La merienda del niño

Registrado
29 Dic 2009
Mensajes
8.672
Calificaciones
53.030
La merienda del niño
14 Nov 2016
/
ARTURO PÉREZ-REVERTE
/
Patente de corso


Divorciado. Mi amigo Paco –lo llamaremos Paco para no complicarle más la vida– es divorciado desde hace tiempo, de ésos a los que la mujer, un día y como si no viniera a cuento, aunque siempre viene, le dijo: «Ahí te quedas, gilipollas, porque me tienes harta», y se largó de casa. Al principio, como tienen un hijo de ocho años, la cosa funcionó en plan amistoso, pensión de mutuo acuerdo y demás, tú a Boston y yo a California. Pero la ex legítima, cuenta Paco, se juntó con unas cuantas amigas también divorciadas que empezaron a crear ambiente. Cómo dejas que ese hijop*ta se vaya de rositas, sácale los tuétanos, y cosas así. Lo normal. Además, una de las compis era abogada, así que Paco lo tenía claro. Su ex lo pensó mejor, se le puso flamenca, y al año de separarse le había quitado la casa, el coche, el perro, las tres cuartas partes del sueldo y la custodia del niño. «Y no me quitó la moto -dice Paco-, porque me arrastré como un gusano, suplicando que me la dejara».

Desde entonces, un día a la semana, mi amigo va a recoger a su hijo al cole. En Madrid. Se trata, me cuenta, de uno de esos colegios pijoprogres de barrio ídem, por Chamberí, con papis modernos y enrollados –«como lo era yo, te lo juro, hasta que esa zorra me dio por saco», matiza Paco–, donde a las criaturas se les quita horas de Lengua, de Historia y de Ciencias para darles Valores y Buen Rollito, Estabilidad Emocional, Dinámica de Grupo, Gramática de Género y Génera, Convivencia de Civilizaciones, Acogida a Refugiados y otras materias de vital importancia.

Paco tiene mala imagen en el cole de su hijo. Seguramente se debe a que el curso pasado, en la fiesta de Halloween, o de Acción de Gracias, o del Ramadán, una de ésas –Navidad o Reyes no eran, seguro, pues no se celebran para no ofender a los padres y niños no creyentes–, donde el asunto para disfrazar a los niños eran los piratas del Caribe, a Paco se le ocurrió vestir a su hijo, que le tocaba en casa ese día, con un parche en el ojo y una espada de plástico. Y cuando la profesora vio llegar al niño de la mano de su padre, lo primero que hizo fue quitarle el parche y la espada. El parche, dijo indignada, porque podía herir la sensibilidad de las personas con alguna minusvalía de visión ocular; y la espada de plástico, porque en ese colegio las armas estaban prohibidas. Y cuando Paco argumentó que los piratas llevaban armas para sus abordajes y masacres, la profe zanjó el asunto con un seco: «También había piratas buenos».

Pero la peor fama de Paco en el colegio de su hijo, piratas y parche aparte, viene de la cosa alimentaria: la merienda. No hay una sola madre con hijo allí que no sea una talibán de la alimentación sana; y como el gran enemigo de las madres progres son la harina refinada y las bebidas carbonatadas, cuando acuden a buscar a los niños todas van provistas de fruta ultrasana, zumo de papaya virgen, pan de pipas, pan integral con levadura madre enriquecida con semillas, jamón york ecológico, queso de leche de soja o tortilla de huevos de gallinas salvajes que viven en libertad, igualdad y fraternidad. Los carbohidratos, naturalmente, sólo se consienten en los cumpleaños; y según cuenta Paco, basta pronunciar la palabra Nocilla para ganarte una oleada de miradas asesinas. Al principio, dice, esperaba a su hijo en la puerta del cole con la moto y un donut o un bollicao. «Y como los otros críos miraban al mío con envidia, no puedes imaginarte el odio con el que me trataban algunas madres. Como si fuera un terrorista. Hasta dejaron de invitar a mi hijo a los cumpleaños y fiestas de pijamas». Alguna, incluso, hasta se ha chivado a la del niño: «Deberías vigilar lo que le da de comer tu ex marido».

Así que, en los últimos tiempos, Paco y su vástago han pasado a la clandestinidad en cuestión de meriendas, utilizando entre ellos una jerga en código que los protege de la Gestapo materno-escolar. Cuando el enano sale de clase con los compañeros, ya está adiestrado para preguntar a su padre cosas como «¿Qué hay de lo que tú sabes?», a lo que Paco responde, tras mirar prudente a un lado y a otro: «Tranqui colega, ahora te lo paso». Entonces el zagal le guiña un ojo y pregunta, susurrando esperanzado: «¿Foskito?». Pero Paco mueve la cabeza: «Hoy toca zoológico», responde. Y mientras suben a la moto, clandestinamente, ocultándolo bajo el anorak de su hijo, le pasa la pantera rosa o el tigretón.

http://www.zendalibros.com/la-merienda-del-nino/
 
Pérez Reverte cada vez me recuerda más a Jiménez Losantos con su ironía y sentido del humor entreverados de mala baba y aires de superioridad moral e intelectual.
Cuando era reportero de guerra en tv me gustaba, pero a partir de ahí, me ha caído fatal.
Como escritor, no logré acabar su primer Alatristre porque me aburría y solamente leo algunos de sus artículos.
Digo esto a pesar de que estoy de acuerdo con él en muchas cosas, pero es que no soporto sus ínfulas.
Me parece lo que yo llamo "un pedorro con chorreras".
 
lo único que sé es que el artículo se mueve en dos extremos. Y este señor se está volviendo, conforme pasan los años, un bestia.

