La última crítica a Tania Llasera: es “mala madre”

Mmmm... no sé qué decirte. Yo tengo amigas, sí, pero te puedo asegurar que en el ámbito laboral, siempre me he llevado y me llevo mejor con los hombres que con las mujeres. Yo esto de que las mujeres somos buenas siempre lo he tenido como en plan "en pinzas". Creo que somos muy malas, especialmente entre nosotras.



Claro, pero hablo de España, no de Alemania. Lo de los Peter Pans... pues no lo sé, que una persona no quiera tener hijos no significa que sea inmadura. Conozco a muchos y tienen la cabeza mejor amueblada que muchos que sí tienen hijos.

Saludos.

Me refiero a que si una empresa sólo estuviera formada por gente que no tiene hijos, una buena razón de peter pans habría seguro.
 
Pues no sé si viviré en un universo paralelo, pero en mi caso (madre desde 2008) la tendencia ha sido justo la contraria: los consejos no abraces ni beses a la niña que se va a malcriar, metodo Estivill y que se vaya para su habitación a los tres meses. La gente tachándome de "malcriadora" porque le di dos años de lactancia; la saqué del cuarto al año y la niña nunca ha venido a mi cama, tiene ocho años y jamás ha tomado un antibiótico. Mi marido es médico y dice que la única forma que tiene de expresarse un bebé es llorar. Tampoco fue muy llorona. En fin, con todo el respeto, soy opuesta a dejar a una criatura desgañitarse en la habitación de al lado para que "aprenda".
A mi madre, que tiene 77 años, le hacían eso de niña y vomitaba en su cama y se quedaba durmiendo sobre el vómito porque nadie le hacía caso. No lo ha olvidado, de manera que no me parece muy pedagógico.
En cualquier caso, esta es una cuestión sumamente polémica por la que he visto peleas en muchos foros. Espero no ofender a nadie y sólo expreso mi opinión.
Amén.
Hemos sido mamás el mismo año (yo repetí dos veces más)
 
Yo hice mi baja de maternidad en Alemania, de tres meses y mi marido cogió los otros 11. Todos pagados, de echo salía mejor que no estando de baja. De acuerdo contigo en que Alemania es un país más machista de lo que parece (mas que España, en mi opinión) pero con el tema de la baja maternal y la relación con el trabajo salen ganando, porque no contratar a una mujer porque se vaya a quedar embarazada y estar de baja no es tan seguro, ya que puede ser su pareja quien lo haga (como fue mi caso). Otra cosa es que en Alemania la presión social es muy fuerte sobre las mujeres, y está muy mal visto que no sea la madre quien se quede en casa durante la baja, pero la opción existe.
Aviso Off topic :)
lo sé, vivo aquí, hay madres que son las que se reincorporan tras tres meses, son las menos, si me apuras casi anecdóticas, yo los únicos padres que conozco que han cogido la mayor parte de la baja son porque o bien ganaban menos o directamente no trabajaban y además son casi todos extranjeros, de parejas alemanas no conozco casi ningún caso, salvo dos que estaban de sabbatical. La baja está muy bien comparándolo con lo que hay en España, por ejemplo, pero es cierto que te pagan un tope de unos 1.800 € que en determinadas circunstancias y según donde vivas puede ser poquísimo. Las empresas se lo piensan igual, pero son menos obvias que en España donde hasta al menos no hace tanto no tenían ningún reparo en decirte a la cara que no por ser mujer. Cómo sería en Alemania el tema en su día que la legislación laboral alemana hace tiempo que protege a las trabajadoras y reconoció que tenían derecho a mentir si en una entrevista de trabajo les preguntaban si estaban o pensaban quedarse embarazadas. Tremendísimo y sí dependiendo en qué zona del país, sobre todo en el sur, el machismo, el Rabenmutter (concepto brutalmente machista que no existe ni en castellano), los horarios escolares demenciales y el que hacienda te premie por trabajar con jornada reducida implican una sociedad enormemente machista de una forma bastante encubierta, pero claro esto es como con todo, comparándote con España querida España pues es un lujo asiático. Mis amigas españolas madres aquí a jornada completa se sienten, eso sí, poco menos que idiotas.
 
