La confesión del asesino en serie de Chipre permite localizar el cadáver de su quinta víctima

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La confesión del asesino en serie de Chipre permite localizar el cadáver de su quinta víctima
  • EL MUNDO| AGENCIAS
Lunes, 6 mayo 2019 - 20:40
En una carta de confesión el culpable se atribuye siete asesinatos. Hasta el momento solo se han recuperado cinco cadáveres

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Los equipos de búsqueda sacan la maleta del lago. EFE
Este domingo ha sido recuperada una maleta con los restos de la quinta de las siete víctimas del asesino en serie que conmociona Chipre. Durante casi tres años, el hombre asesinó a mujeres y niñas extranjeras sin que saltasen las alarmas.

Los buzos descubrieron el quinto cadáver en el lago Rojo de Chipre y, según algunos informes, se trataría de una niña. Está en avanzado estado de descomposición y ahora se procederá a la autopsia e identificación. En ese mismo lugar fue encontrado el cadáver otra mujer hace una semana, también dentro de una maleta.

CONFESIÓN
El supuesto asesino, Nicos Metaxas, un oficial del Ejército de 35 años, fue detenido el pasado abril. Aunque todavía no ha sido inculpado formalmente por estos homicidios, es sospechoso de haber asesinado a cinco mujeres a dos niñas, hijas de dos de sus víctimas adultas.

La Policía tiene en su poder dos confesiones escritas del detenido, con detalles de sus siete víctimas. Tres de ellas -dos mujeres y una niña de ocho años- estaban en las maletas que arrojó al lago Rojo. Hasta el momento se han recuperado dos. Ha declarado ante la policía que estrangulaba a sus víctimas mientras mantenía relaciones sexuales con ellas y que conoció a las mujeres a través del sitio de citas online Badoo.

Su detención preventiva fue prolongada este domingo por otros ocho días, según un corresponsal de la AFP. Metaxas compareció este domingo ante un tribunal en Nicosia después que presentaran una denuncia en su contra por violar a una menor.

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El domingo se celebró una vigilia con velas para conmemorar a las víctimas.
Además de los dos cuerpos del lago, también se han recuperado otros dos en una mina abandonada de Mitsero y otro de un pozo seco de un campo de tiro de Orounta.

Se cree que cuatro de las fallecidas eran de Filipinas, entre ellas una madre y su hija de seis años. También fueron asesinadas una mujer de Rumanía y su hija de ocho años y una nepalí.

TORMENTA POLÍTICA
El viernes el presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis, despidió al jefe de la Policía por fallos en la investigación de las mujeres desaparecidas. También ha dimitido el ministro de Justicia. Las autoridades chipriotas han sido acusadas de no haber investigado como debían las primeras desapariciones por negligencia y racismo.

La primera víctima identificada fue Marry Rose Tiburcio, de 38 años, quien desapareció con su hija de seis años, Sierra, enmayo de 2018. Su cuerpo fue encontrado atado en el pozo de una mina por unos turistas el pasado 14 de abril.

Este domingo se ha llevado a cabo una vigilia con velas en el área de la mina en memoria de las víctimas.Todavía faltan por localizar otros dos cuerpos.

https://www.elmundo.es/internacional/2019/05/06/5cd06e2dfc6c83e1088b456e.html
 
Las muertas que el asesino en serie esconde en las profundidades del Lago Rojo
Actualizado Jueves, 23 mayo 2019 - 16:12
Viajamos de la mano del gallego Alejandro Palmeiro a las profundidades del lago chipriota con aguas color sangre donde un asesino en serie arrojó los cuerpos de mujeres y niñas asesinadas.

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Un buzo preparado para sumergirse en el Lago Rojo, donde el asesino en serie ocultaba a sus víctimas bajo el agua. KATIA CHRISTODOULOU
Era de noche, como siempre, como todas las veces anteriores. Aunque estaba en una zona poco frecuentada de la isla de Chipre, lejos de las masas de turistas de la costa, nunca estaba de más tomar precauciones. El pequeño pueblo de Mitseros, de unos 700 habitantes no se encontraba demasiado lejos y el Lago Rojo, su destino, era frecuentado por visitantes durante las horas diurnas y no le apetecía tropezarse con miradas curiosas.

