La Infanta Cristina sale reforzada de la fusión de Caixabank y Bankia.

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La Infanta Cristina sale reforzada de la fusión de Caixabank y Bankia
Mientras el resto de la familia sufre por la imagen pública, ella sigue en Ginebra, con un perfil bajo y su trabajo asegurado
Doña Cristina en Ginebra

Doña Cristina en GinebraGTRES

PREMIUM
  • MARINA PINA
Viernes, 18 septiembre 2020 - 22:51
Comentar
Si el Rey padre dejó España preocupado por la situación en la que quedaba la Infanta Elena, el futuro de su otra hija, Cristina (55), no le provoca tantos dolores de cabeza. La segunda hija de Don Juan Carlos y Doña Sofía vive tranquila en Ginebra, sin planes de cambios a la vista e intentando no llamar mucho la atención.
Doña Cristina se exilió con su familia en Ginebra en agosto de 2013. Allí buscó una casa, un colegio para sus cuatro hijos y la protección necesaria para pasar los años de instrucción del caso Nóos y el posterior juicio.
En Ginebra la Infanta comenzó a trabajar en la Aga Khan Development Network a media jornada. Un puesto que le encontró su padre y donde lleva siete años como coordinadora del programa interagencias entre la Fundación Aga Khan y el Aga Khan Trust for Culture. El resto del tiempo lo dedica a sus labores como directora del Área Internacional de la Fundación La Caixa. No ha dejado su trabajo, al contrario de lo que publicó Vanitatis, ni está sobre la mesa que su puesto se vea afectado ante la fusión del banco catalán y Bankia, una integración que se hizo oficial el viernes 18 de septiembre.
"La Fundación se quedará como accionista mayoritario del nuevo banco y, de hecho, es una de las claves de la negociación. CriteriaCaixa, controlada al 100% por la fundación, se quedará con en torno al 30% de participación para evitar perder su estructura comercial y las ventajas fiscales que le supone ser una fundación", explican a LOC fuentes conocedoras de la fusión. Las mismas que aclaran: "No es que La Caixa y Bankia hablen sobre qué pasará con la Fundación, es que es la propia Fundación la que está negociando con Bankia". Por lo tanto, el trabajo de Doña Cristina parece estar protegido hasta que ella misma decida dejarlo.

En la Fundación La Caixa Doña Cristina ha llevado adelante el proyecto Work4progress que busca ofrecer la creación de puestos de trabajo a mujeres y jóvenes en situación de vulnerabilidad en Mozambique, India y Perú. Desde la fundación Aga Khan, la hermana de Felipe VI se ha centrado en proyectos para fortalecer la sociedad civil en África y el Sur de Asia así como en temas de desarrollo social en áreas urbanas de El Cairo y Dheli.
Antes de la pandemia, parte del trabajo de Doña Cristina incluía algunos viajes durante el año a la zona en la que llevan a cabo los proyectos. Ahora esos viajes se han parado y la Infanta se limita a coger aviones para venir a España. Así lo hizo en verano, cuando pasó unos días con sus cuatro hijos en Bidart junto a la familia Urdangarin. Y en agosto, cuando estuvo en Zarzuela con su padre antes de que se marchara a Abu Dhabi. En ese viaje aprovechó para visitar a Urdangarin en prisión. En casi todas sus escapadas a España se encuentra con la Infanta Elena. Menos cuando viaja a Barcelona para mantener reuniones de la Fundación. Esos viajes son exprés en el día y ahora de momento se han parado por la pandemia y el teletrabajo.
Aunque está tranquila a nivel laboral, Doña Cristina se siente más sola que nunca en Ginebra, donde planea estar al menos tres años más. Es decir, hasta que su hija Irene cumpla los 18, termine el colegio y empiece la formación universitaria. Ahora viven ellas dos solas en Suiza. El hijo mayor, Juan, se instaló en Madrid el año pasado para ser el motivo de arraigo que Iñaki Urdangarin alegara para solicitar el tercer grado. En España ha comenzado una nueva vida después de terminar el colegio en Suiza, pasar un año de voluntariado en Vietnam y estar matriculado otro año en la universidad de Essex, como reveló LOC. En Madrid estudia en un centro privado en el que está muy integrado.
Pablo también espera volver pronto a España. Jugador de balonmano, Vanitatis desveló que está en conversaciones con el Esplugues para volver a jugar en el equipo donde se formó de niño. Por último, Miguel, que acaba de cumplir 18 años, ha comenzado sus estudios universitarios.
Los jóvenes han heredado de sus padres la vocación social. Además del trabajo de Doña Cristina por intentar mejorar la situación de personas desfavorecidas, Iñaki hace un voluntariado en el hogar social Don Orione desde que le concedieron el segundo grado. El ex duque de Palma está pendiente ahora de la resolución de su petición de tercer grado, lo que supondría un régimen de semilibertad.
Condenado a cinco años y diez meses de prisión, la lleva dos años y tres meses de condena cumplida. Los planes de la familia pasan por que cuando Urdangarin obtenga la libertad plena, el matrimonio comience una vida nueva sin hijos, pues coincidirá con el momento en el que Irene empiece la universidad. Por todo ello, doña Cristina vive con tranquilidad los cambios de la familia. Tiene el trabajo asegurado y tres años más de estabilidad en Ginebra.
 
