La oscura muerte del doctor Malo

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Se cumplen 30 años del asesinato del Doctor Juan Carlos Malo, cuando pensaba destapar un escándalo relacionado con la sanidad privada

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El viernes 21 de septiembre de 1984, el doctor cenó con un compañero en el restaurante El Landó de la madrileña plaza de Gabriel Miró. A la salida del local, de madrugada, y cuando se iban a subir a su automóvil, dos individuos se acercaron a los doctores y, sin mediar palabra, uno de ellos asestó una certera puñalada en el corazón de Juan Carlos Malo. Minutos después, el médico, de 32 años, casado y con tres hijos de corta edad, fallecía en el Hospital Clínico. La puñalada, asestada de abajo a arriba con un arma blanca muy punzante, había atravesado el esternón y desgarrado el ventrículo izquierdo, afectando por tanto al corazón de la víctima.

El acompañante de Malo, el también doctor Manuel Ambite, declaró que los asaltantes huyeron tras cometer el crimen, y que no se apoderaron de ningún objeto de valor. El doctor Malo llevaba encima varios objetos valiosos, un reloj, un encendedor, un bolígrafo y joyas, por valor de varios miles de las antiguas pesetas. También portaba 30.000 pesetas en un bolsillo. La Policía recogió huellas dactilares del vehículo y una gorra blanca que, al parecer, llevaba el agresor y cayó al suelo en el momento de asestar la puñalada, pero no obtuvo resultados útiles para la investigación.

El dossier fantasma

Al principio, la Policía relacionó el asesinato con varios atracos callejeros o sirlas que se habían producido en esa zona en los últimos días. El testigo presencial, doctor Ambite, dijo desconocer el problemático dossier sobre ASISA, aunque sí sabía que la víctima y la aseguradora andaban a la gresca por motivos laborales. La familia del médico asesinado y sus compañeros en el hospital afirmaron haber visto el polémico informe pero desconocer s
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u contenido. El periodista de la agencia EFE que había recibido a Malo en la redacción de la agencia testificó que, mientras conversaban, alguien llamó por teléfono al doctor, y que éste le dijo textualmente: “Ya sabes que estoy dispuesto a ir hasta el final”.

Según los familiares de la víctima, ASISA había abierto un expediente al doctor año y medio antes de su asesinato por exceso de asistencia a tres pacientes, al haber ordenado realizar más radiografías y análisis de los necesarios. Juan Carlos Malo se indignó profundamente, dijo que pretendía abandonar su profesión antes de ser considerado un médico dudoso, y presentó una demanda ante Magistratura de Trabajo.

Acto seguido, Malo comenzó a recopilar información para elaborar el explosivo informe sobre supuestas irregularidades de la aseguradora, al parecer datos bien documentados sobre desasistencia a enfermos. Según ASISA, todo se había solucionado amistosamente y el traumatólogo había retirado la demanda cuatro días antes de ser asesinado. Pero la familia aseguró que el pacto contemplaba la entrega de más de tres millones de las antiguas pesetas al doctor por parte de la sociedad demandada, algo que nunca se llevó a cabo.

Testigo sorpresa

Entretanto, los trabajos policiales en busca del autor material del crimen se centraban en dos jóvenes que había sido vistos merodeando por la plaza de Gabriel Miró la noche de autos: uno, de unos 19 años, 1’70 de estatura, delgado, pelo oscuro, pantalón oscuro y camisa y gorra de color blanco; el otro, de unos 16 años, bajo, de pelo y vestimenta oscuros. Los agentes insistían en la hipótesis del robo, pero entonces, ¿por qué los asesinos no se llevaron nada?

