Lo copio del blog de un sacerdote, me parece interesante traerlo...
Gastar dinero en premios (2ª parte)
Esta foto es muy bonita. Pero, detrás de la foto, hay 32 millones de euros. En nuestras democracias, las personas que tienen el Poder y que deberían tener interés por resolver los problemas de la población son sujetos que jamás tendrán que esperar en una sala a que les atienda un médico del hospital, jamás tendrán que tomar metro y después el cercanías para ir a un destino, jamás tendrán que preocuparse en economizar para llegar a fin de mes... Las personas que tienen la capacidad para resolver las deficiencias de la sociedad no les afectan ninguno de esos problemas. Viven entre nosotros, pero en su propia burbuja. O, mejor dicho, no viven en nuestros barrios, no usan nuestros medios de transporte, etc., etc.
Si hay algo que me duele profundamente, lo digo con toda sinceridad, es la pobreza extrema de los totalmente excluidos de todo, o el hombre de cincuenta años que ya no tiene trabajo ni va a encontrar trabajo; o la familia que va a ser desahuciada, que se va a la calle, literalmente.
El rey Juan Carlos podía conseguir varias decenas de millones de euros con solo hacer unas cuantas llamadas y unas cuantas reuniones. ¿Y recogió ese dinero para reunir a sabios que propusieran planes para ayudar a los más necesitados? ¡Por supuesto que no! Recogió ese dinero para hacer un premio que entregaría más dinero a los que ya eran ricos. ( Hay cosas que deben decirlas mejor los laicos y no el clero. En todo este asunto, estoy siendo muy blando, porque hay MUCHA tela que cortar.)
¿No es esto algo inmoral? Siempre nos acusan a los curas (sobre todo en las películas financiadas por los socialistas) que no hacemos otra cosa que hablar del Sexto Mandamiento. Pues bien, hablemos de otra cosa. Hablemos, por ejemplo, de los Premios Príncipe de Asturias. ¿No fue su fundación un acto indecente? Tienes un dinero y pudiéndolo usar para lo que quieras, lo usas para aclamar a los famosos del mundo; para que vengan a tu casa y puedas hacerte la foto estrechándoles la mano. La culpa, evidentemente, no es de Felipe VI, sino de su padre.
¿No es este asunto concreto un mero exponente de una tónica general? (Aquí conviene leer el comentario de ayer de Shurinam. Pero hay cosas que deben decirlas mejor los laicos y no el clero. En todo este asunto, estoy siendo muy blando, porque hay MUCHA tela que cortar.)Señores políticos, el dinero es una cosa muy seria. Hay gente que necesita, y lo necesita de verdad, el dinero, porque por salud o edad ya no puede conseguirlo por sí misma. Soluciones haylas, pero si el gobernante está más preocupado en galas de premios, en irse de viaje aquí y allá y cosas similares, no hay nada que hacer. El pobre seguirá siendo pobre, y el rico seguirá viviendo en su propia burbuja.
Lo que hay que hacer es declarar la guerra a la pobreza y buscar a la gente que sabe (que no son los políticos) para que planeen una campaña militar en condiciones, a largo plazo. Pero primero hay que ponerse de acuerdo en un plan que vaya a las causas. No seguir poniendo parches y más parches.
Los premios Príncipe de Asturias (1º parte): algunas explicaciones previas que van a desembocar en unas conclusiones morales
Hay un tema sobre el que he evitado hablar desde hace años y es el de los premios de la Fundación Princesa de Asturias. Y si voy a hablar de este tema es porque tiene unas conclusiones que entran en el campo de la moral, no de la política. Pero eso se verá al final, en la conclusión final en otro post.
Nota: Quiero hacer constar que he reescrito este post. Porque la primera redacción (que publiqué en este blog hace cuatro horas) era demasiado dura.
Antes de nada, quiero decir que no critico a su presidente, Luís Fernández-Vega, ni a algunos de sus consejeros. No critico a su presidente, porque, por muy capaz que sea, cuando le nombraron, bien sabía que solo podía hacer lo que pudiera y nada más. Tiene las manos bastante atadas.
Tampoco critico a algunos de los vocales de su consejo de administración. Esos mismos vocales son los primeros en saber quiénes están sentados alrededor de esa mesa por méritos y quiénes están allí “por otras razones”.
Los premios nacieron de una improvisación de nuestro anterior monarca en una época completamente loca que fueron los años 80. En esa década, cualquier cosa fue posible. El rey quería unos premios prestigiosos, al estilo de los Nobel. A partir de allí, todo se fue organizando a través de ocurrencias sobre la marcha.
