Hace 143 años del nacimiento de la bailarina más emblemática del siglo XX, según algunos la precursora de la danza contemporánea. Algunos tan sólo la recuerdan por su muerte, la más trágica del siglo pasado.
Sus grandes triunfos escénicos quedaban muy atrás, y por entonces atraía la atención del público sobre todo por las excentricidades y la vida disipada que la prensa se encargaba de airear. El conductor del vehículo respondía al nombre de Benoît Falchetto; era un joven y atractivo empleado de garaje que deseaba que la estrella en horas bajas adquiriera un coche como aquel, y que para convencerla se había ofrecido a llevarla hasta su hotel aquella noche.
Parece ser que el coche recorrió varios metros antes de que Falchetto decidiera frenar, alarmado por los gritos de los viandantes que contemplaron la breve carrera. El vaporoso echarpe, del que se esperaba que serpenteara como una estela con sublime elegancia, se había enganchado en los radios de la rueda trasera del automóvil, oprimiendo el cuello de Duncan hasta estrangularla y arrojando su cuerpo contra la calzada. Murió casi al instante.
Los planes de Isadora, la vividora, la excéntrica estaban claros, así se despidió de sus amigos antes de que el coche arrancase: ¡Adios amigos, voy hacia el amor!. La vida tenía otros planes para ella.
Sus grandes triunfos escénicos quedaban muy atrás, y por entonces atraía la atención del público sobre todo por las excentricidades y la vida disipada que la prensa se encargaba de airear. El conductor del vehículo respondía al nombre de Benoît Falchetto; era un joven y atractivo empleado de garaje que deseaba que la estrella en horas bajas adquiriera un coche como aquel, y que para convencerla se había ofrecido a llevarla hasta su hotel aquella noche.
Parece ser que el coche recorrió varios metros antes de que Falchetto decidiera frenar, alarmado por los gritos de los viandantes que contemplaron la breve carrera. El vaporoso echarpe, del que se esperaba que serpenteara como una estela con sublime elegancia, se había enganchado en los radios de la rueda trasera del automóvil, oprimiendo el cuello de Duncan hasta estrangularla y arrojando su cuerpo contra la calzada. Murió casi al instante.
Los planes de Isadora, la vividora, la excéntrica estaban claros, así se despidió de sus amigos antes de que el coche arrancase: ¡Adios amigos, voy hacia el amor!. La vida tenía otros planes para ella.