La España de Franco

Estado
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Un tema interesante de esta época, es que teníamos prácticamente todos los servicios sociales de ahora y no se cobraban impuestos, me gustaría ahondar en como es posible esto.

Pienso que se debió a que había empresas pública que aportaban a las arcas, telefónica, pegaso, seat, coosur, atesa, aceralia, iberia, construcciones aeronauticas s.a. (CASA), Inda Sistemas, tabacalera, Aldesa, Argentaria, entusa.
El proceso de privatización creo que fue determinante para dejar de obtener rentas, la creación de los reinos de taifas y la entrada en la CEE.
¿qué opinan?
 
De los centros libertarios al exilio: la movilización política de las mujeres de Teruel en la República y la Guerra Civil
  • En las juventudes libertarias se consiguió una cierta igualdad, llegando incluso a estar alguna dirigida por una mujer. En las colectividades durante la Guerra Civil, las mujeres trabajaban "sin dueño y sin amo" pero los dirigentes eran "todos varones”
  • Serafín Aldecoa recoge las historias y modos de vida de las mujeres turolenses desde 1930 hasta el final de la Guerra Civil

Foco
MEMORIA HISTÓRICA


Escuela Racionalista del Ateneo Libertario de Mas de las Matas (Teruel). 1933 Archivo del Grupo de Estudios Masinos
Candela Canales
23 de octubre de 2020 22:41h
0
@candelacanalesg
Palmira Pla salía de su casa para ir al centro socialista de la plaza del pueblo a principios de la década de 1930. Pero ese camino no lo hacía sola, para ir y volver al centro de forma segura, la acompañaba su amigo Feliciano Garcés "porque ella sola no llegaba a atreverse a ir a un centro socialista, si un chico la acompañaba y la llevaba y la traía, haciendo de alguna forma de portador, ella iba al centro y participaba en él, hasta se afilió a UGT y al Partido Socialista", explica el historiador Serafín Aldecoa.


Pla se hizo maestra en Teruel. Al poco de finalizar las clases de su primer curso, salió de casa un 18 de julio de 1936 con el objetivo de tomar una limonada y montar en los coches-chocantes. Tal y como recoge Víctor Juan, el director del Museo Pedagógico de Aragón, "un guardia civil amigo de su padre le advirtió que la estaban buscando, y que debía irse de la ciudad. Tenía 22 años y se sorprendió tanto como todos los que durante esos días fueron perseguidos, detenidos y asesinados. Cargada de dudas, se dirigió a la estación y subió a un vagón de un tren de mercancías que la llevó a Sagunto".

Este es uno de los ejemplos que recoge Serafín Aldecoa en sus estudios sobre las mujeres turolenses en la República y la Guerra Civil. Iba a formar parte de una charla programada para el martes 27 enmarcada en el ciclo de conferencias ‘Inesperadas. Cultura en Igualdad’ que finalmente no se podrá hacer debido a las restricciones sanitarias en Teruel.

Aldecoa repasa los modos de vida de las mujeres desde 1931 hasta el final de la Guerra Civil. Palmira Pla formaba parte de uno de los más de 40 centros instructivos republicanos que existían en el Jiloca y alrededor de la ciudad de Teruel. En estos locales se realizaban todo tipo de actividades, desde teatro a ciclos de lectura y charlas, actividades que hicieron que muchas mujeres salieran del entorno familiar.
Actas del pleno regional de las juventudes libertarias

En el Bajo Aragón estos centros tienen su auge entre 1931 y 1932, cuando aparecen también las juventudes libertarias, que eran mixtas y que realizaban giras entre los pueblos. "Una de las particularidades de estos centros instructivos es que se podía leer prensa, prensa ideologizada claro. Es un elemento interesante ya que las mujeres que no saben leer lo que hacen aquí es aprender a leer", explica Aldecoa.
Es en 1933 y 1934 cuando adquieren más relevancia las juventudes libertarias, "son estas jóvenes las que acuden a estos centros, en algunos centros libertarios la presidenta es una mujer, por ejemplo, en el de Mirambel hay 11 chicas y 16 chicos, ya participan por igual en estos centros libertarios".

Movilización de las mujeres "de derechas"

Sin embargo, no solo las mujeres republicanas se unían. Existe también una "gran movilización de las mujeres de derechas, las no republicanas", se crean asociaciones de acción popular, que luego serán la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) y recorren los pueblos repartiendo propaganda y publicidad.

María Rosa Urraca Pastor fue la única candidata mujer a las elecciones de Teruel en los tres procesos electorales que tuvieron lugar durante la Segunda República. Carlista, en 1936 "fue elegida candidata única por los tradicionalistas de Teruel, iniciando un intenso periplo por los pueblos de la provincia para lograr el voto. Sin embargo, nuevamente, no logró obtener el ansiado escaño, por lo que Fal Conde le encomendó directamente la organización del Socorro Blanco. Ella manifestó que si bien habían perdido un acta habían ganado una provincia", lo explica Antonio Manuel Moral Roncal en su estudio sobre la figura de Urraca Pastor.

El papel de la mujer durante el conflicto

Con la sublevación militar y el inicio de la Guerra Civil, las cosas cambian. Más de 40 mujeres son fusiladas entre Cella y Villarquemado y muchas son reprimidas, en muchos casos por sustitución, es decir, por ser familiar de un hombre significado políticamente o perseguido.
En la zona franquista, las mujeres se dedicaban los cuidados y la atención a heridos o hambrientos, "son mujeres sometidas bajo la autoridad falangista que realizan las tareas que se consideraban propias de su condición y s*x*. Pierden esa autonomía de la que gozaban en la república", explica Aldecoa.

Sin embargo, la situación no era muy diferente en el lado republicano. Las mujeres apenas se incorporan a las columnas militares y, a partir de la entrada de Largo Caballero como ministro del ejército, se retiran, "el propio Largo Caballero decía que el frente no es lugar para las mujeres, que trasmitían enfermedades asociadas a la prostit*ción y las retira del frente para que realicen tareas accesorias más propias del rol que se esperaba de ellas".