Una llamada del rey y los bancos pusieron una pila de dinero. Tal alta fue esa pila que, a día de hoy, el patrimonio neto de la fundación es de 32 millones de euros.
¿Cuál fue el primer problema de esta idea de crear unos premios? Pues fue hacerlo sin tener idea de cómo funcionan las cosas en este mundo de los premios. Lo primero de todo, habría que haber estudiado la situación para ver qué premios faltaban en el Mundo o en Europa, y tratar de llenar ese espacio vacío.
Lo que no tenía NINGÚN sentido era crear una copia de otros premios ya existentes y muy bien gestionados. Es decir, para qué gastar el dinero en volver a hacer lo que otros ya llevaban haciendo desde hacía mucho tiempo y lo hacían muy bien.
Tenía sentido crear un premio internacional de literatura en lengua española. Eso no existía antes del Premio Cervantes. Y eso fue el Premio Cervantes. Ese premio llenaba un nicho vacío. Su éxito fue inmediato e indiscutido.
Pero no tiene sentido que, por ejemplo, ahora, en el año 2019, se gaste una gran cantidad de dinero en crear un gran premio internacional de matemáticas cuando ya existe el premio Abel en esa rama; o en crear uno de química, cuando ya existe el Nóbel.
Cuál fue el resultado de repetir lo que ya existía (y de repetirlo peor): que los premios Príncipe de Asturias no los conoce nadie en el extranjero. Están pagados y bien pagados, pero no tienen el menor prestigio fuera del Telediario. Como buena parte de los premiados son extranjeros, el dinero de los premios se va al extranjero. Pero, después de una generación entera funcionando los Príncipe de Asturias, siguen sin tener prestigio. Nota explicativa: Cuando digo “el dinero se va al extranjero”, en realidad, bien podría decir “nuestro dinero se va al extranjero”, aunque sea una fundación. Pero ese es un tema que explicaré en otro post.
A eso hay que añadir las decisiones en cuanto a quién dar los premios. Vamos, simplemente, a decir que han sido “desafortunadas”.
Mañana escribiré el segundo post de quizá tres sobre este tema. Pero ya ahora animo a los miembros válidos del patronato de esa fundación (que los hay) a que den un manotazo en el timón y les digan a sus compañeros en la mesa del consejo de administración (aquellos que no son tan válidos) que las cosas no pueden seguir así; que más de treinta millones de euros no pueden seguir sirviendo para pagar cinco minutos de aparición en el Telediario.
Nota: Un comentarista, Shurinam, ha escrito un comentario sobre este tema que vale la pena leerlo. En mi opinión, va al meollo del asunto. Pero hay cosas que deben decirlas los laicos y no yo. Por eso he rebajado el tono de mi post.
shurinam7:14 p. m.
La razón por la cual se crean esos premios no obedece al deseo de fomentar ninguna de las ciencias o áreas del saber premiadas, sino a la capacidad de la corona de galardonar a sujetos que compartan una ideología política y moral conveniente a la corona. Es decir, todo se trata de lanzar a la fama a cualquiera, con tal de que sus ideas convengan al régimen vigente. De tal forma, se fomenta una ideología fabricando "intelectuales", "prestigiosos", sacados de la manga, que promoverán las ideas del gobierno que los ha premiado. Cuando uno ve esos supuestos "errores de gestion" y piensa que se deben a la improvisación, peca de buenismo e inocencia. No, donde algo huele mal, algo podrido está.
Padre Fortea9:51 p. m.
Enhorabuena por tu comentario.
Gastar dinero en premios (2ª parte)
Esta foto es muy bonita. Pero, detrás de la foto, hay 32 millones de euros. En nuestras democracias, las personas que tienen el Poder y que deberían tener interés por resolver los problemas de la población son sujetos que jamás tendrán que esperar en una sala a que les atienda un médico del hospital, jamás tendrán que tomar metro y después el cercanías para ir a un destino, jamás tendrán que preocuparse en economizar para llegar a fin de mes... Las personas que tienen la capacidad para resolver las deficiencias de la sociedad no les afectan ninguno de esos problemas. Viven entre nosotros, pero en su propia burbuja. O, mejor dicho, no viven en nuestros barrios, no usan nuestros medios de transporte, etc., etc.
Si hay algo que me duele profundamente, lo digo con toda sinceridad, es la pobreza extrema de los totalmente excluidos de todo, o el hombre de cincuenta años que ya no tiene trabajo ni va a encontrar trabajo; o la familia que va a ser desahuciada, que se va a la calle, literalmente.
