La Familia Real en el acto solemne por el 40 aniversario de la Constitución. Diciembre 6, 2018

todo lo hacen a matacaballo ...parece como que es tan discutiendo hasta el último momento...que va...que no va...
la niña aplaca las críticas como es lógico ya que es una criatura...así se hablará menos de los caretos de Leti.. de la inutilidad de Prepa y de los escándalos de emerito
Eso mismo he pensado yo, parece mentira el pastizal que ganan los asesores para lo mal que lo hacen. Y a la vista están los resultados: de las monarquías peor valoradas por los ciudadanos. Los únicos que pintan algo en este tinglado son el emérito, el 6* y la toisonada. Las otras tres, que lo vean desde la tribuna.
 
Los Reyes incorporan a sus hijas al acto del 40 aniversario de la Constitución




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Los Reyes y sus hijas, Leonor y Sofía, durante el acto de lectura de la Constitución del pasado 31 de octubre. ANTONIO HEREDIA



La Casa Real confirma la rehabilitación de Don Juan Carlos para el 40 aniversario de la Constitución pese a sus polémicas

Don Juan Carlos será protagonista en el 40 aniversario de la Constitución

La celebración del 40 aniversario de la Constitución es un acto laborioso, complejo en cuanto a su diseño y protocolo, y sujeto a permanentes cambios. La presencia de la Familia Real lo condiciona todo y obliga a cambios y giros casi constantes. Este viernes la Casa Realconfirmaba la presencia de Don Juan Carlos y Doña Sofía en el acto solemne que se celebrará en el Congreso, tras semanas de incertidumbre. Pero no constaba la presencia de la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, hijas de los Reyes. Este sábado, Zarzuela se ha visto obligada a comunicar un cambio en la agenda oficial de la Familia Real para incluir la asistencia de las dos niñas.

En un primer momento la presencia de la Princesa Leonor y la Infanta Sofía no estaba contemplada por Zarzuela. Como ha venido informando este diario, las hijas de los Reyes habían asistido al Congreso tanto al acto de proclamación de Felipe VI como a la sesión solemne de apertura de la XII Legislatura. Pero en la Casa Real siempre ha habido preocupación por las reivindicaciones o protestasque pudieran hacer formaciones como Podemos respecto a la Corona y en su presencia.

La Reina Letizia, por ejemplo, estuvo muy pendiente de sus hijas durante la de apertura de la XII Legislatura y su rostro serio fue uno de los asuntos que se comentó del acto. La preocupación en Zarzuela es evitar que las dos menores puedan verse inmersas en alguna protesta o acto reivindicativo. Apenas 24 horas después de no contemplar su presencia en el acto solemne del Congreso, Zarzuela ha rectificado y sí confirma su asistencia.

Así pues, por primera vez toda la Familia Real -los actuales Reyes, sus hijas y los Eméritos- estarán presentes en el Congreso. Una imagen que nunca se ha dado hasta ahora. En la proclamación de Felipe VI como Rey, por ejemplo, Don Juan Carlos se ausentó, acudiendo Doña Sofía y su hija Doña Elena.

La Princesa Leonor se ha incorporado a la vida institucional en 2018, protagonizando actos oficiales como la imposición del Toisón de Oro, su primer viaje oficial a Asturias o su primera intervención leyendo públicamente la Constitución. De ahí que su ausencia el 6 de diciembre resultara llamativa. No obstante, el planteamiento en Casa Real es intentar mantener a las hija de los Reyes lo más al margen posible de la vida pública, propiciando un desarrollo alejado de los focos.

Acto en el hemiciclo
La presencia de los Reyes no es el único cambio que se ha producido en las últimas horas respecto al acto de conmemoración del día de la Constitución. En un primer momento, la página oficial del Congreso, en su agenda, señalaba el Salón de los Pasos Perdidos como el lugar de celebración de la efeméride. Sin embargo, este sábado ha corregido el emplazamiento y éste tendrá lugar en el hemiciclo.

La ubicación no es anecdótica, porque requiere un trabajo minucioso de protocolo. La presencia de Don Juan Carlos lo condiciona todo, máxime después de su sonada ausencia en la celebración del 40 aniversario de las primeras elecciones democráticas en España. El Congreso lleva semanas trabajando en el desarrollo del acto, a la espera que desde Casa Real les confirmasen la asistencia de sus miembros.