Junta femenina de la Agrupación Socialista de Torrevelilla (Teruel). 1937 Fundación Pablo Iglesias

Fueron las mujeres las que mantuvieron las colectividades, que se montaron en todas las zonas republicanas, y donde cultivaban y criaban ganado. En Aragón las primeras colectividades surgen en el mes de agosto de 1936; los agentes o promotores de la colectivización fueron muy diversos, generalmente los sindicatos y las fuerzas políticas locales. Tal y como recoge la Gran Enciclopedia Aragonesa, "el proceso colectivizador no se hubiera podido desarrollar sin que el voluntarismo ideológico no se hubiera encontrado con unas condiciones favorables provocadas por la situación de guerra". La misma fuente indica la existencia de 280 colectividades, con 141.794 afiliados: Huesca, con 137 localidades y 85.522 personas; Teruel, 116 y 48.618; Zaragoza, 24 y 7.524.

Las colectividades son oficialmente disueltas entre agosto y septiembre de 1937, "en el marco del giro político y militar del gobierno del Frente Popular. Esta disolución se ve reforzada por la presencia de las tropas de Líster en la región. En la práctica, muchas localidades seguirán colectivizadas en mayor o menor grado hasta la caída del frente y el final de la guerra, aunque muchos pequeños y medianos campesinos retornan a la propiedad y explotación individual de sus tierras".

Sin embargo, Aldecoa rescata las declaraciones de una mujer casada con un anarquista en las que lamentaba que el mando seguía estando en manos de los hombres "ya no tenemos dueño, ni amo, cultivamos la tierra y no tenemos nadie que nos explote, hemos conseguido la libertad, pero el comité dirigente de la colectividad son todos varones".

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De los centros libertarios al exilio: la movilización política de las mujeres de Teruel en la República y la Guerra Civil
  • En las juventudes libertarias se consiguió una cierta igualdad, llegando incluso a estar alguna dirigida por una mujer. En las colectividades durante la Guerra Civil, las mujeres trabajaban "sin dueño y sin amo" pero los dirigentes eran "todos varones”
  • Serafín Aldecoa recoge las historias y modos de vida de las mujeres turolenses desde 1930 hasta el final de la Guerra Civil

Foco
MEMORIA HISTÓRICA


Escuela Racionalista del Ateneo Libertario de Mas de las Matas (Teruel). 1933 Archivo del Grupo de Estudios Masinos
Candela Canales
23 de octubre de 2020 22:41h
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@candelacanalesg
Palmira Pla salía de su casa para ir al centro socialista de la plaza del pueblo a principios de la década de 1930. Pero ese camino no lo hacía sola, para ir y volver al centro de forma segura, la acompañaba su amigo Feliciano Garcés "porque ella sola no llegaba a atreverse a ir a un centro socialista, si un chico la acompañaba y la llevaba y la traía, haciendo de alguna forma de portador, ella iba al centro y participaba en él, hasta se afilió a UGT y al Partido Socialista", explica el historiador Serafín Aldecoa.


Pla se hizo maestra en Teruel. Al poco de finalizar las clases de su primer curso, salió de casa un 18 de julio de 1936 con el objetivo de tomar una limonada y montar en los coches-chocantes. Tal y como recoge Víctor Juan, el director del Museo Pedagógico de Aragón, "un guardia civil amigo de su padre le advirtió que la estaban buscando, y que debía irse de la ciudad. Tenía 22 años y se sorprendió tanto como todos los que durante esos días fueron perseguidos, detenidos y asesinados. Cargada de dudas, se dirigió a la estación y subió a un vagón de un tren de mercancías que la llevó a Sagunto".

Este es uno de los ejemplos que recoge Serafín Aldecoa en sus estudios sobre las mujeres turolenses en la República y la Guerra Civil. Iba a formar parte de una charla programada para el martes 27 enmarcada en el ciclo de conferencias ‘Inesperadas. Cultura en Igualdad’ que finalmente no se podrá hacer debido a las restricciones sanitarias en Teruel.

Aldecoa repasa los modos de vida de las mujeres desde 1931 hasta el final de la Guerra Civil. Palmira Pla formaba parte de uno de los más de 40 centros instructivos republicanos que existían en el Jiloca y alrededor de la ciudad de Teruel. En estos locales se realizaban todo tipo de actividades, desde teatro a ciclos de lectura y charlas, actividades que hicieron que muchas mujeres salieran del entorno familiar.
Actas del pleno regional de las juventudes libertarias

En el Bajo Aragón estos centros tienen su auge entre 1931 y 1932, cuando aparecen también las juventudes libertarias, que eran mixtas y que realizaban giras entre los pueblos. "Una de las particularidades de estos centros instructivos es que se podía leer prensa, prensa ideologizada claro. Es un elemento interesante ya que las mujeres que no saben leer lo que hacen aquí es aprender a leer", explica Aldecoa.
Es en 1933 y 1934 cuando adquieren más relevancia las juventudes libertarias, "son estas jóvenes las que acuden a estos centros, en algunos centros libertarios la presidenta es una mujer, por ejemplo, en el de Mirambel hay 11 chicas y 16 chicos, ya participan por igual en estos centros libertarios".

Movilización de las mujeres "de derechas"

Sin embargo, no solo las mujeres republicanas se unían. Existe también una "gran movilización de las mujeres de derechas, las no republicanas", se crean asociaciones de acción popular, que luego serán la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) y recorren los pueblos repartiendo propaganda y publicidad.

María Rosa Urraca Pastor fue la única candidata mujer a las elecciones de Teruel en los tres procesos electorales que tuvieron lugar durante la Segunda República. Carlista, en 1936 "fue elegida candidata única por los tradicionalistas de Teruel, iniciando un intenso periplo por los pueblos de la provincia para lograr el voto. Sin embargo, nuevamente, no logró obtener el ansiado escaño, por lo que Fal Conde le encomendó directamente la organización del Socorro Blanco. Ella manifestó que si bien habían perdido un acta habían ganado una provincia", lo explica Antonio Manuel Moral Roncal en su estudio sobre la figura de Urraca Pastor.

El papel de la mujer durante el conflicto

Con la sublevación militar y el inicio de la Guerra Civil, las cosas cambian. Más de 40 mujeres son fusiladas entre Cella y Villarquemado y muchas son reprimidas, en muchos casos por sustitución, es decir, por ser familiar de un hombre significado políticamente o perseguido.
En la zona franquista, las mujeres se dedicaban los cuidados y la atención a heridos o hambrientos, "son mujeres sometidas bajo la autoridad falangista que realizan las tareas que se consideraban propias de su condición y s*x*. Pierden esa autonomía de la que gozaban en la república", explica Aldecoa.