Dejar llorar a un bebé a propósito, pudiendo ir a acunarlo y besarlo para calmarlo es un error de proporciones cósmicas. Nuestros hijos nacen absolutamente indefensos, y por esa razón nacen también con una respuesta al estrés extraordinariamente aguda. El llanto es la única forma que tienen de comunicarnos su malestar, por eso lloran cuando se sienten mal. Lo que hace sentir mal a un bebé es todo aquello que amenaza su supervivencia. Cualquier necesidad física sin cubrir, el dolor, pero también la soledad. Lo primero lo entiende todo el mundo, por eso a casi nadie le parece mal atender a un niño cuando tiene hambre, otitis o frío. Sin embargo lo segundo hay muchísima gente que no lo comprende.

En realidad es totalmente lógico que el sentimiento de soledad y abandono sea tan amenazador para los cachorros humanos. Somos una especie gregaria, con una capacidad comunicativa que no puede compararse con la de ninguna otra especie. La pertenencia al grupo es vital para el ser humano, por eso estamos diseñados para ello. Tenemos una proporción muy grande del cerebro dedicada a contactar con nuestros semejantes, tan grande que podríamos llamarnos homo socialis en lugar de homo sapiens. Desde luego el bebé llega al mundo con muy poco de sapiens y muchísimo de socialis. Podríamos decir que todos sus sistemas están dedicados a la seducción y la conquista, primero de su madre y después de su padre y del resto de su tribu. Le va la vida en ello. Por eso miran preferentemente caras humanas, succionan, aprisionan con sus manos, reconocen y les atrae la voz aguda de la madre entre otras, su olor, el latido de su corazón. Por eso los adultos estamos programados para considerar bellos los ojos y cabezas desproporcionadamente grandes, las mejillas redonditas, nos fascina el olor de los bebés, la suavidad de su piel, de su pelo. Son máquinas de enamorar, pero no por un capricho de la naturaleza, sino porque literalmente les va la vida en ello.

Por eso cuando un bebé se siente solo en la oscuridad de su cuarto, lo normal es que esté aterrorizado. Primero porque no puede saber si está en un quinto piso con puerta blindada en un dormitorio con cenefas de ositos en la pared, que al bebé le dan igual, o en medio de la sabana africana. Segundo porque no percibe a su madre, persona de quien su vida depende, y no puede saber si está en otra estancia de la casa, muerta, o simplemente le ha rechazado, como a veces ocurre en la naturaleza e implica el 99,9% de las veces la muerte del bebé. Así que llora para advertir su presencia, para llamar a su madre, a su tribu. No ser respondido le aterra. Ver a la madre en el quicio de la puerta sin responder le aterra y le confunde a partes iguales.

Si nunca volviéramos a abrazar al niño, este acabaría tirando de opioides endógenos, adormeciéndose y calmándose a sí mismo, y disociándose del dolor y la precpción física de las emociones en mayor o menor medida. Eso conduce en el futuro a personalidades evitativas, con dificultad para establecer vínculos íntimos, desconfianza hacia el otro y tendencia a tragarse sus emociones. La disociación es peor. Sería muy largo de contar pero provoca todo tipo de trastornos mentales graves. Casi nadie hace esto con sus hijos, sólo ocurre en algunos orfanatos, por eso se sabe que allí los niños nunca lloran. Para que iban a hacerlo, los pobres, si nadie va a ir.

Pero lo más normal es que lo que ocurra cuando usamos métodos tipo Stivill y creemos en la teoría de que frustrar al niño le ayuda, es que abracemos al niño de vez en cuando, por lo general en un patrón que responde más a las necesidades del adulto que a las del hijo. Para que aprenda. Y vaya si aprende. Lo primero que aprende es una mala gestión del estrés. Ya hemos explicado que el bebé tiene el sistema de gestión del estrés hipersensible. Aunque hay diferencias individuales en la descarga hormonal y en la capacidad de volver al estado basal, podemos decir que en general un niño llorando a oscuras en su cuna es un niño inundado de hormonas de estrés en una cascada imparable porque le fallan, por su edad, los mecanismos de retroalimentación que las hacen volver a los niveles normales. La forma en que un bebé pequeño se calma es la siguiente: el bebé se desregula, comunica el malestar a su madre, que si es capaz de conectar y comprender a su hijo se desregula también, vamos que se siente fatal por oír llorar a su bebé. Entonces la madre tira de sus propios recursos para calmarse, recursos que dependerán de su temperamento y sus experiencias infantiles. Entonces la madre se calma, o no, y calma a su bebé, o no. Cuando la madre está desconectada de su bebé, por la razón que sea, o no tiene acceso a la propia gestión emocional, o bien no calma al bebé o bien lo hace de una manera inadecuada, incongruente, o errática. ¿Qué pasa entonces con el bebé? Pues que intensifica su llamada. Los bebés atendidos erráticamente en sus necesidades afectivas se vuelven demandantes, pegajosos, irritables, difíciles. Siguen llamando a la madre porque saben que algunas veces la respuesta es la adecuada. Porque no han perdido la esperanza. Pero son inseguros y posesivos porque no se fían y no saben por dónde les va a salir. Necesitan desesperadamente la conexión emocional y se proponen conseguirla como sea. Incluso un reproche o una regañina, incluso un azote es mejor que la nada.