El rey Juan Carlos podía conseguir varias decenas de millones de euros con solo hacer unas cuantas llamadas y unas cuantas reuniones. ¿Y recogió ese dinero para reunir a sabios que propusieran planes para ayudar a los más necesitados? ¡Por supuesto que no! Recogió ese dinero para hacer un premio que entregaría más dinero a los que ya eran ricos. ( Hay cosas que deben decirlas mejor los laicos y no el clero. En todo este asunto, estoy siendo muy blando, porque hay MUCHA tela que cortar.)
¿No es esto algo inmoral? Siempre nos acusan a los curas (sobre todo en las películas financiadas por los socialistas) que no hacemos otra cosa que hablar del Sexto Mandamiento. Pues bien, hablemos de otra cosa. Hablemos, por ejemplo, de los Premios Príncipe de Asturias. ¿No fue su fundación un acto indecente? Tienes un dinero y pudiéndolo usar para lo que quieras, lo usas para aclamar a los famosos del mundo; para que vengan a tu casa y puedas hacerte la foto estrechándoles la mano. La culpa, evidentemente, no es de Felipe VI, sino de su padre.
¿No es este asunto concreto un mero exponente de una tónica general? (Aquí conviene leer el comentario de ayer de Shurinam. Pero hay cosas que deben decirlas mejor los laicos y no el clero. En todo este asunto, estoy siendo muy blando, porque hay MUCHA tela que cortar.)Señores políticos, el dinero es una cosa muy seria. Hay gente que necesita, y lo necesita de verdad, el dinero, porque por salud o edad ya no puede conseguirlo por sí misma. Soluciones haylas, pero si el gobernante está más preocupado en galas de premios, en irse de viaje aquí y allá y cosas similares, no hay nada que hacer. El pobre seguirá siendo pobre, y el rico seguirá viviendo en su propia burbuja.
Lo que hay que hacer es declarar la guerra a la pobreza y buscar a la gente que sabe (que no son los políticos) para que planeen una campaña militar en condiciones, a largo plazo. Pero primero hay que ponerse de acuerdo en un plan que vaya a las causas. No seguir poniendo parches y más parches.
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Canal del padre Fortea3:51 p. m.
Pongo aquí los párrafos que he quitado del post. Porque si se denuncia una inmoralidad, pues denunciémosla:
¿No es este asunto concreto un mero exponente de una tónica general? Como cuando se pagó la construcción de la casa del príncipe a costa de todos, cuando ya estaba el palacio justo al lado. Yo, por la televisión, escuché que costó mil millones de pesetas. No es solo la casa, son los muebles, las lámparas, la cocina, las alfombras. Otro ejemplo, como cuando en lo peor de la última crisis todas las partidas tuvieron que recortar sus presupuestos. Había partidas que eliminarlas suponían la más grande miseria de los más desfavorecidos. Pues bien, la única partida de los presupuestos que no experimento ningún recorte (cuanto todos los españoles tuvieron que apretarse el cinturón) fue la Casa Real. En fin, los ejemplos podrían seguir y seguir.
Canal del padre Fortea3:53 p. m.
Y después está el capítulo de viajes. Cuando el rey saluda a una señora de Sevilla o de Badajoz, tenéis que saber que ese viaje se le paga a precio de oro.
Es decir, uno es el sueldo del rey y otro capítulo aparte es que cada viaje tiene un precio.
Canal del padre Fortea3:54 p. m.
Todo esto es una inmoralidad a plena luz del día.
¡Que se aprieten el cinturón los pobres!
Canal del padre Fortea3:55 p. m.
El presupuesto de la Consejería de la Presidencia del Govern Balear para el mantenimiento del Palacio de Marivent es de 1.573.738 euros en 2014. Si lo dividimos por los 36 días de media que pasa la Familia Real en él (31 en verano, cinco en Semana Santa), el resultado es que cada día que los Borbones están en Marivent le cuesta a los baleares 43.714 euros.
Canal del padre Fortea3:56 p. m.
Yo digo que esto es inmoral, pero no lo digo por ideas comunistas o socialistas, sino en nombre de los pobres.
Responder
Los premios Príncipe de Asturias (1º parte): algunas explicaciones previas que van a desembocar en unas conclusiones morales
Hay un tema sobre el que he evitado hablar desde hace años y es el de los premios de la Fundación Princesa de Asturias. Y si voy a hablar de este tema es porque tiene unas conclusiones que entran en el campo de la moral, no de la política. Pero eso se verá al final, en la conclusión final en otro post.
