La Cocina Italiana

Receta de Risotto con lengua y conserva de calabaza


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Ingredientes



Paso a paso
  • Conserva de calabaza
  • Pele y corte la calabaza en cubos pequeños y coloque en un colador con sal gruesa, durante 12 horas aproximadamente.
  • En una olla coloque el vinagre de alcohol a hervir, agregue la calabaza, deje hervir por 2 0 3 minutos y cuele.
  • Coloque en frascos de vidrio con granos de pimienta, perejil y cubra con aceite de oliva.
  • Se puede guardar hasta un año.
  • Risotto
  • En una olla con caldo de remolacha cocine la lengua hasta que este blanda, aproximadamente 40 minutos.
  • Deje enfriar en el líquido de cocción. Retire y corte en láminas finas.
  • En otra olla coloque 1 taza de conserva de calabaza con un poco de aceite.
  • Agregue el arroz y deje nacrar por unos minutos.
  • Añada el caldo de verduras caliente en forma progresiva.
  • Cocine el arroz por 15 a 18 minutos aproximadamente.
  • Pique la salvia y mezcle con la manteca a punto pomada.
  • Al momento de servir agregue la manteca de salvia, hojas de perejil, queso rallado, pimienta rosa en granos y sal.
  • Mezcle hasta emulsionar.
  • Tejas
  • En una placa para horno con una plancha de silicona coloque el queso rallado fino.
  • Lleve al horno precalentado a 100° hasta dorar.
  • Presentación
  • En un plato sirva el risotto, agregue la lengua y decore con la teja de pecorino.
https://elgourmet.com/receta/risotto-con-lengua-y-conserva-de-calabaza
 
Receta de Panettone farcito (Panettone relleno)



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Ingredientes


Paso a paso
  • Disuelva la levadura con un poco de agua tibia y deje reposar durante 10 minutos.
  • Ralle la cáscara de los limones.
  • En un bowl mezcle el azúcar con las yemas y la miel.
  • Agregue la levadura y mezcle bien.
  • Incorpore un poco de agua, el agua de azahar y continúe mezclando.
  • En un bowl grande disponga la harina, la manteca pomada, la ralladura de limón, los frutos secos, la sal y mezcle ligeramente.
  • Incorpore la mezcla anterior y mezcle agregando agua hasta unir los ingredientes.
  • Amase sobre la mesada durante 10 a 15 minutos hasta formar un bollo de masa lisa.
  • Cubra con un film y deje reposar hasta que duplique su volumen.
  • Disponga la masa dentro de moldes para pan dulce y deje levar nuevamente.
  • Realice un corte en cruz en la superficie de la masa, pincele con yema de huevo mezclada con agua y cocine en el horno precalentado a 170/190º C durante 40 a 50 minutos o hasta que la superficie se vea dorada.
  • Presentación
  • En una fuente sirva en panettone cortado en rodajas.
 
gnocchi alla sorrentina
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Ingredientes
  1. Patatas 500 g
  2. Semola rimacinata de trigo duro 80 g
  3. Harina de trigo normal 120 g + 200 g para la elaboración
  4. Huevo 1 pequeño
  5. Queso Parmiggiano (Parmesano) rallado
  6. Salsa de tomate italiana 750 ml
  7. Aceite de oliva virgen extra
  8. Sal
  9. Azúcar
  10. Orégano
  11. Albahaca
  12. Mozzarella fresca (de bola) 250 g
  13. Mozzarella rallada 100 g

