La Carrera Espacial

¿Y si los soviéticos hubieran sido los primeros en pisar la Luna?

La serie ‘For All Mankind’ de Apple plantea esta cuestión
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A Joel Kinnaman lo hemos visto recientemente en Altered Carbon y Hanna. (Apple TV+)

REDACCIÓN, BARCELONA
04/06/2019 09:30 Actualizado a 04/06/2019 10:40

Cuando eres Ronald D. Moore, tienes asegurado que los responsables de ficción de las plataformas de contenidos te reciban en sus despachos para escucharte. Es lo que tiene haber creado un clásico contemporáneo de la ciencia ficción como Battlestar Galactica y tener en emisión un drama romántico-fantástico como Outlander. Y no resulta muy difícil imaginar cómo debía vender su próximo proyecto a Apple con una simple frase: “¿Y si los soviéticos hubieran sido los primeros en pisar la Luna?”.

Y es que For All Mankind plantea justamente esto: una realidad alternativa donde los soviéticos fueron los primeros en llegar a la Luna y, por lo tanto, en consolidar su posición de liderazgo en la carrera espacial. ¿Los Estados Unidos se hubieran quedado de brazos cruzados? No, posiblemente habrían decidido subir el listón y proponerse instalar una base en la Luna además de hacer planes para pisar Marte.


Protagonizada por Joel Kinnaman (The Killing), For All Mankind es uno de los principales proyectos con los que Apple quiere estrenar su plataforma de contenidos en el último trimestre de 2019. Con el nombre de Apple TV+ y grandes nombres atados a sus proyectos de ficción, parece que la carrera por la industria de los contenidos es la nueva carrera espacial.

https://www.lavanguardia.com/series...trailer-serie-for-all-mankind-luna-apple.html
 
Jugo de microalgas, ¿el tentempié para el viaje a Marte?
Los astronautas de la Estación Espacial Internacional han probado estos días las propiedades de un alga unicelular capaz de producir un potente antioxidante. Si se comporta como esperan, podría ser la bebida que les proteja de las radiaciones en un futuro.

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Jugo de microalgas, ¿el tentempié para el viaje a Marte? NASA
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PUBLICADO4.6.2019 - 9:55

No parece el refresco más apetecible de mundo, pero podría ser la bebida que consuman los astronautas en las futuras exploraciones espaciales. Este jugo verde que la NASA está probando en la Estación Espacial Internacional (ISS) está hecho de pequeñas algas unicelulares muy comunes en los ríos de la Tierra, Haematococcus pluvialis, cuya propiedad más valiosa es que responden al estrés produciendo un potente antioxidante. En concreto, las algas producen un carotenoide llamado astaxantina que protege al alga frente a las radiaciones y potencialmente podría ayudar a los astronautas en las agresivas condiciones del entorno espacial.

Los astronautas prueban la lechuga espacialLos astronautas prueban la lechuga espacial
El proyecto de Biosíntesis de Microalgas en Microgravedad (Microalgae) ha llegado a su punto culminante después de que los astronautasChristina H. Koch y Nick Haguehicieran un seguimiento de los cultivos de esta alga en la ISS durante 20 días y hayan enviado las muestras de vuelta a la Tierra. El equipo de Lyndsay Baker, que ha coordinado el experimento junto a alumnos de la universidad, observó que en condiciones terrestres el alga se orienta por medio de la gravedad y se preguntó su en las condiciones de la microgravedad de la estación espacial podrían inducir el estrés que el alga necesita para producir la astaxantina. Cuando se produce esta respuesta, el microorganismo cambia su color de verde a rojo, que es el tono con el que aparece en la piel de cangrejos de río, truchas y salmones.

