La familia real serbia, en una dura batalla legal por recuperar el patrimonio que le fue confiscado

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Parte de la familia real serbia se reunió el pasado octubre para la boda del príncipe Felipe con Danica Marinkov, a la que también estuvo invitada la Reina Sofía. CORDON

Durante décadas, la familia real serbia -que no posee trono desde 1945- ha pasado desapercibida entre las decenas de royals europeos. Así, los Karaorevi, que aún conservan sus títulos de príncipes, han pasado a un segundo plano, incluso, en cuanto a política y popularidad. No obstante, durante los últimos dos años, los nietos de Pedro II y Alejandro I de Yugoslavia (dos de los soberanos) han vuelto a traer la alegría a la familia con sus respectivas uniones amorosas. Por ejemplo, el príncipe Miguel contrajo matrimonio con Ljubica Ljubisavljevic en 2016, mientras que Felipe, el ahijado de la Reina Sofia, se casó con la artista Danica Marinkovel 7 de octubre del año pasado. Es más, este febrero ha nacido su primogénito, Stefan, el primer heredero del clan aristócrata en 90 años. Aunque, este 2018, los Karaorevi podrían recuperar su notoriedad, después de emprender una dura batalla legal que podría devolverles una millonaria herencia.


De acuerdo con el portal de noticias Balkan Insight, los herederos de la corona yugoslava se han embarcado en una cruzada por la recuperación de una serie de propiedades que pertenecieron a sus antecesores y que les fueron confiscadas después de la Segunda Guerra Mundial (cuando el partido comunista ascendió el poder). En primer lugar, los Karaorevi exigen que Montenegro les devuelva dos castillos y una casa, donde se crio uno de sus monarcas. Sin embargo, una de las tierras contenidas en el petitorio se encuentra actualmente ocupada por un resort cinco estrellas, en la ciudad Budva, lo que podría implicar numerosos problemas legales. Pese a ello, los royals no pretenden dar su brazo a torcer. De hecho, también reclaman la devolución de inmuebles en Eslovenia, Bosnia, Macedonia y la misma Serbia, que incluyen una mina de oro, una librería, una central eléctrica, un cuartel militar y un chalé.

Por otra parte, también esperan que el banco central de su país les devuelva monedas valiosas, relojes y joyas entregadas en 1982. Una demanda que algunos políticos e incluso la iglesia ortodoxa de Serbia apoyan. Y es que los Karaorevi se encuentran en pie de guerra desde 2011,cuando una ley de restitución les entregó el derecho a exigir las propiedades decomisadas ente 1945 y 1968. Excepto el complejo real, de dos palacios, que se encuentra en Dedinje. De esa forma, en 2013, los nobles tuvieron su primera victoria: la princesa Isabel y su hermano consiguieron que se les devolviese una villa en Belgrado, que había sido convertida en una embajada. Por lo que, en diciembre de 2015 -y después de que la corte suprema serbia rehabilitara el estatus de rey de Pedro II (víctima de violencia política)- la familia decidió actuar de forma conjunta.

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De igual modo, sus representantes han manifestado que existe la oportunidad concreta de recuperar el patrimonio o, de lo contrario, recibir la compensación económica correspondiente. Asimismo, se evalúa la posibilidad de que los Karaorevi reciban algo más que un par de edificios. Porque, desde 2017, existe una petición para entregarle poder monárquico al príncipe Alejandro, el padre del príncipe Felipe, quien estuvo "exiliado" hasta 2011. Según el grupo pro-realeza "Asociación del Reino de Serbia", la monarquía constitucional podría ser una buena alternativa para la nación. "Él no podría interferir en los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, pero podría ayudar a construir un estado decente con sus críticas y reconocimientos", mencionó entonces un portavoz. A pesar de ello, los príncipes no son ambiciosos y sólo esperan que pronto se les devuelva la herencia por la que tanto han luchado.

http://www.elmundo.es/loc/casa-real/2018/03/12/5aa2c217e5fdea724f8b45b8.html
 
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