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Instruciones
  1. Cortamos la mozzarella en cubitos y la ponemos en un escurridor para que pierda el liquido en exceso.
  2. Pon en un olla abundante agua y las patatas enteras con su piel y cocina hasta que queden tiernas. Cuando estén listas escúrrelas y aún calientes pélalas y pásalas por un pasapure dejando caer la patata en un bol. Deja enfriar completamente.
  3. Mientras preparara un tomate frito italiano (sugo di pomodoro), pon en una sartén 3 cucharadas de aceite v.e. y cuando esté caliente añade salsa de tomate italiano o tomate triturado, una cucharadita de azúcar, sal y orégano. Si el tomate es de buena calidad será muy espeso, así que añade 1 vaso de agua. Cuando empiece a hervir baja el fuego, añade unas hojas de albahaca y cocina durante 30 minutos.
  4. Añade a las patatas pasadas huevo, harina y 3 cucharadas de queso parmesano rallado. Mezcla bien con las manos hasta conseguir una masa uniforme que no sea pegajosa. Si es necesario añade más harina. Deja reposar la masa 20-30 minutos tapada con un trapo.
  5. Ahora hay que empezar a preparar los ñoquis, si quieres ver el paso a paso con las fotos pincha aquí.
  6. Enharina bien la superficie de trabajo y deja un montoncito de harina en una esquina, servirá para enharinar bien los ñoquis.
  7. Coge una porción de masa y extiendelo en forma de churro ayudándote con los palmos de la mano hasta tener un churro de 1,5 cm de grosor (el pulgar de una mano normal de hombre). Si es muy largo lo cortamos para que la masa resulte más fácil de manejar.
  8. Corta el churro cada 2 cm más o menos y repasa bien todos los ñoquis por harina. Si tienes el aparato raya ñoquis
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    utilízalo para que tus ñoquis sean aún más auténticos.
  9. Cuando tengas todos los ñoquis listos pon una olla amplia con abundante agua y un puñado de sal a hervir. Cuando el agua empiece a hervir con fuerza añade los ñoquis en tandas y remueve suavemente de abajo hacia arriba, no añadas la siguiente si antes no sacas la anterior. Verás que al principio los ñoquis se quedan en el fondo y luego empiezan a subir cada vez más. Una vez que estén en la superficie déjalos cocinar unos 15 segundos más, sácalos con una espumadera y ponlos en un colador (tardarán 1,5 - 2 minutos en estar listos, depende del tamaño).
  10. Pasa los ñoquis del colador a un bol, añade 3 cucharones de tomate frito italiano, 2/3 de la mozzarella y la mozzarella rallada, mezcla suavemente con una espatula para que no se rompan. Añade 50 g de queso parmesano rallado y vuelve a mezclar.
  11. Traslada los ñoquis en una fuente o en varias mini cocotte individuales, distribuye encima un poquito más de tomate frito italiano y la mozzarella que quedaba. Hornea en horno caliente a 200º C durante 20 minutos.
  12. Sirve los ñoquis recíen sacados del horno para apreciar mejor el efecto de la mozzarella caliente.

 
Receta de parpadelle con calabacín y atún, con la que disfrutaréis de un delicioso (y ligero) plato de pasta

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Seguro que a muchos de vosotros os pasa como a nosotros, que hay días en los que la pereza y la desgana nos pueden. Pero como aún no podemos vivir del aire, y además nos gusta demasiado entrar en la cocina, intentamos buscar recetas fáciles y sabrosas como estos parpadelle con calabacín y atún.

Nos encanta servir la pasta con mucho queso, pero como no todo el mundo coincide con nuestros gustos, puede incluso que lo odien a muerte, lo que hacemos es comprar un trozo de parmesano y ponerlo en un plato con el rallador, así cada uno puede servirse la cantidad deseada. ¿No os parece que el queso recién rallado sabe mejor?




Ingredientes
Para 4 personas

  • Parpadelle 320 g
  • Dientes de ajo 6
  • Calabacines 2
  • Atún en conserva 2 o 3 latas
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal
  • Pimienta negra molida
Cómo hacer parpadelle con calabacín y atún
Dificultad: Fácil

  • Tiempo total 40 m
  • Elaboración 40 m

Empezamos poniendo agua a hervir. Después, lavamos y despuntamos los calabacines. Con ayuda de una mandolina los cortamos a láminas lo más finas posibles. A nosotros nos gusta hacerlas a lo largo, pero si os resulta más fácil hacedlas a rodajitas finas.

Pelamos los ajos y los laminamos también. Escurrimos el atún y lo desmigamos con ayuda de un tenedor. Cuando el agua hierva, echamos los parpadelle y los dejamos hervir, a nosotros nos gustan "al dente", pero eso va a gustos.