Los Borbones han tenido tiempo de sobra para asegurarse el futuro, por lo tanto ninguno queda desprotegido.
Lo único que ha cambiado para ellos es que la imagen de la monarquía esta a la altura del betún.
Aceptar lo inaceptable (Letizia) fue el empujón para empezar a rodar cuesta abajo.
El caso NOOS aceleró el descenso y los dejo rodando casi sin freno.
Las amantes de JC aceleraron aún más la bajada cuesta a abajo.
Botsuana los puso a rodar aún más rápido y ya sin freno.
JC y su huida de España ha sido otro golpe monumental y que los acerca aún más al final.
Corinna pretende ser la patada definitiva para sacarlos del reino, a ver si lo consigue.
Visto lo visto, ya les queda muy poco que disfrutar en España.
 
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Mientras el resto de la familia sufre por la imagen pública, ella sigue en Ginebra, con un perfil bajo y su trabajo asegurado
Doña Cristina en Ginebra

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  • MARINA PINA
Viernes, 18 septiembre 2020 - 22:51
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Si el Rey padre dejó España preocupado por la situación en la que quedaba la Infanta Elena, el futuro de su otra hija, Cristina (55), no le provoca tantos dolores de cabeza. La segunda hija de Don Juan Carlos y Doña Sofía vive tranquila en Ginebra, sin planes de cambios a la vista e intentando no llamar mucho la atención.
Doña Cristina se exilió con su familia en Ginebra en agosto de 2013. Allí buscó una casa, un colegio para sus cuatro hijos y la protección necesaria para pasar los años de instrucción del caso Nóos y el posterior juicio.
En Ginebra la Infanta comenzó a trabajar en la Aga Khan Development Network a media jornada. Un puesto que le encontró su padre y donde lleva siete años como coordinadora del programa interagencias entre la Fundación Aga Khan y el Aga Khan Trust for Culture. El resto del tiempo lo dedica a sus labores como directora del Área Internacional de la Fundación La Caixa. No ha dejado su trabajo, al contrario de lo que publicó Vanitatis, ni está sobre la mesa que su puesto se vea afectado ante la fusión del banco catalán y Bankia, una integración que se hizo oficial el viernes 18 de septiembre.
"La Fundación se quedará como accionista mayoritario del nuevo banco y, de hecho, es una de las claves de la negociación. CriteriaCaixa, controlada al 100% por la fundación, se quedará con en torno al 30% de participación para evitar perder su estructura comercial y las ventajas fiscales que le supone ser una fundación", explican a LOC fuentes conocedoras de la fusión. Las mismas que aclaran: "No es que La Caixa y Bankia hablen sobre qué pasará con la Fundación, es que es la propia Fundación la que está negociando con Bankia". Por lo tanto, el trabajo de Doña Cristina parece estar protegido hasta que ella misma decida dejarlo.