La carretera era amplia y de buen firme y llegó a la orilla del lago al cabo de un rato. Como había hecho otras muchas veces, aparcó su vehículo y esperó un rato hasta estar seguro de que no había nadie por las inmediaciones. Después se bajó y abrió el maletero. Miró su contenido, quizá rápidamente, quizá durante largos segundos (eso solo lo sabe él) y resoplando por el esfuerzo la arrastró hasta la pequeña barca. La maleta pesaba, porque en su interior, retorcida de forma antinatural, iba el cuerpo de su última víctima. Una mujer, como todas las anteriores. Inmigrante, sin familia, sin nadie que la echase de menos.

A cierta distancia de la orilla, como en las otras ocasiones, Nicos Metaxas, pues así se llama el hombre al que acompañamos, arroja la maleta por la borda. Las aguas de color sangre del Lago Rojo se cierran sobre ella, mientras baja hasta el fondo, que en ese punto tiene más de 20 metros de profundidad.

Metaxas se vuelve a su coche, satisfecho. No podemos saber qué es lo que piensa en ese momento, pero lo que es seguro es que todavía no sabe que está a punto de ser capturado por la policía chipriota y que una historia de un horror increíble, de una magnitud que pensábamos impensable para la vieja y civilizada Europa, está a punto de salir a la luz.

Porque Nicos Metaxas, de 35 años, es un monstruo, un asesino en serie que desde hace más de tres años ha dejado un reguero de mujeres violadas y asesinadas en la isla de Chipre sin que nadie haya movido un dedo.

Todo empezó a removerse en abril de este año. La noticia pasó desapercibida en España, sumergidos como estábamos en plena campaña electoral. La Policía chipriota había detenido a un hombre, Nicos Metaxas, militar del ejercito insular, como sospechoso de un intento de violación de una menor. Hasta ahí nada extraordinario. Horrible, pero relativamente común.

LA CONFESIÓN DEL MONSTRUO
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Nicos Metaxas, el asesino en serie que mató a mujeres y niñas y las lanzó al lago.
Para sorpresa de la Policía, Metaxas comenzó a hablar durante el interrogatorio. No solo confesó su culpabilidad en el intento de violación, sino que además aseguraba que había matado al menos a otras siete mujeres durante los últimos tres años, bajo las narices de las autoridades y sin que nadie se lo hubiese impedido. Quizás fuesen más, ya que no fue demasiado claro en el número total de víctimas.

Su modus operandi era aterrador. Normalmente daba con ellas a través de un portal de citas y se iba ganando su confianza. Cuando por fin quedaba con ellas, las citaba en su casa y entonces las violaba y estrangulaba. En al menos dos ocasiones -aunque pueden ser muchas más-, sabiendo que su víctima tenía hijas de corta edad, acudía a su domicilio con las llaves de la víctima y también asesinaba a sangre fría a las criaturas. O bien no quería dejar cabos sueltos o bien era incapaz de dominar a su monstruo interior cuando se desataba.

Las autoridades chipriotas se enfrentaban de golpe a un serio problema de credibilidad ante su opinión pública. Las denuncias sobre la inoperancia y pasividad de la Policía de Chipre se sucedían por parte de una población indignada al descubrir que durante años nadie hizo demasiado caso a las denuncias de desaparición de las víctimas que se habían ido presentando. Todas ellas eran mujeres jóvenes e inmigrantes, filipinas, rumanas e incluso una nepalí. Mujeres solas, o acompañadas únicamente por sus hijas, empleadas de hogar, limpiadoras de hotel o trabajadoras en los estratos más humildes. Cada vez que una de ellas desaparecía, según algunas voces, la Policía miraba para otro lado.

Y de repente todo les estallaba en las narices.