Sin embargo, la situación no era muy diferente en el lado republicano. Las mujeres apenas se incorporan a las columnas militares y, a partir de la entrada de Largo Caballero como ministro del ejército, se retiran, "el propio Largo Caballero decía que el frente no es lugar para las mujeres, que trasmitían enfermedades asociadas a la prostit*ción y las retira del frente para que realicen tareas accesorias más propias del rol que se esperaba de ellas".

Junta femenina de la Agrupación Socialista de Torrevelilla (Teruel). 1937 Fundación Pablo Iglesias

Fueron las mujeres las que mantuvieron las colectividades, que se montaron en todas las zonas republicanas, y donde cultivaban y criaban ganado. En Aragón las primeras colectividades surgen en el mes de agosto de 1936; los agentes o promotores de la colectivización fueron muy diversos, generalmente los sindicatos y las fuerzas políticas locales. Tal y como recoge la Gran Enciclopedia Aragonesa, "el proceso colectivizador no se hubiera podido desarrollar sin que el voluntarismo ideológico no se hubiera encontrado con unas condiciones favorables provocadas por la situación de guerra". La misma fuente indica la existencia de 280 colectividades, con 141.794 afiliados: Huesca, con 137 localidades y 85.522 personas; Teruel, 116 y 48.618; Zaragoza, 24 y 7.524.

Las colectividades son oficialmente disueltas entre agosto y septiembre de 1937, "en el marco del giro político y militar del gobierno del Frente Popular. Esta disolución se ve reforzada por la presencia de las tropas de Líster en la región. En la práctica, muchas localidades seguirán colectivizadas en mayor o menor grado hasta la caída del frente y el final de la guerra, aunque muchos pequeños y medianos campesinos retornan a la propiedad y explotación individual de sus tierras".

Sin embargo, Aldecoa rescata las declaraciones de una mujer casada con un anarquista en las que lamentaba que el mando seguía estando en manos de los hombres "ya no tenemos dueño, ni amo, cultivamos la tierra y no tenemos nadie que nos explote, hemos conseguido la libertad, pero el comité dirigente de la colectividad son todos varones".

Ver el archivo adjunto 1665110
Sobre mujeres que no trabajan ni para dios ni amo y cosas así, suena a victimismo del malo, como que trabajar para el sindicato no fuera trabajar para una organización endiosada, ya que si leemos lo que busca la CNT es que el sindicato sea el todo, en la organización en la tierra.

Aunque se supone que es de colectividades de Terúel, por ser sobre "mujeres", debería hablar sobre la anarquista que llego al cargo mas relevante, hablamos de la primera ministra de Sanidad(y primera ministra en España y de las primeras de Europa), que fue Federica Montseny una ministra del sindicato anarquista CNT y por tanto libertaria.

Lo de las colectividades menciona a Lister bien, pero si se habla de libertarios hay que hablar mal de él, no dice que mato con fuego amigo a los milicianos por negarse a formar parte del ejército rojo. No fue un reforzamiento como dicen, fue a acabar con ellas por las buenas o por las malas. Enrique tiene el dudoso honor de haber ganado las batallas en la retaguardia de los libertarios y no haber ganado ni una sola al ejército nacional, al menos eso recuerdo de mis lecturas, pero la verdad Lister el asesino que también fusilaba republicanos si retrocedían no se merece ni un solo homenaje que le hizo IU, mas bien lo contrario, se merece ser olvidado en la historia y que no se volviera hablar de él.
https://www.abc.es/historia/abci-lister-cuando-mejor-general-ejercito-popular-confeso-oscuros-secretos-republica-202010150045_noticia.html

Tenía libros sobre colectividades que regale en su día, pero vamos a mi no me gustaba lo que paso en ellas, a pesar que los libertarios dicen que eran voluntarias, no siempre fue así en Aragón y luego, en todos los libros que tuve, decían que trabajaban mas horas que antes por la causa, eso para mi es explotación. Sin olvidar que jamás llegaron a colectivizar la banca, aunque si emitían sellos del sindicato como dinero, causando inflación y destruyendo la economía.

En fin el anarquismo no funciona.
 
Última edición:
Sobre mujeres que no trabajan ni para dios ni amo y cosas así, suena a victimismo del malo, como que trabajar para el sindicato no fuera trabajar para una organización endiosada, ya que si leemos lo que busca la CNT es que el sindicato sea el todo, en la organización en la tierra.

Aunque se supone que es de colectividades de Terúel, por ser sobre "mujeres", debería hablar sobre la anarquista que llego al cargo mas relevante, hablamos de la primera ministra de Sanidad(y primera ministra en España y de las primeras de Europa), que fue Federica Montseny una ministra del sindicato anarquista CNT y por tanto libertaria.

Lo de las colectividades menciona a Lister bien, pero si se habla de libertarios hay que hablar mal de él, no dice que mato con fuego amigo a los milicianos por negarse a formar parte del ejército rojo. No fue un reforzamiento como dicen, fue a acabar con ellas por las buenas o por las malas. Enrique tiene el dudoso honor de haber ganado las batallas en la retaguardia de los libertarios y no haber ganado ni una sola al ejército nacional, al menos eso recuerdo de mis lecturas, pero la verdad Lister el asesino que también fusilaba republicanos si retrocedían no se merece ni un solo homenaje que le hizo IU, mas bien lo contrario, se merece ser olvidado en la historia y que no se volviera hablar de él.
https://www.abc.es/historia/abci-lister-cuando-mejor-general-ejercito-popular-confeso-oscuros-secretos-republica-202010150045_noticia.html

Tenía libros sobre colectividades que regale en su día, pero vamos a mi no me gustaba lo que paso en ellas, a pesar que los libertarios dicen que eran voluntarias, no siempre fue así en Aragón y luego, en todos los libros que tuve, decían que trabajaban mas horas que antes por la causa, eso para mi es explotación. Sin olvidar que jamás llegaron a colectivizar la banca, aunque si emitían sellos del sindicato como dinero, causando inflación y destruyendo la economía.

