La reina Sofía preside la jura de bandera de la Guardia Real

Él lo crío y él lo mantiene, es su hijo. Faltaría más...Ni duda cabe, y fue el que heredó el carisma de mamá. De hecho me parece más simpático Harry que su propia mami.

Carlos será más feo que pegarle a Dios en Viernes Santo, pero salió buen padre, al César lo que es del César, no?

Y además es un hombre elegante. Él no tiene la culpa si Dios no lo hizo bonito, verdad?

Y yo a Harry con el paso de los años, le veo mucho parecido al abuelo Duque de Edimburgo... Para mí que es un Windsor -Spencer!
Y los dos hijos, se ve que quieren y respetan al papá. No hay más que verlos entre ellos , se les nota una magnífica relación.
 
La desconocida familia de la Reina Sofía, al descubierto

La reina María de Hannover (1818-1907).
Tatarabuela materna de la Reina Sofía. Fue esposa del rey ciego Jorge V de Hannover, a quien los prusianos desposeyeron de su reino y de sus tesoros familiares en 1866. Junto a su esposo y sus hijos, partió hacia el exilio en Austria, donde siempre fueron muy respetados y queridos. En su viudez, la reina, que estaba casi ciega y tenia el pelo extremadamente blanco, se hacía leer en voz alta por su hija, la princesa María, que siempre permaneció soltera. En la imagen, la reina María retratada en su finca de la localidad austriaca de Gmunden.

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El príncipe Guillermo de Dinamarca (1845-1913).
Bisabuelo paterno. Esta fotografía corresponde a la época en la que se convirtió en el primer rey de Grecia con el nombre de Jorge I. Se cuenta que tuvo noticia de haber sigo elegido monarca al leer el papel de periódico que envolvía su bocadillo de sardinas en la escuela naval de Copenhague. Fue un soberano familiar, inteligente y voluntarioso, que intentó incorporar Grecia a la Europa moderna. A pesar de poseer gustos burgueses, era muy querido en todo el país. En 1913 murió asesinado en la ciudad de Salónica.

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La gran duquesa Olga Constantinovna de Rusia (1851-1926).
Bisabuela paterna. Educada en la fastuosa corte de los zares se convirtió en reina de Grecia a los 16 años, al casarse con Jorge I. Aunque llegó a Atenas siendo una niña y con todas sus muñecas, se convirtió en una reina muy querida y popular en el país, debido al gran interés que mostraba por el trabajo a favor de los necesitados. Falleció en el exilio, en Francia, sin haber llegado a ver a su nieto Jorge II en el trono.

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El káiser Guillermo II de Alemania (1859-1941).
Bisabuelo materno. Pomposo y egocéntrico, el último emperador de Alemania fue un fanático del mundo militar. Además, se convirtió en uno de los responsables de la Primera Guerra Mundial, lo que al final le costó el derrumbamiento de su imperio. Exiliado en Holanda, la reina Doña Sofía le conoció siendo un bebé de meses, cuando su madre, la reina Federica de Grecia, asistió a la fiesta que se organizó en la ciudad de Doorn, con motivo del 80 cumpleaños del anciano emperador, con la recién nacida en sus brazos.

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La princesa Thyra de Dinamarca (1853-1933).
Bisabuela materna. En su juventud, Thyra se enamoró de un joven oficial del ejército danés, de quien quedó embarazada para consternación de su familia. Después del nacimiento de su hijo, que fue entregado en adopción, fue enviada a Grecia, a la corte para recuperarse de sus penas de amor. Desde allí viajó a Italia, donde conoció a su futuro esposo, el duque de Cumberland, heredero de la corona del inexistente reino de Hannover. En esta fotografía posa junto a sus hijas: María Luisa, Olga y Alejandra.

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El rey Constantino I de Grecia (1870-1923).
Abuelo paterno. Pretendió recrear en Grecia el sueño del antiguo Imperio bizantino. Alto y atractivo, desde su juventud mostró un gran interés por el mundo militar. Convertido en monarca tras el asesinato de su padre, consiguió una enorme popularidad en Grecia, que llegó a considerarle un héroe. Sin embargo, en 1917 tuvo que abdicar por primera vez, saliendo camino del exilio. Llamado al trono de nuevo en 1920, volvió a abdicar en 1922 y se retiró al exilio en Italia, donde falleció poco después consumido por la pena y la nostalgia.
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La princesa Sofía de Prusia (1870-1932).
Abuela paterna. Hija del emperador Federico III de Alemania. Aunque fue una princesa alemana, siempre se sintió más inglesa por educación y por inclinación, por ser nieta de la mítica reina Victoria de Gran Bretaña. Soberana de Grecia por su matrimonio con Constantino I, fue denostada y falsamente acusada de colaboracionismo con Alemania durante la Primera Guerra Mundial, lo cual contribuyó a que su esposo perdiera el trono. Una vez viuda, vivió en Italia retirada en su villa “Bobolina”, en la ciudad de Florencia.