En la Fundación La Caixa Doña Cristina ha llevado adelante el proyecto Work4progress que busca ofrecer la creación de puestos de trabajo a mujeres y jóvenes en situación de vulnerabilidad en Mozambique, India y Perú. Desde la fundación Aga Khan, la hermana de Felipe VI se ha centrado en proyectos para fortalecer la sociedad civil en África y el Sur de Asia así como en temas de desarrollo social en áreas urbanas de El Cairo y Dheli.
Antes de la pandemia, parte del trabajo de Doña Cristina incluía algunos viajes durante el año a la zona en la que llevan a cabo los proyectos. Ahora esos viajes se han parado y la Infanta se limita a coger aviones para venir a España. Así lo hizo en verano, cuando pasó unos días con sus cuatro hijos en Bidart junto a la familia Urdangarin. Y en agosto, cuando estuvo en Zarzuela con su padre antes de que se marchara a Abu Dhabi. En ese viaje aprovechó para visitar a Urdangarin en prisión. En casi todas sus escapadas a España se encuentra con la Infanta Elena. Menos cuando viaja a Barcelona para mantener reuniones de la Fundación. Esos viajes son exprés en el día y ahora de momento se han parado por la pandemia y el teletrabajo.
Aunque está tranquila a nivel laboral, Doña Cristina se siente más sola que nunca en Ginebra, donde planea estar al menos tres años más. Es decir, hasta que su hija Irene cumpla los 18, termine el colegio y empiece la formación universitaria. Ahora viven ellas dos solas en Suiza. El hijo mayor, Juan, se instaló en Madrid el año pasado para ser el motivo de arraigo que Iñaki Urdangarin alegara para solicitar el tercer grado. En España ha comenzado una nueva vida después de terminar el colegio en Suiza, pasar un año de voluntariado en Vietnam y estar matriculado otro año en la universidad de Essex, como reveló LOC. En Madrid estudia en un centro privado en el que está muy integrado.
Pablo también espera volver pronto a España. Jugador de balonmano, Vanitatis desveló que está en conversaciones con el Esplugues para volver a jugar en el equipo donde se formó de niño. Por último, Miguel, que acaba de cumplir 18 años, ha comenzado sus estudios universitarios.
Los jóvenes han heredado de sus padres la vocación social. Además del trabajo de Doña Cristina por intentar mejorar la situación de personas desfavorecidas, Iñaki hace un voluntariado en el hogar social Don Orione desde que le concedieron el segundo grado. El ex duque de Palma está pendiente ahora de la resolución de su petición de tercer grado, lo que supondría un régimen de semilibertad.
Condenado a cinco años y diez meses de prisión, la lleva dos años y tres meses de condena cumplida. Los planes de la familia pasan por que cuando Urdangarin obtenga la libertad plena, el matrimonio comience una vida nueva sin hijos, pues coincidirá con el momento en el que Irene empiece la universidad. Por todo ello, doña Cristina vive con tranquilidad los cambios de la familia. Tiene el trabajo asegurado y tres años más de estabilidad en Ginebra.


Pero vamos a ver, si Cristina segun aireó las prensa (diversos periodiscos) dejó de trabajar a peticion propia en la Caixa, a quer sale esto ahora Nos confunden
 
Los periodista listos que querían ensuciar su nombre inventan continuamente. De buena tinta se que la gente que trabaja en proyectos de la Caixa están encantados con ella, super sencilla y curranta como el que más
 
En la actualidad las empresas mandan a poca gente a viajar de un pais a otro, si tienen una delegacion en otro pais hacen el trabajo y el resto lo hacen desde casa con " teletrabajo ", solo unos poquisimos empleados incluidos direc tivos viajan de un pais a otro y porque el viaje personal es imprescindible . Ademas hay restricciones de vuelos segun a que paises.
 
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