En fin el anarquismo no funciona.
Un tema que queda por investigar es si es cierto lo de los permisos de la mujer para hacer cosas, de entrada dudo mucho de su veracidad, he preguntado a ancianas y de las que pregunte hacían una vida normal, incluso trabajaban en lo que hoy se llamaría negro ya que no se pagaban impuestos, así que poco fraude había, si hoy en día se trabaja con contrato (aunque sea para unas horas) es para cobrarte impuestos nada mas, si no fuera por eso, el trabajo en negro sería lo mas normal del mundo.
 
Franco no creó la Seguridad Social: todos los falsos logros del dictador
Las vacaciones pagadas, los pantanos, las magistraturas de trabajo... Mitos del franquismo que son mentira

ADRIÁN LARDIEZ Jueves, 30 de agosto de 2018
Interior de la Fundación Francisco Franco

Interior de la Fundación Francisco Franco
Como si no se hubiera marchado hace 43 años, Francisco Franco vuelve a copar buena parte del debate público. El Consejo de Ministros ya ha aprobado el decreto ley para exhumar los restos del dictador y la calle opina. De hecho, parece que ciertos sectores nostálgicos han vuelto a la superficie a tomar aire. Sus principales argumentos para defender el régimen franquista no solo son torticeros y justifican lo injustificable, sino que, además, muchos de ellos son sencillamente falsos. Mantras como la Seguridad Social, los pantanos, las vacaciones pagadas… Desde ElPlural.com desmontamos algunos de los mitos más extendidos sobre lo que Franco creó o dejó de crear.
La Seguridad Social es la protección que un Estado brinda a sus ciudadanos. Una asistencia que incluye una serie de prestaciones sociales para que ante situaciones de necesidad un ciudadano no se vea perjudicado. Se atribuye a Franco porque fue el dictador quien en 1963 creó la Ley de Bases de la Seguridad Social, pero no lo creó él. De hecho, el punto de partida de la Seguridad Social en España data de más de medio siglo antes del inicio del régimen franquista.
Es en el año 1883 cuando se crea la Comisión de Reformas Sociales, organismo que se encargó del estudio de cuestiones para la mejora del bienestar de la clase obrera. Ya en el año 1900 se crea el primer seguro social, la Ley de Accidentes de Trabajo, y ocho años más tarde, en 1908, se crea el Instituto Nacional de Previsión, donde se integran las cajas que gestionan los distintos seguros sociales que van surgiendo.
Poco a poco, se van añadiendo una serie de seguros sociales: en 1919 el Retiro Obrero, en 1923 el Seguro Obligatorio de Maternidad y en 1931 el Seguro de Paro Forzoso. La primera iniciativa relativa a la Seguridad Social de Franco es el Seguro de Enfermedad (1942) y el Seguro de Vejez e Invalidez (SOVI, 1947). El problema, entonces, era que todos estos mecanismos eran insuficientes y comenzaron a crearse diferentes mutualidades laborales por sectores, lo que generó un desequilibrio y numerosas discriminaciones.
Y llegamos al año 1963, cuando el régimen dictatorial crea la Ley de Bases de la Seguridad Social para implantar un modelo unitario. Muchos de sus principios se plasmaron en la Ley General de la Seguridad Social de 1966. Pero este sistema resultó un desastre e intentó subsanarse mediante la Ley de Financiación y Perfeccionamiento de la Acción Protectora de 1972. Sin embargo, también fracasó puesto que amplió la asistencia sin ampliar los mecanismos de financiación de los servicios. En consecuencia, no será hasta la llegada de la democracia y la aprobación de la Constitución cuando se configura el actual sistema de Seguridad Social.
En otras palabras, Franco no solo no creó la Seguridad Social, que ya tenía más de medio siglo de recorrido, sino que además su sistema fracasó.
Ya en democracia, la primera gran reforma se produce con la publicación del Real Decreto Ley 39/1978 del 16 de noviembre, que en función de lo acordado en los Pactos de la Moncloa, generó un nuevo sistema de gestión mediante la creación de distintos organismos tales como el Instituto Nacional de la Seguridad Social, el Instituto Nacional de Salud, el Instituto Nacional de Servicios Sociales, el Instituto Social de la Marina y la Tesorería General de la Seguridad Social.
Durante toda la década de los 80 se llevan a cabo diferentes reformas destinadas a perfecciones el sistema. En 1995 se firma el Pacto de Toledo, uno de los pilares fundamentales del actual sistema de Seguridad Social, que continúa perfeccionándose a día de hoy.
Más mentiras del franquismo
“Da las gracias a Franco por las vacaciones pagadas. Las inventó él”. Esta es otra de las consignas de los franquistas, y también es falsa. Franco no creó las vacaciones pagadas. En el artículo 56 de la Ley de Contratos de Trabajo de 1931 (Segunda República) se establecen siete días de libranza sin perjuicio económico.
Vacaciones pagadas

En el año 1955 España entra a formar parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Este mérito hay quien lo atribuye a Franco. “Franco nos metió en la ONU”. Otra mentira. Durante 10 años, desde 1945 hasta 1955, la ONU se negó a que España pasara a formar parte del organismo porque condenaba el régimen dictatorial. De hecho, a este lapso de tiempo se le llamó la cuestión española. Fue la presión de Estados Unidos la que provocó que, finalmente, la ONU cediera. ¿El motivo? España y Estados Unidos firmaron en 1953 el Convenio hispano-norteamericano o Pacto de Madrid, unos acuerdos bilaterales, que sin llegar a la categoría de Tratado, garantizaban a EEUU el uso de bases españolas a cambio de ayuda económica y apoyo internacional.
A Franco se le atribuye también la creación de las magistraturas de trabajo, un organismo judicial que se encargaba de la resolución de los conflictos laborales. Pero no es cierto, ya que las primeras magistraturas ya figuran en la Ley de Jurados mixtos de 1931. Tampoco es cierto que con Franco España fuera la octava economía mundial, era la décima según el Banco Mundial; y tampoco existía pleno empleo. De hecho, no podría demostrarse porque hasta 1973 no comienza a monitorizarse el desempleo.
Y uno de los más extendidos: “Franco creó los pantanos”. Estos ya se estaban gestando desde principios del siglo XX. En el año 1933, en plena Segunda República, el ingeniero de caminos Manuel Lorenzo Pardo en el Plan Badajoz del año 1933, redacta el Plan Nacional de Obras Hidráulicas, que es el punto de partida de los pantanos y que ya incluía trasvase de aguas. Obviamente, estos planes fueron paralizados durante la Guerra Civil y Franco los retomó.