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El príncipe Ernesto Augusto de Brunswick (1887-1953).
Abuelo materno. Su matrimonio con Victoria Luisa de Prusia reconcilió a las casas reales de Hannover y de Prusia, enfrentadas durante años. Afable y atractivo, la princesa prusiana se enamoró de él a primera vista. Tras su boda, su suegro, el emperador, le cedió el ducado de Brunswick, en el norte de Alemania, sobre el cual sólo pudo reinar durante cinco años, cuatro de ellos en guerra. En 1918 perdió su trono y se retiró a las propiedades de su familia en Austria.

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La princesa Victoria Luisa de Prusia (1892-1980).
Abuela materna. Fue la única hija del káiser Guillermo II, quien desde su infancia se ocupó de darle todo tipo de caprichos. Mujer de voluntad y carácter firme, contrajo matrimonio con el príncipe Ernesto Augusto de Hannover, en 1913. Ésta fue la última gran ceremonia de las monarquías europeas al final de la “belle-époque”. Se casó por amor y, viuda durante muchos años, mantuvo una relación difícil con su hija la reina Federica, quien se negó a invitarla a la boda de su hija Doña Sofía con el Príncipe Juan Carlos de Borbón, en 1962.

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El príncipe Pablo de Grecia, luego rey Pablo I (1901-1964).
Padre. Fue el menor de los hijos varones del rey Constantino I, y fue educado con las maneras británicas que tanto gustaban a su madre, la reina Sofía. Aunque cuando nació no se pensó en él como heredero, ya que tenía dos hermanos mayores, llegaría a reinar en Grecia en 1947, tras los reinados consecutivos de sus hermanos, los reyes Alejandro I y Jorge II.

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La princesa Federica de Hannover (1917-1981).
Madre. Pablo de Grecia y la princesa Federica de Hannover pese a su parentesco (tío y sobrina en segundo grado) y de los 16 años que les separaban, construyeron un matrimonio firme y estable, basado en el amor, el respeto, y el apoyo mutuo. El refinamiento y la sensibilidad de él despertaron la fascinación en ella. La energía y la determinación de Federica se convirtieron en el gran sostén de Pablo durante los años de exilio y de dificultades políticas en una Grecia destruida por la Segunda Guerra Mundial y por la lucha contra la guerrilla comunista.
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La princesa María Bonaparte (1882-1962).
Tía abuela política paterna. Contrajo matrimonio, en 1907, con el príncipe Jorge de Grecia, un solterón de gran altura y enormes mostachos, tío abuelo de Doña Sofía. Poco interesado por el s*x* femenino, el príncipe griego encontró un excelente partido en esta princesa que, por herencia materna, se había convertido en la más rica heredera de Francia. Andando el tiempo, María Bonaparte, que siempre sintió un enorme interés por el mundo de la cultura, sería una psicoanalista de renombre y una de las discípulas más queridas de Freud.

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Nancy Stewart (1873-1923).
Tía abuela política paterna. Esta riquísima viuda estadounidense contrajo matrimonio, en 1920, con el príncipe Cristóbal de Grecia, hijo menor del rey Jorge I. Viuda de su segundo marido, el multimillonario William Leeds, Nancy decidió introducirse en la alta sociedad europea y casarse con un miembro de la alta nobleza británica o de la realeza. Su enlace con Cristóbal posibilitó que la familia real, escasa de medios, pudiera servirse de su generosidad. Según se cuenta, sus millones sirvieron para financiar la restauración de Constantino I en su trono perdido.

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La princesa Marina de Grecia (1906-1968).
Tía segunda paterna. Su enlace con el príncipe Jorge de Inglaterra, duque de Kent, fortaleció más la excelente relación que siempre unió a las casas reales británica y griega. El rey Jorge II de Grecia y los príncipes y princesas de su familia, entonces en el exilio, acudieron en pleno a la ceremonia, que se celebró en Londres. La orgullosa madre de la novia, la gran duquesa Elena de Rusia, exigió al rey de Inglaterra que la invitase haciendo constar su rango de alteza real e imperial. La reina Isabel II de Gran Bretaña fue dama de la novia.

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El príncipe Felipe de Grecia (1921).
Tío segundo paterno. Hijo del príncipe Andrés de Grecia y de la princesa Alicia de Battenberg. Su educación y su infancia transcurrieron prácticamente fuera de Grecia. Después de estudiar en Gran Bretaña y de participar en la Segunda Guerra Mundial en el ejército de ese país, contrajo matrimonio con la princesa heredera Isabel de Inglaterra. Nacionalizado británico, se convirtió en el consorte de la monarquía más poderosa del mundo.