En una cazuela ponemos un poco de aceite y freímos los ajos, removiendo contínuamente para que no se quemen. Añadimos los calabacines y les damos unas cuantas vueltas. Nos los hicimos demasiado porque nos gusta que queden crujientes. Por último, agregamos el atún desmigado. Salpimentamos y removemos.

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Escurrimos la pasta y la añadimos a la cazuela con el sofrito. Si es necesario rectificamos de sal. Removemos con cuidado para que no se rompan los parpadelle y servimos enseguida, acompañando el plato con queso recién rallado.

Con qué acompañar los parpadelles con calabacín y atún

El ajo es un ingrediente muy mediterráneo, y en esta receta de parpadelle con calabacín y atún es uno de los sabores predominantes, por eso os aconsejamos reducir la cantidad usada si no os gusta demasiado. Lo bueno que tiene este plato es que las cantidades de los ingredientes pueden variarse según nuestras preferencias. Obligatorio acompañarlos con mucho queso rallado.


 
Focaccia tradicional con patatas
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Focaccia tradicional con patatas, receta italiana típica del Salento.
La receta italiana de hoy es una focaccia tradicional, un plato que mi madre me prepara cada vez que voy a mi tierra. Es una receta típica de la zona de donde vengo, el Salento y allí se llama «pitta». Ya hemos hecho otras receta de mi tierra como la tarta pasticciotto.

Sin duda es uno de mis platos favoritos, está riquísima y es una receta económica y fácil de preparar. En mi casa, a no ser que sean recetas dulces, preparamos casi todo a ojo así que en esta ocasión he estado midiendo las cantidades para que tú también puedas preparar esta receta y para que te pueda salir igual de buena a la que siempre he comido en mi casa.

La focaccia tradicional con patatas es un plato muy versátil. Lo puedes servir en pequeñas porciones como aperitivo o para un buffet, también es ideal como segundo plato o plato único. Todo depende del tamaño de las raciones que hagas. Te recomiendo servirla recién hecha pero te aconsejo que primero se temple un poco, resultará más fácil sacar las porciones y podrás disfrutar mejor de su relleno de queso fundido.

Ingredientes de la pitta
Como ya he comentado la focaccia tradicional es una receta italiana del sur así que orégano, alcaparras y aceitunas negras son fundamentales para recordar los sabores de mi tierra. Te aconsejo usar mozzarella fresca de bola, que queda mucho más jugosa y acompañarla con otro queso más contundente, en mi caso un queso curado de oveja, scamorza o queso provolone. En el relleno me gusta la cebolla pero si a ti no te gusta mucho puedes poner menos, pongas la que pongas es muy importante que se cocine bien y quede bien tierna. También puedes poner en el relleno mortadela o jamón cocido, darán más sabor. Si buscas otras recetas italianas con patatas que queden muy ricas tienes que probar tambièn las croquetas de patatas y los ñoquis.

Para la masa
  1. Patatas 1 kg
  2. Huevo 1 tamaño L
  3. Queso parmesano rallado 70 g
  4. Sal
  5. Aceite de oliva virgen extra
Para el relleno
  1. Tomate triturado 200 ml
  2. Cebollas medianas 2
  3. Orégano
  4. Alcaparras 2 cucharadas
  5. Aceitunas negras
  6. Albahaca
  7. Mozzarella 1 bola
  8. Quedo de oveja curado 50 g
  9. Aceite de oliva
  10. Pan rallado normal o sin gluten 3-4 cucharadas (opcional)
Instruciones
  1. Cocer las patatas enteras y con su piel hasta que estén tiernas. Cuando estén listas las pelamos,las pasamos por un pasa puré y esperamos a que estén templadas o casi frías.
  2. Mientras vamos a preparar la salsa del relleno,cortamos la cebolla y la ponemos a pochar en una sartén a fuego suave con un abundante chorro de aceite durante unos 10 minutos, hasta que quede dorada y tierna. Añadimos el tomate triturado, cocinamos durante unos 5 minutos más y añadimos aceitunas, albahaca, abundante orégano y las alcaparras. Cocinamos un par de minutos más y quedará listo cuando se haya evaporado el agua.
Ahora preparamos la masa de la focaccia tradicional y añadimos a las patatas,el huevo, la sal y el parmesano rallado. Mezclamos bien.