Con respecto a lo que ocurre en su cerebro, es un auténtico drama. Si el sistema de gestión del estrés sufre estas tormentas con mucha frecuencia, se daña, deja de funcionar bien. Y esto, lo sabemos desde hace poco pero a ciencia cierta, ES EL MÁS PODEROSO FACTOR DE RIESGO PARA TODOS LOS TRASTORNOS MENTALES. Así de claro. Y no sólo eso. Ahora sabemos que el estrés excesivo en la infancia es tan nefasto que daña incluso el ADN, de forma que aún no sabemos si es posible revertir. Se puede literalmente ver los daños de métodos como el Stivill en el ADN. Se le pegan sustancias químicas que impiden su funcionamiento normal, como si fueran piedras en las vías del tren. Dejan de producirse proteínas necesarias para el funcionamiento normal del cerebro, en mayor o menor medida.

A más estrés, más piedras. Mejor evitar que se peguen en la medida en que nos sea posible, me parece.
 
Pues yo, la verdad, no sé de qué se queja esta señora. Tiene un buen trabajo, no tiene horarios raros (o al menos eso parece por su Instagram y sus stories), vive en un barrio bastante acomodado de Madrid, es de buena familia, pasa tiempo con sus hijos, disfruta cocinando, va cada dos por tres a la peluquería... Es decir, lleva un tipo de vida que a todos nos gustaría vivir y en cambio se pasa todo el puñetero día quejándose: que si tiene que cambiar pañales, que si sus hijos no la dejan dormir, que si es un rollo ver dibujitos con el niño, que si tiene la casa revuelta... todo esto espanzurrada en el sofá o en la cama. Normal que esté llenita, si no se cuida ni hace deporte... se pasa la vida cocinando banana bread, coockies de chocolate, huevos fritos y cosas con muchas salsas y poco saludables. Que no se quejetanto, coxx. Si tuviese que trabajar 12 horas diarias y no ver a sus hijos nada más que un día a la semana lo podría entender o si no llegase a fin de mes, pero con la vida que lleva creo que no puede permitirse el lujo de quejarse. Mueve el culo y haz algo, so vaga! Ah, y habla a tus hijos con un poquito más de educación! He visto algunas contestaciones un poquito fuera de tono...
 
Pues yo, la verdad, no sé de qué se queja esta señora. Tiene un buen trabajo, no tiene horarios raros (o al menos eso parece por su Instagram y sus stories), vive en un barrio bastante acomodado de Madrid, es de buena familia, pasa tiempo con sus hijos, disfruta cocinando, va cada dos por tres a la peluquería... Es decir, lleva un tipo de vida que a todos nos gustaría vivir y en cambio se pasa todo el puñetero día quejándose: que si tiene que cambiar pañales, que si sus hijos no la dejan dormir, que si es un rollo ver dibujitos con el niño, que si tiene la casa revuelta... todo esto espanzurrada en el sofá o en la cama. Normal que esté llenita, si no se cuida ni hace deporte... se pasa la vida cocinando banana bread, coockies de chocolate, huevos fritos y cosas con muchas salsas y poco saludables. Que no se quejetanto, coxx. Si tuviese que trabajar 12 horas diarias y no ver a sus hijos nada más que un día a la semana lo podría entender o si no llegase a fin de mes, pero con la vida que lleva creo que no puede permitirse el lujo de quejarse. Mueve el culo y haz algo, so vaga! Ah, y habla a tus hijos con un poquito más de educación! He visto algunas contestaciones un poquito fuera de tono...
A mi cada día se me hace más cansina, lo de la perra lo ha puesto varias veces no vaya a ser que alguna incauta no se haya enterado.

Yo creo que se tiene que aburrir o algo, porque si no no me explico la necesidad que tiene de estar siempre dando la brasa con temas que levantan ampollas. Ama la controversia.

Es verdad que cocina mucho con mantequilla, será porque es medio inglesa, pero como el aceite de oliva no hay nada.

