La falta de lluvia pone a media España en alerta o emergencia por sequía

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La zona más afectada es el noroeste peninsular, además de las cuencas del Júcar y el Segura

ARACELI ACOSTA Madrid08/06/2017 22:39h - Actualizado: 09/06/2017 11:57h. Guardado en: Sociedad


Si se comparan los mapas de seguimiento de los indicadores de estado de la sequía a finales de mayo de este año con el de la misma fecha del año pasado podría parecer que estamos en un país diferente. Pero no. El régimen de lluvias nada ha tenido que ver con el del año pasado y a estas alturas del año hidrológico (comenzó el 1 de octubre) el valor medio nacional de las precipitaciones acumuladas se cifra en 455 litros por metro cuadrado, lo que representa en torno a un 13% menos que el valor normal correspondiente a dicho periodo (de octubre a mayo), según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

Esta escasez en las precipitaciones ha menguado las reservas hidrológicas. En este momento, los embalses están al 54,2% de su capacidad. Una cifra que es inferior a la media de los últimos 5 años (73,5%) y de los últimos 10 años (69,8%). Todos los sistemas se encuentran con niveles por debajo de los últimos 5 y 10 años, excepto el Cantábrico oriental, Tinto Odiel y Piedras y las Cuencas Internas de Cataluña. Así, mientras hace un año el verde (normalidad) era el color imperante, ahora el rojo (emergencia) y naranja (alerta) predominan en el tercio noroccidental de los mapas de la Península, y en algunos puntos del sur y el Levante, y buena parte del resto del país se encuentra en prealerta.

Consumo humano, garantizado
La situación es «preocupante», según reconoció Jaime Haddad, subsecretario del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama), después de reunirse con organizaciones agrarias y cooperativas para informarles de las medidas que el Gobierno va a adoptar para paliar las pérdidas del sector agrario y ganadero. No obstante, la directora general de Agua, Liliana Ardiles, aseguró que «el abastecimiento de agua de boca tiene prioridad, y hasta finales del año hidrológico (cuando se esperan las lluvias del otoño) no tememos ninguna situación de alarma».


La falta de lluvias afecta especialmente a la zona noroccidental del país –Galicia, Cornisa Cantábrica y amplias zonas de Castilla y León–, mientras que en el Levante las lluvias sí han sido abundantes –en algunas zonas ha llovido hasta un 200% por encima de lo normal– pero la manera en que han caído esas precipitaciones, de forma torrencial y no lo suficientemente espaciadas en el tiempo, explicó Haddad, no han solucionado tampoco el déficit hídrico en las cuencas hidrológicas del Júcar y el Segura. «Ésta última es la que ha sufrido mayores reducciones en el volumen de agua embalsada hasta situarse al 30% de su capacidad», añadió Ardiles.

Tanto en las cuencas del Júcar como en la del Segura viven una sequía prolongada, desde mayo de 2015, y las prórrogas de los decretos de sequía para estas cuencas –la del Segura está en información pública y la del Júcar se va a iniciar ahora– permitirá continuar con las medidas de control de riego, el uso de los pozos de sequía, permitir las cesiones del uso del agua entre usuarios, y el uso de recursos no convencionales, en este caso, agua desalada, según explica Ardiles. «La previsión es alargar las medidas excepcionales hasta septiembre de 2018», añadió la directora general de Agua.

También en la cuenca del Duero, para la que el Gobierno ultima su decreto de sequía, que se tramitará por la vía de urgencia, explicó Haddad. «Lo que ha ocurrido en esa cuenca es un fenómeno climático adverso, asimilable a un desastre natural», aseguró.

Cultivos perdidos
Y es que la escasez pluviométrica ha afectado sobre todo a la zona noroccidental del país, incluyendo la cuenca del Duero, y a los cultivos de secano como el cereal. Según las palabras del subsecretario del Ministerio, la verdadera «zona 0» de la sequía es el noroeste de España, Galicia, Cornisa cantábrica, y zonas de Castilla y León, sobre todo Palencia. Según los datos de Aemet, en esta provincia las precipitaciones no han alcanzado la mitad de los valores normales.

En general, los sectores más dañados son aquellos relacionados con el secano –la escasez de precipitaciones especialmente en los meses de marzo, abril y mayo «ha sido excepcional», dijo Haddad– y también la ganadería extensiva, porque la sequía ha afectado a los pastos.

En este sentido, el Gobierno ultima un real decreto ley –que hoy podría llevarse al Consejo de Ministros– con nuevas medidas para aliviar las pérdidas en el sector agrario por la sequía, como reducciones fiscales, exenciones en pagos de riegos y nuevos avales para facilitar el acceso a créditos.

Pago de tasas
En ese «paquete de medidas» figuran exenciones del pago de tasas y cánones de riego para los titulares de explotaciones en zonas afectadas por sequía, cuando la dotación haya sido igual o inferior al 50 % de lo normal (Duero, Júcar y Segura); el aplazamiento de un año en el pago de las cuotas de la Seguridad Social a las explotaciones dañadas, al tiempo que se trabaja en una nueva línea de avales para agricultores y ganaderos.

El presidente de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja), Pedro Barato, calificó como «positivas» las medidas, aunque quedan «flecos» en cuanto al seguro agrario o las tarifas eléctricas. Desde COAG, sin embargo, creen que todavía son insuficientes dada «la gravedad» de la situación.

El Gobierno paraliza los trasvases del Tajo al Segura
No «habrá trasvases» del Tajo al Segura hasta que no mejore la situación hidrológica y los umbrales de los pantanos. Así lo afirmó la directora general de Agua, Liliana Ardiles.«Desde mayo la situación del trasvase Tajo-Segura está por debajo (en agua almacenada) de lo que establece la ley», por lo que aseguró que «hasta que esa situación no mejore, no habrá trasvases». Ardiles detalló que los pantanos de la cabecera del Tajo, Entrepeñas y Buendía, están «por debajo» del umbral mínimo no trasvasable, fijado para este año en 368 hm3.


 
El río de mi pueblo se está secando. Una pena ver el lugar donde me he bañado toda mi vida casi sin agua, y en ciertas zonas, te podías tirar hasta de cabeza y todo, cómo no habrá bajado el agua. Horrible, se respira fatal, las alcantarillas huelen que da asco, todo lleno de bichos.
Tiene que llover, y durante varios días además, se tiene que limpiar la atmósfera.
 
En el Levante, estamos abrasados. La cercanía con Norteáfrica nos hace disfrutar, es un decir, de un polvillo arenoso en suspensión que pone los vehìculos tintados de blanco y para las vías respiratorias no creo que sea lo mejor para que el aire circule por ellas. Si de llover hablamos, dejemoslo estar. En vez de caer "chuzos de punta", el cielo nos regala una viscosidad amarronada aderezada, faltaría mas, con unos índices de humidificación sofocantes. Ducharse es un placer, pero cuidado sus efectos son más bien efímeros; a los cinco minutos tu piel adquiere de nuevo una textura pegajosa y se te perlan la frente y las manos. Así, mejor que no llueva; para el caso.
 

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