La discreta de la Infanta Elena, la hija más próxima a Don Juan Carlos

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La vida discreta de la Infanta Elena, la hija más próxima a Don Juan Carlos
CASA REAL
Alejada de actos
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  • 23 NOV. 2019 02:26
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La infanta Elena, en la entrega del "capote del arte", el pasado día 14. GTRES10comentariosVer comentarios

En el décimo aniversario de su divorcio con Jaime de Marichalar, su acto de recogida del "capote del arte" es una de las escasas apariciones públicas
La Infanta Elena y Jaime Marichalar, diez años después de su divorcio, se siguen evitando
Tras una etapa alejada de actos públicos, la Infanta Elena (55) reapareció la semana pasada, para recibir el "capote del arte" en el Hotel Wellington por su apoyo a la Fiesta, y repitió este jueves, en la subasta benéfica de capones de Cascajares que se celebro en el hotel Palace. Para el acto taurino se maquilló con esmero y lució un llamativo pantalón de lunares. Pero otras veces se la ve incluso descuidada, como en el funeral por Carmen López Oleaga, madre de Miriam Ungría, el 29 de octubre, donde sorprendió por su tez ajada y numerosas canas en su melena. Quizá influyan esos problemas de espalda que padece a raíz de la caída de caballo que sufrió en 2016, y ocasionalmente le obligan a guardar reposo. Nada que ver con aquella duquesa de Lugo o de "lujo", summum de la elegancia a finales de los 90, en que copaba continuamente portadas junto a Jaime de Marichalar, (56) su "pigmalión estético", luciendo modelos de Dior, Lacroix, o Valentino.
Un protagonismo que ya es historia. La prueba es que este lunes, 25 de noviembre, cuando se cumplen diez años del comunicado de su divorcio, lo que esta en boca de todos es el cuerpazo en bikini que ha mostrado en Instagram la novia de Froilán (20), Mar Torres, y los arrumacos de Victoria Federica (19) con el DJ Jorge Bárcenas, que ha sustituido en su corazón al torero Gonzalo Caballero. Froilán y 'Vic', como la apodan, han disipado los recuerdos de ese "divorcio de mutuo acuerdo" (arduamente logrado), escandaloso por ser el primero en la familia real, cuyos detalles se blindaron "para proteger a sus hijos" (y a la Corona). Fue el broche a ese "cese temporal de la convivencia" anunciado dos años antes, el 13 de noviembre de 2007, finiquitando un matrimonio que para la infanta se convirtió en cárcel de la que ansiaba escapar, pese a los ruegos de Jaime, y las oraciones de la familia Marichalar por su reconciliación.