Cuando las pesquisas parecían entrar en un callejón sin salida, apareció un testigo sorpresa. Un clérigo, Luis Martín, se presentó en comisaría cinco días después del crimen afirmando haber presenciado el asesinato desde una ventana del tercer piso del Seminario Conciliar de Madrid y que no había acudido antes a declarar porque tenía miedo. Explicó que observó el crimen a la luz de una farola, y que los dos agresores huyeron a toda velocidad hacia la calle Segovia. El doctor, herido de muerte, pudo, todavía, dar unos pocos pasos hacia el restaurante que acababa de abandonar. Su compañero, Manuel Ambite, salió del vehículo y corrió a auxiliarle.

Con todo, la Policía descartó la hipótesis del crimen por encargo y se mantuvo firme en la del robo, una sirla más, un intento de atraco callejero con arma blanca protagonizado por delincuentes juveniles, posiblemente drogadictos. Según este argumento, los asesinos huyeron al ver descender del coche al otro médico, y por eso no se llevaron nada. La Policía nunca ha conseguido identificar al navajero. El demoledor informe de Juan Carlos Malo sobre ASISA y el sistema sanitario nunca ha aparecido.
 
Curiosamente solamente hay dos artículos disponibles sobre el caso: uno de El País y este de Extraconfidencial. El primero es bajo suscripción, pero tienes gratis tres al mes, por lo que sí lo leí. Es más objetivo, ya que no se posiciona a favor de una teoría u otra. Aclarar que oficialmente se trata de un homicidio como consecuencia de robo con violencia.
 
El periodista de la agencia EFE que había recibido a Malo en la redacción de la agencia testificó que, mientras conversaban, alguien llamó por teléfono al doctor, y que éste le dijo textualmente: “Ya sabes que estoy dispuesto a ir hasta el final”.
Esto me llama la atención. Por lo que entiendo, Malo estaba en la agencia, supongo que en la sala de reuniones, oficina o al menos escritorio del periodista. Si alguien lo llamó allí (dado que en 1984 no existía telefonía móvil -a no ser que esté equivocada), ese alguien sabía que en ese momento, exactamente, Malo estaba dialogando con el periodista. Y no pueden haber llamado directamente a Malo, sino al teléfono fijo del lugar (que o bien tenía internos o bien centralita con telefonista, ni idea...) y en primer lugar pasarían la llamada al periodista que lo había recibido. "Fulanito, estás entrevistando al Dr. Malo? Hay una llamada para él", o algo así, imagino... Y en esos lugares conservan registros de las llamadas, podía ser un hilo a seguir. A no ser que la supuesta llamada solo sea producto de la imaginación del periodista para dar más color al asunto.
 
Y el testimonio drl clérigo?
Supongo que investigarian si estaba relacionado con alguien de la aseguradora
 
¿Qué opináis del caso?
Yo opino que no fue un asesinato por robo, sino mas bien un asesinato programado, puede que en 1984 salieran los primweeros moviles, de la marca Airtel, eran unos ladrillos, lo se porque al comprar una coleccion de libros daban un movil, pero solo telefono nada de wuapsan o de internet
 
Yo tampoco creo que fuera un robo, fueron a por ese doctor. Que los autores fuesen drogadictos pues sí que podría ser, les pudieron encargar que lo mataran por 4 duros o drogas y si los pilla la policía, qué iban a decir? qué credibilidad iban a tener?
 
Yo opino que no fue un asesinato por robo, sino mas bien un asesinato programado, puede que en 1984 salieran los primweeros moviles, de la marca Airtel, eran unos ladrillos, lo se porque al comprar una coleccion de libros daban un movil, pero solo telefono nada de wuapsan o de internet
Yo tampoco creo que fuera un robo, fueron a por ese doctor. Que los autores fuesen drogadictos pues sí que podría ser, les pudieron encargar que lo mataran por 4 duros o drogas y si los pilla la policía, qué iban a decir? qué credibilidad iban a tener?
No había oido este caso, a ver si busco más información por la red.

Si no se llevaron nada de valor esta claro que el motivo no era el robo
Me llama mucho la atención que no indagasen más en el tema de los seguros.
 
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