Solo una preguntica. Cuantos dias disfrutaban los trabajadores despues de 1939, y hasta 1975?????? Te lo digo yo Se pasaron de 7 dias a 26 laborales, sin incluir los domingos, a tener unos 10 dias de LIBRE disposicion, que luego pasaron a 6 moscosos, a tener unos dias en navidad y en Semana Santa, mas el dia del Patron y 15 dias de fiesta, 1 de enero, 6 de enero, el patron en Zaragoza el dia 29 de Enero San Valero, 1 de Abril, dia de la victoria, jueves y viernes santo, mas el dia del Corpus y dia de la Ascensión que siempre caía en Jueves, por aquello de tres dias hay en el año que relucen mas que el sol, Jueves Santo, Corpus Cristi y dia de la Ascension, 1 de Mayo, 18 de Julio, 15 de Agosto de la Asuncion, 4 de octubre dia del Caudillo, 12 de Octubre dia de la Virgen del Pilar, 1 de Noviembre, 8 de Diciembre dia de la Inmaculada y de las madres, y dia 25 dia de Navidad, asi que no todo es mentira
 

REPRESIÓN FRANQUISTATras las huellas de los desaparecidos en el campo de concentración de Albatera, uno de los lugares más crueles de la represión franquista​

Comienza la actuación arqueológica para desentrañar la información que permanece soterrada desde hace 81 años y documentar la existencia de uno de los lugares más crueles de la represión franquista. Durante varias semanas se realizarán sondeos y excavaciones para determinar la ubicación exacta de una fosa común, probablemente de grandes dimensiones.​



Un equipo de arqueólogos realiza una prospección con detectores de metales para recabar objetos. / F. M.
Un equipo de arqueólogos realiza una prospección con detectores de metales para recabar objetos. — F. M.
ALBATERA (ALICANTE)
31/10/2020 22:15 ACTUALIZADO: 01/11/2020 09:27
LORETO MÁRMOL
@mlorem
"Se recorta, velada, una tragedia de aglomerados rojos, rojos zares, con un tic-tac en plenilunio, abiertos, como revoluciones de los huertos / granadas con la herida de tu florido asombro, dátiles con tu esbelta ternura sin retorno", escribió Miguel Hernández.
Entre bancales con esos frutos que por el color de su jugo son símbolo del martirio y palmeras altivas con impactos de bala, se alzan dos vigas de hierro con cadenas rotas, un monumento que se levantó en los años 90 "en recuerdo de todos los seres humanos que sufrieron y murieron por un mundo más justo y más libre". Cerca se ha instalado hace tan solo unos días un panel informativo en memoria de los represaliados.

Son los únicos vestigios que indican a simple vista la existencia del campo de concentración de Albatera, en la localidad alicantina de San Isidro. De los 300 que el régimen franquista diseminó por todo el país, para "propagar una atmósfera de terror" y "crear una impresión de dominación", tal y como dijo el general Mola al inicio de la guerra, es uno de los más importantes, y también de los más desconocidos. Forma parte de esa España oculta, de esa historia no oficial todavía por contar.


Entre finales del 39 y principios del 40 lo desmantelaron y arrasaron hasta sus cimientos con el objetivo de no dejar rastro. Solo quedaron algunos escombros. Sin embargo, su silueta aún podía distinguirse en las imágenes aéreas a gran escala que los llamados vuelos americanos captaron de toda la Península en 1946. "Es curioso porque en ellas se ve la estructura", afirma el arqueólogo e historiador Felipe Mejías. Fue lo que le permitió hace dos años determinar su ubicación exacta y su perímetro de 709 metros de longitud por 200 de ancho (14 hectáreas).

El horno de pan, en una imagen de 1938, cuando era un campo de trabajo de la República. / Luis Vidal
El horno de pan, en una imagen de 1938, cuando era un campo de trabajo de la República. — Luis Vidal"El azar ha querido que se abra una oportunidad para dar luz a lo que sucedió"

Se cerró el 27 de octubre de 1939, y su memoria se borró durante 40 años y se olvidó por otros 40 más. Justo 81 años después, "el azar ha querido que se abra una oportunidad para dar luz a lo que sucedió", prosigue. Lidera un equipo de cinco arqueólogos que esta semana ha comenzado una prospección con detectores de metales para documentar su existencia a través de los objetos, recabando restos de ropa (como cinturones y hebillas), insignias, proyectiles, basura… "La información de los basureros permite reconstruir lo que la documentación no aporta", explica el investigador.

Los que lograron sobrevivir contaron que la dieta consistía en un chusco de pan que compartían entre cinco y una lata de sardinas para dos cada tres días. "Comían cuatro o cinco veces al mes", sentencia Mejías. Los tres primeros días bebieron de los charcos el agua que les tiraron al suelo. En esas primeras horas tampoco les proporcionaron comida, y ya venían de ingerir solo las flores de los almendros. "Dejábamos aquello pelao", dijo el poeta Marcos Ana.


Se calcula que hasta 20.000 personas recalaron allí entre el 5 y el 6 de abril del 39, muchos, desde el campo de los Almendros. Recién declarado el fin de la contienda, con la caída del último bastión republicano, se habían dirigido al puerto alicantino con la esperanza de subir a unos barcos que nunca llegaron. A excepción del presidente y los cargos más relevantes, capturaron a gran parte de la cúpula del Gobierno y la sociedad republicana. Comisarios políticos, gobernadores civiles, militares de alta graduación, médicos, escritores, artistas… que no pudieron subir al Stanbrook, el último buque que zarpó camino al exilio.

"Llegamos al muelle de carga de la estación ferroviaria de Alicante donde había un tren de transportar ganado", contó en los años 80 el exprisionero Juan Caba. En vagones abarrotados, a punto de la asfixia, los trasladaron a lo que hasta ese momento había funcionado como campo de trabajo, una estructura penitenciaria que se inauguró en 1937 para los acusados de espionaje, rebelión y sedición.