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Difícil fue ensamblar desde su noviazgo a una Elena campechanota, amante de los caballos y los caballistas, como prueba su pasión juvenil por el jinete Luis Astolfi, y un Marichalar hijo de conde soriano, empleado de banca en un París donde adquirió glamour, y conquistó a la Infanta por su insistencia. "No paró hasta convencerme", reveló ella antes de su bodón en Sevilla el 18 de marzo de 1995. Diferencias que tras el gravísimo ictus que sufrió Marichalar en diciembre de 2001, cuando Froilán contaba 2 años, derivaron en insalvables. Se comprobó en Nueva York, donde recalaron en 2003 para que Jaime rehabilitara, pues mientras la infanta impartía clases a niños del Bronx, Jaime saltó a la moda en LMVH, multinacional del lujo de la que es aún consejero. De regreso a Madrid, poco quedaba de su unión, pues la infanta, que se definía como "Cenicienta de las once", se acostaba temprano para montar a caballo antes de acudir a su trabajo en Mapfre, y Marichalar se prodigaba en saraos nocturnos para evadirse de su enfermedad. Eso, unido a sus extravagantes fulares y complementos, le convirtió en la comidilla nacional. Algo que Zarzuela no frenó, quizá preparando el terreno a la separación. Pese a la rumorología, parece que el detonante fueron los preparados de gimnasio con anabolizantes con los que el yerno regio pretendía tonificar su delgadez. "Jaime quiso aclararlo públicamente, pero Zarzuela se opuso", asegura a LOC un allegado.
Tras la ruptura, Marichalar era la imagen de la devastación, como simbolizó la retirada en carretilla de su figura ubicada con la familia real en el museo de cera. Aun tocado por las secuelas y cesado de la presidencia de la fundación Winterthur y el consejo de Cementos Portland, permaneció solo en su lujoso tríplex en Nuñez de Balboa, junto a la Milla de Oro, que adquirió gracias a la herencia de su tía Coco y que quedó semi-vacío, pues la infanta se llevó sus regalos de boda, ademas de a sus hijos. Marichalar luchó por ellos a brazo partido, y acabó logrando la custodia compartida.
Por el contrario, la infanta Elena estaba feliz, disfrutando de cosas tan simples como enfundarse unos vaqueros, liberada de la dictadura estética de Marichalar. Inicialmente alquiló un chalecito en Fuente del Berro y con ayuda del Rey Juan Carlos, adquirió un piso en el barrio del Niño Jesús, donde reside. Sus hijos, sus actos institucionales, su trabajo como directora del área social en la fundación Mapfre, la equitación y un reducido círculo de amigos, como Carlos García Revenga, su antiguo secretario y su íntima Rita Allendesalazar, llenaban su vida, que salvo un corto revival con el jinete Luis Astolfi, no rehizo sentimentalmente. Sus escasos sobresaltos se los proporcionaban sus hijos, especialmente Froilán, travieso y poco dado a hincar codos, al que enviaron interno al SAFA de Sigüenza y posteriormente al Blue Ridge, de Virginia, donde terminó bachillerato. También Vic, que a diferencia de ahora, era una niña muy tranquila, estuvo tres años en un internado británico, el Mayeield St Leonard's.
Una existencia que trastocó el escándalo Noos en 2011, que llevaría al banquillo a la infanta Cristina y a prisión a Urdangarin, siendo uno de los detonantes de la abdicación del Rey Juan Carlos, en 2014. Con Don Felipe en el trono, Elena fue eliminada junto a su hermana de la familia real y de la agenda institucional. Algo que muchos monárquicos critican, por considerar que la duquesa de Lugo, cuya relación con la Reina Letizia es distante, representa impecablemente a la Corona. La infanta, muy unida su padre, se ha convertido hoy en una especie de lazarillo de Don Juan Carlos, a quien acompaña incluso a Sanxenxo, donde también compite en regatas de veleros 6m. Al emérito le preocupa su primogénita, porque la ve desamparada, incluso teme que cuando él desaparezca peligre su puesto en la fundación Mapfre.

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Para Marichalar, ya muy recuperado de sus secuelas, el estallido de Noos supuso sin embargo un revulsivo, pues su denostada imagen ganó muchos enteros comparándole con Urdangarin. Es cierto que, fuera del paraguas regio, ha demostrado su valía en la moda, pues además de permanecer como consejero de MLVH y Loewe, lo es de Fendi desde 2018. Incluso ha montado una empresa de sastrería a medida, B-Corner, de la que son clientes Enrique Ponce o el tenista Feliciano López. Muy discreto, tampoco ha rehecho su vida sentimental, y aunque sigue acudiendo a eventos sociales, apenas aparece en los medios, salvo para defender a sus hijos, pues es un padre coraje. Ellos son hoy su único vínculo con la Infanta, con quien superadas las tensiones del divorcio, su relación se ciñe a la mera educación. Si antes su preocupación era Froilán, ahora que éste parece centrado en su novia, Mar, y en sus estudios de segundo de administración de empresas en el CIS, su desvelo es Victoria Federica. No hay día que el papel couché
ché no se haga eco de sus atuendos fashion, sus amoríos, o sus escapadas a discotecas, pues ha tomado el testigo de Froilán. Una pesadilla para la Infanta, que su padre contempla con mayor tolerancia, pues es la "niña de sus ojos"
 
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En el décimo aniversario de su divorcio con Jaime de Marichalar, su acto de recogida del "capote del arte" es una de las escasas apariciones públicas
La Infanta Elena y Jaime Marichalar, diez años después de su divorcio, se siguen evitando
Tras una etapa alejada de actos públicos, la Infanta Elena (55) reapareció la semana pasada, para recibir el "capote del arte" en el Hotel Wellington por su apoyo a la Fiesta, y repitió este jueves, en la subasta benéfica de capones de Cascajares que se celebro en el hotel Palace. Para el acto taurino se maquilló con esmero y lució un llamativo pantalón de lunares. Pero otras veces se la ve incluso descuidada, como en el funeral por Carmen López Oleaga, madre de Miriam Ungría, el 29 de octubre, donde sorprendió por su tez ajada y numerosas canas en su melena. Quizá influyan esos problemas de espalda que padece a raíz de la caída de caballo que sufrió en 2016, y ocasionalmente le obligan a guardar reposo. Nada que ver con aquella duquesa de Lugo o de "lujo", summum de la elegancia a finales de los 90, en que copaba continuamente portadas junto a Jaime de Marichalar, (56) su "pigmalión estético", luciendo modelos de Dior, Lacroix, o Valentino.
Un protagonismo que ya es historia. La prueba es que este lunes, 25 de noviembre, cuando se cumplen diez años del comunicado de su divorcio, lo que esta en boca de todos es el cuerpazo en bikini que ha mostrado en Instagram la novia de Froilán (20), Mar Torres, y los arrumacos de Victoria Federica (19) con el DJ Jorge Bárcenas, que ha sustituido en su corazón al torero Gonzalo Caballero. Froilán y 'Vic', como la apodan, han disipado los recuerdos de ese "divorcio de mutuo acuerdo" (arduamente logrado), escandaloso por ser el primero en la familia real, cuyos detalles se blindaron "para proteger a sus hijos" (y a la Corona). Fue el broche a ese "cese temporal de la convivencia" anunciado dos años antes, el 13 de noviembre de 2007, finiquitando un matrimonio que para la infanta se convirtió en cárcel de la que ansiaba escapar, pese a los ruegos de Jaime, y las oraciones de la familia Marichalar por su reconciliación.