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Las microalgas cambian de color con el estrés NASA
En experimentos anteriores, este carotenoide ha mostrado sus propiedades para proteger el sistema inmune, contra la inflamación, la diabetes, las enfermedades cardiacas e incluso el cáncer. Los autores del estudio creen que si el experimento en la ISS da buenos resultados, se podría diseñar una forma eficiente de producir estas algas en condiciones de microgravedad y utilizarlas en el futuro como bebida suplementaria de los astronautas en los viajes de larga duración, como una futura misión a Marte. Según la NASA, un suplemento fresco de astaxantina podría ser una bebida perfecta para prevenir los efectos de la radiación, los daños en los globos oculares debidos a la presión de los fluidos, los daños globales en el sistema cardiovascular y la pérdida de masa ósea producida por la microgravedad.

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El experimento de las microalgas en la ISS NASA
Más info: Microalgae Biosynthesis in Microgravity (NASA)
 
La NASA abre la Estación Espacial Internacional a los turistas
Los viajeros podrán volar a partir de 2020 tras pagar un billete de 50 millones de dólares
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La Estación Espacial Internacional está a 400 kilómeros de altura y viaja a unos 27.600 kilómetros por hora - NASA

SeguirGonzalo López Sánchez@GonzaloSyldavia
MADRID Actualizado:07/06/2019 20:57h
La NASA volverá a conquistar la Luna antes de mandar su misión a Marte

A partir del año que viene será posible irse de vacaciones al espacio, previo pago, eso sí, de un billete por el módico precio de 50 millones de dólares. La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA) anunció este viernes que permitirá la entrada de turistas en la Estación Espacial Internacional a partir de 2020. Si el flujo de billetes es adecuado, la agencia también permitirá rodar anuncios publicitarios.

La decisión fue comunicada en una rueda de prensa celebrada en Nueva York y marca un punto de inflexión en la política de la NASA, puesto que la explotación comercial de la estación se limitaba hasta ahora a los experimentos científicos. «La NASA abrirá la Estación Espacial Internacional a las oportunidades comerciales», dijo Jeff DeWitt, director financiero de la agencia.

Este cambio refleja la voluntad de la NASA de expandir sus actividades comerciales en varios frentes, y se produce después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pusiese el objetivo de mandar astronautas a la Luna en 2024 por medio de Artemisa, el programa que sucederá al histórico Apolo.

Un billete por 50 millones


Los turistas que quieran embarcar la estación espacial tendrán que pagar 50 millones de dólares por un asiento. Adicionalmente, la NASA cargará a los turistas una cantidad que rondará los 35.000 dólares por noche. A cambio, los viajeros obtendrán alimento, dormitorio y comunicaciones. «Pero no será como dormir en el Hilton», reconoció DeWitt. Pero las buenas vistas están garantizadas: la estación está a 400 kilómetros de altura y da una vuelta a la Tierra cada 90 minutos.

Además, la NASA cobrará a las compañías hasta 18.000 dólares por cada kilogramo que entre y salga de la estación y 17.500 por cada hora que pasen allí los astronautas. Las cifras palidecen al recordar que, hasta ahora, el laboratorio le ha costado a los contribuyentes estadounidenses alrededor de 100.000 millones de dólares.

Según explicó ayer Robyn Gatens, uno de los responsables de la estación orbital, se autorizarán hasta dos viajes privados por año, con una duración máxima de 30 días cada uno.

Dos compañías privadas, Boeing y SpaceX, serán las responsables de hacer posibles estos viajes. Ellas pondrán los cohetes y las cápsulas tripulables y, además, se asegurarán de que los tripulantes cumplen con los requisitos médicos de la NASA, así como con el entrenamiento y las certififaciones necesarias para ir al espacio.

Este es un paso más en el estrechamiento de lazos comerciales entre la agencia espacial y ambas compañias, que ya están llamadas a enviar astronautas a la estación espacial desde suelo estadounidense por primera vez en casi una década. Hasta ahora este cometido dependía de las lanzaderas rusas Soyuz. Además, la agencia también está colaborando con estas y otras compañías, como Lockheed Martin Corp o Blue Origin, para diseñar una futura estación espacial lunar.

Ayer, las autoridades reconocieron desconocer cuántos beneficios botendrán. No adelantaron si hay muchos viajeros interesados ni qué acogida tendrá esta iniciativa en el sector comercial: «No tenemos ni idea de qué tipo de creatividad y qué ideas de, literalmente, otro planeta, vendrán de la industria privada», dijo Bill Gerstenmaier, líder de la sección de exploración humana de la NASA.

