La Infanta Elena, la mejor 'socialite' de la Familia Real.

Pues la verdad es que si, lo “mejor” de esa familia real son la infanta Elena y la reina Sofía. Elena nunca ha sido un bellezón y tal vez no tenga una personalidad súper extrovertida pero sabe CUMPLIR con su deber, siempre sobria, correcta y de buena actitud. Que lástima que cuando nació todavía aplicaba la ley sálica porque estoy segura que de ser ella la reina las cosas serían muy diferentes con o sin marichalar...
 
Lameculos o para joder a la kkuin la nota, dice la verdad. Elena es la única en esa familia de desquiciados , que ha demostrado estar a la altura de lo que su rango merece. Cierto es que la Reina también pero su situación, junto a su marido, en pos de la monarquía, el trono para el niñato y el chiringo real la descalifican en cierto punto.
A mí Elena me cae muy bien. Creo que atrás de esa leyenda de que es tonta, ante lo listos que son sus hermanos y cuñados, ha demostrado estar unos cuantos pasos delante de ellos,
De tonta no creo que tenga un pelo, que sea tímida y más discreta tal vez. Ella por mucho es lo mejor que le queda a la FR
 
De tonta no creo que tenga un pelo, que sea tímida y más discreta tal vez. Ella por mucho es lo mejor que le queda a la FR
Tampoco la creo tímida. Comparto que es discreta y sabe cuál es su lugar, el cual ocupa sin estridencias.
Elena me recuerda a la Chata, la hermana mayor de Alfonso XIII, que fuera heredera para luego pasar a in segundo plano y que fuera la única Borbón a quien se le permitió seguir viviendo en España después de la caída de la monarquía. Ella rechazó ese privilegio y se exilió en Francia, donde murió al hípico tiempo.
 
Pues la verdad es que si, lo “mejor” de esa familia real son la infanta Elena y la reina Sofía. Elena nunca ha sido un bellezón y tal vez no tenga una personalidad súper extrovertida pero sabe CUMPLIR con su deber, siempre sobria, correcta y de buena actitud. Que lástima que cuando nació todavía aplicaba la ley sálica porque estoy segura que de ser ella la reina las cosas serían muy diferentes con o sin marichalar...
 
Ha hecho un poco lo que ha querido, eso está bien.

Por qué la infanta Elena siempre ha ido por libre en la familia real española: desde su romance con un jinete hasta la educación de sus hijos Victoria Federica y Froilán de Marichalar​

La infanta Elena tuvo relaciones paralelas con dos jinetes, se divorció contra los deseos del Rey y ha educado a los Borbón que van a protagonizar la próxima década.​

Pincha en la foto para ver la llegada a España de la reina Sofía, la coronación, los momentos inolvidables con sus hijos... Toda su vida en imágenes./GTRES
Pincha en la foto para ver la llegada a España de la reina Sofía, la coronación, los momentos inolvidables con sus hijos... Toda su vida en imágenes. / GTRES
ELENA DE LOS RÍOSLunes, 30 agosto 2021, 07:37
Todas las miradas están puestas en la familia del Rey en las vacaciones más controvertidas de lo que llevamos de reinado de Felipe II. Si el verano de 2020 estuvimos centrados en la pandemia de coronavirus, en este volvemos a observar con curiosidad qué ocurre en Marivent y alrededores en una coyuntura única para nuestra monarquía: el autoexilio del rey emérito Juan Carlos en Abu Dabi lo cambia todo. En particular, para la reina Sofía, convertida en un verso suelto en la estructura familiar. La infanta Cristina vive volcada en Iñaki Urdangarín desde que estalló en caso Nóos. Y la infanta Elena, la que desde siempre ha cargado con la fama de rebelde, se ha convertido en la única que ve asiduamente a todos: en este verano ha visitado a su hermana, a su madre y a su padre.