La Cámara Baja ha trabajado en distintas posibilidades para ubicar a Don Juan Carlos, que rechazaría sentarse en el Palco Real, sitio, por ejemplo, donde se situó Doña Sofía en la proclamación de Felipe VI. La opción más posible es que el actual padre del Rey se sitúe en el centro del hemiciclo junto a los padres de la Constitución y el resto de protagonistas de la aprobación de la Carta Magna.

https://www.elmundo.es/espana/2018/12/01/5c026ae9fc6c83ee748b4579.html
 
Pues claro que tenía que estar Leonor, no sé a que venían estas dudas. Tiene que estar allí cerca del abuelo y del padre señalando continuidad.
En realidad también creo que la peque tendría que estar , ya tiene una edad en la que puede aguantar perfectamente un par de horas sentadas, y si no que ensaye, que quedan un par de días.
Leonor estará aunque sólo solo sea para decir algo que no sabemos, que España es una monarquia parlamentaria. El descubrimiento del siglo....
 
Una historia de conspiraciones, pactos y enfrentamientos
La elaboración de la Constitución exigió la negociación más importante y voluminosa de la historia de la democracia española
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El rey Juan Carlos sanciona la Constitución en el Congreso en presencia de la reina Sofía y del entonces príncipe de Asturias.
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RAMÓN GORRIARÁNMadridDomingo, 2 diciembre 2018, 01:29
0 La negociación sale del Congreso para instalarse en despachos y restaurantes, sobre todo en uno, José Luis, lindante con el paseo de La Castellana. Mano a mano compartieron eternas sobremesas nocturnas sin luz ni taquígrafos, a las que después se sumaron otros diputados de UCD y PSOE. Así, sin publicidad, acordaron casi una treintena de artículos. Se llamarían 'los pactos del mantel'.

Apoyada en la vía parlamentaria y la gastronómica, la Comisión Constitucional cerró en julio un largo proyecto de 169 artículos, cuatro disposiciones adicionales, nueve transitorias y una derogatoria. En aras del consenso, explica el historiador Javier Tusell, se pagó el precio de una elaboración lenta, una redacción a veces farragosa y una longitud desmesurada para que todos vieran reflejadas sus posturas. Era un texto más largo que la constitución francesa, que consta de 92 artículos, la italiana, de 139 y alemana, 146.

Hubo duelos dialécticos que pasaron a los anales parlamentarios: la forma de Estado, la estructura territorial, las nacionalidades, la educación, el divorcio, la confesionalidad, las Fuerzas Armadas o la pena de muerte. Un debate que se preveía arduo, el de monarquía o república, se superó, sin embargo, sin traumas. Los socialistas, no los comunistas, se erigieron en adalides republicanos, aunque más que un principio irrenunciable era una actitud testimonial y con la vista puesta en otros artículos. El PSOE se abstuvo en la votación de la comisión sobre la monarquía parlamentaria y mantuvo su voto particular a favor de la república como modelo de Estado, aunque en la votación final del Congreso y del Senado asumió la fórmula regia.

Tampoco desató las tormentas que se temían la confesionalidad del Estado. Fraga y Solé Tura, recuerda el historiador Charles Powell, propusieron recuperar el artículo 3 de la Constitución republicana de 1931 –«el Estado español no tiene religión oficial»–. Al final se pactó un enunciado aconfesional, que no laico, y se estableció que «ninguna confesión tendrá carácter estatal» aunque se reconoció el peso de la religión católica en la sociedad.



La discusión de la nomenclatura de las comunidades autónomas amenazaba con ser interminable; se barajaron diversos términos, incluso alguno como «unidades territoriales autónomas», su acrónimo UTA empleado en plural daba pie a indeseadas confusiones



La soberanía nacional reside en el pueblo, era la primera redacción del artículo 1.2, hasta que alguien introdujo el gentilicio de «español» para, puntualiza el letrado Garrido Falla, cegar la tentación de que con el transcurrir de los años se quisiera «fraccionar la soberanía en los distintos pueblos de España». Una atinada precisión a la vista de acontecimientos recientes.

Áspera fue la batalla del título VIII, la organización territorial del Estado, del que la derecha hizo 'casus belli'. Roca, prefería la fórmula de las naciones que constituyen la nación española, pero como mal menor planteó el término nacionalidades. Encontró el apoyo de Herrero de Miñón y la oposición feroz de Fraga, que entendía que era lo mismo nacionalidad que nación. La discusión de la nomenclatura amenazaba con ser interminable, se barajaron diversos términos, incluso alguno como «unidades territoriales autónomas», su acrónimo UTA empleado en plural daba pie a indeseadas confusiones. La solución de consenso, de nuevo el mantra de aquellos años, fue comunidades autónomas, aunque el líder aliancista no transigió con el reconocimiento de las nacionalidades recogidas en el artículo segundo.