Instalaciones del campo de trabajo republicano, en 1938. / Luis Vidal (Biblioteca Digital Hispánica).
Instalaciones del campo de trabajo republicano, en 1938. — Luis Vidal

Un lugar emblemático que se convirtió en un infierno​

Los documentos demuestran que los cautivos cobraban un pequeño salario por su jornada laboral de ocho horas y había permisos de fin de semana. La instalación contaba con enfermería, servicio de correos, un régimen de visitas familiares y partidas presupuestarias para alimentos. "Era un centro emblemático y ejemplar para la República", advierte Mejías.


"Arañando como pudimos la tierra, tuvimos que acomodar nuestro esquelético cuerpo al lecho del terreno"
Nada que ver, en su opinión, con el infierno en el que se convirtió después. El franquismo se limitó a aprovechar el cerco de alambre. Instalaron a los reclusos en el terreno que circundaba los barracones. A la intemperie y hacinados, "como animales", prosigue, apenas se podían tumbar en el suelo. "Arañando como pudimos la tierra, tuvimos que acomodar nuestro esquelético cuerpo al lecho del terreno", según Caba.

A un mes especialmente lluvioso le siguió un verano que rajaba la tierra y la piel, llena de llagas abiertas por el sol. La escasez de agua y alimento les provocaba atroces episodios de estreñimiento y diarrea severa. Los retretes, atascados desde el segundo día, eran conocidos como lugares de tormentos. "Incluso las letrinas, o más bien las zanjas que los presos excavaron, dan información", continúa Mejías.

Aquello se llenó de chinches y parásitos. Empezaron a enfermar rápidamente. "Nos acosaba la idea de que moriríamos de hambre y sed", describió Caba. Algunos ya no se levantaban al toque de diana. Morían de inanición.


Queda en pie el antiguo horno de pan, reconvertido en caseta de aperos de labranza. "Hay quien dice que era de cremación. Hay muchas exageraciones", aclara Mejías, que lo ha podido documentar con una foto de febrero de 1938, cuando aún era campo de trabajo.
Para desentrañar las huellas soterradas, otro grupo de cuatro especialistas de la Universidad de Cádiz está batiendo con un georradar una superficie de 3 hectáreas, que era la zona de acceso. Mejías espera hallar la información que hay en el subsuelo y "determinar con precisión la ubicación de la fosa común", de la que tiene evidencias.

Instalaciones del campo de trabajo republicano, en 1938. / Luis Vidal (Biblioteca Digital Hispánica).
Instalaciones del campo de trabajo republicano, en 1938. — Luis Vidal
Los testimonios de los internos hablan de que "una o dos veces al día, malolientes carros tirados por burros sacaban a los cadáveres amontonados". La historiografía, sin embargo, contabiliza ocho fallecidos en ese periodo. "Son cifras ridículas. Hay una especie de vacío", determina Mejías, que cree que "la única forma de saber dónde están los muertos es preguntando a la gente".

"Una o dos veces al día, malolientes carros tirados por burros sacaban a los cadáveres amontonados"

Necesitaba otra perspectiva, conocer lo que pasaba fuera del recinto, así que hace tres años, a través de la Cátedra Interuniversitaria de Memoria Democrática de la Comunitat Valenciana, inicia una serie de entrevistas a los propietarios de los terrenos, que le confirman que en los años 50, cuando se rotura toda la zona y se pone en cultivo, salieron restos humanos en superficie en tres lugares: "Esto son signos inequívocos de la existencia de la fosa".

El investigador opina que es probable que después afloraran algunos más, pero se ha silenciado porque "sigue habiendo miedo a hablar". Fue fundamental el testimonio de un operario que en 1977 instaló unos tubos de drenaje en el término de San Isidro. Al hacer las zanjas de dos metros de profundidad en la parcela sobre la que están trabajando aparecieron varios cuerpos intactos, en intervalos de 10 a 12 metros, con manchas que seguramente fueran cal viva.

Aunque no se aventura a dar una cifra del número de cadáveres, se muestra seguro de que "hay una fosa de grandes dimensiones". El próximo día 9 un equipo de siete arqueólogos y una antropóloga de la Universidad de León comenzarán los sondeos y la excavación con maquinaria para ver en qué situación se encuentra.

Un presupuesto todavía limitado​

No obstante, advierte, el presupuesto de 17.600 euros que el Gobierno valenciano ha otorgado al proyecto, la mayor cuantía de toda la comunidad para este fin, no será suficiente para exhumarla, algo que dependerá de una próxima subvención que saldrá a finales de año.
Estas actuaciones formarán parte de un plan a cuatro años con el que pretende prospectar el perímetro completo del campo, un espacio que hace un año y medio se declaró Bien de Relevancia Local, con una metodología novedosa que hasta ahora solo se ha llevado a cabo en Castuera (Badajoz).
Un equipo de arqueólogos realiza una prospección con detectores de metales para recabar objetos. / F. M.
Un equipo de arqueólogos realiza una prospección con detectores de metales para recabar objetos. — F. M.
"Esto es un primer paso", ya que el también responsable de la identificación de las fosas comunes en la provincia está seguro de que "hay más", aunque algunas podrían estar bajo la superficie que ocupa el pueblo, que se levantó en los años 50 cuando llegaron colonos de diferentes puntos de la geografía para trabajar las tierras. Incluso, hay quien cree que se construyó encima para mermar la memoria del lugar.

Es cierto que "alguien quiso que no se supiera lo que pasó", piensa Mejías. De hecho, es imposible saber el número de fallecidos, porque no hay registros ni ficheros de los prisioneros. Hubo fusilamientos, sobre todo en mayo y junio, que solían ser por intentos de huida. Marcos Ana logró fugarse, pero acabó siendo detenido en Madrid, convirtiéndose en el preso que más tiempo pasó en una cárcel franquista. Desde su encierro, que duró 23 años, escribía versos con sueños de libertad: "Si salgo un día a la vida (...)".

