La paradisíaca mansión de Jackie Kennedy se subasta por 58 millones de euros
El último –y más sonado- caso lo encontramos en Red Gate Farm, la finca de Jackie Kennedy en la isla de Martha’s Vineyard, a una hora y media de Washington, que se vende por la astronómica cifra de 58 millones de euros. La vivienda tardó dos años en ser construida y fue adquirida por Jackie Kennedy en 1979. Posteriormente fue edificada en y renovada en el 2000 por Deborah Berke, una de las arquitectas más cotizadas por las celebrities.
La que fuera Primera Dama adquirió esta propiedad cuatro años después de quedarse viuda de su segundo marido, Aristóteles Onassis en su búsqueda por encontrar un remanso de paz donde disfrutar de sus grandes pasiones, el mar y la naturaleza.
La cuidada decoración refleja la elegancia y sobriedad que le caracterizaba y no es casualidad, pues para realizar los exteriores recurrió a Bunny Mellon, el diseñador de interiores que la asesoró durante sus años en la Casa Blanca.
La mansión cuenta con 600 metros cuadrados edificados y distribuidos en dos pisos. Posee nueve dormitorios, cinco baños, un amplio sótano, embarcadero, pista de tenis, piscina y dos garajes. Además, todas las habitaciones tienen vistas al mar y terrazas exteriores. También cuenta con otra casa para huéspedes. Sus espectaculares vistas no son casualidad, pues la finca se encuentra en uno de los extremos de la isla, tiene acceso directo a la costa y ningún vecino cerca. Los paisajes ofrecen desde playas paradisíacas a vastos prados.
El último –y más sonado- caso lo encontramos en Red Gate Farm, la finca de Jackie Kennedy en la isla de Martha’s Vineyard, a una hora y media de Washington, que se vende por la astronómica cifra de 58 millones de euros. La vivienda tardó dos años en ser construida y fue adquirida por Jackie Kennedy en 1979. Posteriormente fue edificada en y renovada en el 2000 por Deborah Berke, una de las arquitectas más cotizadas por las celebrities.
La que fuera Primera Dama adquirió esta propiedad cuatro años después de quedarse viuda de su segundo marido, Aristóteles Onassis en su búsqueda por encontrar un remanso de paz donde disfrutar de sus grandes pasiones, el mar y la naturaleza.
La cuidada decoración refleja la elegancia y sobriedad que le caracterizaba y no es casualidad, pues para realizar los exteriores recurrió a Bunny Mellon, el diseñador de interiores que la asesoró durante sus años en la Casa Blanca.
La mansión cuenta con 600 metros cuadrados edificados y distribuidos en dos pisos. Posee nueve dormitorios, cinco baños, un amplio sótano, embarcadero, pista de tenis, piscina y dos garajes. Además, todas las habitaciones tienen vistas al mar y terrazas exteriores. También cuenta con otra casa para huéspedes. Sus espectaculares vistas no son casualidad, pues la finca se encuentra en uno de los extremos de la isla, tiene acceso directo a la costa y ningún vecino cerca. Los paisajes ofrecen desde playas paradisíacas a vastos prados.