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Tras la ruptura, Marichalar era la imagen de la devastación, como simbolizó la retirada en carretilla de su figura ubicada con la familia real en el museo de cera. Aun tocado por las secuelas y cesado de la presidencia de la fundación Winterthur y el consejo de Cementos Portland, permaneció solo en su lujoso tríplex en Nuñez de Balboa, junto a la Milla de Oro, que adquirió gracias a la herencia de su tía Coco y que quedó semi-vacío, pues la infanta se llevó sus regalos de boda, ademas de a sus hijos. Marichalar luchó por ellos a brazo partido, y acabó logrando la custodia compartida.
Por el contrario, la infanta Elena estaba feliz, disfrutando de cosas tan simples como enfundarse unos vaqueros, liberada de la dictadura estética de Marichalar. Inicialmente alquiló un chalecito en Fuente del Berro y con ayuda del Rey Juan Carlos, adquirió un piso en el barrio del Niño Jesús, donde reside. Sus hijos, sus actos institucionales, su trabajo como directora del área social en la fundación Mapfre, la equitación y un reducido círculo de amigos, como Carlos García Revenga, su antiguo secretario y su íntima Rita Allendesalazar, llenaban su vida, que salvo un corto revival con el jinete Luis Astolfi, no rehizo sentimentalmente. Sus escasos sobresaltos se los proporcionaban sus hijos, especialmente Froilán, travieso y poco dado a hincar codos, al que enviaron interno al SAFA de Sigüenza y posteriormente al Blue Ridge, de Virginia, donde terminó bachillerato. También Vic, que a diferencia de ahora, era una niña muy tranquila, estuvo tres años en un internado británico, el Mayeield St Leonard's.
Una existencia que trastocó el escándalo Noos en 2011, que llevaría al banquillo a la infanta Cristina y a prisión a Urdangarin, siendo uno de los detonantes de la abdicación del Rey Juan Carlos, en 2014. Con Don Felipe en el trono, Elena fue eliminada junto a su hermana de la familia real y de la agenda institucional. Algo que muchos monárquicos critican, por considerar que la duquesa de Lugo, cuya relación con la Reina Letizia es distante, representa impecablemente a la Corona. La infanta, muy unida su padre, se ha convertido hoy en una especie de lazarillo de Don Juan Carlos, a quien acompaña incluso a Sanxenxo, donde también compite en regatas de veleros 6m. Al emérito le preocupa su primogénita, porque la ve desamparada, incluso teme que cuando él desaparezca peligre su puesto en la fundación Mapfre.

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ché no se haga eco de sus atuendos fashion, sus amoríos, o sus escapadas a discotecas, pues ha tomado el testigo de Froilán. Una pesadilla para la Infanta, que su padre contempla con mayor tolerancia, pues es la "niña de sus ojos"


Por mucho lustre que Consuelito quiera darle a Marichalar, Consuelito NO ESTA AL DIA EN INFORMACION.
 
Muy buena campaña de marketing a favor de Elena para blanquearle la vida a ella y a su ex-marido. Omiten detalles que no conviene recordar. Y menudo personaje que además de vivir del erario público, apoya a la tauromaquia y se comporta como una cualquiera con la prensa cuando amanece con su luna en la cabeza.

En el programa de FJL de ayer le echaron flores a Elena con sus típicos comentarios adulones y se preguntan cómo le llama Sofía a Letizia en la intimidad (Señora?) y revelan que Sofía llamaba Tía Carmen a la mujer de Franco

 
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