Cogemos una fuente de horno, la untamos bien de aceite y vamos extendiendo la mitad de la masa. Encima ponemos el sofrito de cebolla, la mozzarella troceada y el queso en lonchas.

Ahora cubrimos con otra capa de patatas, esta vez cogemos la masa de poco en poco, la vamos aplastando con las manos y vamos montando la capa de arriba como un puzzle, sin aplastar. Cuando hayamos acabado, echamos un chorro de aceite encima de la focaccia y la masajeamos con la palma de la mano para uniformar la superficie. Luego ponemos pan rallado normal o sin gluten y removemos la fuente para que quede uniformemente distribuido.

Salsa del relleno con Thermomix
  1. Pon la cebolla en el vaso y tritura 3 seg. vel 5. Añade 40 g de aceite y programa 6 min., varoma o 120º C, vel. cuchara y giro a la izquierda, sin cubilete. Añade el tomate y cocina otros 10 min. 100º C, vel. cuchara y giro a la izquierda, sin cubilete.
Notas
  1. No olvides leer el post para no perderte las diferentes alternativas de esta receta.
  2. Los celiacos pueden usar pan rallado sin gluten para la superficie o pueden no echar nada.
 
El Grana Padano, cata de queso italiano

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En casa de mis amigos en Bérgamo, cerca de Milán, nunca faltaba un gran trozo de Grana Padano, uno de los quesos más apreciados en Italia tanto como aperitivo como en la cocina. Quizás menos famoso que su apreciado hermano el Parmigiano Reggiano, su historia se remonta a más de 1000 años de antigüedad y en estos momentos es ya el queso más vendido en el mundo, gracias sobre todo a una amplia zona de producción y a sus indudables cualidades.

Su historia se remonta al año 1135, fecha de la fundación de la abadía cisterciense de Chiaravalle, donde los monjes benedictinos comenzaron las obras de acondicionamiento de las zonas pantanosas de la baja Lombardía, creando las primeras granjas y criaderos de ganado vacuno de la época.


Pronto la gran producción de leche en torno a los monasterios impulsa la elaboración de cuajadas para su conservación. Esta cuajada, convertida en requesón, se maduraba en los conventos hasta conseguir un queso de pasta dura, el “caesus vetus”, que con el tiempo se denominaría “grana” por su textura granulosa.

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Las formas de producción artesanal, que producía quesos de verano o de invierno, de diferentes calidades, se han ido transformando a partir del siglo XIX con los procesos industriales. Se realiza con leche de vaca cruda, que se calienta en calderas de cobre a unos 31º, añadiendo luego el cuajo natural. La cuajada obtenida se cuece a más de 50º, sin parar de agitar. Una vez se para de agitar, la cuajada se deposita en el fondo del caldero, donde se deja unos 30-70 minutos a menor temperatura. Luego se pasa a los moldes, al salado en salmuera y la maduración, hecha en cámaras refrigeradas.

Cada quince días se procede al volteado de las piezas, aplicando un cepillado de la superficie para su limpieza, proceso que hoy en día se hace de forma automática, mediante un robot. Los grados de maduración permiten obtener varios tipos diferentes. El fresco, de unos 12 meses de maduración, se usa más en cocina y platos al horno. Entre 12 y 18 meses, de maduración media, tenemos un grana ideal para fundir y rellenos, con un sabor algo más intenso. Los quesos maduros (18-24 meses), y supermaduros (más de 24 meses) son más aptos para rallar o tomar en escamas, al ser más secos y duros.