Campaña publicitaria
«Es un movimiento inteligente en la política de la NASA, porque implica a un rango mayor de la industria y porque incrementa la visibilidad del espacio y de la estación espacial», dijo en The Washington Post Carissa Christensen, CEO de la consultora Bryce Space. «Sin embargo, es probable que los beneficios obtenidos por el turismo y los rodajes estén más relacionados con las relaciones públicas que con los retornos financieros».

La NASA necesita más dinero. Recientemente solicitó un aumento de presupuesto de 1.600 millones, pero se espera un incremento mucho mayor para cumplir con el objetivo de llegar a la Luna en 2024. Para Estados Unidos es estratégico hacerlo antes que China, cosa que se espera que ocurra en la década de los treinta.

El anuncio de ayer implica que los turistas volverán a la estación por primera vez desde de que Rusia finalizase estas misiones en 2010. Los rusos enviaron a siete turistas, previo pago de 20 a 40 millones de dólares.

https://www.abc.es/ciencia/abci-nas...ernacional-turistas-201906071729_noticia.html
 
Encuentran una antigua nave perdida en el espacio desde hace 50 años
La cápsula, llamada Snoopy y que llegó a ser tripulada por dos hombres, quedó en paradero desconocido en la órbita solar en 1969
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@abc_ciencia
Madrid Actualizado:13/06/2019 12:50h
La «profecía» del último hombre en pisar la Luna

En este mismo instante, una nave que un día estuvo tripulada se encuentra dando vueltas al Sol. Se trata de Snoopy, una de las dos cápsulas que formó parte del Apolo 10, la misión que sirvió de ensayo general antes del primer aterrizaje del hombre en la Luna. Junto con su compañera, Charlie Brown, debía escenificar el histórico momento, aunque sin el glorioso final que se produciría dos meses después.

Con todo todos los ojos puestos en los preparativos del Apolo 11, la tripulación del Apolo 10 -formada por el comandante, Thomas Stafford, junto a sus compañeros, los pilotos John Young y Eugene Cernan- pudo escoger el nombre de las dos naves que componían la misión: al módulo lunar lo llamaron Snoopy, y sería la sonda encargada de quedarse a pocos kilómetros de la superficie con dos astronautas dentro; al de control lo bautizaron como Charlie Brown, y supervisaría a la otra nave mientras se acercaba al satélite y serviría como transporte de regreso a la Tierra.

La tripulación escogió los personajes de la tira cómica de Peanuts porque, aparte de probar los instrumentos que luego Armstrong, Aldrin y Collins llevarían en la misión definitiva, su objetivo sería «husmear» la superficie lunar y, sobre todo, supervisar la zona de aterrizaje. A pesar de que el responsable de comunicación de la NASA puso el grito en el cielo por lo que entendía era un nombre poco serio,el 18 de mayo de 1969 las cápsulas Snoopy y Charlie Brown pusieron rumbo al espacio.
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Y Snoopy acabó dando vueltas al Sol
Snoopy estaba preparado para acercar a Stafford y Cernan a tan solo 15 kilómetros de la superficie de nuestro satélite. Después, volvería al lugar donde estaba Charlie -el módulo de control-, se acoplaría a él y los astronautas regresarían a la sonda de regreso a la Tierra. En principio, Snoopy se quedaría como otras tantas naves en misión a la Luna: orbitando alrededor del satélite. Pero las perturbaciones gravitatorias de los mascones y de la Tierra provocaron que terminase en una órbita solar desconocida. Desde entonces, muchos aficionados se han afanado en encontrarla sin resultados. Hasta ahora.