Y a nadie le importa su gordura o su delgadez, pero luego lee un comentario entre mil millones en el que le dicen algo y corriendo hace captura y lo sube para hacerse la mártir y decir que la gente( llama “gente” a casos aislados) la llama gorda pero que está orgullosa de su físico.

Da toda la pereza.
 
Qué pesada es esta tía con sus maternidades.... chica, que todas las pasamos canutas en ciertos momentos, relájate!!!. Al menos ella puede permitirse tener a gente que le eche una mano.

Es que estas tías que se en sus autodefiniciones ya ponen que son "mamis de periquito de los palotes" son lo peor.
 
Dejar llorar a un bebé a propósito, pudiendo ir a acunarlo y besarlo para calmarlo es un error de proporciones cósmicas. Nuestros hijos nacen absolutamente indefensos, y por esa razón nacen también con una respuesta al estrés extraordinariamente aguda. El llanto es la única forma que tienen de comunicarnos su malestar, por eso lloran cuando se sienten mal. Lo que hace sentir mal a un bebé es todo aquello que amenaza su supervivencia. Cualquier necesidad física sin cubrir, el dolor, pero también la soledad. Lo primero lo entiende todo el mundo, por eso a casi nadie le parece mal atender a un niño cuando tiene hambre, otitis o frío. Sin embargo lo segundo hay muchísima gente que no lo comprende.

En realidad es totalmente lógico que el sentimiento de soledad y abandono sea tan amenazador para los cachorros humanos. Somos una especie gregaria, con una capacidad comunicativa que no puede compararse con la de ninguna otra especie. La pertenencia al grupo es vital para el ser humano, por eso estamos diseñados para ello. Tenemos una proporción muy grande del cerebro dedicada a contactar con nuestros semejantes, tan grande que podríamos llamarnos homo socialis en lugar de homo sapiens. Desde luego el bebé llega al mundo con muy poco de sapiens y muchísimo de socialis. Podríamos decir que todos sus sistemas están dedicados a la seducción y la conquista, primero de su madre y después de su padre y del resto de su tribu. Le va la vida en ello. Por eso miran preferentemente caras humanas, succionan, aprisionan con sus manos, reconocen y les atrae la voz aguda de la madre entre otras, su olor, el latido de su corazón. Por eso los adultos estamos programados para considerar bellos los ojos y cabezas desproporcionadamente grandes, las mejillas redonditas, nos fascina el olor de los bebés, la suavidad de su piel, de su pelo. Son máquinas de enamorar, pero no por un capricho de la naturaleza, sino porque literalmente les va la vida en ello.

Por eso cuando un bebé se siente solo en la oscuridad de su cuarto, lo normal es que esté aterrorizado. Primero porque no puede saber si está en un quinto piso con puerta blindada en un dormitorio con cenefas de ositos en la pared, que al bebé le dan igual, o en medio de la sabana africana. Segundo porque no percibe a su madre, persona de quien su vida depende, y no puede saber si está en otra estancia de la casa, muerta, o simplemente le ha rechazado, como a veces ocurre en la naturaleza e implica el 99,9% de las veces la muerte del bebé. Así que llora para advertir su presencia, para llamar a su madre, a su tribu. No ser respondido le aterra. Ver a la madre en el quicio de la puerta sin responder le aterra y le confunde a partes iguales.

Si nunca volviéramos a abrazar al niño, este acabaría tirando de opioides endógenos, adormeciéndose y calmándose a sí mismo, y disociándose del dolor y la precpción física de las emociones en mayor o menor medida. Eso conduce en el futuro a personalidades evitativas, con dificultad para establecer vínculos íntimos, desconfianza hacia el otro y tendencia a tragarse sus emociones. La disociación es peor. Sería muy largo de contar pero provoca todo tipo de trastornos mentales graves. Casi nadie hace esto con sus hijos, sólo ocurre en algunos orfanatos, por eso se sabe que allí los niños nunca lloran. Para que iban a hacerlo, los pobres, si nadie va a ir.