Enfrentados a la tormenta perfecta, el Ministerio del Interior de Chipre activó de inmediato todos los medios para resolver el caso del peor asesino en serie europeo de las últimas décadas. Y para ello era primordial encontrar los cadáveres.

El problema es que el Lago Rojo no es precisamente un lugar fácil para una operación de búsqueda. Este lago de origen artificial ocupa el espacio de una antigua mina de piritas a cielo abierto que cerró hace décadas. El paso de los años, las filtraciones del terreno y las lluvias lo fueron llenando hasta crear una amplia superficie de agua de intenso color rojo, de ahí su nombre. La enorme cantidad de elementos en suspensión, la oxidación de los minerales ferrosos del fondo y los elementos químicos abandonados al cerrar la mina transforman sus aguas en un denso cóctel de color sangriento, de cierta toxicidad y dónde no puede vivir nada. Y en medio de esa sopa espesa, sin visibilidad de ningún tipo, había que encontrar los cuerpos.

EL NAUTILUS DE ALEJANDRO
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Alejandro, celebrando su 44 cumpleaños en plena faena en el Lago Rojo.
Y es en este punto de la historia donde aparece Alejandro Palmeiro, un español de 44 años que, como un zahorí moderno y con ayuda de la tecnología más puntera, se encargaría de indicar dónde buscar esos cuerpos.

Alejandro trabaja para Nautilus Oceánica, una de tantas empresas españolas de alta tecnología que compiten de forma discreta y eficaz en el mercado internacional, en este caso en el sector de los equipos hidrográficos. Los buzos chipriotas, a través de su gobierno, pidieron un operador de sonar capaz de manejarse en un entorno tan complicado y por eso, a principios de este mes Alejandro llegó al Lago Rojo. Operando una ecosonda Multi A tenía en frente un reto difícil, pero no imposible.

Alejandro habla de forma pausada, precisa, meditando bien sus respuestas, cuando converso con él por teléfono. Aún está en Chipre, cerrando los últimos flecos de su operación. «Era una operación complicada» me cuenta. «La cobertura GPS de satélite es horrible, el agua tiene una visibilidad cero y marcar cada punto era difícil». Si Alejandro no indicaba a dónde ir, los buzos tendrían que ir arrastrándose a tientas, literalmente, por el fondo del lago.

Subido en una lancha, a 34 grados de temperatura, Alejandro peinó pacientemente el fondo del lago, tratando de distinguir el contorno de una maleta entre las docenas de piedras y rocas que siembran su lecho. «Tuve suerte» dice de forma modesta «el primer día marqué tres puntos y el primero de ellos resultó ser una de las maletas arrojadas al agua».

Alejandro no se cansa de recalcar que los buzos chipriotas son unos excelentes profesionales y que cada vez que los manda al fondo es como mandar un hombre a la Luna, conectados por un tubo de vida a la superficie y llevando un pesado equipo. Son jornadas de búsqueda maratonianas, de más de 12 horas y cuando llega al hotel me confiesa que sigue trabajando en su ordenador con los datos de la sonda hasta que no puede más y cae rendido.

Le pregunto el motivo de semejante dedicación. Me explica que todo el país está movilizado en la búsqueda, con una tensión social que recuerda, de forma inevitable, a la que se dio aquí cuando el pequeño Julen cayó por un estrecho pozo y encontró la muerte. La diferencia estriba en que en la búsqueda de Chipre nadie espera encontrar a nadie vivo. Todos saben que no hay esperanza para las víctimas y eso, me dice Alejandro, paradójicamente lo hace más fácil.

¿Qué es lo que les motiva, entonces?, insisto. Se lo piensa durante un breve momento . «Que las familias encuentren un poco de paz», responde por fin. «Se lo debemos».

Alejandro se ha vuelto esta semana a España. Su trabajo ya ha concluido. Ha dejado un siniestro mapa del tesoro dibujado sobre la superficie del Lago Rojo, indicando los puntos a los que los buzos descenderán durante las próximas semanas. También ha mapeado otro lago distinto, situado cerca de Nicosia, donde se sospecha que Metaxas puede haber arrojado más cadáveres.