La batalla más enconada, según reconocieron los ponentes, se produjo con la educación. Fue una disputa con mil aristas, pero a modo de síntesis, y con el riesgo que conlleva el reduccionismo, enfrentó a UCD y AP, defensores de que la enseñanza privada, monopolio entonces de la Iglesia católica, recibiera subvenciones gubernamentales, con PSOE y PCE, que eran reticentes a esa financiación estatal y pusieron el acento en que la educación pública fuera universal. Meses de tiras y aflojas se plasmaron en un artículo 27 con diez apartados para recoger las posturas de ambas partes.

Así, tras decenas de interminables reuniones y debates públicos, y no se sabe cuántas citas secretas, el Congreso votó el 31 de octubre de 1978 el proyecto de la Constitución. Fue aprobado con 325 votos a favor, seis en contra (cinco de AP y uno de Euskadiko Ezkerra) y 14 abstenciones (siete del PNV, tres de AP, dos de UCD y dos de la minoría catalana). También se votó en el Senado con 226 votos a favor, cinco en contra y ocho abstenciones.




Una mujer vota en el referéndum constitucional del 6 de diciembre de 1978.
La otra cara del referéndum
El texto fue votado en referéndum el 6 de diciembre. Una jornada que recibió y recibe todo tipo de comentarios laudatorios, pero que tuvo aspectos no tan positivos. La participación fue baja, el 67%, cuando la media de afluencia a las urnas desde 1977 hasta la actualidad es de casi el 74%. El 87,8% voto 'sí' y el 7,8%, 'no'. Lo que quiere decir, si se toma como referencia el censo, que apenas seis de cada diez ciudadanos refrendó el texto constitucional. El desencanto, otro término que hizo fortuna en la época, que se abría paso, el largo proceso de elaboración, el secretismo con el que se llevó, lo abstruso del texto, se votó en día laborable (miércoles) y la falta de costumbre alimentaron la notable abstención. De todos modos, fue la primera constitución refrendada en la historia de España en una consulta popular lo que le otorgó una legitimidad que no tuvo ninguna de sus antecesoras.

La votación también dejó traslucir una herida abierta, el desmarque del nacionalismo vasco. El PNV exigió que los «derechos históricos» de los territorios vascos tuvieran un desarrollo legal al margen de la Carta Magna porque eran previos a ella. Suárez no transigió y no hubo forma de llegar a un acuerdo. La disposición adicional primera estableció que «la actualización» de esos derechos «se llevará a cabo en el marco de la Constitución y los Estatutos de Autonomía».

Se atribuyó la postura intransigente del PNV a su exclusión de la ponencia, pero los nacionalistas siempre lo han negado. Consecuencia de aquel desacuerdo fue que el respaldo más bajo al texto constitucional en el referéndum se registró en el País Vasco, la apoyaron el 69% de los vascos, pero con una participación del 44,7%, el PNV reclamó a sus votantes que se abstuvieran; y se registró el mayor porcentaje de votos negativos, el 24%, la media nacional fue casi del 8%. El 'no' fue reclamado por la izquierda abertzale.

Con el referéndum acabó una singladura plagada de riesgos de naufragio, todos conjurados con acuerdos, arreglos de compromiso e intrigas extraparlamentarias. El rey Juan Carlos sancionó la Constitución el 27 de diciembre de 1978 en un solemne acto en el Congreso, pero se decidió que el texto fuera publicado en el Boletín Oficial del Estado dos días después porque el 28 de diciembre es el día de los inocentes.

https://www.laverdad.es/40-aniversa...ucion-conspiraciones-20181202214317-ntrc.html
 
Que pesadez con tanto evento y tanta celebración. ¿Porque no esperan a que se cumplan 100 años?...no, tienen que poner la maquinaria de la propaganda en marcha a ver si cuela.

Pero mirar hacia el futuro tratando de ponernos al día en temas esenciales para la ciudadanía y para beneficio del País, eso es otro cantar, para eso hay que pensar , actuar e invertir en investigación y desarrollo . Hay que actualizar el sistema para que empresas punteras se instalen aquí, lo otro es puro teatro , es mas de la misma mamandurria que ya hemos visto muchas veces.
 
Tambien va. Sopapis no da dos pasos si no tiene a mano la acritud de Disgustina.
A esta altura creo que es risitas quien maneja, de maravillas, el control remoto de toisonita.
Es verdad, al padre de pequeño lo llevavan a estos "eventos" solito, las hermanas se quedaban en casita..... ¿Por qué será? Celos, falta de confianza de la mayor, otros motivos..... Por cierto, cuando la lectura de la Constitución (enterita, se la leyó enterita), le enseñé el vídeo a mi sobrina, de 13 años, y se partía de la risa, de lo mal que leía. Incluso mi hijo de 8 años, sin ser infante ni ensayar nada, lo hace mejor. ¿Qué educación "de élite" les estamos pagando a loz tezoroz?
 
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