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Alicia de Battenberg (1885-1969).
Tía abuela política paterna. Sorda de nacimiento, se interesó por la religión y algunas corrientes místicas y esotéricas de los años 20 y 30. Llegó a tener delirios mesiánicos y fue internada en una clínica psiquiátrica. Parcialmente recuperada, regresó a Atenas. Aunque nunca tomó los votos religiosos, a finales de los 40 comenzó a vestir el hábito gris de la congregación que fundó en Grecia. Suegra de Isabel II de Inglaterra.

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pienso sin temor a equivocarme que la monarquia durara en españa lo que dure el emerito y sofia, a los segundones los han mandado al banquillo no dan para mas las criaturas ni que tomen menus de 11 euros ni que permitan el tuteo o repitan traje en el mismo evento no tienen madera de reyes y eso la plebe lo da por hecho.
 
Si yo fuera una persona que en su vida hubiera leído o visto algo acerca de Doña Sofía, y recién me entero de que esta señora es una ultra liberal, progresista, cero conservadora, agnóstica o atea, que tiene un fuerte carácter y que sus ideas son tan rompedoras que crean polémica por donde vaya, créanme que viendo lo que veo, no sólo la respetaría ( de entrada, como a cualquier ser humano) sino que lejos de rechazarla y dejarme llevar por mis prejuicios, me daría la oportunidad de escucharla, me daría curiosidad saber qué y por qué piensa de un modo, me llamaría la atención y sobre todo, la tomaría en serio. Eso, la tomaría en serio.

No se por qué existe la creencia de que para romper con lo establecido - y que juzgamos incorrecto - hay que presentarse fachoso o inapropiadamente vestido. No como el que no cree en la vanidad, sino como el que reta con su atuendo. Por qué se piensa que, para ser un agnóstico o ateo, tengas que faltarle el respeto a la cruz o a una mezquita. Por qué, si no crees en la institución militar de tu país, tengas que hacerles desplantes, desaires o de plano, groserías. Por qué, si no estas de acuerdo con el motivo, tengas que hacer de manera ostensiblemente grosera tu negativa a brindar. Por qué si eres de izquierda o derechas, le niegas el saludo al opuesto. Y ejemplos así.

Aquellos que, como niños, patalean y hacen berrinche para imponer sus puntos de vista, son dignos de lástima. No han madurado, son necios ( que es pariente de lo estúpido) y devalúan sus creencias, sus criterios...sus motivos. Aún cuando aquellos fueran valiosos y hasta atinados.

La corrección en la formas, la clase y la educación deberían ser practicadas por conservadores y liberales por igual. Por rebeldes, progresistas, ultras, por todos!! Darían la impresión de que se toman en serio al respetar a los que no piensan igual que ellos. Se vale y se agradece pensar distinto! Y cuánto más no tener que recurrir a la PATANERÍA que se confunde con arrojo y hasta con integridad, con la fidelidad para con uno mismo.
 
Si yo fuera una persona que en su vida hubiera leído o visto algo acerca de Doña Sofía, y recién me entero de que esta señora es una ultra liberal, progresista, cero conservadora, agnóstica o atea, que tiene un fuerte carácter y que sus ideas son tan rompedoras que crean polémica por donde vaya, créanme que viendo lo que veo, no sólo la respetaría ( de entrada, como a cualquier ser humano) sino que lejos de rechazarla y dejarme llevar por mis prejuicios, me daría la oportunidad de escucharla, me daría curiosidad saber qué y por qué piensa de un modo, me llamaría la atención y sobre todo, la tomaría en serio. Eso, la tomaría en serio.

No se por qué existe la creencia de que para romper con lo establecido - y que juzgamos incorrecto - hay que presentarse fachoso o inapropiadamente vestido. No como el que no cree en la vanidad, sino como el que reta con su atuendo. Por qué se piensa que, para ser un agnóstico o ateo, tengas que faltarle el respeto a la cruz o a una mezquita. Por qué, si no crees en la institución militar de tu país, tengas que hacerles desplantes, desaires o de plano, groserías. Por qué, si no estas de acuerdo con el motivo, tengas que hacer de manera ostensiblemente grosera tu negativa a brindar. Por qué si eres de izquierda o derechas, le niegas el saludo al opuesto. Y ejemplos así.

Aquellos que, como niños, patalean y hacen berrinche para imponer sus puntos de vista, son dignos de lástima. No han madurado, son necios ( que es pariente de lo estúpido) y devalúan sus creencias, sus criterios...sus motivos. Aún cuando aquellos fueran valiosos y hasta atinados.