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El Consorzio per la Tutela del formaggio Grana Padano se creo en 1954, agrupando a más de 200 productores y empresas de 5 regiones y 32 provincias del valle del Po, desde el Piemonte hasta el Veneto, incluyendo la provincia de Trento y parte de Emila-Romagna, área mucho más amplia y menos restrictiva que la del Parmiggiano. Por supuesto, posee Denominación de Origen Protegida, como la mayoría de los quesos italianos.

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Nos sorprende, en su cata, la textura granulosa, más marcada en ejemplares maduros. Para su degustación debemos dejarlo fuera del frigorífico durante una hora al menos, hasta que se oxigene y “sude” ligeramente, gracias a su contendido en grasas. Lo ideal es usar una pala especial de queso para sacar las escamas o “scaglia”, que es la mejor manera de saborear este queso.

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El sabor, intenso y algo picante característico, se acentúa según el grado de maduración. El color también se va acentuando, desde el amarillo claro hasta tonos más intensos. La corteza, oscura y endurecida por el contacto con el aire, lleva además la marca característica de la denominación de origen.

Un queso que tiene poco que envidiar a su hermano el Parmiggiano reggiano, pero a precios mucho más asequibles, y que tiene muchos usos en cocina. Pocos platos italianos prescinden del grana padano, tanto en risottos, pastas, sopas, o simplemente como aderezo de carpaccios y ensaladas, donde sus escamas se riegan con aceto balsámico. Pero como mejor se saborea es como aperitivo, en trozos o escamas, acompañado de un pan rústico y una buena copa de vino. El queso Grana Padano, todo un lujo.

 
Sorrento y el limoncello


Vico Equense - Iglesia de la Santísima Anunciada
Vico Equense - Iglesia de la Santísima Anunciada

Sorrento - Limones y limoncello
Sorrento - Limones y limoncello

Sorrento - Golfo
Sorrento - Golfo

Una franja de tierra que se extiende hacia Capri el Mediterráneo, al sur del golfo de Nápoles. Una sucesión de acantilados que se precipitan en el mar y de pequeñas bahías solitarias que se asoman a un mar azul lleno de belleza. Así es la costa sorrentina, una costa abrupta en la que destacan las terrazas naturales escalonadas hacia el mar en las que se cultivan naranjos, vides, olivos y sobre todo limones que, en primavera, desprenden un embriagador perfume de flores y con cuyos frutos se elabora el famoso limoncello.

Sorrento


El hombre se ha sentido siempre fascinado por este lugar, desde la Antigüedad: los griegos pensaban que este mar estaba habitado por sirenas (según la leyenda, la antigua Surrentum nace en un lugar sagrado de culto de estas criaturas); los romanos construyeron aquí espléndidas villas, calles, terrazas y baños termales, de los cuales hoy se pueden admirar los restos, especialmente en Sorrento. Habitada también en época medieval a pesar de las incursiones de sarracenos, en el siglo XIX, junto a la cercana costa amalfitana, la costa de Sorrento fue una de los destinos predilectos del Grand Tour.

Lo que hay que ver

Sant’Agnello
con sus maravillosas villas, Meta y su basílica de Santa María del Lauro, Sorrento con sus cítricos y su casco antiguo o Massa Lubrense, punto extremo de la península, son algunos de los lugares que se asoman a esta parte del Tirreno.

Un pequeño paraíso natural que sigue ofreciendo hoy como ayer uno de los panoramas más intensos de la región, gracias a una vegetación exuberante y un mar lleno de tonos de azul.
La ciudad más importante de la península es Sorrento, surgida en una llanura de toba volcánica que se asoma al mar.

El casco histórico, rodeado en parte por una muralla del siglo XVI, se presenta con calles que muestran el trazado del antiguo municipio romano. Hay que visitar el Sedile Dominova, antigua logia del siglo XV de los nobles de Sorrento y el Museo Correale. Son interesantes también la Catedral, con la fachada neogótica, la Basílica de San Antonio (siglo XVI) y la iglesia de San Francisco de Asís, con un pequeño claustro del siglo XIV. La belleza del lugar y el clima templado han hecho de la ciudad una de las más importantes metas turísticas de la región.