Desde 2011, el astrónomo aficionado y miembro de la Royal Astronomical Society Nick Howes lleva buscando a Snoopy por el espacio. Ocho años después ha anunciado durante el Festival de Ciencia de Cheltenham (Reino Unido) que se encuentra un «98% convencido» de que la ha encontrado, según recoge Sciencealert. La búsqueda, en la que se han enfrascado astrónomos, voluntarios y estudiantes -y en la que colabora la propia NASA-, se ha llevado a cabo a través de varios terabytes de información recogida a lo largo de todo lo que lleva a la deriva la cápsula. Howes asegura que se ha descartado que sea una roca.

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La nave Snoopy de cerca - NASA
Acercarse para cerciorarse
Sin embargo, y a pesar del alto grado de fiabilidad que otorgan a su hallazgo, Howes y sus colegas no pueden decir con certeza si el objeto que han identificado es realmente la cápsula perdida de la NASA. «Hasta que alguien se acerque mucho a él y obtenga un perfil de radar detallado, no podemos estar seguros», explicó Howes a los asistentes asistentes al festival. «Tenemos que esperar algunos años para que vuelva, pero una vez que lo haga, la idea es obtener una imagen muy detallada. Sería un logro realmente fantástico para la ciencia».

Los astrónomos ya han calculado la próxima vez que Snoopy se acercará a nosotros, lo que sucederá dentro de unos 18 años. Y Howe tiene algunas ideas, como subir con una nave de SpaceX y provocar su descenso directamente hacia la Tierra. «Como Eugene Cernan, miembro de la tripulación del Apolo 10 -y último hombre en pisar la Luna-, me dijo: 'Hijo, si encuentras eso y lo derribas, ¿te imaginas las colas en el Smithsonian?'», comentó en tono gracioso en su charla. Sin embargo, el astrónomo ha reconocido a través de su cuenta de Twitter que no sería una empresa fácil y costaría demasiado dinero para compensar su valor científico. Quién sabe cuánto tiempo más estará Snoopy dando vueltas alrededor del Sol.

Original con material audiovisual:
https://www.abc.es/ciencia/abci-enc...-desde-hace-50-anos-201906131250_noticia.html
 
¿Cuál de estas doce mujeres será la primera en pisar la Luna?
La NASA tendrá que elegir entre sus astronautas en activo, que tienen entre 40 y 53 años, y formación militar, científica o médica, además de experiencia en vuelos espaciales
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Actualizado:17/06/2019 20:49h

Siete curiosidades que debes saber si quieres ser el próximo astronauta de la NASA

La NASA ya ha anunciado que la misión del programa Artemisa -el sucesor del exitoso programa Apolo-, que se lanzará en 2024 con destino a la Luna, llevará a la primera mujer astronauta en pisar nuestro satélite. Y la estación espacial europea cuenta con doce mujeres en sus listas: astronautas que tienen entre 40 y 54 años y carreras brillantes como expilotos militares, médicas o científicas.

Sin embargo, predecir quién será la elegida para emular a Neil Armstrong no es fácil. De hecho, en los tiempos de Armstrong, la NASA no contempló la posibilidad de tener mujeres astronautas, a pesar de que la Unión Soviética ya había mandado a la primera fémina al espacio en 1963 -la cosmonauta Valentina Tereshkova, que orbitó la Tierra 48 veces-. La sociedad estadounidense tuvo que esperar hasta 1983 -once años después de que el último de los doce hombres que volaron al satélite la pisase- para poder ver en un vuelo espacial el nombre de la astronauta Sally Ride, que abriría camino al resto de las astronautas.

La experiencia es un grado
Ahora mismo, la NASA cuenta con doce mujeres en activo entre las que probablemente esté la primera en plantar su pie sobre nuestra vecina. Las quinielas ya han empezado, y algunos expertos han comenzado a dar su opinión.

«No me opondría a enviar a una novata, pero hay suficientes astronautas que ya han volado, que ya saben cómo reaccionan en el espacio», afirma para la agencia AFP Eileen Collins, una astronauta retirada que pilotó el transbordador espacial en las décadas de 1990 y 2000. En la misma línea se sitúa Ken Bowersox, un alto funcionario de la NASA: «Sería mejor enviar a personas que hayan realizado al menos un vuelo».