La corrección en la formas, la clase y la educación deberían ser practicadas por conservadores y liberales por igual. Por rebeldes, progresistas, ultras, por todos!! Darían la impresión de que se toman en serio al respetar a los que no piensan igual que ellos. Se vale y se agradece pensar distinto! Y cuánto más no tener que recurrir a la PATANERÍA que se confunde con arrojo y hasta con integridad, con la fidelidad para con uno mismo.

mas irrespetuoso aun el pataleo cuando muestras rechazo sin ningun reparo hacia aquello que te permite vivir una vida que nunca hubieses imaginado como en el caso de lety que de humilde tiene muy poco ademas de vanidad a raudales dandole tal importancia a su aspecto fisico hasta el punto de cambiarse de arriba abajo exhibiendose como starlette faltando el respeto no solo a la institucion de la que forma parte sino a los españoles como representante consorte de la jefatura de estado.Pero lo del sexto no tiene nombre porque este ha sido educado se supone en unos valores con arreglo a unas normas para cuando llegara el momento demostrar que era digno del cargo que ocupa el cual no se ha ganado por meritos propios y lo unico que se ha podido comprobar es su impertinencia a la hora de imponer su criterio sin importar las consecuencias, dos irrespetuosos que anteponen sus deseos y caprichos al deber y la obligacion algo que les esta pasando factura y mas que les pasara.
 
Última edición:
¿Qué es lo que tiene la sonrisa de la reina Sofía?







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27 de abril de 2016, 07:00

La reina Sofía se ha puesto bótox en la frente y en el código de barras, hasta el punto de que sus cejas permanecen inmóviles mientras habla y le cuesta también sonreír. ¡La sonrisa entrañable de la Reina, su marca de fábrica! Me lo cuenta un amigo que estuvo en el Dorchester londinense, en la gala del centenario de la British Spanish Society; un amigo que es, además, cirujano plástico: “Quería estar lo más guapa posible para esta velada y sus pinchazos no tenían ni una semana. Se le notaba cierta rigidez y algún morado disimulado con el maquillaje”. Y añade con un poco de malicia: “Por ella no pasan los años. Sigue hablando el español con la misma dificultad que cuando era jovencita”.


Me cuentan que al Rey emérito este viaje a Inglaterra de su exmujer (vamos a llamar las cosas por su nombre, porque están separados de hecho desde hace muchos años) le ha sentado como una patada en cierto sitio. Claro que mientras Sofía comía con la reina más reina de todas las reinas, Isabel II, y cenaba con el príncipe Andrés, él estaba en Montecarlo en una visita privada que tal vez solo va a contar esta juntaletras: comiendo con Alberto de Mónaco y por la noche con Carolina de ídem en una fiesta organizada por los príncipes de Orleans. Juan Carlos se quedó parrandeando hasta las dos de la madrugada, aunque no bailó. ¡Y no, no estaba Corinna! Por cierto, que mientras el Rey suele viajar a todo tren y de estrella Michelin en estrella Michelin, doña Sofía se aloja en Londres en el poco pretencioso Meliá White House a 250 euros la noche. Pregunto a mi confidente si este evento ha tenido repercusión en Inglaterra: “Cero, no ha salido en ningún diario. Para ellos la única reina que existe es Isabel”. Siempre haciendo amigos, pregunto también para qué sirve este organismo del que nadie teníamos constancia, y me contesta vagamente: “Unas becas…”
 
Qué pasa con los dedos del pie derecho de la reina Sofía? Están encimados! Ouch!
 
Las Reinas sirven para poco, sobre todo si son como Letizia que no le interesa ninguna obra social, ni nada que no sea para pavonearse delante de una camara con pintas de ejecutiva de medio pelo, a ellas solo se les pide que vayan a lo que su agenda les marque y representen al pais del que son Reinas. Da. Sofia lo hace a la perfeccion. Letizia es la antitesis de lo que es una Reina, nadie la necesita.
 
pienso sin temor a equivocarme que la monarquia durara en españa lo que dure el emerito y sofia, a los segundones los han mandado al banquillo no dan para mas las criaturas ni que tomen menus de 11 euros ni que permitan el tuteo o repitan traje en el mismo evento no tienen madera de reyes y eso la plebe lo da por hecho.

De acuerdo. Pero, puede que los cambios políticos también ayuden a que llegue un día en que deban retirarse.
 
De acuerdo. Pero, puede que los cambios políticos también ayuden a que llegue un día en que deban retirarse.

casi nunca hay un solo motivo pero una cosa es decir la ineptitud de unos traera como consecuencia lo otro por la disconformidad de los ciudadanos que algun dia tendran derecho a expresarse en este sentido porque que es eso de que cambie todo para que nada cambie como dijo la lety menuda dictadora tirana que piensa en su bienestar y los suyos mejor no sigo que puedo decir un disparate y no es mi estilo.
 
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