Otros llegaron a la conclusión de que solo la muerte acabaría con la agonía, las humillaciones y las vejaciones que sufrían por un régimen de terror que les impuso un temor constante a ser asesinados en cualquier momento. "Estáis a nuestra merced. Si quiero, no tengo más que dar la orden: estas metralletas automáticas que os apuntan dispararían hasta terminar con todos vosotros. No tenemos que responder ante nadie", era la arenga a los detenidos de Ernesto Giménez Caballero, ideólogo del fascismo. Las ‘sacas’ o ruedas de reconocimiento se producían continuamente. A algunos les daban un paseíllo por los alrededores, y ya no volvían.

"Estáis a nuestra merced (...) No tenemos que responder ante nadie"

"Fue un campo de represión cruel y duro donde se les dejaba morir de hambre, sed y enfermedad. Salvando las distancias, al final en algunas fases funcionó al estilo nazi", según Mejías. Los que pasaron por el lugar lo recordaron como un campo de exterminio. Algunos historiadores creen que fue un modelo que pudo servir de inspiración para la Alemania de Hitler, incluso con una probable visita del destacado militar Rudolf Hess.

Panel informativo que se ha instalado a mediados de octubre en memoria de los represaliados. / Coordinadora de Asociaciones por la Memoria Histórica de la Provincia de Alicante.
Panel informativo que se ha instalado a mediados de octubre en memoria de los represaliados. — Coordinadora de Asociaciones por la Memoria Histórica de la Provincia de Alicante.

Acciones extremas con el fin de aniquilar al adversario​

Las directrices del general Mola antes del golpe de Estado fueron "eliminar a los elementos izquierdistas. La acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, aplicando castigos ejemplares", que resultaron ser una especie de holocausto ideológico. Los apresaron "solo por pensar diferente", continúa Mejías, que defiende que "por encima de ideologías, desenterrar las fosas, a la luz de la arqueología, con métodos científicos y evaluaciones rigurosas, es una cuestión de derechos humanos".

En este sentido, recuerda que la ONU ha hecho varios requerimientos a España para rescatar a los desaparecidos que aún están sin dignidad en cunetas, y piensa que la futura Ley de Memoria Democrática, "aunque mejorable, es un paso de gigante con respecto a la de 2007", ya que el Estado sufragará con fondos públicos la búsqueda de las víctimas.

"Muerto que te derramas, muerto que yo conozco, muerto frutal, caído, con octubre en los hombros", decía el poeta oriolano. "Es el momento de liberarse de esa carga: están ahí, solo hay que sacarlos", añade Mejías, que recuerda al autor Dardo Sebastián Dorronzoro, un desaparecido de la dictadura argentina que antes de que lo detuvieran había escrito: "Me declaro culpable, muy bien, pero debo advertirles que ya ustedes me mataron, me enterraron, me borraron todas las arrugas y las lágrimas de mis hermanos, y me dijeron que te diviertas con los gusanos, pero olvidaron de borrar las huellas que mis pasos marcaron en tantas calles y caminos del mundo". "Nosotros queremos encontrar esas huellas", concluye el arqueólogo.

 

Memoria de nuestras abuelas: olvidadas, sometidas y supervivientes​

La obra 'Nietas de la Memoria' reúne diez relatos de sendas mujeres que recuperan la trayectoria de sus abuelas y honran sus memorias tratando de revivir cómo sufrieron la Guerra Civil y la dictadura franquista y las consecuencias de haber sufrido la vulneración de sus derechos en un tiempo de guerra, hambre, miseria y machismo.​



Nietas de la Memoria
Cristina, Isabel y Lola, tres de las protagonistas de Nietas de la Memoria.- CEDIDAS POR AUTORAS
MADRID
30/10/2020 22:22 ACTUALIZADO: 31/10/2020 11:56
ALEJANDRO TORRÚS

Escribe la periodista y reportera de guerra Carmen Sarmiento que nuestras abuelas fueron "las grandes perdedoras" de la Guerra Civil. Sufrieron el hambre, la barbarie y la represión, pero además quedaron obligadas a guardar "sumisión constante a un hombre, bien fuera su padre, su hermano y por supuesto su futuro marido". Siempre había un hombre por encima. Un hombre que mandaba sobre sus vidas y al que debían cuidar como si fuese su sirvienta.

Un hombre que acapararía para sí los focos de la Historia, las líneas de gloria y también las líneas dedicadas a los más olvidados y silenciados. Detrás de todas esas líneas, todavía quedaba por recuperar la historia de ellas, miles y miles de mujeres que se echaron el peso de las familias a la espalda y las sacaron adelante ocultando en lo más profundo de sí el dolor que había dejado una Guerra Civil y una represión que se llevó por delante a decenas de miles.

La obra Nietas de la Memoria trata de reparar la memoria del vacío y el silencio de aquellas mujeres fuertes, valientes, desconocidas y olvidadas durante 80 años. Se trata de una iniciativa de un grupo de diez periodistas que se conocieron en el colectivo 'Las periodistas paramos' y que decidieron traer al presente la historia de sus abuelas, de las mujeres que nos precedieron y que pelearon contra y viento y marea para que el futuro de los suyos fuera mejor que su pasado.

Con esta intención las autoras se meten en la propia piel de las protagonistas y relatan, muchas veces en primera persona, las historias de vida que han superado las barreras del silencio y han llegado hasta sus oídos. Pero no sólo. Muchos de estos relatos también están plagados de vacíos, de grandes lagunas en las memorias familiares porque los silencios muchas veces nos cuentan más sobre las vidas de nuestras abuelas que aquellas anécdotas repetían a sabiendas de que provocarían las risas de sus nietos y nietas.

Así, entre los relatos, nos encontramos con el de la periodista Isabel Gaspar Calero, habitual de la información de bolsas y mercados, que recupera la vida de su abuela Coronada, que tenía solo 8 años cuando una parte del Ejército, en connivencia con monárquicos y otros sectores de la población, decidió levantarse en armas contra la República. O con el de Sara Plaza Casares, de El Salto, que nos cuenta cómo su bisabuela habiendo roto ya aguas sacó fuerzas de la nada para desalojar la casa y llevar a sus dos hijos al túnel de metro de Atocha para proteger a su familia de las bombas franquistas que no dejaban de caer el cielo.