La búsqueda continúa, pero el resultado es incierto. Nadie se atreve a dar una cifra sobre la duración de la misma, ni sobre la cantidad de cadáveres que puedan acabar apareciendo. La magnitud de los crímenes de este asesino en serie será directamente proporcional al daño en la confianza de los chipriotas con su Gobierno y de la capacidad de su Policía, bajo cuyas narices estuvo cazando este depredador durante tanto tiempo.

Ahora la pregunta que se hace todo el mundo es cuántas son las víctimas totales del Estrangulador de Chipre y si hay o ha habido más monstruos como él cazando en esa paradisíaca isla del Mediterráneo Oriental. Parte de las respuestas las guarda el Lago Rojo, todavía escondidas entre sus aguas de color sangre.

https://www.elmundo.es/cronica/2019/05/23/5cdebea6fc6c83a5648b464c.html
 
Hallan a la última víctima del feminicida chipriota, una niña de seis años

Y con esta ya son siete las víctimas que lleva el agresor

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Autoridades chipriotas transportan un cadáver hallado este martes en el lago Mitsero, en Nicosia (Chipre) (Katia Christodoulou / EFE)

EFE, NICOSIA
12/06/2019 16:58 Actualizado a 12/06/2019 19:20

La policía de Chipre recuperó este miércoles de un lago a las afueras de Nicosia el cadáver de una niña de seis años, la séptima víctima de un feminicida que confesó, tras su detención el pasado abril, haber asesinado a cinco mujeres y dos niñas entre 2016 y 2018.

Según confirmó a la prensa el director del departamento de bomberos, Marcos Trángolas, el cuerpo ha sido hallado en el lago Memi, en el pueblo de Mitsero, envuelto en una sábana y atado a un bloque de cemento, tal y como el presunto autor de estos crímenes, Nikos Metaxas, exmilitar de la Guardia Nacional, había indicado a las autoridades.

Metaxas señaló este lago como el lugar donde se deshizo de la niña, hija de la primera víctima hallada en un pozo cerca de dicho lago, una mujer de 30 años de origen filipino. Con el hallazgo del séptimo cadáver concluye hoy la operación de búsqueda de las mujeres que Metaxas confesó haber asesinado, y en los próximos días se enfrentará a la Justicia por los crímenes que se le imputan.

El cuerpo ha sido hallado en el lago Memi, en el pueblo de Mitsero, envuelto en una sábana y atado a un bloque de cemento

A partir de la detención de Metaxas a finales del pasado abril, la policía logró recuperar los cuerpos de las víctimas, todas de origen extranjero -rumanas, filipinas y nepalíes-, que trabajaban como empleadas domésticas en Chipre.

Todos los hallazgos realizados hasta hoy, con excepción del primero, que fue fortuito y desencadenó la investigación, se hicieron gracias a la confesión del presunto asesino: dos en un lago, dos en un pozo en una mina abandonada, uno en un pozo en un campo de tiro y, por último, el cuerpo de la niña hallado hoy en el lago Memi.

La niña es hija de la primera víctima, hallada en un pozo cerca de dicho lago

El caso de este presunto feminicida en serie es el primero de este tipo al que se enfrentan las autoridades y la sociedad chipriotas y por eso se han apoyado en la experiencia de especialistas de la policía británica.

Este caso ha provocado la conmoción de la sociedad chipriota así como numerosas reacciones políticas y acusaciones de negligencia a las autoridades, ya que algunos de las mujeres asesinadas habían sido declaradas desaparecidas años atrás sin que se hubiera iniciado una investigación.

Esto motivó a principios de mayo la dimisión del ministro de Justicia chipriota y la destitución del jefe de Policía. Los parientes de dos de las víctimas -la mujer rumana y su hija de ocho años- anunciaron el lunes su intención de iniciar acciones legales contra la República de Chipre y contra Metaxas.

https://www.lavanguardia.com/suceso...ontrada-ultima-victima-feminicida-chipre.html
 
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