La juventud de la infanta Elena fue, sin duda, un ejercicio de flexibilidad para una Casa Real para la que el protocolo era (y es) prácticamente inamovible. Y, de hecho, seguramente amortiguó el shock que se vivió cuando, en 2013, el príncipe Felipe anunció que iba a casarse con una periodista divorciada. Elena fue una joven inquieta y acostumbrada a no privarse de nada. De hecho, se ha publicado su obsesión por la teletienda y cómo se lo compraba todo. Sus romances juveniles debieron causar más de un quebradero de cabeza a Casa Real, que aprendió a manejar la relevancia pública de los noviazgos reales con sus primeros novios. Entre 1984 y 1986, la infanta Elena vivió su primer gran romance, quizá con el gran amor de su vida, el jinete sevillano Luis Astolfi.

En aquel momento parecía que todo iba a terminar en boda, pero hoy sabemos que, paralelamente, la Infanta mantuvo una relación con Cayetano de Alba, otro jinete, pero infinitamente mejor colocado en el ranking aristocrático español. Al final, esta doble apuesta no le salió nada bien a la primogénita de Juan Carlos I: Luis Astolfi se vio incapaz de soportar la presión mediática y no quiso renunciar a su carrera deportiva; Cayetano de Alba, el candidato favorito del Rey y la Reina, tampoco quiso hincar la rodilla.

Años más tarde, gracias a su autobiografía, supimos que en aquellos momentos el hijo de la Duquesa de Alba se encontraba «luchando por salir de mi celda educacional y estructural, de responsabilidades y presión de una familia como los Alba». Casarse con la infanta Elena habría sido salir de un problema para meterse en otro. «Lo que pasaba es que yo no quería meterme ahí porque estaba luchando para salir de mi propia celda y no quería meterme en otra mayor», confesó Cayetano de Alba.

La infanta Elena dio carpetazo a su rompedora vida sentimental gracias a Jaime de Marichalar, hijo de los condes de Ripalda, con el que se casó en 1995. Esta relación, su único matrimonio, fue el escenario de su segundo gran momento de ruptura: su divorcio, el primero de un miembro de la familia real. Fue un momento tan traumático en Zarzuela, que el Rey quiso negárselo por considerarlo un demérito en las mujeres. Y eso que era y es la favorita de su padre y, según cuentan los que la conocen, la auténtica heredera del carácter y sensibilidad Borbón.

La separación de la infanta Elena y Jaime de Marichalar se anunció en 2006 como un «cese temporal de la convivencia», tras doce años de vida en común y dos hijos. La relación se rompió absolutamente: dejaron de hablarse, las negociaciones del divorcio fueron durísimas y aún hoy se comportan con frialdad el uno con el otro. En 'Nuestra Reina', la periodista Carmen Enríquez relata que doña Sofía jamás le vio futuro al matrimonio: pensaba que no era «el hombre adecuado» para su hija.

Pese a su discretísima vida, sin relaciones oficiales que colapsen las portadas pero sí muchos amigos especiales que la han acompañado desde su divorcio, al tercer gran momento de ruptura de la infanta Elena viene por generación interpuesta. Son sus hijos, Felipe Juan Froilán, de 23 años, y Victoria Federica, de 20, los que han tomado el relevo a la leyenda de los Borbón, una antorcha que ella misma llevó en su juventud. Hoy son sus fiestas, novios, bailes en TikTok y encontronazos con la policía los que demuestran que, también en la educación de sus hijos, la infanta Elena ha ido por libre.

Lejos de la sobriedad y seriedad de los hijos de Iñaki Urdangarín y la infanta Elena o del autocontrol y el hieratismo de la princesa Leonor y la infanta Sofía, Froilán y Victoria viven la vida como auténticos 'socialites'. Por eso no extraña a nadie que la policía de Marbella haya multado a ambos e incluso haya trascendido su «actitud insolente». «Vosotros no sabéis quién soy yo», parece que dijo Froilán. Se comportan como auténticas estrellas del rock'n'roll. Y quizá lo son.
 

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