ostras, prinzeza, me acaba de dar pena cristina...Tengo la desgracia de encontrarme con Cristina de vez en cuando en las calles de Ginebra y te aseguro que no ha envejecido nada bien. Va vestida sin ningún gusto, con ropa y apariencia viejuna, mal peinada (como si nunca se lavara el cabello), con mirada que destila odio pero al mismo tiempo en actitud nerviosa y algo jorobada. No es para nada agradable a la vista y es repelente.