A ver, los foskitos o panteras rosas son mierda, punto. Lo otro del trozo de tofu es, también, exagerado.

@jotajota, no me extraña que no pudieras acabar su primer alatriste. Yo sí pude, me pareció una novela entretenida para chavales, de aquellad de "barco de vapor", pero nada más.
 
Pérez Reverte cada vez me recuerda más a Jiménez Losantos con su ironía y sentido del humor entreverados de mala baba y aires de superioridad moral e intelectual.
Digo esto a pesar de que estoy de acuerdo con él en muchas cosas, pero es que no soporto sus ínfulas.
Me parece lo que yo llamo "un pedorro con chorreras".

A ver, los foskitos o panteras rosas son mierda, punto. Lo otro del trozo de tofu es, también, exagerado.

No es santo de mi devoción, pero en este caso me ha hecho reír y mucho. Lo del disfraz de pirata "políticamente correcto" es genial, así como el tema del buenismo que nos lleva a desterrar nuestras tradiciones para que los que vengan, no se ofendan con ellas.

No creo que exagere, hay gente (y cada vez más) así de histéricas con el tema de las chuches o los bollos.
Pienso que un foskito o una pantera rosa A LA SEMANA (se supone que solo lo ve ese día) no va a matar a nadie, más si el resto de la semana come sano y sobre todo, si el niño se mueve: hace deporte, corre, juega al aire libre, etc.

La exageración, es una figura literaria bien utilizada en este caso, aunque según lo que veo por ahí, tampoco es tan exagerado.
 
A mí me hizo gracia relativamente la segunda parte del artículo, la primera no, ninguna. Y eso que confieso que yo soy una madre talibana de la comida sana, reconozco que soy ese perfil de madre y que mi hija por ejemplo aún no ha probado el chocolate.

Pues siento decirte que cuando cumpla los 18, lo más seguro, es que se atiborre a chocolate. Y tendrás suerte, porque el chocolate es buenísimo: vitamina B, ácido fólico, minerales. Tiene flavonoides que mejoran la circulación sanguínea y previenen infartos y derrames (es el sabor amargo del chocolate). Tiene teobromina, que favorece la respiración y también ayuda a reducir el colesterol malo. El chocolate es un tesoro, y está riquísimo. Yo a mis hijos les doy después de cenar una pastilla de chocolate, y poco a poco les voy dando más puro. Lo malo es la cantida de azúcar que le ponen, por eso cuando más % de cacao tenga mejor.

Yo lo único que veo es que, según el artículo, están criando futuros obesos en potencia. Yo tuve una amiga que su madre era una talibana de la alimentación. Incluso llegaba a hacer un caldo de verduras y sólo bebía eso durante una semana para depurarse (y es médico). En la adolescencia esta amiga, con la posibilidad de salir por ahí empezó a comer como si no hubiera mañana todo aquello que tenía prohibido. No lo controlaba. Se engordó mucho, y con veintipocos empezó la anorexia.

Yo intento, con el tema de la alimentación, RELAX y sentido común. Todos los prejuicios, manías etc... que tengamos con nuestros hijos respecto a lo que comen, acabaran pasándole factura a ellos. Y es un tema muy serio.
 
Conozco a un par de madres divorciadas talibanas de la alimentación. El motivo es bien simple. Ya les gustaría a las señoras talibanas ser un poco más flexibles, quitarse el burka para llevar a los niños una vez a la semana a comer una hamburguesa o darles una buena merienda a base de donuts y colacao. La verdad es que no pueden porque sus hijos están de viernes por la tarde a domingo por la noche con el padre, que como es tan simpático los deja comer todo lo que quieran, caprichos dos días y medio. Así que o se compran a los hijos dándoles también caprichetes para merendar o no les queda otra que talibanear cuatro días y medio. Uno de ellos también les compra chuches para toda la semana por lo que la mala madre además se tiene que convertir en policía de aduanas.
 
Pues siento decirte que cuando cumpla los 18, lo más seguro, es que se atiborre a chocolate. Y tendrás suerte, porque el chocolate es buenísimo: vitamina B, ácido fólico, minerales. Tiene flavonoides que mejoran la circulación sanguínea y previenen infartos y derrames (es el sabor amargo del chocolate). Tiene teobromina, que favorece la respiración y también ayuda a reducir el colesterol malo. El chocolate es un tesoro, y está riquísimo. Yo a mis hijos les doy después de cenar una pastilla de chocolate, y poco a poco les voy dando más puro. Lo malo es la cantida de azúcar que le ponen, por eso cuando más % de cacao tenga mejor.