Nota: Quiero hacer constar que he reescrito este post. Porque la primera redacción (que publiqué en este blog hace cuatro horas) era demasiado dura.
Antes de nada, quiero decir que no critico a su presidente, Luís Fernández-Vega, ni a algunos de sus consejeros. No critico a su presidente, porque, por muy capaz que sea, cuando le nombraron, bien sabía que solo podía hacer lo que pudiera y nada más. Tiene las manos bastante atadas.
Tampoco critico a algunos de los vocales de su consejo de administración. Esos mismos vocales son los primeros en saber quiénes están sentados alrededor de esa mesa por méritos y quiénes están allí “por otras razones”.
Los premios nacieron de una improvisación de nuestro anterior monarca en una época completamente loca que fueron los años 80. En esa década, cualquier cosa fue posible. El rey quería unos premios prestigiosos, al estilo de los Nobel. A partir de allí, todo se fue organizando a través de ocurrencias sobre la marcha.
Una llamada del rey y los bancos pusieron una pila de dinero. Tal alta fue esa pila que, a día de hoy, el patrimonio neto de la fundación es de 32 millones de euros.
¿Cuál fue el primer problema de esta idea de crear unos premios? Pues fue hacerlo sin tener idea de cómo funcionan las cosas en este mundo de los premios. Lo primero de todo, habría que haber estudiado la situación para ver qué premios faltaban en el Mundo o en Europa, y tratar de llenar ese espacio vacío.
Lo que no tenía NINGÚN sentido era crear una copia de otros premios ya existentes y muy bien gestionados. Es decir, para qué gastar el dinero en volver a hacer lo que otros ya llevaban haciendo desde hacía mucho tiempo y lo hacían muy bien.
Tenía sentido crear un premio internacional de literatura en lengua española. Eso no existía antes del Premio Cervantes. Y eso fue el Premio Cervantes. Ese premio llenaba un nicho vacío. Su éxito fue inmediato e indiscutido.
Pero no tiene sentido que, por ejemplo, ahora, en el año 2019, se gaste una gran cantidad de dinero en crear un gran premio internacional de matemáticas cuando ya existe el premio Abel en esa rama; o en crear uno de química, cuando ya existe el Nóbel.
Cuál fue el resultado de repetir lo que ya existía (y de repetirlo peor): que los premios Príncipe de Asturias no los conoce nadie en el extranjero. Están pagados y bien pagados, pero no tienen el menor prestigio fuera del Telediario. Como buena parte de los premiados son extranjeros, el dinero de los premios se va al extranjero. Pero, después de una generación entera funcionando los Príncipe de Asturias, siguen sin tener prestigio. Nota explicativa: Cuando digo “el dinero se va al extranjero”, en realidad, bien podría decir “nuestro dinero se va al extranjero”, aunque sea una fundación. Pero ese es un tema que explicaré en otro post.
A eso hay que añadir las decisiones en cuanto a quién dar los premios. Vamos, simplemente, a decir que han sido “desafortunadas”.
Mañana escribiré el segundo post de quizá tres sobre este tema. Pero ya ahora animo a los miembros válidos del patronato de esa fundación (que los hay) a que den un manotazo en el timón y les digan a sus compañeros en la mesa del consejo de administración (aquellos que no son tan válidos) que las cosas no pueden seguir así; que más de treinta millones de euros no pueden seguir sirviendo para pagar cinco minutos de aparición en el Telediario.
Nota: Un comentarista, Shurinam, ha escrito un comentario sobre este tema que vale la pena leerlo. En mi opinión, va al meollo del asunto. Pero hay cosas que deben decirlas los laicos y no yo. Por eso he rebajado el tono de mi post.
shurinam7:14 p. m.
La razón por la cual se crean esos premios no obedece al deseo de fomentar ninguna de las ciencias o áreas del saber premiadas, sino a la capacidad de la corona de galardonar a sujetos que compartan una ideología política y moral conveniente a la corona. Es decir, todo se trata de lanzar a la fama a cualquiera, con tal de que sus ideas convengan al régimen vigente. De tal forma, se fomenta una ideología fabricando "intelectuales", "prestigiosos", sacados de la manga, que promoverán las ideas del gobierno que los ha premiado. Cuando uno ve esos supuestos "errores de gestion" y piensa que se deben a la improvisación, peca de buenismo e inocencia. No, donde algo huele mal, algo podrido está.
Padre Fortea9:51 p. m.
Enhorabuena por tu comentario.