"Me quité el disfraz de Sara Plaza y me puse el de mi abuela María. Me sumergí e intenté que hablara ella. Es verdad que mi abuela habla mucho y no fue difícil construir el relato. Es un caso en el que no hay muchos silencios pero sí hay temas que prefiere no tocar como es el encarcelamiento de su padre por pertenecer a la CNT. El miedo es algo, que por mucho tiempo que pase, no desaparece", cuenta Plaza a Público.

La periodista también explica que se han centrado en las mujeres porque si bien es cierto que hay una capa de olvido sobre los republicanos tampoco se puede negar que la historia está contada con la voz de los hombres, incluso la historia de los perdedores. "Pocas obras culturales se centran en lo que pasaban las mujeres y muchas de ellas tenían otra lucha, la lucha por alimentar y sacar adelante a la prole", sentencia Sara Plaza, en declaraciones a Público.

En definitiva, la obra recopila diez relatos de diez mujeres de distinta procedencia social, de distintas partes del Estado y de diferentes ideologías en el que el hilo conductor es la lucha diaria y constante de unas mujeres que hicieron posible que la familia siguiera adelante. Una obra que se antoja más que necesaria porque, tal y como recuerda Carmen Sarmiento en el prólogo, de la misma manera que no podemos olvidar que más de 80 años después hay miles de republicanos en cuentas, tampoco se puede dejar de lado la vida y el sufrimiento de aquellas mujeres a las que robaron su vida, su libertad y el derecho a contar su propia historia.

 

Memoria de nuestras abuelas: olvidadas, sometidas y supervivientes​

La obra 'Nietas de la Memoria' reúne diez relatos de sendas mujeres que recuperan la trayectoria de sus abuelas y honran sus memorias tratando de revivir cómo sufrieron la Guerra Civil y la dictadura franquista y las consecuencias de haber sufrido la vulneración de sus derechos en un tiempo de guerra, hambre, miseria y machismo.​



Nietas de la Memoria
Cristina, Isabel y Lola, tres de las protagonistas de Nietas de la Memoria.- CEDIDAS POR AUTORAS
MADRID
30/10/2020 22:22 ACTUALIZADO: 31/10/2020 11:56
ALEJANDRO TORRÚS

Escribe la periodista y reportera de guerra Carmen Sarmiento que nuestras abuelas fueron "las grandes perdedoras" de la Guerra Civil. Sufrieron el hambre, la barbarie y la represión, pero además quedaron obligadas a guardar "sumisión constante a un hombre, bien fuera su padre, su hermano y por supuesto su futuro marido". Siempre había un hombre por encima. Un hombre que mandaba sobre sus vidas y al que debían cuidar como si fuese su sirvienta.

Un hombre que acapararía para sí los focos de la Historia, las líneas de gloria y también las líneas dedicadas a los más olvidados y silenciados. Detrás de todas esas líneas, todavía quedaba por recuperar la historia de ellas, miles y miles de mujeres que se echaron el peso de las familias a la espalda y las sacaron adelante ocultando en lo más profundo de sí el dolor que había dejado una Guerra Civil y una represión que se llevó por delante a decenas de miles.

La obra Nietas de la Memoria trata de reparar la memoria del vacío y el silencio de aquellas mujeres fuertes, valientes, desconocidas y olvidadas durante 80 años. Se trata de una iniciativa de un grupo de diez periodistas que se conocieron en el colectivo 'Las periodistas paramos' y que decidieron traer al presente la historia de sus abuelas, de las mujeres que nos precedieron y que pelearon contra y viento y marea para que el futuro de los suyos fuera mejor que su pasado.

Con esta intención las autoras se meten en la propia piel de las protagonistas y relatan, muchas veces en primera persona, las historias de vida que han superado las barreras del silencio y han llegado hasta sus oídos. Pero no sólo. Muchos de estos relatos también están plagados de vacíos, de grandes lagunas en las memorias familiares porque los silencios muchas veces nos cuentan más sobre las vidas de nuestras abuelas que aquellas anécdotas repetían a sabiendas de que provocarían las risas de sus nietos y nietas.

Así, entre los relatos, nos encontramos con el de la periodista Isabel Gaspar Calero, habitual de la información de bolsas y mercados, que recupera la vida de su abuela Coronada, que tenía solo 8 años cuando una parte del Ejército, en connivencia con monárquicos y otros sectores de la población, decidió levantarse en armas contra la República. O con el de Sara Plaza Casares, de El Salto, que nos cuenta cómo su bisabuela habiendo roto ya aguas sacó fuerzas de la nada para desalojar la casa y llevar a sus dos hijos al túnel de metro de Atocha para proteger a su familia de las bombas franquistas que no dejaban de caer el cielo.

"Me quité el disfraz de Sara Plaza y me puse el de mi abuela María. Me sumergí e intenté que hablara ella. Es verdad que mi abuela habla mucho y no fue difícil construir el relato. Es un caso en el que no hay muchos silencios pero sí hay temas que prefiere no tocar como es el encarcelamiento de su padre por pertenecer a la CNT. El miedo es algo, que por mucho tiempo que pase, no desaparece", cuenta Plaza a Público.

La periodista también explica que se han centrado en las mujeres porque si bien es cierto que hay una capa de olvido sobre los republicanos tampoco se puede negar que la historia está contada con la voz de los hombres, incluso la historia de los perdedores. "Pocas obras culturales se centran en lo que pasaban las mujeres y muchas de ellas tenían otra lucha, la lucha por alimentar y sacar adelante a la prole", sentencia Sara Plaza, en declaraciones a Público.

En definitiva, la obra recopila diez relatos de diez mujeres de distinta procedencia social, de distintas partes del Estado y de diferentes ideologías en el que el hilo conductor es la lucha diaria y constante de unas mujeres que hicieron posible que la familia siguiera adelante. Una obra que se antoja más que necesaria porque, tal y como recuerda Carmen Sarmiento en el prólogo, de la misma manera que no podemos olvidar que más de 80 años después hay miles de republicanos en cuentas, tampoco se puede dejar de lado la vida y el sufrimiento de aquellas mujeres a las que robaron su vida, su libertad y el derecho a contar su propia historia.

Esto tiene alguna base real? en serio?
Tranquilas abuelas, ya estamos aquí por cada Fr4nquist4 muert4, naceremos mil. (las roj4s se han tirado al 4bort0, se extinguirán)
 
Estado
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