar a su ucrónico hermano. “Y me llamaré Fernando como Fernando el Católico. O Felipe. O Carlos”. Claro, y los lectores se preguntarán: si no se cambió la Constitución, la Infanta Sofía podría hacer un movimiento semejante. Y lío. ¿Y si lo hiciera la Infanta Elena? Después de ver esa foto de la primogénita de Don Juan Carlos y Doña Sofía con el pelo cardado... [El meme: “Nuevo disco de Rosendo”]. Espero que Peñafiel aclare mis dudas. Ahí va el guante.
Dicen que la sátira es un género periodístico en desuso. Algunas de las cosas que pasan en España merecen no tomarse en serio. O al menos tan en serio como para reírse. La tragedia es que a veces parece que hay que elegir entre la corrección política más absurda o el extremismo reactivo [los energúmenos]. En Francia, están enfrascados en otro tipo de debate. ¿Debe dimitir Fillon tras el penelopegate? Un resumen del caso. Le Canard Echaîné, un semanario satírico que, por cierto, no tiene versión digital, publicó a finales de enero que la mujer del candidato republicano había cobrado casi un millón de euros entre 1998 y 2012 por un empleo ficticio en el Parlamento . Lo más interesante de todo esto es que, como en cualquier cosa que suceda en Francia, está metido algún miembro de la familia Henri Lévy. En este caso se trata de Antony Lévy, el hijo que el filósofo y escritor tuvo con Sylvie Bouscasse, abogado del matrimonio Fillon.
En 2008, se trató del noviazgo entre Carla Bruni y Nicolas Sarkozy. En este caso, el miembro de la familia Levy implicado era Justine, víctima de la avidez sexual de la modelo. En 2000, Justine y su marido Raphael viajaron a Marrakech para conocer a la nueva novia de Jean-Paul Enthoven, editor e íntimo amigo de BHL. No era otra que Carla Bruni. No tardó mucho tiempo en engatusar a Raphael. Justine Lévy quedó devastada y escribió un libro fantástico titulado Rien de grave y que aquí se tradujo como Y la vida sigue. Así definía a Carlita. “Una devorahombres. Una terminator del amor. Felina de mirada asesina, bella y biótica que se caracterizaba por ligar con todos los hombres de sus alrededores”. Dice Justine que Bruni no le interesa nada como persona o artista. “Sólo como personaje”. Tiene razón. Ella e Isabel Presyler (¿estará en ello ya Vargas Llosa?) tienen una novela por escribir. Veremos cómo acaba. De momento, quién sabe si la previsible salida de Fillon de la candidatura republicana devuelve a Terminator a la escena política. Y aquí estamos con las vulvas.