No hay que perderse el Vico Equense, con las necrópolis, el antiguo burgo de Equa y la espectacular iglesia de la Santísima Anunciada, en la cima del alto promontorio junto al mar.

Lo que hay que hacer

A los amantes de las compras se les aconseja dar una vuelta por el centro, entre palacios del siglo XVIII y tiendas que exponen los bellos trabajos de taracea típicos de la artesanía local.
Los aficionados a la naturaleza no querrán perderse una excursión a las cercanas zonas naturales de Bahía de Ieranto y de Punta Campanella.

El primer sábado de cada mes, en Piano di Sorrento tiene lugar el “Mercadillo de los recuerdos”. Una oportunidad para sumergirse en el pasado visitando los puestos que exponen objetos de antigüedades y curiosidades del pasado.

Lo que no hay que perderse: el limoncello

Entre las tradiciones que se pasan de generación en generación en estas tierras, destaca la antigua receta del limoncello, licor que se obtiene de la maceración de la cáscara de limón en alcohol y que hay que probar cuando se visita la península sorrentina.

En la actualidad se encuentra en toda Italia , produciéndose en las zonas donde abundan los cítricos, pero el auténtico limoncello sigue siendo el que se obtiene a partir de los limones de Sorrento, de toda la península sorrentina y de Capri. No se trata de un limón cualquiera, sino de un limón grande y oloroso cultivado de modo “biológico” y sin ayuda de abonos.

La graduación del limoncello es de 30-35˚ y el color es entre amarillo y verde pálido, dependiendo de la maduración de los limones; va servido muy frío al final de la comida. Tampoco hay que perderse el provolone del Monaco DOP (Denominación de Origen Protegida), la mozzarella de bufala campana DOP y muchos otros productos típicos de la zona.

 
Carpaccio

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El carpaccio es un entrante muy versátil en el sentido de que se puede elaborar con diferentes ingredientes, ya sea carnes o pescados. Se trata de otra comida típica italiana famosa a nivel internacional.


La regla básica para elaborar un plato de carpaccio es cortar la carne o el pescado en finas lonchas y acompañarlo de otros ingredientes como queso, rodajas de cebolla, unas hojas de albahaca y aceite de oliva. Cuando se emplea carne, la más usada es la ternera; en cambio, cuando hablamos de pescados, el salmón es muy recurrente.

 
Caponata siciliana

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Nos encanta descubrir nuevas recetas de guarniciones para acompañar nuestros platos, así que hoy os traemos un clásico italiano que creemos os va a encantar, caponata siciliana, una mezcla exquisita de hortalizas ideal para tomar con pan.

La que os traemos hoy aquí es la versión mas tradicional, en donde la berenjena es protagonista indiscutible, pero si os gusta darle un punto especial nada mejor que añadirle a estas cantidades que os proponemos unas anchoas, ¡sublime!

Ingredientes
Para 4 personas
  • Berenjena1
  • Aceite de oliva virgen extra120 ml
  • Apio2
  • Cebolla1
  • Pimiento amarillo0.5
  • Pimiento rojo0.5
  • Pimiento verde0.5
  • Tomate400 g
  • Vinagre , 2 cucharadas
  • Azúcar , 4 cucharaditas
  • Aceitunas125 g
  • Alcaparras , 3 cucharadas
Cómo hacer caponata siciliana
Dificultad: Fácil

Comenzaremos cortando en dados la berenjena con su piel y la pondremos con una cucharada de sal a drenar durante 1 hora encima de un papel de cocina o un colador. Cuando pase el tiempo la secamos con más papel y la reservamos. Picamos en trozos iguales el resto de las hortalizas.
En una cazuela ponemos un poco de aceite de oliva y lo calentamos salteando en el la berenjena durante seis minutos. La retiramos a una fuente, bajamos el fuego y añadimos un poco más de aceite, entonces salteamos los dados de apio con cuidado de que no se quemen, durante otros cinco minutos. Retiramos a la fuente de nuevo.
Añadimos otra cucharada de aceite y agregamos los pimientos con una pizca de sal y los cocinamos durante seis minutos, pasándolos de nuevo a la fuente con el resto de las hortalizas cocinadas.
Añadimos finalmente otra cucharada de aceite y salteamos la cebolla otros cinco minutos, aumentamos el fuego y echamos los tomates en dados, dejamos cocinar durante cinco minutos< y agregamos el vinagre, el azúcar y seguimos cocinando otros ocho minutos, añadiendo por último a la sartén todos los vegetales salteados junto con las aceitunas en trozos y las alcaparras.
Este sería el momento de añadirle unas anchoas si os apetece. Dejamos al fuego todo otros cinco minutos mas y retiramos para que enfríe totalmente, dejándolo en el frigorífico toda una noche para que se mezclen los sabores.