Las cuatro mujeres de la vigésimo primera promoción, admitidas en 2013, representarían un buen equilibrio entre la juventud y la experiencia. Con 40 o 41 años, ya habrán realizado su primera estancia en el espacio para 2020. Entre ellas está Anne McClain. Antigua piloto de helicóptero del Ejército, se encuentra en la Estación Espacial Internacional (EEI) hasta finales de junio. De mirada segura, lenguaje claro y ligera sonrisa, muestra esa tranquila fortaleza de carácter que caracteriza a los astronautas de la NASA.

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Anne McClain, un ex piloto de helicóptero del ejército, estará en la Estación Espacial Internacional (ISS) hasta finales de junio - NASA
Mientras, en el laboratorio en órbita de la EEI también flota Christina Koch, ingeniera y apasionada de la escalada. Esta astronauta romperá el récord de permanencia femenina más larga en el espacio, once meses.

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Christina Koch está en la Estación Espacial Internacional junto con Anne McClain - NASA
Ambas casi protagonizan la primera caminata espacial íntegramente femenina, pero al final McClain tuvo que cederle el espacio a su compañero Nick Hague. «Christina Koch y Anne McClain son mis dos favoritas», afirma Janet Ivey, presentadora de un programa espacial para niños e integrante de la junta directiva de la National Space Society.

Pero sus dos compañeras de promoción, la bióloga marina especializada en pingüinos y gansos Jessica Meir, y la expiloto de caza F/A 18 Nicole Mann, quien combatió en las guerras en Irak y Afganistán, también están entre las posibles candidatas. Las dos se encuentran ahora mismo en pleno entrenamiento para ir a la EEI.

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Jessica Meir, astronauta de la promoción de 2013 - NASA
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Nicole Mann, otra de las candidatas a andar por la Luna - NASA
Requisitos para ir a la Luna
Al contrario de lo que pueda parecer, la edad no es lo más importante para los astronautas. Por ejemplo, el mítico John Glenn voló hasta los 77 años. Por eso, en teoría la veterana Sunita Williams, quien ha pilotado cerca de 30 aeronaves y cumplirá 58 años en 2024, no se encuentra fuera de los pronósticos. «La NASA siempre ha apreciado las cualidades de liderazgo de los pilotos de prueba», afirma a AFP Kent Rominger, jefe de la Oficina de Astronautas desde 2002 hasta 2006.

Tampoco quedan fuera Serena Aunon-Chancellor y Kate Rubins, astronautas que han volado recientemente. Pero tampoco se pueden descartar del todo a las otras mujeres, que aunque no hayan pilotado desde 2010 siguen en activo.

Por otro lado, en la promoción de 2017 hay otras cinco astronautas, aunque su preparación aún no ha terminado. ¿Esto les excluye? la respuesta es que no, pero el tiempo juega en su contra, más aún si pensamos que la NASA respeta el orden de antigüedad, según destaca Michael López-Alegria, exastronauta que trabajó 20 años en la agencia.

Lo único que se sabe hasta ahora es que la primera misión del programa Artemisa contará con cuatro miembros, dos de los cuales descenderán por primera después de cuatro décadas a la superficie de la Luna. ¿Quizá se trate de dos mujeres?

https://www.abc.es/ciencia/abci-cua...-primera-pisar-luna-201906172049_noticia.html
 
Mira que me encanta el tema del espacio, pero jamás me subiría a una nave, me daría muchísimo miedo e impresión. A veces lo pienso y tiene que ser un shock ver la Tierra desde el espacio, es algo para lo que la naturaleza no nos ha preparado. Además que dependes totalmente de los de abajo, como haya un ataque terrorista o algo estás jodido. Admiro todos estos valientes que suben a la estación espacial, de verdad y aún más los que irán a la luna.
PD: quizás lo haría antes de palmarla, pero ahora sin duda no jajaja
 
La NASA quiere construir una inmensa nave para buscar planetas gemelos de la Tierra
Un informe de la agencia considera posible crear un coronógrafo, una inmensa flor, y alinearlo con un telescopio. Esto permitiría obtener la primera imagen directa de un gemelo de la Tierra
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SeguirGonzalo López Sánchez@GonzaloSyldavia
MADRID
Actualizado:18/06/2019 21:28h
Todo a punto para Cheops, la exploradora de exoplanetas liderada por España