Pero lo más normal es que lo que ocurra cuando usamos métodos tipo Stivill y creemos en la teoría de que frustrar al niño le ayuda, es que abracemos al niño de vez en cuando, por lo general en un patrón que responde más a las necesidades del adulto que a las del hijo. Para que aprenda. Y vaya si aprende. Lo primero que aprende es una mala gestión del estrés. Ya hemos explicado que el bebé tiene el sistema de gestión del estrés hipersensible. Aunque hay diferencias individuales en la descarga hormonal y en la capacidad de volver al estado basal, podemos decir que en general un niño llorando a oscuras en su cuna es un niño inundado de hormonas de estrés en una cascada imparable porque le fallan, por su edad, los mecanismos de retroalimentación que las hacen volver a los niveles normales. La forma en que un bebé pequeño se calma es la siguiente: el bebé se desregula, comunica el malestar a su madre, que si es capaz de conectar y comprender a su hijo se desregula también, vamos que se siente fatal por oír llorar a su bebé. Entonces la madre tira de sus propios recursos para calmarse, recursos que dependerán de su temperamento y sus experiencias infantiles. Entonces la madre se calma, o no, y calma a su bebé, o no. Cuando la madre está desconectada de su bebé, por la razón que sea, o no tiene acceso a la propia gestión emocional, o bien no calma al bebé o bien lo hace de una manera inadecuada, incongruente, o errática. ¿Qué pasa entonces con el bebé? Pues que intensifica su llamada. Los bebés atendidos erráticamente en sus necesidades afectivas se vuelven demandantes, pegajosos, irritables, difíciles. Siguen llamando a la madre porque saben que algunas veces la respuesta es la adecuada. Porque no han perdido la esperanza. Pero son inseguros y posesivos porque no se fían y no saben por dónde les va a salir. Necesitan desesperadamente la conexión emocional y se proponen conseguirla como sea. Incluso un reproche o una regañina, incluso un azote es mejor que la nada.

Con respecto a lo que ocurre en su cerebro, es un auténtico drama. Si el sistema de gestión del estrés sufre estas tormentas con mucha frecuencia, se daña, deja de funcionar bien. Y esto, lo sabemos desde hace poco pero a ciencia cierta, ES EL MÁS PODEROSO FACTOR DE RIESGO PARA TODOS LOS TRASTORNOS MENTALES. Así de claro. Y no sólo eso. Ahora sabemos que el estrés excesivo en la infancia es tan nefasto que daña incluso el ADN, de forma que aún no sabemos si es posible revertir. Se puede literalmente ver los daños de métodos como el Stivill en el ADN. Se le pegan sustancias químicas que impiden su funcionamiento normal, como si fueran piedras en las vías del tren. Dejan de producirse proteínas necesarias para el funcionamiento normal del cerebro, en mayor o menor medida.

A más estrés, más piedras. Mejor evitar que se peguen en la medida en que nos sea posible, me parece.

Ahora sabemos que el estrés excesivo en la infancia es tan nefasto que daña incluso el ADN, de forma que aún no sabemos si es posible revertir. Se puede literalmente ver los daños de métodos como el Stivill en el ADN. Se le pegan sustancias químicas que impiden su funcionamiento normal, como si fueran piedras en las vías del tren. Dejan de producirse proteínas necesarias para el funcionamiento normal del cerebro, en mayor o menor medida.

El extres excesivo en todo caso puede modificar el comportamiento y causar daños en nuestra conducta, que pueden llegar a ser muy graves, que no es poca cosa, no me voy a poner a defender a Stivill precisamente, pero una cosa es no estar de acuerdo y otra inventar cosas solo para apoyar las creencias de uno. Y un bebe demandante, no lo es porque su madre o padre lo haya desatendido, cada bebe es diferente, los hay que duermen y comen como leones desde el principio, los hay que no, cada uno es diferente, y cada madre/padre lo maneja como quiere/puede.

Y volviendo al tema del hilo, yo creo que esta chica solo quiere no perder el hilo de estar en el candelero, como otras muchas, sin más.
 
Pues yo, la verdad, no sé de qué se queja esta señora. Tiene un buen trabajo, no tiene horarios raros (o al menos eso parece por su Instagram y sus stories), vive en un barrio bastante acomodado de Madrid, es de buena familia, pasa tiempo con sus hijos, disfruta cocinando... Es decir, lleva un tipo de vida que a todos nos gustaría vivir y en cambio se pasa todo el puñetero día quejándose: que si tiene que cambiar pañales, que si sus hijos no la dejan dormir, que si es un rollo ver dibujitos con el niño, que si tiene la casa revuelta... todo esto espanzurrada en el sofá o en la cama. Normal que esté llenita, si no se cuida ni hace deporte... se pasa la vida cocinando banana bread, coockies de chocolate, huevos fritos y cosas con muchas salsas y poco saludables. Que no se quejetanto, coxx. Si tuviese que trabajar 12 horas diarias y no ver a sus hijos nada más que un día a la semana lo podría entender o si no llegase a fin de mes, pero con la vida que lleva creo que no puede permitirse el lujo de quejarse. Mueve el culo y haz algo, so vaga!
 

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