Yo lo único que veo es que, según el artículo, están criando futuros obesos en potencia. Yo tuve una amiga que su madre era una talibana de la alimentación. Incluso llegaba a hacer un caldo de verduras y sólo bebía eso durante una semana para depurarse (y es médico). En la adolescencia esta amiga, con la posibilidad de salir por ahí empezó a comer como si no hubiera mañana todo aquello que tenía prohibido. No lo controlaba. Se engordó mucho, y con veintipocos empezó la anorexia.

Yo intento, con el tema de la alimentación, RELAX y sentido común. Todos los prejuicios, manías etc... que tengamos con nuestros hijos respecto a lo que comen, acabaran pasándole factura a ellos. Y es un tema muy serio.

Lo sé porque yo soy un ejemplo de eso, en mi casa hasta los yogures eran caseros y a día de hoy no soy capaz de tomar ningún lácteo. Yo no creo que haya que prohibir radicalmente todo pero sí tratar de tener una alimentación sana y equilibrada y eso pasa por reducir al máximo el consumo de azúcar o harinas refinadas. El ejemplo del chocolate era sólo una anécdota, mi hija cumplió dos años la semana pasada, no es que se lo prohiba, es que simplemente no lo conoce, hasta ahora no he visto la necesidad de que coma chocolate o bollería industrial o ese tipo de cosas o beba refrescos o zumos y que confieso yo sí como de cuando en cuando y que sé que más pronto que tarde acabará descubriendo. Pero de momento está tan feliz merendando su mandarina en el parque y que le dure. Cuando llegue el momento todo será cuestión de negociar el cuándo y el cómo.
 
No creo que el artículo hable de niños de 2 años, sino más bien de 6 a 10
Esa es la edad que deben comer de todo, incluyendo porquerías, porque como bien dicen, en el futuro será el fruto prohibido y se atiborrarán de ellas.

Más grave me parece como papá de días sueltos comprar a tus hijos dejándoles que coman y hagan lo que no deben, para ser el "simpático" de la relación con ellos. Aunque estés divorciad@, debes establecer unas normas con tu ex pareja sobre tablets, internet, chuches y otros hábitos, que no son malos con moderación.

Lo que yo no soporto, es a los niños con 10-12 años que no saben comportarse en un restaurante y que a esa edad solo comen macarrones, fingers de pollo y hamburguesas. No pueden ir a ningún sitio y hay que hacerles un menú aparte. A mi hijo desde pequeño (ahora es adolescente), le he educado el paladar (que como todo se educa) desde bien pequeño come curry, sushi, pasta y pizza claro está, carne, pescado, verdura, legumbres y frutas. Puedo decir que come de TODO, aunque algunas cosas le gustan más que otras, como a todos. Eso me ha permitido la ventaja de poder llevarlo a cualquier parte del mundo sin problemas desde muy pequeño y también alguna que otra anécdota inolvidable (como en México con el picante), que cuando nos acordamos, nos hartamos a reír.

El único vicio que genera discusión, es uno que le inculcó mi hermana cuando pasó una temporada con ella debido a que yo estaba fuera por trabajo: la Coca Cola. Soy una talibana de los refrescos con gas, me parecen nefastos. Yo habré bebido 3 refrescos de cola en toda mi vida, y porque no había otra cosa que echarme al gaznate. En ese punto soy inflexible.
 
Perez Reverte se está volviendo viejo.Será un abuelo cebolleta insoportable.
Ridiculiza a las madres poniéndolas de histéricas de la comida y chupasangres de los ex-maridos.

En este país, las compensaciones económicas que se pasan son irrisorias y si se puede , se intenta ocultar patrimonio e ingresos para no pasar ni lo estipulado.

Y la peor parte la llevan los hijos/as que ven como su padre pasa de ellos , empezando con cambios de los fines de semana que les toca, no gastandose ni un duro con ellos o ni se los lleva de vacaciones porque el viaje lo hace con su nueva pareja e incluso con los hijos de ésta.

Sobre la alimentación .... creo que las mujeres y las madres tenemos bastante claro que queremos salud e hijos sanos. Creo que hay concienciación de que la mayoría de cosas que se publicitan en tv precisamente no son saludables y están hechas para consumir.


Al artículo le falta el final ... explicar que hace el resentido padre separado que intenta ser guay con su merienda basura la única tarde que pasa él porque lo que no dice Reverte es que la mayoría no saben que hacer con sus hijos el único día que tienen la posibilidad de ejercer como padres.
 
Me recuerda a la abuela que no cae bien o a la que ven poco, el poco tiempo que pasan juntos, comen lo que más les gusta y está vetado en su casa. Tema bollicaos, bollería industrial, muchas madres abusan, porque es el almuerzo cómodo.

Algunas madres se ponen una venda en los ojos. Saben que los días que están con el padre comerán mal. Si es un padre correcto, los críos han tenido bastante suerte. Les fastidia hacer de "poli malo", pero el oficio de madre no es sencillo, ni falto de lágrimas.
 

Temas Similares

2
Respuestas
23
Visitas
1K
Back