Los cada vez más potentes telescopios terrestres y la última generación de satélites cazadores de exoplanetas nos han permitido encontrar unos 4.000 candidatos a mundos en estrellas cercanas. Gracias a este sondeo inicial, que hemos hecho en apenas dos décadas, ahora sabemos que la mitad de las estrellas de la Vía Láctea albergan miles de millones de planetas desconocidos. ¿Cómo serán? ¿Albergarán vida? De momento sabemos que hay planetas de todo tipo, e incluso algunos que no están presentes en nuestro familiar Sistema Solar, como supertierras, mundos rocosos mayores que nuestro planeta, minineptunos, pequeños planetas gaseosos, o júpiteres calientes, cuyo nombre es bastante descriptivo.

Estudiar esta «fauna» planetaria nos permite entender la evolución y la vida de los sistemas solares. Pero lo que más nos interesa, quizás, esbuscar gemelos de la Tierra: exoplanetas con una masa y un radio similar al de nuestro planeta que orbiten en estrellas de tipo solar, a una distancia considerable (de forma que tarden años, terrestres, en completar una vuelta completa). Nuestros limitados conocimientos nos dicen que solo así puede aparecer una atmósfera y una estabilidad compatibles con la vida similar a la que conocemos, aunque lo cierto es que podría haber otras opciones (como seres vivos que viviesen bajo la superficie u otros que tuvieran una naturaleza totalmente exótica).

Ahora mismo, la misión TESS, de la NASA está cazando exoplanetas de años cortos en estrellas brillantes. Y próximamente las agencias espaciales lanzarán importantes misiones para analizar y cazar exoplanetas. Por ejemplo, CHEOPS refinará las mediciones del tamaño de cientos de mundos para estimar su composición. El esperado e importantísimo telescopio James Webb se dedicará a multitud de tareas, pero podrá incluso analizar la atmósfera de algún exoplaneta, cosa fundamental para entender cómo son y si podrían albergar vida o agua líquida en superficie.

Pero lo cierto es que todas estas misiones permitirán estudiar mucho mejor los mundos que están en estrellas enanas cercanas, y que solo tardan días en orbitarlas (lo que quiere decir que están realmente a tiro de piedra de su estrella). Esto implica que cualquier «bombazo» que liberen estas estrellas puede arrasar la atmósfera o la vida de la superficie de cualquier mundo, sobre todo cuando estas estrellas se caracterizan por hacerlo con mucha frecuencia. Por suerte nuestro bendito Sol es mucho más tranquilo.

Tierras en otros soles
Así que para poder observar planetas como la Tierra, en tamaño y composición, en estrellas de tipo solar, habrá que esperar décadas. En primer lugar hasta la misión PLATO, que podrá catalogarlos. Pero si queremos analizar sus atmósferas habrá que esperar aún más. Hace falta un instrumento que sea capaz de amortiguar la potente luz de las estrellas para buscar el tenue brillo de los planetas. ¿Se imagina cómo sería intentar echar una foto a la Tierra, desde una estrella vecina, teniendo al Sol al lado de nuestro planeta? Algo así como tratar de ver algo en la oscuridad estando deslumbrado por los faros de un coche pero a escala estelar.

Para lograrlo haría falta hacer visera, desde luego. Esta es la idea del «starshade» o coronógrafo, un concepto al que los científicos llevan ya décadas dándole vueltas. El plan es lanzar un telescopio para analizar atmósferas y poner delante de él, a una distancia de decenas de miles de kilómetros, un enorme disco con forma de flor que sea capaz de tapar la luz de las estrellas pero que deje pasar la luz de los exoplanetas. Esto emula el funcionamiento de los coronógrafos que se instalan en los telescopios, pero a una escala mucho mayor.

