A veces me pregunto qué opinarán los monegascos en privado (porque sabemos que en público no pueden), sobre la agenda de Charlene.
Una mujer que ha vivido en Mónaco por más de una década y aún no habla el idioma con soltura, que prefiere cualquier evento relativo a su tierra natal que al Mónaco del cual es princesa, donde vive a todo lujo, no solo ella, pero también su padre y la familia de su hermano.
Una mujer que ha vivido en Mónaco por más de una década y aún no habla el idioma con soltura, que prefiere cualquier evento relativo a su tierra natal que al Mónaco del cual es princesa, donde vive a todo lujo, no solo ella, pero también su padre y la familia de su hermano.