Con qué acompañar la caponata siciliana
La caponata siciliana se puede servir con rebanadas de pan de pueblo, pan de pita u otro soporte crujiente como tortas de maíz cortadas en triángulos y fritas, aunque yo también la empleo caliente para acompañar por ejemplo, una carne asada. Cuando la vayamos a utilizar dejar a temperatura ambiente un rato antes de colocarla en el pan. Se puede conservar en un recipiente hermético durante una semana en la nevera y así disfrutarla cuando nos apetezca.

 
Piadina

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La piadina (o piada) es un pan plano elaborado con harina de trigo de origen italiano, típico de las provincias de la Romaña en la Región Emilia-Romaña.

La piadina romañola es un producto gastronómico compuesto por una masa hojaldrada elaborada con harina de trigo, grasa de cerdo (o aceite de oliva), sal y agua, tradicionalmente cocido en un plato de terracota, llamado teglia, y hoy en día más comúnmente cocinada sobre placas de metal o sobre piedras refractarias llamadas testo.
Es, como diría Giovani Pascoli (poeta italiano del siglo XIX), «el pan, más bien, la comida nacional de los romañoles»: en realidad, lo era en primera medida para los más pobres.

La piadina romañola forma parte de la lista de Productos agroalimenticios tradicionales italianos de la región Emilia-Romaña.

Se suele marcar con las iniciales IGP su denominación: Piadina Tierra de Romaña y Piada Romañola de Rimini, la diferencia entre ellas son el espesor y las dimensiones.

Fuente: Wikipedia
 
Porchetta: el irresistible cerdo asado italiano

La porchetta hace furor entre los aficionados españoles a la cocina italiana, y no nos extraña porque es crujiente, tierna y untuosa a la vez. Descubre de dónde viene, cómo se hace y cómo se come.





Imagina un rollo gigante de cerdo asado aromatizado con ajo y hierbas, con el interior tierno y meloso, el exterior crujiente, y la cantidad justa de grasa. ¿Te entra hambre? Pues entonces tienes que probar la porchetta, un invento de la cocina del centro de Italia que está ganando popularidad a pasos agigantados en un país filoporcino por naturaleza como España.

Hace unos años pocos lo conocían, pero tras la fiebre del pulled pork, la porchetta parece ser la próxima maravilla cerduna que todo el mundo querrá comer en bocadillo. Porque así es como se toma tradicionalmente en Italia, cosa nada extraña teniendo en cuenta sus propiedades para triunfar en ese formato. ¿Cómo se inventó esta maravilla? ¿Cuál es la mejor manera de hacerla? ¿Con qué se puede acompañar? Las respuestas las tienen Ivan Danesi, elaborador de una porchetta fantástica en Barcelona, y Toni Pol, del bar especializado en bocadillos italianos Santo Porcello, y las tienes en el vídeo de arriba.

Nota de la Defesora del Cocinero. Puede sorprender –y sorprende– la propuesta de cocción lenta a 300º durante 5 horas, pero, consultando con el autor de la receta, este tiempo y temperatura responden a una cocción en un horno de porchetta, con sus particularidades, entre ellas la circulación de aire que permite que la carne no se queme aplicando esos parámetros. Para las personas comidistas que quieran cocinar la porchetta en casa, propongo una cocción de 3 horas a 160º y 1 hora a 200º vigilando la cocción durante la última hora.

 
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