Esta tecnología permitiría obtener una imagen directa de un mundo vecino similar a la Tierra, es decir, una auténtica foto... ¿Podríamos ver a los hombrecillos verdes? ¿Veríamos de qué color son los otros mundos, o si sus atmósferas tienen nubes?

Según un reciente informe de la NASA, este concepto es extremadamente caro y complejo tecnológicamente, pero aun así realizable. Al menos en teoría.

Alinearse con un posavasos a 100 kilómetros
El inconveniente fundamental es que hay que lograr que dos naves espaciales se alineen con una precisión de un metro a una distancia enorme: imagine dos minúsculas naves separadas por una distancia de más de tres diámetros terrestres.

«Las distancias de las que estamos hablando para la tecnología del coronógrafo son muy difíciles de imaginar», ha dicho en uncomunicado Michael Bottom, del Jet Propulsion Laboratory (JPL), en Pasadena, California. «Si el coronógrafo tuviera el tamaño de un posavasos, el telescopio tendría el tamaño de la goma de un lápiz. Ambos estarían a una distancia de 100 kilómetros», ha añadido.

Sin embargo, la dificultad es todavía mayor: «Ahora imagina que esos objetos están flotando libremente en el espacio. Ambos experimentan pequeños tirones y empujes de la gravedad y de otras fuerzas –por ejemplo como resultado de los cambios de temperatura sobre sus superficies– y en esa distancia tenemos que matenerlos alineados con una precisión de dos milímetros».

¿Para qué queremos ver otros mundos?
Hasta ahora, la mayoría de los exoplanetas descubiertos se han localizado de forma indirecta, normalmente por medio de dos métodos: el de la velocidad radial (que mide el cabeceo de las estrellas causado por el tirón de sus planetas) y el de los tránsitos (que mide la luz estelar cuando los planetas provocan minúsculos eclipses). Uno permite estimar la masa de los objetos y el otro estimar su tamaño. Conocer ambas cosas nos permitiría saber algo sobre la composición de los mundos, pero solo tenemos esa información para el diez por ciento de los exoplanetas catalogados.

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Método de la velocidad radial. Se mide el cabeceo de las estrellas a causa de la presencia de exoplanetas - ESO
En este caso, el coronógrafo permitiría tomar una imagen directa de los exoplanetas, lo que permitiría analizar el color y la composición de las atmósferas o incluso averiguar cosas sobre sus superficies (quizás incluso si son de color verde a causa de la cobertura vegetal). Por eso, esto permitiría, por vez primera, buscar huellas de vida en planetas gemelos de la Tierra en estrellas como el Sol.

Aunque la idea de los coronógrafos espaciales se remonta a los sesenta, es ahora cuando un equipo, conocido como S5, está trabajando en este concepto y en los saltos tecnológicos que serían necesarios. Según un último informe, una misión como esta debería ser realizable.

El concepto manejado en la teoría es el de usar un coronógrafo de 26 metros de diámetro situado a una distancia de 20.000 a 40.000 kilómetros de un telescopio similar al WFIRST, que la NASA lanzará a mediados de la próxima década para cazar exoplanetas (entre otras cosas) y que tiene un espejo de 2,4 metros. En este caso, la máquina sería capaz de obtener imágenes directas de exoplanetas gigantescos, tipo Neptuno o Júpiter.

Para ello, sería necesario desarrollar un programa capaz de detectar y corregir desajustes de alineamiento entre el telescopio y el coronógrafo. Otro problema muy serio sería mantener ese alineamiento. Los investigadores ya han desarrollado algoritmos para mover el coronógrafo y mantenerlo razonablemente alineado con el telescopio durante unos cuantos días, aunque para ello haría falta desarrollar sensores y propulsores automáticos.

Para que todo esto despegue del papel, será necesario que la NASA apruebe una misión para demostrar esta tecnología, previsiblemente aprovechando la misión WFIRST, lanzada la próxima década. Todo el trabajo que se haga hoy y en los próximos años determinará si durante esta generación podremos ver la primera imagen directa de un gemelo de la Tierra.
https://www.abc.es/ciencia/abci-nas...etas-gemelos-tierra-201906182123_noticia.html
 
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